El Escéptico Digital - Edición 2013 - Número 262
Elisenda Font Amigos: Yo tengo 70 años y cuando nací mi padre era peón en una fábrica metalúrgica ==> Fui alumna de enseñanza pública tanto en la primaria como en el bachillerato. Pero mi padre era un hombre muy inteligente al cual pusieron a trabajar con 10 años, y ya de mayor (no mucho, solo mayor de edad) se aficionó a jugar ajedrez, y llegó a ser de 1ª categoría nacional. Pertenecía a su club el secretario administrativo de una escuela de grado medio de economia, y como mi padre presumía de las excelentes notas que obtenía su hija en la primaria, este caballero le aconsejó que me enviara a estudiar bachillerato en un Instituto público, donde, con mis buenas notas y su bajo sueldo podría conseguir una pequeña beca, suficiente para pagar los gastos en libros y cuadernos. En aquella época el bachillerato empezaba a los 10 años, y allí me fui, al Instituto Nacional de Enseñanza Media Maragall de Barcelona, y obtuve la beca.
En 3º, 4º y 5º tuvimos la misma profesora de Física-Química, que cada año me calificó de 10. Todas sabíamos que era PNN y que fuera del Instituto daba clases particulares y un día, a pricipios de 6º, le pedí una entrevista privada: en ella le dije que, con toda seguridad, a veces le ofrecían clases de nivel tan elemental que ella las rechazaba porque podría cobrar muy poco, y si consideraba que yo podía dar bien esta clase me la pasara, porque mi familia era muy pobre, y por poco que fuera el dinero sería muy bien recibido. Ella aceptó, y durante años conocí todos los pisos de la Avda. Diagonal con 2 sirvientas (y a veces además cocinera) y un niñ@, alumno de escuela religiosa, que podía ser
a) tonto
b) holgazán
c) las dos cosas a la vez
pero yo les obligaba a estudiar, repetía 20 veces la misma explicación, y el niñ@ aprobaba las Matemáticas y la Física-Quimica y la Biología-Geología, y además las otras materias porque habían aprendido la importancia de prestar atención en clase. Y llegó un momento que las familias una me recomendaban a otra, y a medida que subía mi nivel académico también subió el nivel de las clases que podía impartir, y ya en la Universidad, estudiante de 4ºcurso de la Licenciatura de Matemáticas, por primera vez di clase a un grupo de 23 estudiantes de la escuela de ingenieros de Tarrasa. En la clase de la Universidad eran más de 70, de los cuales el profesor aprobó a 25, de los cuales 17 eran alumnos míos. El curso siguiente, la academia tuvo que organizar dos grupos para no masificar la clase.
Ya licenciada en matemáticas pasé a ser PNN en la E.T.S. de Arquitectura de Barcelona, a las órdenes de Don Pedro Pi Calleja.
Cuando el Dr. Pi Calleja estaba muy próximo a su jubilación, apareció en el B.O.E. la convocatoria de 90 plazas, repartidas por toda España, para ser Catedrático de Bachillerato. Yo las firmé y al llegar al primer examen (eran 5 en total), descubrí que el número de opositores era de 720, y que cada examen era eliminatorio. Llegamos al final 63, yo con un humilde número 43. Mi destino (por elección mia): Martorell.
Ya ejerciendo mis alumnos me temían porque cuando alguien se distraía yo decía: "X: A la hora del patio quiero verte en la sala de profesores". Y duante aquella 1/2 h le repetía lo que no se había enterado por distracción, y ambos nos quedabamos sin la 1/2 h de descanso.
En compensación recibí la visita de un economista, un par de ingenieros y un arquitecto diciéndome que venían a darme las gracias por la excelente preparación matemática, lo cual les había permitido hacer la carrera sin problemas. Y creo que no recibí más porque cambié varias veces de Instituto y no sabían donde encontrarme.
¿Cambios de planes de estudio?.¿Que os parece hacer oposiciones a Catedrátio de Bachillerato y que luego pongan ESO en los Institutos? Eso fue un cambio tal como pasar del día a la noche.
Sigo trabajando gratuitamente en el servicio de consultas de "El Paraíso de las Matemáticas". Es un placer ayudar a los que quieren aprender.
Saludos cordiales... y perdonad el rollo
Amigos:
Tengo 70 años+1mes+12dias. Solicito el título puramente honorífico de escéptica veterana: tengo 3 hijos, de 46, 44 y 30 años, ninguno de ellos remojado en una pila bautismal. En su momento esto me produjo tantas guerras como satisfacciones, pero hice las guerras a gusto aunque me costaran dinero: mis hijos fueron alumnos de escuela extranjera, donde la enseñanza de la religión católica era voluntaria, y naturalmente no fueron a estas clases de superstición religiosa. Mis dos maridos lo aceptaron (del primero, y padre de mis 2 hijos de más edad me divorcié, pero no por este motivo): mejor no enfrentase con una
mujer decidida. Mis dos únicos nietos tampoco han sido remojados.
Creo que lo merezco.
Saludos cordiales y bromistas