UN PRÍNCIPE ALTERNATIVO
Comentábamos en nuestro número anterior cómo estaban
colaborando en el auge de algunas pseudociencias deter-
minadas figuras políticas con pocos conocimientos cientí-
ficos, por regla general, y con una cierta creencia en su
capacidad personal para salvar el mundo, como sucede en
el caso de George Bush, actual presidente de los EEUU, y
su defensa del creacionismo fundamentalista.
Evaluar bien lo que uno dice, apoyando hipótesis que tie-
nen una base sólida y no los productos extemporáneos que
básicamente son fruto de la imaginación de algunos y de
la credulidad de muchos (especialmente cuando hablamos
de medicina), debiera ser todo un deber, más que una posi-
bilidad, especialmente para todos aquellos que ejercen una
función pública.
Es por ello el manifiesto que se indica en otra parte de esta
revista contra un proyecto de decreto de la Generalitat de
Cataluña para regular una serie de terapias naturales.
Peor, peor que dicho intento de regulación, es la posición
al respecto del actual príncipe de Gales, cuya ausencia de
mayores preocupaciones le ha hecho convertirse en un
defensor e impulsor del uso de las medicinas alternativas
en los sistemas de salud del Reino Unido, país en el que es
muy posible que reine algún día.
Tras el problema planteado por los sectores antivacuna a
la sanidad británica durante un cierto tiempo, esta nueva
feliz idea de este hombre inquieto (y tal vez poco activo en
tareas más dignas de su cargo y de la defensa de los inte-
reses de la ciudadanía británica, nos tememos) puede ser
un nuevo dardo a una medicina de alto desarrollo científi-
co y tecnológico que tanto ha hecho por el mundo desde
hace muchísimo tiempo.
En ocasiones, parece que para algunos sea una enorme
injusticia el fin del oscurantismo, de la magia y de la auto-
ridad de las doctrinas reveladas por boca de no se sabe
bien quién, así como una ofensa los beneficios que propor-
ciona el enorme progreso en la sanidad y en la educación
en los últimos siglos, fruto de la lucha por la aplicación del
método científico y por su enseñanza, separando las cre-
encias basadas en la fe (irracionales) de las basadas en las
mejores pruebas disponibles. Claro, que si uno ocupa un
cargo en la suposición de que es Dios directamente quien
lo ha decidido así, debe ser difícil ser racional en el resto
de cuestiones en las que uno piensa, sean éstas públicas o
privadas.
Alfonso López Borgoñoz
el escéptico
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en breve
CONGRESOS, REUNIONES Y
JORNADAS SOBRE PENSAMIENTO
CRÍTICO
Entre los meses de agosto a noviembre, se pudo asis-
tir, sobre todo en España, a un buen número de activi-
dades escépticas que creemos vale la pena recordar,
aunque sea brevemente.
Ello es síntoma de que, por suerte, hay mucha gente
activa, con ganas de trabajar y hacer cosas, desde
diversos puntos de vista y sensibilidades, con la fina-
lidad de llevar el punto de vista crítico a los debates
cotidianos de la gente.
Así, además de los eventos que luego indicaremos,
entre las actividades realizadas destacan las organiza-
das en Sabiñánigo (Huesca) el 7 de junio de 2006, en
las que participaron Arturo Bosque y Juan Soler Enfe-
daque, ambos miembros de ARP-SAPC, sobre ‘¿El
poder de la mente? Engaños y autoengaños’, con
mucha gente de público, la cual contó con el apoyo del
Grupo Sirio, Agrupación Astronómica de Huesca.
También deben ser mencionadas las dos charlas reali-
zadas este año en el Instituto de Figueres (Girona),
organizadas por Ernest Vila i Forment (ARP-SAPC),
en las que se pudo contar con la presencia como con-
ferenciantes de diversos socios de ARP-SAPC como
Ferran Tarrasa, Juan Soler, Juan Pablo Fuentes y
Alfonso López Borgoñoz. Los alumnos, que llenaban
en ambas ocasiones una sala de actos con más cien
sillas, disfrutó con los comentarios de los que intervi-
Arturo Bosque en su charla de Sabiñánigo.
(Foto: S. Gil)
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