Edición 2012 - Número 258
Víctor R. Ruiz
Durante el día de hoy mucha gente a la que sigo en Twitter se ha revelado contra la desaparición del Ministerio de Ciencia, dirigido en esta última etapa por Cristina Garmendia. Al grito de #cienciasinministerio muchos han visto en la desaparición del ministerio un síntoma de que al próximo gobierno del Partido Popular no le interesa la ciencia.
Mi aproximación al asunto ha sido escéptica. Es cierto que el ministerio ha desaparecido. De momento, en la nueva estructura gubernamental anunciada por el Boletín Oficial del Estado, las competencias de investigación científica pasan a depender de la Secretaría de Estado de Investigación, Desarrollo e Innovación. Esta Secretaría es a su vez competencia del Ministerio de Economía. La cartera de este ministerio está ya en manos de Luis de Guindos.
El perfil de Guindos es de economista. Entre otras cosas, ha sido Secretario de Estado de Economía durante el gobierno de Aznar, y también ha sido director de la escuela de negocios Instituto de Empresa (¿te suena Enrique Dans?). Guindos está llamado a ser el responsable de los ajustes presupuestarios impuestos desde Europa, y eso pueden ser malas noticias para la ciencia en España.
Sin embargo, creo que esta Secretaría de Estado también abre nuevas posibilidades. Garmendia, aún con ministerio, tenía probablemente una capacidad de acción muy reducida en el gobierno de Zapatero: sin carnet del PSOE, sin perfil político y con muy poco que decir sobre los recortes de presupuestos. Al contrario, Guindos va a ser uno de los ministros con más poder: justamente el que decide dónde poner las tijeras. Economía tiene el mandato no sólo de hacer ajustes presupuestarios (que serán, sí o sí, porque vienen impuestos desde Europa), también ha de reconducir a la economía española por la senda del crecimiento. Y eso significa, entre otras cosas, trabajar mano a mano con el ministerio de Industria para internacionalizar nuestras empresas, favorecer la productividad e impulsar decididamente la economía del conocimiento, como alternativa de presente y futuro al ladrillo. Sobre todo eso tiene mucho que decir el talento disponible en los centros de ciencia e investigación en España.
En conclusión: con Guindos, la Secretaría de Estado de I+D+i tiene un potencial con el que jamás pudo soñar el ministerio de Ciencia. La voz del ministro de economía en el Consejo será una autoridad. Está en manos de Luis de Guindos hacer o no realidad políticas de presente y futuro para nuestro país. Esperamos que tenga esa visión y sepa rodearse de buenos colaboradores para acometerlas. Por el bien de todos.