el escéptico
72
H
ace unos días me reunía a tomar un café con
ocho personas conocidas. Todas ellas con
título universitario y entendidas en el sistema
financiero. Charlando, salió el tema de la homeopa-
tía. Se me ocurrió mencionar que curaba exactamen-
te lo mismo que cualquier otro placebo y recibí un
montón de críticas: "intolerante", "intransigente",
"fascista"...
Yo no me metí con nadie, no dije que no curara... sim-
plemente dije que curaba lo mismo que un placebo
cualquiera y la reacción fue que los ocho se pusieron
en mi contra.
La más virulenta fue una persona a la que conozco
desde hace más de treinta años. Hace unos veinte
tuvo un cáncer y hace unos diez tuvo otro diferente.
Es decir, la medicina "oficial" y "mala" le ha curado
por dos veces de sendos cánceres que hace cincuenta
años eran mortales; pero no sé por qué eso no cuenta
demasiado, lo que de verdad cuenta -al menos para
ella- es que la homeopatía, a veces, cura.
No entiendo esa doble vara de medir. La medicina
"oficial" cura, de forma demostrada, de muchas
enfermedades que hace sólo unos pocos años eran
mortales; pero lo único que se cuenta de ella son los
fracasos o lo que todavía no puede curar. La homeo-
patía puede parecer que cura, a veces, enfermedades
relativamente leves; pero la gente admira la homeo-
patía y odia la "medicina oficial".
En una conversación entre amigos, salió el
tema de la homeopatía. Se me ocurrió men-
cionar que curaba exactamente lo mismo
que cualquier placebo y recibí un montón
de críticas: "intolerante", "intransigente",
"fascista"...
De los ocho, tres iban al acupuntor, otros tres (o cua-
tro) al homeópata y uno a un extraño "médico" del
sur de Francia que todo lo cura limpiando el colón
con sesiones maratonianas de lavativas, pues según
dicho médico -que tiene un título oficial francés-
todas las enfermedades proceden de la podredumbre
que se produce en el colón. Limpiándolo regularmen-
te, se eliminan las enfermedades. Estoy absolutamen-
te sorprendido de que los colegios de médicos france-
ses no digan nada. Estoy sorprendido de que ante bar-
baridades de ese tipo no se pueda quitar el título de
médico a nadie.
Hubo una chica que se mostró ligeramente a mi favor,
lo que no impidió que me dijera, en tono de reproche:
"pero la medicina también se equivoca". Aquella
perogrullada me desconcertó del todo. Yo no había
dicho nada de cuántas veces curaba la medicina "ofi-
cial", yo no había dicho que fuera infalible y, mucho
menos, había dicho que los médicos oficiales eran
superhombres que nunca se equivocaban... simple-
mente había estado escuchando durante algo más de
doce minutos lo que decían de la homeopatía; escu-
ché pacientemente sin decir nada -la verdad es que
me costó estarme callado- y, cuando me preguntaron
mi opinión, dije lo que ya os he comentado, que en
los ensayos hechos como se debe, es decir a doble
ciego, la homeopatía curaba lo mismo que la sustan-
cia placebo usada como control. Es decir, no curaba.
Y eso lo consideraron un ataque personal, un insulto,
y a mi un fascista intolerante. Y, al parecer, eso que
yo había dicho significaba una defensa acrítica de la
medicina "oficial" y de todos los médicos.
Después me atacaron con que las empresas farmacéu-
ticas se quieren forrar, que son inmorales, que nos
venden medicinas caras en vez de sistemas naturales,
etc., etc. Es evidente que estoy parcialmente de
acuerdo con ellos en algunas de estas afirmaciones.
Por ejemplo, que la mayoría de las empresas farma-
céuticas se quieren forrar es obvio: para eso los accio-
nistas ponen dinero: para ganarlo. Es obvio. Y no me
cabe la menor duda de que no todas son un dechado
de moralidad.
Y soy consciente de que muchas se inventan enfer-
medades; me explico, algo tan natural como la meno-
pausia se le llama enfermedad y se venden un mon-
tón de medicinas para "curarla". También soy cons-
de oca a oca
S
S
S
S
i
i
i
i
g
g
g
g
o
o
o
o
d
d
d
d
e
e
e
e
s
s
s
s
c
c
c
c
o
o
o
o
n
n
n
n
c
c
c
c
e
e
e
e
r
r
r
r
t
t
t
t
a
a
a
a
d
d
d
d
o
o
o
o
Félix Ares de Blas
En una conversación entre amigos,
salió el tema de la homeopatía. Se me
ocurrió mencionar que curaba exacta-
mente lo mismo que cualquier placebo
y recibí un montón de críticas: "intole-
rante", "intransigente", "fascista"...
el escéptico
73
ciente de que estas empresas investigan mucho más
sobre las enfermedades que pueden dar dinero, es
decir, las que afectan a muchas personas del primer
mundo, que sobre las enfermedades tropicales que
afectan a muchos millones de personas, pero pobres.
Por ejemplo, la malaria.
De todo eso soy consciente y por eso sé que hay exi-
gir un fuerte sistema de control independiente. Por
eso debemos exigir que el sistema de investigación
sobre fármacos se complete con centros cuyo objeti-
vo no sea el beneficio económico sino el beneficio de
las personas. Por eso estoy dispuesto a que parte de
mis impuestos vayan a ese tipo de centros de investi-
gación. Por suerte, laboratorios de
ese tipo ya hay, financiados por
fundaciones, universidades, esta-
dos, etc.
Que un laboratorio homeo-
pático cobre un pastón por
agua destilada o glucosa
está bien visto. Que una
empresa farmacéutica cobre
por una medicina que se
sabe que funciona, se ve de
un modo fatal.
Otra vez lo que me desconcierta es
la doble vara de medir. Que un
laboratorio homeopático cobre un
pastón por agua destilada o gluco-
sa está bien visto, a pesar de que no
ha pasado la criba de los controles
que se exigen a los productos far-
macéuticos. Sin embargo, que una
empresa farmacéutica cobre por
una medicina que tiene todas las
bendiciones de los organismos de
control y que se sabe que funciona,
eso está visto de un modo fatal.
Que conste que no estoy diciendo
que no haya abusos dentro del
mundo farmacéutico, que no haya
fraudes, que no haya mentiras, que
no haya intentos de falsificar
investigaciones, que los hay.... y si
no hay muchos más es porque los
sistemas de control, pese a sus
imperfecciones, funcionan bastan-
te bien. Estoy diciendo que no
todos los laboratorios son malos; que los hay honra-
dos, que quieren ganar dinero con medicinas que
curan de verdad, que tienen un código ético, que
cumplen todas las normas,... y que hacen avanzar la
medicina porque ganan dinero. No veo el ganar dine-
ro como el gran diablo.
Pero lo auténticamente desconcertante para mí es que
ganar dinero con medicinas homeopáticas, vendiendo
agujas de acupuntura y máquinas para hacerlas
vibrar... o con lavativas absurdas, eso no les parece
mal.
Sigo absolutamente desconcertado.
Sigo desconcertado
el escéptico
74
J
ulián Acuña, de tres años de
edad, y sus padres, Crispín y
Leonarda, pertenecen a la etnia
guaraní Mbya, y viven en la aldea
Pindó Poty en plena selva de la pro-
vincia de Misiones (Argentina),
cerca del límite con Brasil. Durante
un recorrido programado, un agente
sanitario se percató del mal estado de
salud del niño, por lo que fue deriva-
do al Hospital de El Soberbio y luego
al de la ciudad de Posadas (capital
provincial) donde le fue detectada
una cardiopatía congénita. Hasta esta
situación llegó al no poder ser resuel-
ta su dolencia por los rituales y póci-
mas del opyguá (chamán o curande-
ro) de su pueblo.
Tras dos días de internamiento el
pequeño fue retirado del hospital por
los padres y llevado nuevamente a su
aldea sin tener el alta médica. Debi-
do al riesgo de salud que implicaba
esta acción los médicos dieron cuen-
ta a la Justicia, lo cual es una prácti-
ca común en estos casos. La jueza de
familia de Posadas, Marta Alegre,
ordenó que una comisión oficial se
trasladase hasta la aldea para que
devolviesen al niño al hospital con el
fin de proteger su salud. Al cabo de
un mes, y debido a la complejidad de
su estado, Julián fue derivado al
Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez
de la ciudad de Buenos Aires para ser
sometido a una intervención quirúr-
gica de alta complejidad.
Inmediatamente la familia Acuña se
opuso al tratamiento médico debido
a que Alejandro Benítez, el cacique
de la aldea Pindó Poty, tuvo un sueño
premonitorio "Tupá (Dios) me mos-
tró que dentro del corazón de Julián
había una piedra, y cuando los Yuruá
(blancos) lo operaban para sacársela,
enseguida se moría"
1
. Es de destacar
que el señor Benítez tuvo esa revela-
ción después de conocer que el niño
tenía una cardiopatía que involucra-
ba tumores (aunque no piedras).
Basándose en ese sueño, el Consejo
de Ancianos, Guías Espirituales y
Caciques de la Nación Mbya Guara-
ní, que preside Pablo Villalba, autori-
zaron la medicina natural guaraní y
rezos a Tupá y formaron un grupo de
presión para que el niño no fuera
operado.
Una decisión relativamente simple
para intentar salvar la vida del niño
pronto se transformó en una discu-
sión compleja acerca de los derechos
indígenas, la diversidad cultural, los
derechos humanos y las medicinas
tradicionales.
Curiosamente, el estado argentino,
representado por la jueza Alegre y
por el Hospital Gutiérrez, fue puesto
en el papel del villano porque estaba
abusando de los "débiles indígenas"
al sostener el único modo conocido
para que Julián tuviera alguna espe-
CHAMANISMO,
PSEUDOMEDICINAS,
ROMANTICISMO
Y EL TRIUNFO DE LA RAZÓN
Carlos A. Quintana, Asociación para la Difusión del Pensamiento Racional de Mar del Plata
-www.adepensar.cjb.net-
“Pero dado lo grave de la enfermedad, y la poca eficacia que históricamente tuvieron las terapéuticas divinas, no
parece razonable dejar a Julián solo en manos de un dios, por ancestral que éste sea.” (Leonardo Moledo)
Una decisión relativa-
mente simple para inten-
tar salvar la vida del
niño pronto se transfor-
mó en una discusión
compleja acerca de los
derechos indígenas, la
diversidad cultural, los
derechos humanos y las
medicinas tradicionales.
Entre julio y septiembre de 2005 se generó en Argentina una situación insólita que trascendió a
numerosos medios de comunicación masiva: se discutía si a un niño con una grave dolencia se
le debería realizar la única práctica médica posible para sanarlo o dejarlo morir siguiendo las cre-
encias de sus padres y de otros adultos de su comunidad.
el escéptico
75
ranza de vida. Su cardiopatía era tan
grave que irremediablemente iba a
morir en poco tiempo si no se le ope-
raba; a pesar de ello, la fuerte oposi-
ción de los jerarcas guaraníes y de
grupos ambientalistas retrasó la
intervención durante varios meses.
La negativa de los padres, basada en
el oportuno sueño premonitorio del
cacique Benítez, causó que en el
Hospital Gutiérrez se realizaran
acciones médicas para sostener la
vida del niño sin operarle y que se
tratara el caso en el Comité de Bioé-
tica, incluso con la presencia del
opyguá Pablo Villalba.
Para ayudar a Julián, este guía espiri-
tual supremo de los Mbya Guaraní
sólo se limitó a organizar un rezo
ritual, el tangará, dentro de su tem-
plo, el opy. Es de destacar que Villal-
ba es un anciano que pudo llegar a
los 105 años gracias
a que los "médicos
blancos" le efectua-
ron un bypass
durante una opera-
ción que, en su
caso, no involucra-
ba conflictos cultu-
rales.
Estos sucesos ocu-
rrieron en un momento en que las
comunidades indígenas "están en
proceso de reconstrucción de autori-
dades ancestrales. Ellos están decidi-
dos a luchar por el respeto a su cos-
movisión, sus derechos preexisten-
tes", según comentó Mariano Antón,
el director de Asuntos Guaraníes de
Misiones.
Antón se preocupó
por cuidar al niño
sin que sus padres
y sacerdotes se sin-
tieran agredidos
c u l t u r a l m e n t e ,
pero se encontró
en un clima que
vulneraba los lími-
tes razonables del relativismo cultu-
ral, ya que, en opinión de este autor,
el respeto por las prácticas ances-
trales no está sostenido por un argu-
Chamanismo, pseudociencias, romanticismo...
La jueza Alegre basó su
decisión en que la medi-
cina tradicional no ayu-
daría al niño y que en
Argentina la salud es
responsabilidad del
Estado antes que de los
familiares o de la comu-
nidad de origen.
Fotografía de varios chamanes haida, de la web Haida: Children of Eagle and Raven, www.civilization.ca/aborig/haida/haindexe.html
el escéptico
76
mento que justifique su predominio
frente a la vida.
En este contexto difícil los médicos
evaluaron la posibilidad de que el
niño fuera tratado por algún método
que no implicara la operación
1
, pero
su estado de salud hacia mediados
del mes de septiembre era crítico y
finalmente la jueza Alegre autorizó
la intervención
2
. Los padres insistían
en regresar a El Soberbio, en Misio-
nes, para intentar curarlo con los
métodos de la comunidad Pindó
Poty o al Hospital de Posadas, por-
que consideraban
que allí hay mejo-
res 'energías espiri-
tuales' "Queremos
curarlo con los
rezos de nuestro
opyguá y si se
muere es porque lo
decidió Ñamandú
(Dios)"
3
. Pero la
mediación de
Mariano Antón, y
la explicación de
que Julián se moriría si no lo opera-
ban, finalmente lograron que los
padres aceptaran de mejor talante la
orden de la jueza. La doctora Alegre
basó su decisión en que la medicina
tradicional no ayudaría al niño y que
en Argentina la salud es responsabi-
lidad del Estado antes que de los
familiares o de la comunidad de ori-
gen.
La intervención duró cinco horas e
implicó un equipo de once médicos
de élite de la cardiología pediátrica
de América Latina, encabezado por
Andrés Schlichter, jefe de cirugía
cardiovascular del Hospital Gutié-
rrez, quien debió retirar varios tumo-
res que obturaban casi totalmente el
corazón. "No cabe duda de que este
chico no tenía ninguna posibilidad
de sobrevivir si no se le operaba",
expresó el cardiólogo
4,5
. La interven-
ción fue un éxito pero el doctor Car-
los Cánepa, director del hospital, se
lamentó porque "el postoperatorio
sería más difícil por el estado de des-
nutrición con que Julián llegó al hos-
pital": el niño tenía casi la mitad del
peso que le correspondería por su
edad
6
. Finalmente, el pequeño regre-
só a su provincia durante el mes de
noviembre
7
.
A pesar de toda la situación que llevó
a que se le salvara la vida a Julián, a
diferencia de lo que ocurrió con sus
otros dos hermanos fallecidos, algu-
nos jerarcas guaraníes todavía consi-
deraban que todo
esto supuso una
violación de sus
derechos. Durante
la operación, el
anciano Benítez se
quejó porque
Julián fue sacado
"por la fuerza" de
su comunidad, por
lo que aseguró que
hay "discrimina-
ción" contra los
guaraníes, y durante las dos semanas
previas a la intervención varios
miembros de la comunidad Pindó
Poty reclamaron "respeto" por sus
culturas y sus tradiciones.
Sin embargo, no existió, por parte de
quienes representa-
ron al Estado, un
cuestionamiento o
menoscabo por la
cultura o las tradi-
ciones indígenas;
por el contrario, se
realizaron ingentes
esfuerzos para que
un integrante de la etnia guaraní con-
servara la vida, tras fracasar los ritua-
les y la "medicina tradicional".
Julián habría sido excluido realmen-
te si, desde el Estado, se hubiera
alentado su discriminación por ser
indígena, y que el cuidado de la salud
de los integrantes de su comunidad
se basara sólo en el curanderismo y
en sus rituales tradicionales, y que la
del resto de los argentinos se basara
en el uso de la medicina que se ense-
ña en las universidades.
Es de resaltar el coraje cívico y el
humanismo de varios actores de este
caso, tanto del agente sanitario que
detectó el problema, de los médicos
de Posadas que alertaron acerca de la
ausencia del niño, de la jueza que
generó el marco legal para que final-
mente fuera operado, como de los
médicos del Hospital Gutiérrez.
Estos últimos fueron los que plante-
aron un ejemplo de ética y solidari-
dad ya que, tras el pequeño, habrían
sido los más expuestos si la interven-
ción hubiera fallado. Desde el princi-
pio aclararon que se trataba de una
operación de "alto riesgo", y que el
niño podía fallecer en el intento, pero
que sin ese tratamiento se moría
indudablemente. Los médicos bus-
caron el modo de tratarlo sin "abrirle
el pecho", de solicitar un intérprete
para comunicarse con los padres, de
lidiar con la presión de los jerarcas
indígenas, con la de los medios y de
las agrupaciones ambientalistas,
cuando sólo debían concentrarse en
el asunto de salud.
Esta operación que
comprendía abrir el
corazón mientras
se irrigaba externa-
mente de sangre al
niño, era marcada-
mente arriesgada
por lo que era pro-
bable que el niño muriera en la sala
de cirugía. Posiblemente los médicos
se enfrentaron a un dilema: ¿abando-
nar al pequeño a una muerte segura
pero respetando, en apariencia, su
cultura milenaria? ¿o intentar curarlo
mediante la medicina científica, aún
a riesgo de su vida? Sabían que si la
No existió, por parte de
los representantes del
Estado, un menoscabo
de las tradiciones indíge-
nas; por el contrario, se
realizaron ingentes
esfuerzos para que un
integrante de la etnia
guaraní conservara la
vida, tras fracasar los
rituales y la "medicina
tradicional".
Este caso debería ser
paradigmático acerca
del peligro social del
pensamiento irracional
como el argumento
milenarista, el principio
de precaución o el relati-
vismo extremo.
el escéptico
77
operación fracasaba, además del
trauma de perder a un paciente, esta-
rían en el centro de las críticas y de
las acusaciones protagonizadas por
indigenistas, ecologistas y curande-
ros por la muerte de Julián.
Y seguramente sería un caso para-
digmático que retrasaría el cuidado
de la salud en las zonas marginadas
de Argentina. Entre tanto, un repre-
sentante de la Nación Guaraní, Jeró-
nimo Duarte, dijo que
"si falla la medicina
occidental sería una
decepción muy grande
para las comunidades" y
que la confianza perdida
difícilmente se podría
volver a recuperar
8
.
Finalmente, y a pesar de
las presiones, no preva-
leció la opción mágica.
Durante este proceso
rondaron ideas irracio-
nales esgrimidas por
algunos de los actores
involucrados, y si bien
no se precisaron explíci-
tamente, sus afirmacio-
nes permiten referirse a
conceptos que, aunque
vigentes, son perjudicia-
les para nuestra socie-
dad. En este caso, el
relativismo cultural
extremo se combinó con
el milenarismo y con el
principio de precaución
(tan invocado por los
ambientalistas para dete-
ner el progreso científico
y tecnológico).
La mala interpretación del relativis-
mo cultural llevó a que se discutiera
el uso de la "medicina tradicional
guaraní" o de la "medicina blanca"
como si fueran opciones igualmente
válidas. Por temor a transgredir el
discurso políticamente correcto
nadie hizo manifiesta la idea de que
la medicina tradicional guaraní sólo
es un conjunto de creencias carentes
de valor curativo mientras que la
"medicina blanca" no existe. En todo
caso se trata de la medicina "a secas"
o, siendo redundante, la medicina
científica. Muchos de los actores del
caso confundieron el respeto a la cre-
encia de las tradiciones guaraníes
con el respeto a la salud y de la vida.
Es decir, consideraron que la fe en un
determinado suceso es suficiente
para su ocurrencia en la realidad, la
salud de Julián en este caso. La con-
fusión de los aspectos tangibles de la
realidad con los metafísicos es
común entre quienes practican disci-
plinas esotéricas, lo cual en última
instancia trata de la incapacidad para
diferenciar lo real de lo imaginario.
La intervención de grupos ambienta-
listas radicales y del imaginario New
Age incorporaron el argumento
milenarista, es decir, que las prácti-
cas curanderiles indígenas deben ser
respetadas sólo por el criterio de anti-
güedad, lo cual es arbitrario además
de infundado. El dejar librado a su
suerte a un niño moribundo sólo por
ser indígena nos remite a la teoría del
buen salvaje de Rousseau
9
, que afir-
ma que todo tiempo
anterior a la industriali-
zación fue mejor, por lo
que la medicina chamá-
nica debería ser suficien-
te para curar a Julián. Sin
embargo, la capacidad
curativa de las "medici-
nas tradicionales" o
"medicinas indígenas"
es pobre, de hecho el
propio Julián también
corrió riesgo de vida por
su estado de desnutri-
ción, a pesar de la "sabi-
duría ancestral". Los
rituales divinos no curan
y abandonar a un enfer-
mo a esta "terapéutica"
es criminal, mientras que
hacerlo basado en su
condición de indígena es
discriminatorio.
En este contexto, el prin-
cipio de precaución, invo-
cado por un sueño premo-
nitorio, se manifestó aler-
tando que no se debía
usar la "medicina blan-
ca" porque sería perjudi-
cial para un integrante de
una comunidad indígena. Indepen-
dientemente de las imposturas más
burdas, estas ideas tienen cierto
arraigo en parte de la intelectuali-
dad argentina por la vigencia de
las modas New Age. Pero también a
partir del prestigio del escritor Ernes-
to Sábato que, aunque colaboró con
Chamanismo, pseudociencias, romanticismo...
el escéptico
78
la dictadura militar vernácula más
feroz* y afirmó que "la inteligencia
no sirve para nada", suele ser consi-
derado como un pensador progresis-
ta. Su ensayo La Resistencia
10
posi-
blemente haya jugado algún rol en
quienes aceptaron la falacia milena-
rista y la de precaución infundada y
en el ánimo de los que actuaron con-
tra el tratamiento médico del niño.
Ese ensayo romántico reivindica las
virtudes del pasado e impugna el
progreso, la tecnología y la medici-
na, acusando a los médicos de feti-
chistas de las máquinas. ¡Hasta las
reflexiones de un supuesto pensador
de vanguardia sostenían un clima
desfavorable a la ciencia! Mientras
tanto, las acciones de algunos ecolo-
gistas remiten a las ideas del anarco-
ambientalista John Zerzan, quien
defiende el regreso
a la vida del paleo-
lítico con argumen-
tos basados en
conocimiento cien-
tífico, pero que es
usado tendenciosa-
mente, tergiversa-
do y deliberada-
mente mal inter-
pretado
11
. Básica-
mente Zerzan pro-
pone "un futuro
primitivo" es decir regresar al modo
de vida previo a la agricultura, sin
importarle que en esos tiempos los
niños morían por patologías menos
complicadas que la que tuvo Julián.
El argumento milenarista, el relati-
vismo mal interpretado, el desprecio
romántico a la medicina y el princi-
pio de precaución llegaron al ámbito
oficial: el mismo día que la jueza
autorizó la intervención quirúrgica,
la Defensora de Menores e Incapa-
ces, Ernestina Storni, promovió judi-
cialmente una acción de 'Protección
de Persona' del pequeño de origen
guaraní. Esto comprendía la posibili-
dad que el niño no fuera operado
porque "esta delicadísima situación,
en la que nos encontramos con pau-
tas culturales de largo arraigo, mere-
ce respeto para una comunidad y sus
creencias que deberán ser atendi-
das"
12
. Las instituciones indígenas,
sus abogados y sacerdotes, las agru-
paciones ambientalistas y también la
defensora oficial no pudieron inter-
pretar que no era sensato confiar en
una creencia, por más antigua, tradi-
cional o indígena que fuera, para tra-
tar la grave enfermedad del niño,
sobre todo conociendo la ineficacia y
los resultados adversos a la salud que
han tenido las practicas chamáni-
cas
13
.
Este caso debería ser paradigmático
acerca del peligro social del pensa-
miento irracional, como el argumen-
to milenarista, el
principio de pre-
caución o el relati-
vismo extremo.
Estas premisas del
i r r a c i o n a l i s m o
reciente podrían ser
incluidas en la
agenda de debate
de las asociacio-
nes escépticas (tal
como propone el
editorial de El
Escéptico n° 16 con algunas versio-
nes del ecologismo) en tanto que las
El incidente del niño
guaraní también debe-
ría servir como referen-
cia de un problema
resuelto con éxito al
ser analizado desde un
punto de vista despro-
visto del componente
supersticioso y de
ideas mágicas, y enca-
rado con coraje social.
el escéptico
79
imposturas no se encuentran sola-
mente en prácticas incultas como la
quiromancia, el espiritismo o el tarot.
El incidente del niño guaraní tam-
bién debería servir como referencia
de un problema resuelto con éxito al
ser analizado desde un punto de vista
desprovisto del componente supers-
ticioso y de ideas mágicas, y encara-
do con coraje social. Tanto los médi-
cos de Misiones, como los de Bue-
nos Aires, hubieran estado más dis-
tendidos excusándose por "razones
de conciencia" y dejando que los
padres llevaran al niño a morir en la
selva. La jueza pudo seguir un cami-
no similar. Pero decidieron confiar
en la medicina científica, basada en
las pruebas y no en las creencias, y
consideraron a Julián como un ciu-
dadano argentino pleno y que debían
defender su vida a pesar de las falsas
acusaciones de discriminación y a la
fuerte exposición del "choque cultu-
ral". Esta vez las predicciones mile-
naristas, los argumentos anticientífi-
cos y el pensamiento mágico fueron
superados por el conocimiento cons-
truido con la razón y el esfuerzo
humano.
NOTAS
1,- Página 12, 12-08-05. "Para
Julián, la cirugía puede esperar".
2,- Clarín, 16-9-05. "La Justicia
intervino para que los médicos ope-
raran a un chico guaraní".
3,- Misiones on Line 12-09-05.
"Autorizarían el traslado del niño
mbya a Misiones".
4,- Clarín, 17-09-05. "Mejora el
chico guaraní operado".
5,- Página 12, 16-09-05. "Los guara-
níes aceptaron el bisturí de los blan-
cos".
6,- La Prensa, 16-9-05. "El niño gua-
raní con 2 tumores cardíacos fue
operado con éxito".
7,- Clarín, 25-10-05. "Dan de alta al
bebé guaraní operado".
8,- Misiones on Line, 15-09-05,
"Afirman que si la medicina blanca
falla, sería una gran decepción para
las comunidades guaraníes".
9,- Rousseau, Jean-Jacques, 2001.
Discurso sobre las artes y las cien-
cias. Ed. El Ateneo.
10,- Sábato Ernesto, 2000. La Resis-
tencia. Seix Barral.
11,- Zerzan John, 1994. Future pri-
mitive and other essays. Autonome-
dia (New Autonomy Series).
12,- El Diario Digital, 20-10-05.
"Promueven "protección de persona"
para niño guaraní internado en la
Capital Federal".
13,- Página 12, 19-8-05. "Julián".
* Nota del Editor: Ignoramos desde
la redacción a qué colaboración de
Sábato se refiere exactamente el
autor.
Chamanismo, pseudociencias, romanticismo...
Ilustración de Joan Gómez