Edición 2010 - Número 9 (243) - 2 de octubre de 2010
Jorge Javier Frías Perles
Amigo Arturo:
Te envío este imposible correo para amonestarte por el lío en que me has metido: aquí me tienes, con una hoja en blanco, intentando cubrir la noticia de tu deceso para la revista El Escéptico, pero no soy capaz de escribir nada. No sé por dónde empezar, ni por dónde acabar. Tengo el impulso de hablar sobre aquellas cosas que hacías en ARP-SAPC, pero en realidad no tengo ganas de decir nada.
No quiero escribir esa despedida, amigo Arturo, porque no es como cuando terminaban las asambleas de socios y nos decíamos adiós apresuradamente para no perder el tren o el avión. Tú a Sabiñánigo, yo a Málaga. No; porque tengo tan fresca la última vez que nos vimos, que no quiero alterarla. Por entonces, en Alcázar de San Juan me diste la mano sonriente, satisfecho. Me dijiste que estabas encantado con la nueva Junta Directiva que había sido recién elegida y nos deseabas suerte en la nueva andadura.
Y esa es la imagen, Arturo, que se ha quedado en mi retina: ese socio comprometido, humilde, trabajador, al que nunca le ha importado hacer cientos de kilómetros para luego quedarse solo en la pelea por defender su voz y su voto por muy pequeño que fuera su resultado. Habías aprendido con el tiempo que la mayor injusticia era quedarse callado. Y, sin embargo, no eras más exigente con los demás que contigo mismo, porque eras capaz de llevar con una regularidad pasmosa tu listado de la Red Escéptica Internacional mientras yo era incapaz de entregar a tiempo mis deberes. Mírame ahora, si no.
Amigo Arturo, me despido de ti con la amarga espina de no poder felicitarte por el premio Lupa Escéptica que se te ha otorgado por unanimidad. Me hubiera gustado poder darte un abrazo y verte sonriente levantando la lupa. Ya son dos los aprietos en los que me has metido, que no te perdonaría si no fuera porque sé cuánto amabas la vida y a los tuyos. Por ello te disculpo, y te prometo ponerme a trabajar ahora mismo no sólo para llenar esa noticia en blanco, sino para que ARP-SAPC llene muchas otras páginas de reseñas más agradables: más encuentros, más charlas, más actividades. Los socios como tú se lo merecen.
Un abrazo para siempre,
Jorge J. Frías Perles
Vicepresidente de ARP-SAPC