Edición 2010 - Número 11 (245) - 4 de diciembre de 2010
Diego Zúñiga
Cuando a fines del 2006 cerrábamos el que creímos sería el último número de La Nave de los Locos, el 36, dijimos que entre las razones principales del término de la aventura estaban el desgano, la falta de interés, la necesidad de hacer otras cosas y, finalmente, el hecho de que nuestro afecto por el boletín sobre ufología y otras rarezas era tan grande que considerábamos injusto seguir adelante con desidia, con escasa pasión, sin ánimos. Comparamos esto con una relación de pareja: cuando la cosa se pudre, mejor que todo termine, ojalá en términos amistosos, de forma civilizada. Acá caminábamos directamente a la pudrición.
La Nave de los Locos nació el año 2000 como la primera alternativa de corte escéptico en el ese entonces variado mundillo aficionado a los OVNIS en Chile. Durante siete años dimos una mirada crítica, logrando que la locura se calmara e incluso desapareciera. Al menos lo pensaban dos veces algunos ufópatas antes de ponerse a hablar sonseras. La Nave estaba en todas partes, teníamos acceso a toda clase de informaciones y hasta nos infiltrábamos en las reuniones “secretas” de los ufólogos para obtener datos que daban al pasquín un nivel periodístico indigno de estas causas. Por eso la revista se ganó el respeto
de todos, incluso de quienes nos odiaban, porque al final del día éramos lo único confiable que se publicaba en el país.
En esos siete años publicamos más de mil páginas de artículos de primer nivel. No por nada
nuestros textos se hicieron merecedores del premio “Cuadernos de Ufología”, que la Fundación Anomalía nos entregó el año 2001. La Nave ganó también elogios y la ira de los creyentes, que incluso llegaron a amenazarnos en algunas charlas. Los artículos de la revista aparecieron replicados en Internet y también en otras revistas, incluso en otros
idiomas. Los dossieres de La Nave de los Locos hablaron de la Hipótesis Psicosociológica, de los mejores casos OVNI en México, de la historia de la ufología en Argentina, de las abducciones y de casos clásicos. Hubo asimismo material sobre sectas, fenómenos paranormales, entrevistas y hasta publicamos por etapas dos libros: uno de Milton Hourcade sobre ovnis y otro sobre escepticismo. Despedimos con un sentido especial a Philip Klass, por si lo anterior no fuese suficiente.
Después de tanta entrega, llegó un momento de hastío. La marcianología pasaba por un mal
momento y los editores de la revista estábamos con la cabeza en otros asuntos. Optamos por cerrar la puerta, echar a andar el navío por última vez y verlo partir. Nos íbamos pensando en no volver. Pero la vida tiene esas vueltas raras y a comienzos de 2010, en una de esas reuniones periódicas para hablar de muchas cosas, casi nunca de OVNIS, los editores tiramos sobre la mesa la idea de lanzar otra vez el boletín. Pero esta vez tendría un plus: no más fotocopias, no más ediciones miserables de contenido atesorable. Esta vez La Nave sería de lujo. La idea inicial era festejar los diez años desde el primer número, pero pronto esa premisa se diluyó: ¿Y si mejor volvíamos por más tiempo, esta vez saliendo una vez al año en una versión en formato libro?
Nos entusiasmamos, porque vislumbramos a lo lejos la posibilidad de hacer algo lindo, que valiera la pena. Y acá está el resultado de ese esfuerzo (y el motivo de estas líneas laudatorias, de vergonzosa autopropaganda): la edición del décimo aniversario, el número 37, de La Nave de los Locos. 175 páginas, formato libro, empaste en bello lomo, portada en papel de lujo, artículos de calidad indesmentible. El dossier es sobre la muerte de la ufología.¿Siguen visitándonos o ya se aburrieron los marcianos de perder su tiempo en nuestro planeta? El debate principal gira en torno a eso, pero otros ejes son un largo texto de Claude Maugé sobre una hipótesis no reduccionista sobre los ovnis, algo sobre un congreso ateo en Argentina, entrevistas, libros, etcétera.
A partir de ahora La Nave será editada vía Lulu.com, como una manera de estar más a la mano de los lectores españoles y europeos, curiosamente los principales interesados en la revista. El precio, 14 dólares (unos 11 euros, si las matemáticas no me fallan tanto), está al alcance de la mano. La revista vale la pena no porque lo diga yo, que no soy nadie digno de confianza, sino porque es una vitrina abierta para el pensamiento crítico. ¿No me cree? Compruébelo, no se arrepentirá.
Usted puede saber más de todo esto visitando nuestro sitio weboficial, http://www.lanavedeloslocos.cl; también puede estar al tanto
de actualizaciones más periódicas en el blog de la revista, en
http://navelocos.blogspot.com; si se entusiasma, puede comprar las 173
páginas bellamente empastadas en la página web española Lulu:
http://www.lulu.com/product/tapa-blanda/la-nave-de-los-locos-n%c2%b0-37…