background image
el escéptico
32
Artículo
AGRICULTURA ¿ECOLÓGICA?
J.M. Mulet
D
esde hace años es frecuente que muchos
supermercados dediquen parte de su valioso
espacio a los productos de agricultura ecológica.
El denominador común es el aspecto pocho y poco
atractivo de la mercancía, pero con unas etiquetas que
a todos nos evocan sentimientos agradables. Abundan
términos como «tradicional», «natural», «como lo hacía
la abuela» (siempre se olvidan del abuelo). Un pequeño
detalle es el elevado precio comparado con los productos
de la agricultura convencional, pero, ¿sabemos realmente
qué estamos comprando?
Tres términos compiten entre sí para denominar los
productos agrícolas en los cuales no se ha utilizado ningún
fertilizante ni insecticida ni herbicida sintético. Tampoco
se admiten variedades genéticamente modifi cadas.
– Agricultura biológica: Parece que este término
pierde peso en España, pero abreviado como Bio
está presente en muchos países de habla alemana.
Biología signifi ca tratado o estudio sobre la vida.
Nosotros, y todos los animales, somos heterótrofos,
es decir, no podemos fi jar el carbono atmosférico,
por lo que todos nuestros alimentos han de formar
parte previamente de algún ser vivo, es decir, de
algún objeto de estudio por parte de los biólogos.
Por lo que al igual que con el término «orgánico»,
esta denominación debería poder aplicarse a
cualquier tipo de alimento que ingiriéramos.
– Agricultura ecológica (AE): Es el término que
utilizaré en el resto del artículo por ser el más popular
en el dominio hispanohablante. Curiosamente si
he defendido que los dos primeros términos se
podrían aplicar a cualquier alimento, con este pasa
justo al contrario. Decía Woody Allen en Maridos
y mujeres
que «divorcio civilizado» son términos
contradictorios por defi nición. Semánticamente
sería el mismo caso que agricultura ecológica. En
el momento que alguien (incluido el marido de la
abuela de la etiqueta) coge una azada, hace surcos
en un campo y mete semillas en ellos, el daño ya está
hecho. El abuelo se ha cargado todo el ecosistema
de ese terreno y ha alterado el equilibrio ecológico
de forma irreversible, dañando la biodiversidad
que pudiera existir. Esto viene siendo así desde
que el hombre descubrió la agricultura allá por
Muestrario de alimentos califi cados como «ecológicos» con
su correspondiente etiquetado (Ed. Santillana]
Abundan términos como «tradicional»,
«natural», «como lo hacía la abuela». Un
pequeño detalle es el elevado precio com-
parado con los productos de la agricultura
convencional, pero, ¿sabemos realmente
qué estamos comprando?”.
Estos términos (orgánico, biológico o ecológico) se
consideran sinónimos en el campo de la agricultura no
convencional. Esto no quita que son una apropiación
indebida de términos científi cos, que en el contexto
en el que se utilizan pierden su signifi cado original.
Concretando:
– Agricultura orgánica: Término más popular en el
mercado anglosajón. En origen hace referencia a
que no se utilizan productos de síntesis sino que se
abona con restos de otros organismos. No obstante
en ciencia el término orgánico hace referencia a
la química del carbono. Esto implica que siendo
rigurosos este término podría adecuarse a la
agricultura convencional, puesto que la mayoría
de herbicidas, insecticidas o incluso los plásticos,
son compuestos basados en el carbono, es decir,
productos de síntesis de la química orgánica. Es
mas si tenemos en cuenta que el carbono es un
elemento fundamental de todos los organismos
vivos, cualquier alimento debería poder
denominarse «alimento orgánico».
background image
el escéptico
33
el neolítico. La agricultura supuso un daño para
muchas especies, pero ha tenido algún que otro
efecto, como el desarrollo de la civilización, o que
usted este leyendo estas líneas en papel impreso.
El sello «agricultura ecológica» ¿me garantiza
que es más sano y más benefi cioso para el
medio ambiente?
Rotundamente no. Que en un producto aparezca alguno
de los numerosos sellos de «agricultura ecológica» solo
quiere decir que el productor ha cumplido con todos los
trámites burocráticos que exige la entidad (normalmente
privada) emisora de dicho sello y que por tanto se le
autoriza a imprimir el logotipo (con espigas, arcos iris,
pájaros o caras sonrientes) en la etiqueta. Ni más ni
menos. El hecho de que diferentes entidades no tengan
La bioquímica demostró en sus inicios que las
propiedades de una molécula dependen de su estructura
y su composición, independientemente de su origen
biológico o mineral. Este hecho viene muy bien, por
ejemplo, a los diabéticos, que pueden inyectarse insulina
obtenida a partir de bacterias recombinantes y así no
tienen que recurrir a extraerla de cadáveres.
Este criterio de origen natural de los aditivos es
profundamente acientífi co y da lugar a innumerables
situaciones curiosas. Concretamente este año se ha
publicado el reglamento de la unión europea 404/2008,
que modifi ca el anexo II del reglamento 2092/91, por
lo que si este invierno un agricultor recoge las naranjas
verdes y las madura en cámara con etileno podrá obtener
el sello de agricultura ecológica, pero el año pasado no.
Los productos de agricultura ecológica ¿Son
más sanos?
Este argumento se esgrime con frecuencia por parte de
los defensores de la AE, sin que haya ningún estudio
riguroso que lo avale. A principios del siglo XX
toda la agricultura podría tener la consideración de
ecológica, puesto que todavía no se había desarrollado
la industria agroquímica. No obstante la esperanza de
En el momento que alguien coge una azada,
hace surcos en un campo y mete semillas
en ellos, el daño ya está hecho. Se ha alte-
rado el equilibrio ecológico de forma irrever-
sible, dañando la biodiversidad que pudiera
existir. Esto viene siendo así desde que el
hombre descubrió la agricultura”.
El criterio para la inclusión o no de un pro-
ducto como ecológico no está basado en es-
tudios de toxicidad sobre la salud o el medio
ambiente, sino principalmente en un crite-
rio de corte místico-fi losófi co y desprovisto
de base científi ca”.
criterio unifi cados da lugar a que un producto pueda ser
considerado de «agricultura ecológica» en un país y en
otro no.
En el ámbito europeo el listado de productos que pueden
utilizarse en «agricultura ecológica» viene determinado
en el reglamento 2092/91, y en el ámbito español tiene
que estar registrado en el MAPA como producto apto
para «Agricultura ecológica». Por desgracia para los
consumidores el criterio para la inclusión o no de un
producto en estos registros no está basado en estudios
de toxicidad sobre la salud o el medio ambiente, sino
principalmente en un criterio de corte místico-fi losófi co
y desprovisto de base científi ca. Este principio es que
estos aditivos, técnicamente llamados «insumos», deben
estar presentes en la naturaleza, y no pueden obtenerse
por métodos químicos o industriales.
La mayoría de CC.AA., como Andalucía, promocionan y
subvencionan a la Agricultura Ecológica. En muchos casos
el mensaje puede crear dudas sobre la salubridad o toxicidad
del resto de alimentos o crear espectativas de salubridad
infundadas. [Junta de Andalucía]
background image
el escéptico
34
vida era de 50 años frente a los 80 actuales. También
se olvida frecuentemente que la nevera y la mejora de
la seguridad alimentaria han salvado más vidas que la
penicilina. Las enfermedades infecciosas normalmente
causan mortandad en circunstancias ocasionales (como
en guerras donde se hacina gente en condiciones de
poca higiene, o en epidemias puntuales). Durante la
primera mitad del siglo XX las principales causas de
muerte estaban ligadas a falta de higiene o mala calidad
alimentaria (intoxicaciones varias, botulismo, tifus,
etc). O directamente desnutrición. El empleo de la
moderna tecnología agraria y el uso de fi tosanitarios han
permitido que hoy en día los fallecimientos debidos a
intoxicaciones de origen alimentario sean irrelevantes.
Contribuyendo así de forma decisiva al aumento en 30
años en la esperanza de vida.
para temas alimentarios (RASFF) detectó seis problemas
graves por contaminación en alimentos «ecológicos/
orgánicos/biológicos», motivados por una presencia
de micotoxinas más alta que la autorizada. De hecho
la contaminación por hongos o bacterias patógenas es
un problema recurrente en los productos de agricultura
ecológica, que tiene fácil solución en la agricultura
convencional.
Los productos de agricultura ecológica: ¿Son
mejores para el medio ambiente?
Es otro mito que cae en cuanto analizamos fríamente
los números. Por defi nición la agricultura es agresiva
con el medio ambiente, aunque se puede tratar de
suavizar su impacto. La AE es entre tres y cuatro veces
menos productiva que la agricultura convencional, esto
repercute en que el precio que paga el consumidor sea
entre tres y cuatro veces más alto. Vamos a suponer que
toda la agricultura mundial se ajustara a los límites de
la AE. Esto implicaría que tendríamos solo un tercio de
los alimentos disponibles en la actualidad, por lo que
condenaríamos a morir de hambre a más del 50% de la
población mundial. Huelga decir los más afectados no
serían los ciudadanos europeos (principales valedores
de la AE), sino los habitantes de países en vías de
desarrollo. La única forma de evitar está drástica caída
en la producción de alimentos sería aumentar el terreno
agrícola, es decir, arrasar cualquier espacio natural
disponible para cultivarlo. No parece que convertir toda
la agricultura mundial en ecológica sea benefi cioso para
el medio ambiente, sino todo lo contrario.
No solamente a gran escala la AE es un contraproducente
para el medio ambiente. En las pequeñas producciones
muchas de las prácticas autorizadas son claramente
nocivas. Por ejemplo, una práctica presuntamente
ecológica para evitar que los áfi dos ataquen a las
No hay un logotipo único ni un criterio unánume para señalar
objetivamente un producto como «ecológico» (Archivo).
El sello AE no hace ninguna referencia a la
calidad del producto. Esta política tan poco
centrada en la seguridad alimentaria permi-
te, a veces, que ocurran accidentes”.
Se puede alegar que con la moderna tecnología se puede
controlar todos estos problemas ligados a la falta de higiene
alimentaria y que por eso los alimentos ecológicos son
más sanos al no haber estado en contacto con productos
fi toquímicos. No obstante el problema es más complejo.
En el año 1990 la revista de la academia americana
de ciencias (Proceedings of the Nacional Academy of
Sciences
; PNAS) publicó un completo estudio en el que
revisaba el contenido en moléculas carcinogénicas de
cultivos que habían estado tratados con insecticidas y
cultivos que no. Las conclusiones fueron demoledoras.
Las plantas no tratadas con insecticidas al ser atacadas
por insectos activan sus mecanismos de defensa. Parte
de estos mecanismos consiste en la generación de
moléculas tóxicas para insectos. La mayoría de estas
moléculas al ser ensayadas con ratones resultaron ser
carcinogénicas. Las plantas tratadas con dosis adecuadas
de insecticida no activaban estas defensas por lo que no
acumulaban moléculas tóxicas en comparación con las
plantas no tratadas. Otro problema añadido es que, como
se ha indicado en el apartado anterior, la denominación
agricultura ecológica no es más que un sello burocrático,
que se otorga en función de que el agricultor haya
realizado o no una serie de tratamientos. El sello AE no
hace ninguna referencia a la calidad del producto. Esta
política tan poco centrada en la seguridad alimentaria
permite, a veces, que ocurran accidentes. Sin ir más lejos,
en el año 2006 el sistema de alertas rápidas de la UE
background image
el escéptico
35
tomateras es cubrirlas individualmente con mallas de
plástico de color. Esto despista a los áfi dos durante un
tiempo hasta que descubren el truco, momento en el cual
se cambia la malla de plástico por otra de diferente color.
Huelga decir que el consumo energético y la generación
de residuos creada por estas mallas de plástico es mucho
mayor que dos o tres aplicaciones de insecticida.
Otro ejemplo es el que se dio en el condado de Devon
(Inglaterra) cuando todos los agricultores decidieron
dedicarse a la AE. Al no utilizar fertilizantes sintéticos
abonaron masivamente sus cultivos con abono orgánico.
Las lluvias arrastraron el material fecal al río donde las
bacterias y hongos se propagaron indiscriminadamente,
consumieron todo el oxígeno y provocaron la muerte de
todos los peces.
Los productos de AE ¿están más buenos?
Eso depende del gusto de cada uno. En este tema poco
se puede decir.
Si no consumo productos de AE, ¿me cuesta
dinero?
Desgraciadamente sí. Una de las mayores conquistas del
siglo XX han sido los derechos humanos y las libertades
individuales, por lo que si alguien quiere tener un huerto
ecológico, o consumir productos de AE no seré yo quien
le diga que no lo haga. El problema surge cuando estas
prácticas son subvencionadas, queramos o no, con dinero
de nuestros impuestos. Recordemos que las técnicas
de AE no responden a ningún criterio científi co, que
objetivamente no suponen una mejora para la comunidad
y que solo las siguen una pequeña parte de la sociedad.
La producción ecológica está fuertemente subvencionada
en países de la UE como Austria o Alemania. En nuestro
país los productores ecológicos están demandando un
aumento de las numerosas subvenciones existentes.
Muchas administraciones locales y autonómicas ya
cuentan con canales específi cos de subvención para
cultivos ecológicos. Destaca especialmente la junta
de Andalucía, donde existe una dirección general de
Agricultura Ecológica (con el gasto de funcionarios y
administrativo que conlleva, sin contar las subvenciones
que concede). Una de las misiones de esta dirección
general es fomentar el consumo de productos de AE
en organismos públicos como hospitales o escuelas.
Personalmente preferiría que gastaran ese dinero en
mejorar los servicios de esos hospitales y esas escuelas
(insisto, los productos de AE son mucho más caros).
En el ámbito de comunidad europea el panorama
es mucho más desolador, rozándose en ocasiones el
esperpento. Como ejemplo una anécdota reciente. Ya he
explicado que existe una diversidad de autoridades de
certifi cación en AE, con una gran diversidad de logotipos.
Para tratar de unifi car esta disparidad la Unión Europea
acordó en el reglamento 834/2007 la obligatoriedad de
que a partir del 1 de enero del 2009 todos los productos
de AE debían llevar un logotipo unifi cado. Para este fi n
se nombró una comisión. Durante dos años la comisión
se estuvo reuniendo, con el consiguiente gasto para el
contribuyente en viajes, dietas y sueldos. Finalmente el
logotipo fue presentado, pero hubo de ser retirado a los
pocos días puesto que coincidía con el logotipo que la
multinacional alemana ALDI utiliza para sus productos
ecológicos. Actualmente el proceso está paralizado.
Mientras tanto la comisión se está reuniendo (más
sueldos, más viajes y más dietas). Se prevé como fecha
de entrada en vigor del logotipo unifi cado en el 2010.
La próxima vez que vean una estantería en un
supermercado dedicada a la alimentación ecológica…
juzguen ustedes mismos.
Bibliografía recomendada:
La tercera revolución verde. Francisco Garcia Olmedo.
Ed. Debate.
¿Es necesaria la ciencia? Max Perutz. Espasa Calpe.
Dietary pesticides (99,99% all natural). Ames et al.,
PNAS, octubre 1990.
La venganza de Gaia: Crisis climática y el destino del
planeta. James Lovelock. Ed. Planeta.
Agricultura Ecológica. Nicolas Lampkin. Mundi-prensa.
www.elmundo.es/suplementos/natura/2006/6/1157642924.html
La Junta de Andalucía ha decidido el uso sistemático de
productos «ecológicos» en los comedores escolares a
pesar de la carga presupuestaria que ello conlleva. (Junta de
Andalucía).