Nadie con formación historiográfica se refiere a la Edad Media con símiles y términos denigratorios. Pero, en cuanto se sale fuera del mundo de los historiadores, es corriente escuchar cómo se asocia lo medieval con lo oscuro, lo atrasado, lo supersticioso; esta visión tenebrosa coexiste con otra, deformada con filtros idealizados y vinculada al género de la fantasía historicista.
Ninguna de esas visiones acierta. Más aún, el uso de esos tópicos revela hasta qué punto es preciso enseñar y transmitir una historia más apegada a la realidad, más cuidadosa a la hora de enmarcarse en categorías, alejada de visiones de crecimiento lineal ascendente y de luchas entre el bien y el mal, el progreso y la reacción, y otras lecturas igualmente simplificadoras y deformantes. La Historia no expende sellos de calidad para la vida de hoy, no certifica si tiene razón una determinada visión política, no es una maestra de la vida. La Historia es un método de análisis del pasado que nos ayuda a reflexionar sobre nuestro presente y que demuestra hasta qué punto es cierta la unidad del género humano en el espacio y el tiempo.
Antonia de Oñate (Madrid, 1964) lleva más de treinta años en el mundo de las relaciones públicas, aunque su formación es de traductora e historiadora. Especialista en relaciones comerciales durante el reinado de Carlos II, desenterró de los archivos a una familia de banqueros florentinos que, asentados en Madrid, se ocupaban de enviar a Roma el dinero de la Bula de Cruzada. Los dos años largos que invirtió en seguir los negocios de esa familia le sirvieron para comprender mejor las relaciones tripartitas Monarquía-Papado-Iglesia de España, y para comprobar cómo el dinero recaudado para salvar almas terminaba mandando a los cuerpos a la muerte, a través de la financiación de la guerra. Actualmente trabaja sobre un prometedor legajo de la Inquisición que contiene la documentación del proceso contra un hombre de negocios del siglo XVII.
Llegó al escepticismo organizado indignada por la pseudohistoria que poblaba -y puebla- canales de televisión y kioscos de prensa. Socia de ARP-Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico, de la que actualmente es Directora Ejecutiva, aboga por el trabajo asociado como estrategia de autodefensa contra la superstición y la superchería.
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