En nuestras páginas hemos escrito con frecuencia sobre falsas terapias, promesas engañosas y creencias supersticiosas. No consideramos necesario repetir aquí por qué la «Nueva Medicina Germánica» y sus secuelas bajo distinto nombre son peligrosas e inaceptables, o por qué el feng-shui y sus derivadas occidentales son simples supersticiones.
En cambio, sí consideramos necesario repetir, una y mil veces, que las instituciones públicas no deben bajo ningún concepto patrocinar actos públicos donde se promueven la ignorancia, la superstición, la pseudociencia y el alarmismo. Es una verdadera vergüenza que el escudo oficial del Gobierno de Cantabria y del Ayuntamiento de Santander se encuentren al pie de algo que se llama «Biocantabria» y que tiene bien poco de cántabro, más allá de su lugar de celebración; y tampoco de bio, aunque sus autores son formas de vida basadas en el carbono, como cualquiera de nosotros. Es de notar que se vende como una «feria de productos ecológicos», pero su programa de actividades hace ver que detrás de todo ello hay mucho más:
En ella podemos «disfrutar» de:
- Pseudoterapias como la apiterapia, la aromaterapia, la cromoterapia, la ozonoterapia, la micoterapia, la magnetoterapia, la leche de yegua, o una supuesta fitoterapia para la cura del cáncer.
- Movimientos que nos hablan de la asociación de las emociones con la generación o curación de enfermedades, señalados por la Organización Médica Colegial como de alto riesgo sectario.
- Movimientos que pretenden hacernos creer que la ingesta de agua de mar es saludable.
- Movimientos educativos, como es la pedagogía Waldorf, de corte sectario y esotérico, centrada en moldear a los más vulnerables: los niños, con contenidos educativos y con unos recursos de atención a los menores que se alejan por completo de los mínimos exigibles en la enseñanza oficial española.
- Movimientos que juegan a hacernos creer en unos peligros y enfermedades inexistentes para luego vendernos sus remedios, como es el caso de los «estudios geobiológicos»; o los que nos asustan diciendo que diversos alimentos cotidianos, pese a todos los controles sanitarios existentes y todo el conocimiento que nos aportan dietistas y nutricionistas, son tóxicos, con el fin de vendernos sus propios productos, como es el caso de unos «antioxidantes» que no son tales.
Desde aquí, instamos al Gobierno de Cantabria y al Ayuntamiento de Santander a retirar su apoyo a algo tan bochornoso y a no contribuir a divulgar el alarmismo, la desinformación y la pseudociencia. Es mandato constitucional para todas las administraciones públicas el velar por la salud de la ciudadanía, y por ello deben protegernos, sin fisuras, ante las prácticas de pseudociencias, pseudoterapias, intrusismo y sectas sanitarias, a la vez que deben cuidar por que la información que se divulgue al respecto sea veraz y no contribuya en ningún caso al engaño o la confusión, para lo que es fundamental que dicha información se dé por parte de los profesionales competentes y con las titulaciones y colegiaciones exigibles en cada caso. Ahondando en este sentido, entendemos que muchas de las actividades propuestas en dicha feria podrían vulnerar el Real Decreto 1907/1996 sobre publicidad y promoción comercial de productos, actividades o servicios con pretendida finalidad sanitaria.
Vean, vean qué programa tan impresionante están apoyando desde las instituciones públicas: