El Escéptico Digital - Edición 2014 - Número 265
Manuel Bagüés y Pedro Rey
(Artículo publicado originalmente en la bitácora Nada es gratis).
Este año una liga española ha perdido en el mercado de fichajes a muchos de sus jugadores. Según la información de cuatro de los principales equipos, al menos una veintena deja nuestro país[1]. En su mayoría no son jóvenes promesas, sino que se trata de jugadores veteranos. El principal destino es el mercado inglés pero también nos “roban” jugadores desde Alemania, Italia, Estados Unidos, Canadá, Suiza, Chile y Finlandia. Y, aunque siempre ha habido mucha movilidad, lo cierto es que no se recuerda una temporada con tantas ni tan destacadas bajas.
¿Por qué se van? En primer lugar, porque nuestros jugadores son muy apetecibles para muchos equipos gracias a los éxitos internacionales que han protagonizado en los últimos años que habían logrado situar a nuestro país entre los mejores del mundo en la disciplina. En segundo lugar, por el duro recorte presupuestario que está afectando a todo el sector. Faltan recursos, se han deteriorado las condiciones laborales y las instituciones muy a menudo no pueden cumplir con las promesas que habían hecho a sus jugadores, especialmente en lo que concierne a las promociones. Incluso se ha dado el caso de clubes que han desaparecido sin previo aviso y otros que han decidido apoderarse de los fondos que sus jugadores habían obtenido de fuentes externas. Por último, quizás haya también un problema de animal spirits. Se van algunos jugadores que hace unos años habían venido a España llenos de ilusión, renunciando a ofertas económicas en el extranjero que eran dos o tres veces superiores.
Hasta el momento, la sociedad parece haber reaccionado con resignación a esta situación. Hay quien cree que no es una mala estrategia dejarles marchar ahora para volver a recuperarlos en el futuro, cuando la situación del país sea más boyante. Por desgracia, la experiencia de las últimas décadas nos ha enseñado lo difícil y laborioso que es crear una buena plantilla desde la nada y lo mucho que ayuda tener buenos jugadores para poder atraer a nuevos fichajes. Y, no nos engañemos, también hay quien cree que el coste de retener a estos jugadores es superior a su contribución a la sociedad por lo que, después de todo, no sería tan mala idea que se fueran. En este sentido, la profesión probablemente debería reflexionar y hacer autocrítica. Es necesario hacer lo posible para intentar evitar que aún haya gente que piense que los campeonatos los deciden los astros o algunos jugadores que destacan más por su aparición en los medios que no por su contribución en el campo.
En cualquier caso, no teman, no estamos hablando de fútbol ni de esos importantes fichajes que llenan las páginas de la prensa durante el verano. En realidad, estamos hablando de una disciplina académica, la Economía, que, como tantas otras, está sufriendo un silencioso éxodo. Si les hablamos de esta disciplina y no de otras áreas de investigación en las que, con grandes esfuerzos, España había logrado destacar es porque, en este caso, conocemos la situación de primera mano y porque creemos que, si no reaccionamos a tiempo, las consecuencias serán muy difíciles de paliar en el futuro. Este año se van los autores de aproximadamente una tercera parte de la producción científica española en las cinco principales revistas de Economía en los años más recientes pero, aún así, la universidad española sigue contando con excelentes profesionales, en ésta y en otras disciplinas. A pesar de la escasez de recursos, la situación de crisis abre una oportunidad única para la introducción de reformas que resuelvan los problemas de gobernanza que provocaron que en el pasado a veces no se recompensara a los jugadores y a los equipos que más lo merecían. Deberíamos aprovechar esta ocasión y evitar que aquellos preciosos versos de Cavafis se hagan realidad:
Ítaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que ofrecerte.
[1] La muestra incluye Alicante, UAB, UC3M y UPF. No disponemos de información sistemática de otras instituciones, aunque nos consta que Cemfi, Granada, Valencia o Málaga también podrían sufrir bajas importantes.