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QAnon la conspiración canÃbal Javier Cavanilles QAnon ha sido, probablemente, el fenómeno conspiranoico más influyente (y preocupante) de los últimos años. Heredero, en cierto modo, del que provocó el 11S. Aunque ya ha declinado, o mejor dicho ha mutado, es interesante desde muchos puntos de vista, por ejemplo, para señalar la evolución de cómo se difunde una teorÃa conspiranoica en la red E n 2001, fueron los blogs los encargados de llevar el peso del mensaje conspiranoico (con vÃdeos descargados en Emule o distribuidos de manera fÃsica en CD), en la crisis de 2008 los protagonistas fueron Youtube y Facebook, y con el fenómeno QAnon1 ha sido la irrupción de la comunicación directa (WhatsApp y Telegram) y la de los nuevos métodos de evangelización como Twitch. Con la aparición de cuentas escépticas, el auge de los verificadores o incluso las redes sociales que acabaron por tomar medidas y cerrar cuentas como si no hubiera mañana, podrÃamos decir que esta temporada conspiranoica ha tenido más espectadores que otras, pero también más detractores. A la difusión de QAnon han contribuido más otros aspectos: la pandemia, que ha generado ese caldo de cultivo que hace que las conspiraciones se expandan; junto a ella hay que sumar el efecto de los confinamientos generalizó el mosqueo y la facilidad de la gente a la hora de recurrir a chivos expiatorios y, sobre todo, aumentó el tiempo destinado al consumo de internet. A todo esto se añadió, sin duda, el papel del ya expresidente Donald Trump. Sobre cómo aparece QAnon hay un excelente documental que puede verse en HBO, Q: dentro de la tormenta, que cuenta los años de investigación del La capacidad de ir asumiendo distintas tradiciones conspiranoicas ha permitido a QAnon ir ampliando su campo de acción y su ámbito de influencia el escéptico 34 anuario 2021 Bandera de QAnon. Foto de Anthony Crider, https://www.flickr.com/photos/16086041@N00/49416341132/ periodista Cullen Hoback desde que nace el movimiento en 2017 hasta que desaparece en 2021. El trabajo detectivesco de Hoback se centra en averiguar quién o quiénes se escondÃan detrás de unos mensajes que aparecieron por primera vez en la red 4 Chang en 2017, y que dieron lugar a una especie de secta sin cuya existencia no se explica el movimiento que provocó el asalto al Congreso en 2021 durante la toma de poder de Joe Biden. El documental zanjó el debate y ya poca gente discute que, detrás del entramado, estaban Jim Watkins y su hijo Ron, dueños de 4 Chang, 8 Chang y, finalmente, 8 Kung, los foros en los que nació y creció QAnon. Lo que a dÃa de hoy sigue sin estar claro es la motivación, más allá de la cuestión económica. 1. OrÃgenes El primer drop (o mensaje de âQâ, una letra que alude a una credencial de seguridad del Departamento de EnergÃa) aparece el 28 de octubre de 2017, alertando de la inminente detención de Hillary Clinton en el marco de lo que se conoce como el Pizzagate. Se trata de una conspiración nacida en 2016, durante las elecciones a la Casa Blanca, cuando unos hackers rusos hicieron públicos cientos de emails de la campaña de Clinton y algunos tarados llegaron a la conclusión de que, leyendo algunas claves, quedaba claro que Clinton formaba parte de una red de demócratas satanistas que se dedicaban a la pedofilia y a beber sangre de anuario 2021 niños. Como dato curioso, CP son las siglas de Cheese Pizza y de Child Pornography. Suena a chiste, pero este es el origen del famoso Pizzagate que, no es un dato baladÃ, nació en 4 Chang (lo que explica esa continuidad entre ambos fenómenos). Aquà está uno de los puntos interesantes de QAnon, que es la falta de originalidad. Por una parte, nace de una idea ya en marcha (el pizzagate), pero cuyos antecedentes (los de la cábala satánica) se remontan a los años setenta con el predicador John Todd, pero sobre todo hunde sus raÃces en el pánico satánico de los ochenta (del que Todd fue precursor) y el llamado caso McMartin. Años después, la escritora Cathy OâBrien mezcló estas historias con el MK Ultra y las teorÃas de control mental en su libro Trance Formation of America2. Esto es fundamental para entender cómo la capacidad de ir asumiendo distintas tradiciones conspiranoicas ha permitido a QAnon ir ampliando su campo de acción y su ámbito de influencia, una capacidad de sumar narrativas que el periodista Michael Thomas Kelly definió en su dÃa como «paranoia fusión»3 y que la podcaster Sara Bethencourt (Crónicas de Nantucket4) rebautizó como «conspiranoia canÃbal». Esto se debe a una caracterÃstica bien conocida del discurso conspiranoico, y es que funciona por acumulación, pues suele partir de las conclusiones âlos liberales satanistas chupasangre dominan EE.UU.â y, a partir de ahÃ, todos los datos que vayan apareciendo van (o 35 el escéptico deben de ir) en la misma dirección. Es decir, cada vez se sabe más de la conspiración (hay más datos que corroboran el punto de partida, según sus partidarios) pero nunca se conoce mejor, porque eso está en la premisa inicial. El funcionamiento de Q, además, se ha beneficiado también de otro fenómeno que no era nuevo: el de la gamificación de la conspiranoia, de la cual la máxima expresión son casos como el ataque a dos mezquitas en Nueva Zelanda retransmitidas en directo por Facebook como si fuera un shooter tipo Duke Nuke. Aquà la gamificación no ha llegado tan lejos y se ha producido generalmente en los foros. Los mensajes de Q, sobre todo al principio, eran muy crÃpticos âtipo Nostradamusâ, lo que generó cientos de páginas en las que los usuarios se reunÃan a comentar cada uno de los drops. En muchos de ellos no se trataba tanto de un debate abierto sobre el posible contenido, sino que se abordaba como una especie de haikus en los que solo hay una respuesta correcta. Eso crea un sentimiento de comunidad y, por qué no decirlo, también de secta: el recién llegado tiene que encontrar la explicación correcta en un proceso en el que los veteranos ayudan a los nuevos. Ese sentimiento de comunidad aparecerá en lemas como «donde va uno vamos todos». Curiosamente, eso a la vez genera diversas «escuelas» de interpretación, en las que no todos llegan a las mismas conclusiones, lo que favorece el mecanismo de acumulación del que ya hemos hablado: distintos foros conspiranoicos, distintos panaderos hacen su propia interpretación de los drops en función de sus creencias previas, lo que contribuye a que se incorporen esas narrativas. Esto, sin duda, explica parte del éxito de los Watkins a la hora de extender el movimiento. Según los expertos, hay una primera etapa en la que los mensajes son confusos y se prestan a todo tipo de interpretación, pero lentamente se van centrando en temas más concretos, aunque sin dejar de ser lo suficientemente vagos para seguir admitiendo varias lecturas. Aquà algunos han querido ver cierto paralelismo con los ARG (juegos de realidad alterada, tipo los juegos de Rol) en los que los Watkins actuaban como maestros de ceremonias. Al respecto, Reed Berkowitz, diseñador de juegos con décadas de experiencia, escribió un artÃculo maravilloso5 en el que explicaba uno de los posibles factores del éxito de QAnon. Según él, uno de los problemas a la hora de diseñar un juego de pistas (por ejemplo, una escape room) es el gran peligro de la apofenia: un fenómeno que se da cuando los jugadores equivocan las pistas y van en una dirección que no es la prevista por el diseñador del juego. Entonces, el maestro debe intentar reconducirlos. Parece que en Q, en el que se reconocen dos etapas, los Watkins supieron sacar partido de este fenómeno. Al principio eran ellos con sus mensajes crÃpticos los que intentaban llevar al público en una dirección. Luego se dieron cuenta de que era más efectivo ver cómo reaccionaban los grupos, en qué dirección iban, y orientar en esa dirección sus siguientes drops. Asà se explica una capacidad nunca vista en una conspiración de mutar tan rápido e ir asumiendo nuevos elementos (es decir, nuevos seguidores) que, en función de por dónde iban los tiros, podrÃan potenciarse o volver a hacerlos desaparecer. Si la apofenia es un fenómeno incontrolable, los Watkins entendieron las ventajas de surfear la ola en lugar de enfrentarse a ella. Solo asà se explica cómo fueron introduciéndose en el relato general aspectos que en principio no tenÃan nada que ver, como el movimiento antivacunas, que Michael Jackson estaba vivo o que a Lady Di la asesinaron por intentar evitar el 11S. Según algunos, este cambio se da cuando los Watkins se dan cuenta de que van a tener más éxito si, en lugar de fijar ellos el curso de QAnon, adecuan sus mensajes a los que los seguidores de Q creen y a las hipótesis más extendidas que se van elaborando. 2. Trump No todos los Trumpistas eran QAnons, de hecho el vicepresidente Pence siempre se mostró muy contrario al movimiento, pero los QAnons sà eran trumpistas. Más allá de otras consideraciones, si no hubiera Algunos tarados llegaron a la conclusión de que, leyendo algunas claves, quedaba claro que Clinton formaba parte de una red de demócratas satanistas que se dedicaban a la pedofilia y a beber sangre de niños el escéptico 36 anuario 2021 Qanon SUV, Burbank, California, USA. Foto de Cory Doctorow https://www.flickr.com/photos/doctorow/51084240363/ existido esta relación entre el conspiranoico en jefe y la trama, los medios jamás le hubieran dedicado a QAnon la atención que le han prestado, y a la que el movimiento debe gran parte de su fama. Ahà está el ejemplo de la exopolÃtica, cuyas teorÃas son todavÃa más disparatadas que las de QAnon y que llevan más de quince años circulando. Sin embargo, el llamado Programa Secreto Espacial, una conspiración con millones de seguidores, apenas ha salido en la prensa. Desde hace tiempo, Trump ha recurrido a las conspiraciones, probablemente más para erosionar a sus adversarios que por convencimiento. Fue uno de los máximos apoyos del movimiento Truther, el que decÃa, por ejemplo, que Obama habÃa nacido en Kenia. Su visión del mundo quedó clara en una fecha tan temprana como el 13 de octubre de 2016, en vÃsperas del tercer debate televisado contra Killary Clinton. En él acusa a su rival de estar en el centro de una estructura de poder de alcance internacional, «responsable de las decisiones que han arruinado a nuestra clase trabajadora, arrebatado a nuestro paÃs su riqueza y ha puesto ese dinero en manos de un grupo de empresas y entidades polÃticas». Un discurso populista hasta el extremo que obliga a recordar a Karl Popper, quien en Los enemigos de la sociedad abierta ya advertÃa de que los grandes movimientos totalitarios (él pensaba tanto en los nazis como en la Unión Soviética) necesitan de un discurso conspiranoico para crear enemigos y por tanto lealtades. O conmigo o contra mÃ. anuario 2021 AsÃ, no es de extrañar que durante su mandato Trump tuiteara casi 300 veces mensajes de Q, pese a que en 2019 el FBI ya habÃa calificado ese movimiento como potencialmente peligroso y capaz de provocar violencia. La capacidad de asumir dentro de su discurso todo tipo de conspiraciones (desde los MK Ultra a los antivacunas) será sin duda una de las claves de QAnon: convertirse en un contenedor de las ideas más absurdas que alguien pueda imaginar. En su condición de imán de otras teorÃas conspiranoicas, QAnon consigue una capacidad de mutación y adaptación que no han tenido otros fenómenos similares. En sus primeros drops, Q recurre a narrativas que pronto desaparecerán, como son las relaciones de Clinton y Obama con Arabia SaudÃ, Irán o Corea del Norte. QAnon empieza a cobrar fuerza a medida que sabe relacionarse con la actualidad. El caso de Jeffrey Epstein (un millonario que acabó suicidándose tras un escándalo de pederastia), por ejemplo. Pero además sabe consolidar un mensaje que forma parte de la actualidad polÃtica. Trump goza de un apoyo popular (es entonces el presidente más votado de la historia) y un rechazo visceral en el Partido Demócrata, pero también en el Republicano, donde acabará convertido en fuerza mayoritaria. Un problema a la hora de explicar la relación entre Q y Trump es que los medios tienden a explicar la 37 el escéptico conspiranoia desde la conspiranoia, como si cayera de un guindo, pero luego atribuyen su capacidad de difusión a una especie de ansiedad social. En realidad âademás de esa «ansiedad social» a veces difÃcil de concretarâ, una teorÃa conspirativa mantiene cierta relación con la realidad y, en el caso de Trump, es innegable. El telón de fondo de Q es que el presidente es un salvador, un antisistema que quiere devolver el poder a los ciudadanos, y algo de eso hay. Trump es un antisistema dentro del Partido Republicado enfrentado a un Deep state (un estado profundo) que mantiene el verdadero control de EE.UU. Los QAnon no tienen que inventarse el argumento. El 5 de septiembre de 2018, el New York Times publica un artÃculo anónimo titulado «I Am Part of the Resistance Inside the Trump Administration6». En él, un republicano y alto cargo del Departamento de Seguridad Nacional, Miles Taylor, explica que hay funcionarios que, deliberadamente, desoyen algunas instrucciones del presidente cuando sienten que la propuesta serÃa mala para el paÃs, «trabajando diligentemente» para bloquear sus «peores inclinaciones». En esa misma época, el mÃtico Bob Woodward publica Fear: Trump in the White House, en el que describe a la administración Trump como sumida en el caos y la oposición interna a los impulsos del presidente. El veterano periodista también dice que algunos miembros del gabinete, en los primeros dÃas de la administración, discutieron el uso de la Vigesimoquinta Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos como una forma de sacar al presidente del poder. El famoso Deep state existe, no es solo cosa de unos chalados que se conectan a un foro. Se puede decir que ambos textos confirman la tesis del periodista ultra Jerome Corsi desarrollado en su libro en Killing the Deep State: The Fight to Save President Trump. Todo esto explica las importantes diferencias entre Q y otros movimientos conspiranoicos. Trump pronunció su famosa frase «la calma antes de la tormenta» el 5 de octubre de 2017, en una cena con militares en la Casa Blanca, frase que se convirtió en otro de los lemas de QAnon cuando todavÃa no habÃa lanza- do su primer drop. Desde ese momento se va a fraguar un movimiento casi religioso que lleva al Gran Despertar, un momento de cambio anunciado en tres ocasiones por distintas iglesias protestantes desde el siglo xviii. De hecho, ahora uno de los herederos de la era post Q, el reverendo Clay Clarks, puso en marcha el Reawaken America Tour (Vuelve a despertar) en esa misma lÃnea cuando apenas se habÃan acabado los ecos del asalto al Congreso de EE.UU. de enero de 2021. Al identificarse con Q, Trump se convierte en un lÃder que habla directamente al pueblo y que no se somete a los medios de desinformación tradicionales, que pasan a ser fake news. Un mensaje mesiánico, abierto a muchas interpretaciones, origina un movimiento que atrae distintas sensibilidades que, hasta ahora, se caracterizaban por su tremenda desconfianza hacia el Estado Federal. AsÃ, el ala más extremista de los republicanos se une a la derecha libertaria, pero también a grupos racistas y abiertamente anti estado, desde los abiertamente racistas proud boys (que nacen al calor del movimiento) a los Ciudadanos Soberanos que llevan décadas dando vueltas por los márgenes del sistema y con una importante presencia de la comunidad negra. Paralelamente, hay factores exógenos que alimentan este movimiento: desde la curiosidad de la prensa hasta la actividad de activistas de la ultraderecha como Steve Bannon o Richard Spencer, que han puesto las bases de un movimiento contracultural, populista y vinculado a la extrema derecha a través de medios alternativos como Breitbart News o The Daily Stormer, tan escorados a la derecha que hicieron que la Fox, la voz del partido republicano, acabara rompiendo con Trump. Q pasará a la historia como la gasolina que encendió la hoguera del asalto al congreso, pero QAnon es un movimiento populista de perdedores, son las camisas pardas de la ultraderecha. Aunque sigue habiendo QAnoneros en Telegram o Twitter, cada vez tienen menos presencia; pero QAnon es el reflejo de una forma de hacer polÃtica que ha venido para quedarse y que, como explicaban Rusell Muirhead y Nancy El movimiento QAnon tiene algo de respuesta del pueblo a problemas reales, pero las soluciones que propone ya eran viejas en Alemania en 1933 el escéptico 38 anuario 2021 Foto de Geoff Livingston, https://www.flickr.com/photos/geoliv/50601500653/ Rosemblum en A lot of people are saying, no tiene más objetivo que desestabilizar el sistema. No es la Sociedad John Birch diciendo que el paÃs lo controlan comunistas, ni los truthers del 11S pidiendo una investigación, es una conspiración sin propósito. O mejor dicho sin propósito evidente, pero cuyo objetivo está bastante claro y que, lejos de ser un movimiento ciudadano espontáneo, es un movimiento provocado, dentro de un plan global concreto, con presencia en docenas de paÃses y cada vez mejor engrasado. Son los que llenaban España de banderitas para recordar a los muertos de la covid pero que luego se niegan a apoyar una comisión de investigación en Madrid sobre las muertes en las residencias de ancianos. El movimiento QAnon âcomo el que apoyó el brexit, salvando todas las distanciasâ tiene algo de respuesta del pueblo a problemas reales, pero las soluciones que propone ya eran viejas en Alemania en 1933. QAnon como tal ha desaparecido, pero la hoguera sigue en marcha. En las elecciones de noviembre de 2021, de renovación parcial del Senado y el Congreso, no menos de 36 candidatos republicanos7 (de un total de 100) apoyaron claramente el movimiento QAnon y mantienen su legado, y la práctica totalidad es trumpista. La huella de la campaña Stop the Steal (Para el robo) se ha hecho notar en el aumento de leyes estatales para limitar el voto de las minorÃas (generalmente demócratas), mientras que la Administración Biden ni siquiera ha conseguido (cuando anuario 2021 se escriben estas lÃneas) respaldo suficiente entre sus filas para impulsar una ley federal para garantizar la libertad de voto8. QAnon ha muerto y no parece que vaya a resucitar, pero algún otro movimiento (sobre todo si Trump decide volver a concurrir a la Casa Blanca) tomará su relevo. Notas: 1 Q es la persona o personas que iniciaron el fenómeno y Anon (de âanónimoâ) se refiere a sus seguidores. Como movimiento, es decir, para hablar de la interacción de Q con sus seguidores y sus consecuencias, lo más correcto es hablar de QAnon. 2 https://www.amazon.es/Trance-Formation-America-Story-Control/dp/0966016… mk_es_ES=%C3%85M%C3%85%C5%BD%C3%95 %C3%91&keywords=Trance+Formation+of+Am%C3 %A9rica.&qid=1641937451&sr=8-1 3 https://www.newyorker.com/magazine/1995/06/19/the-road-to-paranoia 4 https://www.cdnantucket.com.es/ 5 https://medium.com/curiouserinstitute/a-gamedesigners-analysis-of-qanon… 6 https://www.nytimes.com/2018/09/05/opinion/ trump-white-house-anonymous-resistance.html 7 https://www.businessinsider.com/the-36-qanonsupporters-running-congress… 8 https://www.brennancenter.org/our-work/research-reports/freedom-vote-act 39 el escéptico