Leo en sus páginas que el Colegio de Médicos de Zaragoza mantiene en su sede un curso organizado por la Sociedad Científica de Homeopatía de Aragón, titulado “Cuidado del paciente oncológico con homeopatía”. La doctora Ferrer, que preside el Colegio de Médicos, pedirá que cambie el título a “Cuidados complementarios del paciente oncológico con homeopatía’” y afirma que el Colegio no se hará eco de los resultados. Desde aquí, pedimos a la doctora Ferrer y al Colegio que reflexionen sobre qué significa el término complementario, y cuál debe ser su aplicación para los enfermos oncológicos.
Es lamentable que el adjetivo “complementario” se haya convertido en el comodín con el que se da cobertura a prácticas que, como la homeopatía, no han demostrado eficacia. No tiene el menor sentido que lo “complementario” se haya vuelto sinónimo de productos homeopáticos, pases mágicos de manos (como el reiki) y otras prácticas similares que se cuelan en los hospitales por la puerta trasera, sin pruebas que avalen que sirven para curar o para paliar síntomas relacionados con la enfermedad,
Compleméntese, pero hágase de verdad. Lo complementario en el cuidado de los enfermos debería ser disponer de habitaciones más tranquilas e íntimas, que se proporcionase en los hospitales las cremas para irradiados, que las salas de espera de los pacientes oncológicos fueran más cómodas, que los pacientes ancianos y los niños dispusieran del mejor acompañamiento permanente, con unos traslados eficaces y rápidos entre domicilio y hospital. No se complementa adoptando prácticas sin evidencia, sino poniendo los mejores medios en manos de los profesionales y proporcionando a los enfermos las mejores comodidades que sea posible.
Atentamente
Antonia de Oñate Lázaro
Directora Ejecutiva
ARP-Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico