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el escéptico
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E
l deseo de un conocimiento completo es una ilu-
sión tentadora y engañosa, así como el sello distin-
tivo de muchas variedades de pseudociencia. Ali-
menta incontables leyendas y antiguos mitos sobre el ori-
gen y la naturaleza del mundo y trata de desterrar la inse-
guridad de la ignorancia y de proveer un cuadro del
mundo completamente interconectado, en el que los
seres humanos desempeñan un papel significativo, pero
eliminan la turbadora idea de lo desconocido.
Para John D. Barrow, profesor de astronomía de la Uni-
versidad de Sussex (Reino Unido) y autor de libros de
divulgación de gran interés, el deseo de una explicación
completa y sin fisuras contamina a la mayoría de los
ejemplos de ciencia 'excéntrica'. "Cuando alguien me
envía por correo su explicación de la arquitectura del
Universo derivada de la geometría de la gran pirámide, o
de la cifra de la Cábala -escribe Barrow en su libro Impo-
sibilidad. Los límites de la ciencia y la ciencia de los
límites (Gedisa, 2000)-, suele exhibir una serie de carac-
terísticas: será enteramente un trabajo de explicación, no
habrá predicciones, ni ensayos de prueba de su correc-
ción y nada existe fuera de lo que abarca. No es el
comienzo de un programa de investigación. Más allá de
la refutación, siempre es la última palabra".
Este deseo de asociar todas las cosas es una profunda
inclinación humana. No se trata de una nueva moda que
llegó con el procesador de textos. Su más famosa mani-
festación antigua se encuentra en la labor de la secta pita-
górica, que mezcló la matemática con el misticismo.
Pensaban que el número era el principio unificador del
Universo, de modo que cualquier cosa que se pudiera
numerar estaba esencialmente vinculada con otras cosas
con el mismo número.
Esta inclinación unificadora es un subproducto de un
importante aspecto de nuestra mente, una de las caracte-
rísticas definitorias de nuestro nivel de inteligencia auto-
rreflexiva. En un momento de la historia cultural de la
humanidad, esta visión prestó servicios que el avance del
conocimiento científico ha hecho no sólo innecesarios
sino claramente perjudiciales y negativos.
Como dice Barrow, si uno está a merced del viento o la
lluvia, es de gran ayuda personificar esos impredecibles
elementos como rasgos de carácter de un dios de la tor-
menta. Aún hoy, muchos intentos espurios de explicar el
mundo que nos rodea ostentan este sello distintivo. Los
horóscopos, por ejemplo, buscan crear un determinismo
que vincula a las personalidades humanas con las orien-
taciones de las estrellas. Es extraño que muchos habitan-
tes de las modernas democracias no sientan escrúpulos
de estar, quizás, bajo una supuesta dictadura astral que
pueda planificar todos sus pensamientos y acciones.
Foto: Portada de la versión original en inglés del libro Imposibilidad.
Los límites de la ciencia y la ciencia de los límites,
de John D. Barrow.
(Oxford University Press, 1999)
Es extraño que muchos habitantes
de las modernas democracias no
sientan escrúpulos de estar, quizás,
bajo una supuesta dictadura astral
que pueda planificar todos sus pen-
samientos y acciones.
¿UNA DICTADURA
ASTRAL?
Manuel Calvo Hernando
rincón escéptico