Edición 2010 - Número 7 (240) - 3 de julio de 2010
Ruth
(Artículo publicado originalmente en la bitácora ¡Vaya tele!)
El colmo del descaro. Hecha la ley, hecha la trampa. Lo cierto es que el bajo perfil moral de algunas productoras no dejará de sorprenderme nunca. Visto el coto impuesto por la nueva Ley Audiovisual a los Call TV, que restringe su horario de emisión, han decidido ocupar el tiempo que les queda libre con espacios que sí pueden emitirse a partir de las diez de la noche: los programas de videncia.
Parece una broma pesada pero lo cierto es que la maniobra no hace sino confirmar que la Ley Audiovisual es un coladero y que quien no va a salir perjudicada nunca es esta industria del timo, que sea como sea percibe ingresos y beneficios reconvirtiendo sus espacios y, en algunos casos, hasta usando a los mismos presentadores. Total, qué más da, la gente sigue llamando (o eso quieren hacer creer a los incautos).
Hay quien opina que este modelo de televisión cutre, muy generalizado en las cadenas locales y que ha dado el salto a las nacionales, está de capa caída. Esto de la videncia no es más que un renovarse o morir, pero yo creo que pueden estar renovándose constantemente. Timos hay para aburrir y hacer programas baratos de ellos es más simple que el mecanismo de un botijo, y rentable.
¿Para cuándo una verdadera Ley que ponga fin a este modelo de explotación de la ignorancia y de la ingenuidad? No me conformo con pensar que si la gente no llamase, se acabaría la historia. Por desgracia hay gente muy sola por ahí, muy desesperada, y que termina recurriendo a estos estímulos con la creencia de que así algo cambiará. Son parte de nuestra sociedad y no se les puede dar la espalda. Creo que no se puede asumir el dar por buenos estos programas en función de sus llamadas porque me parece un acto hipócrita. Esto requiere, más que una regularización, una prohibición. Hacer negocio con las desgracias ajenas es inmoral.
URL: http://www.vayatele.com/modelos-de-negocio/los-nuevos-timos-los-program…