Edición 2012 - Número 255
Javier Armentia Fructuoso
(Artículo publicado originalmente en la bitácora Por la boca muere el pez).
Seamos ingenuos y achaquemos al entontecimiento general el que las Universidades de aquí y de allá estén acogiendo con tanta alegría cursos pagados por laboratorios homeopáticos para diseminar, popularizar y enredar con eso de la homeopatía. Seamos ingenuos y pensemos que no hay realmente ningún interés más allá del que unos pobrecitos luchadores por la salud entendida como cariño y cuidado del enfermo ponen para dar a conocer su centenaria práctica contra el poder oficial, la medicina oficial y la poderosa farmaindustria, que conspira para enfermarnos y, luego, curarnos a base de vender carísimos productos, terapias y demás, y a mantener un estado de cosas en el que todos dependemos de esa enorme maquinaria... Ellos, los homeópatas, con sus gotitas, pildoritas y tratamientos tan tan suaves, solo quieren nuestro bien. Y la Universidad parece oirles, como les oyeron los colegios farmacéuticos y médicos...
Nada, si los que empezamos a ver claramente la jugada de los laboratorios que se forran vendiendo homeopatía hace años, y comenzamos a denunciarla porque pretendían comprar respetabilidad académica y sustento institucional no a base de pruebas científicas, estudios serios replicados independientemente y publicando en revistas con sistema de revisión por pares, es que somos unos malpensados. ¿A que sí?
Claro que si, y las mariposas maman y los niños nacen de una col y luego vienen de París montados en cigüeña. Y los mercados solo buscan nuestro progreso social y económico.
Pero lo cierto es que aparecen cátedras y cursos de adoctrinamiento y promoción homeopática día sí y día también. El último uno en la Universidad de La Laguna, con parabienes de alumnos y de la facultad de Farmacia. Acojonante. En La lista de la vergüenza y en el Diario de Avisos se han hecho eco de la protesta del Aula Cultural de Divulgación Científica de esa misma universidad, con la que colaboro frecuentemente y que organiza, paradójicamente, los Cursos sobre Ciencia y Pseudociencias en los que llevamos, entre otras cosas, 10 años denunciando el timo homeopático.
Hay que protestar porque además de todo a Boiron y demás les está saliendo barato inundar las universidades. Y el prestigio de las mismas, que queda por el suelo, no se recuperará con esos magros óbolos.
Pero eso son minucias, cabe pensar. Qué triste, y qué vergüenza. Una vez más, tantas veces...