El Escéptico Digital - Edición 2013 - Número 272
Andrés Carmona Campo
El pasado 30 de diciembre, en su especial de pre-nochevieja del canal Neox, Uri Geller fue uno de los invitados del programa presentado por Alaska y Mario Vaquerizo (1). Previamente, en el programa del mismo grupo Atresmedia, El Hormiguero (en Antena 3), también aparecía el día 12 de diciembre (2). En ambos programas, Uri Geller no hizo nada que no lleve haciendo durante más de 40 años: sus típicos juegos de magia de doblar cucharas y duplicar dibujos. La expectación fue mayor, sin embargo, por el reto anunciado de parar con la mente el reloj de la Puerta del Sol el día 31 de diciembre. Reto que, finalmente, no sucedió.
¿Qué pasó exactamente? Pues, simplemente, mala magia. El problema de Geller es el mismo que tiene desde que empezó a hacerse popular: su afirmación contundente de que lo que hace no es ilusionismo sino auténtico poder mental. Eso es lo que le ha hecho mundialmente famoso y el objeto de la polémica. Si Geller hiciera sus juegos de manos como los demás magos, no pasaría nada. Lo grave está en que sus afirmaciones sobre sus poderes mentales no son una mera parte del espectáculo, la charla necesaria para crear la atmósfera mágica que dicen los magos, sino que él va más allá. Muchos magos crean un personaje para dramatizar sus espectáculos, o historias ficticias para ambientar sus juegos. Dai Vernon daba vida a sus famosos “Ases del manco” (3) contando una historia sobre tahúres y apuestas y de cómo un jugador pierde una mano por querer ser listo de más. Pepe Carroll contaba una historia sobre Gaylord Ravenal para sus magistrales apilamientos de dados (4). Carlos Vinuesa llega a disfrazarse de vendedor de elixires, o de Doc, el científico de Regreso al Futuro, según las rutinas que va a realizar (5). Pero ni Vernon, ni Carroll, ni Vinuesa pretenden que nos creamos sus historias. Son recursos artísticos para crear la ilusión en la que consiste la magia. Pero Geller es distinto. En el programa de Neox dijo que, siendo pequeño, con cinco años, comiendo sopa, fue la primera vez que se le dobló la cuchara y se le rompió. Como charla-introducción a su juego de magia para doblar cucharas no está nada mal la historia. La diferencia está en que Uri Geller pretende que es cierto: que realmente tiene esos poderes. Hace años decía que esos poderes los tenía desde que de niño tuvo un contacto con extraterrestres. Lo que tampoco estaría mal, si fuera solo una forma de presentación de su personaje. Pero Geller ha confundido (o quiere confundir) a su personaje con su persona: intenta aparentar que su personaje de ficción es él mismo como persona real. De esta forma se coloca en el “lado oscuro” de la magia, en el de todos aquellos que utilizan los secretos de la prestidigitación para engañar y no para ilusionar, tal y como hacen los psíquicos, videntes, tarotistas o espiritistas que usan trucos de magia para “demostrar” sus poderes paranormales. El ejemplo más actual es la famosa médium Anne Germain que simula contactar con espíritus utilizando técnicas como la “lectura en frío” (6) -y a veces “en caliente” (7)-. Es esta forma de abuso de los trucos del ilusionismo lo que ha provocado que auténticos magos a lo largo de la historia se hayan dedicado a desenmascarar a estos farsantes, tal como hacía Harry Houdini, o más recientemente John Booth o el principal desmitificador de Geller: el asombroso James Randi (8).
¿Qué hizo Geller en los dos programas que estamos comentando? Básicamente tres cosas: rutinas de doblar metales (cucharas y llaves), duplicación de un dibujo, e intentar parar el reloj de la Puerta del Sol. Doblar metales es un clásico de la magia. Geller lo popularizó pero todos los magos del mundo saben hacerlo, los buenos magos de formas mucho más espectaculares que Geller: Manolo Talman, por ejemplo, tiene una rutina bellísima en su espectáculo “Solo” en la que dobla tenedores con mucha mejor presencia escénica y artística. En cuanto a la duplicación del dibujo también es otro clásico del ilusionismo. No se trata de desvelar los trucos de los magos profesionales, pero en este caso sí hay que indicar por lo menos dos cosas. Seguramente Geller no estaba compinchado con Mario Vaquerizo (que fue su ayudante) pero el caso es que éste no hizo el dibujo delante de la cámara sino que ya lo traía hecho. Es inevitable sospechar que ambos estaban compinchados. Dicha sospecha arruina el juego de magia. Es un principio del ilusionismo que el espectador no solo no debe conocer cuál es el auténtico truco, sino ni siquiera imaginarlo: en un juego de magia, si un espectador cree que sabe en qué consiste el truco, da igual si realmente está en lo cierto o no, pues el juego habrá fallado igualmente. El objetivo del mago no es que el espectador no sepa el truco utilizado de hecho, sino que ni siquiera tenga la más mínima idea de cómo pudo haber sido. Grandes de la magia como Juan Tamariz o Darwin Ortiz han dedicado buena parte de su trabajo a perfeccionar este aspecto. Uri Geller lo pasó por alto poniéndose al mismo nivel que los magos principiantes. De todas formas, Uri Geller seguramente no se compinchó con Vaquerizo (esperemos, porque, si no, se habría saltado otro principio de la buena magia: no usar compinches). Lo más probable es que hiciera uso de otro recurso que en magia se llama pre-show. Si bien es utilizado por algunos magos, sobre todo en televisión, no es del agrado de todos, y a los más puristas no les gusta o solo lo admiten con ciertas reservas. El pre-show implica que algo ocurre fuera de cámara (o fuera del escenario, si se hace en un teatro) y rompe con la idea general de que el público debe verlo “todo”. Sea como sea, Geller hizo un mal uso del pre-show porque hay formas mucho más sutiles de emplearlo que la suya. Y, de cualquier forma, para duplicar dibujos hay técnicas que ni siquiera necesitan pre-show, pero esas solo están al alcance de los mejores (9), y desde luego Geller nunca ha estado a ese nivel.
Hemos dejado para el final lo de parar el reloj de la Puerta del Sol. En los días previos al programa de Neox se estuvo jugando con esa idea. Tal es así que uno de los titulares del diario ABC era este: “Uri Geller intentará parar el reloj de la Puerta del Sol el 30 de diciembre” (10). En realidad, Geller no llegó a decir que lo iba a hacer. Exactamente, en El Hormiguero afirmó que ya había parado otro reloj famoso, el Big Ben, y tan solo dejó caer que a lo mejor hacía lo mismo con el de la Puerta del Sol. En el programa de Neox se le volvió a preguntar si lo haría y volvió a responder de forma ambigua, hasta que finalmente fue Alaska la que vino a decir que mejor no hacerlo para no fastidiar la Nochevieja y él simplemente dijo que se lo pensaría. Como era de esperar, al día siguiente el reloj dio las campanadas con total normalidad. ¿A qué viene todo esto? Evidentemente, es imposible parar un reloj como el Big Ben o el de Sol con la mente. Los magos saben parar relojes de pulsera con sus técnicas de ilusionista, pero otra cosa son aquéllos. Si es imposible, ¿por qué anunciarlo? En primer lugar, la publicidad y la expectación que un anuncio así generan ya vale el precio. En segundo lugar, Geller nunca ha parado el Big Ben, diga lo que diga. No hay constancia de que lo haya hecho nunca salvo que él dice que lo ha hecho (en el programa de El Hormiguero así lo afirmó sin prueba alguna). En tercer lugar, el de la Puerta del Sol tampoco podía pararlo, de ahí su ambigüedad y la salida de Alaska. El truco es doble. Por una parte se deja caer que puede hacerlo, pero que posiblemente no lo hará por generosidad hacia todos los españoles que quieren disfrutar las doce campanadas. Con el tiempo y la rumorología, ese “puede” hacerlo se acabará transformando en “lo hizo”, y no sería raro que años más tarde Geller afirmara en otro país haberlo hecho (como afirmó en España lo del Big Ben inglés). Pero lo más importante está en otra cosa: ¿y si, por una afortunadísima (para Geller) casualidad, el 31 de diciembre a la hora de las campanadas el reloj de la Puerta del Sol se para (por causas totalmente ajenas a él: un fallo mecánico o cualquier cosa)? Todo el mundo se acordaría de lo que él había dejado caer y él mismo se encargaría de reconstruirlo diciendo: “Yo ya dije que lo haría”. La posibilidad es remota pero ¿y si ocurre? Geller lo lleva todo preparado: siembra la idea y la duda, pero se cubre las espaldas por si acaso diciendo que se lo pensará para no arruinar la Nochevieja: si no pasa nada (lo más probable) queda como un hombre generoso que, pudiendo parar el reloj no lo ha hecho, pero si casualmente se para, sería un éxito total para él (y para los programas de TV en los que lo ha anunciado). El truco de atribuirse uno mismo la causa de las casualidades es también viejo y utilizado por Geller: él mismo pide en los programas que los telespectadores desde sus casas coloquen cucharas encima del televisor y que, si se caen, es debido a su poder mental. La mayoría no se caen, pero algunas se resbalarán sin más, a lo que el telespectador pensará que es por Geller. Anunciar eventos impresionantes para aprovecharse de la remota posibilidad de que pudieran ocurrir si así fuera tampoco es único de Geller. Carlos Santillana ya lo intentó en dos ocasiones: en una dijo que intentaría apagar las luces nocturnas de la Torre Eiffel (11) y otra también dijo que probaría a parar el reloj de la Puerta del Sol (12). No consiguió ninguna de las dos cosas (13). Con el mismo truco, hay videntes que “predicen” dónde caerá el Gordo de la lotería o que intentarán atraer la suerte a tal o cual administración: si luego sucede así por casualidad, se encargarán de “recordar” siempre que fue gracias a ellos, si no, dirán que solo lo intentaron (14).
No se entiende bien por qué el grupo Atresmedia ha apostado por Uri Geller cuarenta años después. Tal vez creyeran que iban a repetir el éxito de cuando Geller visitó el programa Directísimo, presentado por José María Íñigo en TVE, e hizo exactamente lo mismo que ahora. Pero los 40 años no pasan en balde. Entonces Geller pudo engañar a casi toda España, ahora es imposible. Geller ya es un “viejo conocido”, totalmente desenmascarado, y su presencia en un programa se apunta antes en el “debe” que en su “haber”. Seguramente sea por el dinero y la audiencia (o por malos consejeros), pero Geller ha desentonado en un programa como El Hormiguero. Este programa tiene una buena reputación, entre otras cosas por su labor de divulgación científica, y además cuenta con muy buenos magos en plantilla como Luis Piedrahita o Jandro, por eso cuesta comprender qué pintaba Geller desentonando allí.
Es difícil saber por qué Uri Geller insiste en sus poderes mentales. Hace 40 años todavía podía tener sentido porque la parapsicología estaba en el ambiente y todavía no se sabía bien si eso era cierto o no. Hoy día sabemos que es pseudociencia pura y dura, y además bastante desacreditada. Los magos ya no recurren a la ambientación parapsicológica en sus números de mentalismo: los mentalistas modernos, como Derren Brown o Keith Barry, ahora recurren a pseudoexplicaciones del tipo de PNL, sugestión, etc. (15). El problema de Uri Geller es que está atrapado en su personaje: ha insistido tanto en que lo suyo es auténtico que reconocer ahora el fraude sería muy difícil. Debe tener un dilema similar al de las hermanas Fox antes de reconocer sus trucos espiritistas. Al final ellas lo reconocieron: ¿hará igual algún día Uri Geller?
(1) http://www.antena3.com/neox/programas/feliz-ano-neox/2013/poder-mental-…
(2) http://www.antena3.com/programas/el-hormiguero/momentos/uri-geller-nos-…
(3) El juego original se llama Cutting the Aces, conocido en España como “Los ases del manco” precisamente por la historia con la que se presenta. En este enlace puede verse a Juan Tamariz haciendo el juego: http://www.youtube.com/watch?v=4nZOqSPMEDM
(4) Pepe Carroll apilando dados: http://www.youtube.com/watch?v=uabhWraqtxg
(5) Carlos Vinuesa:
-“El elixir”: http://www.youtube.com/watch?v=XPm237ZZtBM
-“Regreso al futuro”: http://www.youtube.com/watch?v=32gp2u7zEw8
(6) Sobre la lectura en frío: El Escéptico, nº 36: http://www.escepticos.es/node/3368
(7) “Anne Germain, la médium de los informes”:
http://www.elmundo.es/elmundo/2012/11/23/television/1353671231.html
(8) Randi, James (1982) The Truth About Uri Geller, Prometheus Books.
(9) Manolo Talman: Duplicación de dibujo: http://vimeo.com/17151883
(10) http://www.abc.es/tv/20131213/abci-geller-hormiguero-201312131300.html
(11) http://www.elperiodicoextremadura.com/noticias/caceres/santillana-propo…
(12) http://www.elperiodicoextremadura.com/noticias/caceres/santillana-trata…
(13) http://www.hoy.es/20081022/regional/carlos-santillana-mentalista-fracas…
(14) http://www.publico.es/espana/352974/la-medium-que-acerto-el-lugar-pero-…
(15) Sobre el mentalismo: El Escéptico, nº 36: http://www.escepticos.es/node/3371