Estimada Defensora:
Nos dirigimos a usted en nombre de ARP-Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico, asociación que impulsa el desarrollo de la ciencia, el pensamiento crítico, la educación científica, el laicismo y el uso de la razón; promueve la investigación crítica de las afirmaciones paranormales y pseudocientíficas desde un punto de vista científico y racional, y divulga la información sobre los resultados de estas investigaciones entre la comunidad científica y el público en general.
Queremos manifestarle nuestra preocupación por la difusión de la homeopatía que se realiza en un programa de tanta audiencia como el espacio “Saber Vivir”, de “La mañana de la 1”. Hemos llegado a conocer este asunto mediante queja recibida en nuestra asociación, y tras comprobar la veracidad de los datos, nos ponemos en contacto con usted para transmitirle nuestro rechazo a la difusión de terapias no avaladas científicamente. Nos referimos, concretamente, al programa emitido el 10 de mayo de 2013.
Nos preocupa de forma muy especial que se estén divulgando nociones terapéuticas no comprobadas en un programa que goza de una numerosa audiencia compuesta, en buena parte, por personas de avanzada edad. Es especialmente intranquilizador que el responsable del espacio sea un médico que goza de una indiscutible autoridad moral entre buena parte de su audiencia.
Somos conscientes de la existencia de médicos y farmacéuticos que avalan con su práctica el consumo de productos homeopáticos, y nos lamentamos por lo que consideramos una desacertada práctica profesional, ya que la homeopatía no ha conseguido demostrar clínicamente su eficacia más allá del efecto placebo.
El espacio “Saber Vivir” presta una indebida credibilidad a prácticas clínicamente ineficaces, y lo hace ante una audiencia particularmente proclive a aceptar ideas sobre salud cuando proceden de un médico, o de un programa en el que participan profesionales de la salud. Si el Telediario se basara en el mismo criterio, el periodismo habría muerto: no haría falta comprobación alguna, y bastaría con la aparición de figuras de autoridad moral o intelectual para dar credibilidad a cualquier afirmación, por increíble e indemostrable que fuera.
Permítanos insistir en la importancia del asunto, y en la necesidad de aportar nociones sobre salud avaladas por estudios científicos, y no por la autoridad moral o académica de los profesionales de la salud.
Gracias por su atención. Atentamente
Jorge Javier Frías Perles
Vicepresidente