el escéptico
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ENERGÍAS DESNATURALIZADAS
A. González Arias
Una energía real
E
n los últimos tiempos hay que ser cuidadoso al leer
o escuchar el vocablo energía, pues va resultando
frecuente toparse con alguna «energía»que se nos
presenta como tal, pero que en realidad no lo es. Vaya,
como si nos quisieran dar gato por liebre. Y quizás la
mejor forma de esclarecer esta afi rmación es comenzar
por un ejemplo bien conocido.
La compañía eléctrica literalmente vende energía
eléctrica, que el usuario paga a tantos centavos el
kilowatio-hora. Cuando el cobrador llega a nuestra casa
con el recibo de la luz —y con el importe disparado hasta
el techo, si Ud. se pasó de cierto límite— en el papel
aparece impreso un determinado número de kilowatios-
hora (kwh), que refl ejan la energía gastada, junto a los
pesos y centavos que deben salir de su bolsillo. Sin lugar
a dudas, alguien tuvo que medir previamente el consumo
de energía (todos conocemos el reloj contador) para así
poder obtener el correspondiente valor numérico, aplicar
la tarifa establecida, y efectuar el cobro correspondiente.
La energía eléctrica tiene una expresión analítica muy
bien conocida: E
eléctrica
= V·I·cosφ·Δt. El signifi cado de
los parámetros se puede encontrar en cualquier texto
básico de electromagnetismo.
cinética, potencial gravitatoria, potencial elástica,
electrostática, magnetostática, electromagnética, térmica,
las diferentes energías de enlace y la célebre energía en
reposo de Einstein, E = mc
2
.
Un segundo signifi cado
Pero no es menos cierto que el término energía en las
ciencias y la tecnología posee cierta dualidad, pues
también se utiliza para indicar donde están contenidas
o almacenadas determinadas energías, sin que exista
una fórmula matemática específi ca en cada caso. Así, es
posible hablar de energía nuclear, eólica, o solar entre
otras. Sin embargo, estos términos siempre se refi eren
a alguna de las energías descritas anteriormente. Así, la
energía eólica se refi ere a la energía cinética del viento,
la solar a la energía de la radiación electromagnética que
la compone y la nuclear a los enlaces de las partículas
que integran el núcleo atómico. Por tanto, también es
Al tratar de explicar algo poco convincente
introduciendo una energía «misteriosa»
todo el asunto se nubla y oscurece aún
más, y entramos de lleno en el terreno de la
pseudociencia”.
De aquí se concluye que la energía eléctrica no es
ninguna abstracción, sino algo real, bien defi nido y
medible, asociado a una expresión analítica, cuyo valor
puede expresarse en números, e incluso ser objeto de
transacciones de compra-venta.
En forma similar, todas las demás energías asociadas
a la ciencia y la tecnología son magnitudes reales y
bien defi nidas; se pueden medir o calcular usando los
instrumentos adecuados, tienen asociada su propia
expresión analítica (o fórmula matemática) y es posible
registrar sus valores numéricos. Ejemplos son la energía
El término «energía» se utiliza constantemente y sin rubor
por la pseudociencia desvirtuando en el público su signifi cado
real. (Archivo)
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posible medirlas y registrar sus valores numéricos.
Nuevamente tenemos energías reales, perfectamente
medibles, que pueden compararse entre sí o con otras
energías y posibilitan, por ejemplo, calcular o determinar
experimentalmente cómo se transforman unas en otras, o
su efi ciencia en determinadas aplicaciones.
La desnaturalización de la energía
Lamentablemente, también es posible encontrar
«energías» diferentes a las dos anteriores, «descubiertas»
o inventadas con el fi n aparente de dar una explicación
a fenómenos que en realidad no están comprobados
científi
camente. Al tratar de explicar algo poco
convincente introduciendo una energía «misteriosa» se
obtiene un resultado contraproducente: todo el asunto
se nubla y oscurece aún más, y entramos de lleno en el
terreno de la pseudociencia.
analítica? ¿Cómo se relaciona con las magnitudes físicas?
Ni idea. En fi n... no es más que una palabra compuesta
sin contenido real. Palabrería vana, superfi cial, vacía. A
veces se intenta sustituir por la «energía de las formas».
La energía vital es un vocablo introducido para tratar de
esclarecer algunos efectos reportados en la acupuntura,
que en realidad no esclarece nada, sino que más bien
confunde, pues posee características similares a las de la
energía piramidal. Las restantes energías desnaturalizadas
se comportan exactamente de la misma forma. ¿Qué es
una «energía oculta»? Vaya Ud. a saber. Comentario
aparte merecen la energía orgone y la bioenergía. Esta
última es muy usada por curanderos, charlatanes y algún
que otro despistado periodista o presentador de TV.
La energía orgone fue introducida por el psicoanalista
Wilhem Reich alrededor de 1930. Reich afi rmaba que
el orgone era una «energía de la vida» que llenaba todo
el espacio, y que ciertas enfermedades se debían a un
bloqueo energético en el organismo. Realizó mediciones
y experimentos, que posteriormente fueron declarados
mal diseñados y con conclusiones insostenibles; no
obstante, el orgone aún cuenta con seguidores (Por
cierto, aunque muy popular a mediados del siglo pasado,
Quizás el uso más extendido de estas energías
desnaturalizadas sea el de tratar de justifi car la
aplicación de terapias «novedosas» que no han sido
sometidas a ensayos clínicos previos con animales, cuya
supuesta efectividad carece de fundamento científi co
y los efectos secundarios y contraindicaciones son
totalmente desconocidos. —Sin embargo, algunos las
aplican regularmente a personas con entera libertad e
irresponsabilidad.
La colección de energías en esta categoría es amplia:
energía piramidal, energía vital, energía orgone,
bioenergía, energía cósmica o biocósmica, energías
ocultas, y quizás alguna más.
Otra «trampa» utilizada en la pseudociencia consiste
en utilizar el término energía sin especifi car el tipo de
energía considerado. La energía sin «apellidos» es
una abstracción que no tiene una defi nición precisa, y
resulta imposible de asociar a mediciones, fórmulas o
magnitudes .
La energía piramidal, según sus defensores, es «la
energía contenida o condensada en la pirámide». ¿Cómo
se mide? ¿Cuál es su valor numérico? ¿Cuál su expresión
La energía piramidal, según sus defensores,
es «la energía contenida o condensada
en la pirámide». ¿Cómo se mide? ¿Cuál
es su valor numérico? ¿Cuál su expresión
analítica? ¿Cómo se relaciona con las
magnitudes físicas?”.
En la foto, lo que pare-
cen simples piedras de
colores son realmente
«células de energía de
taquión». Tratándose de
taquiones supondremos
que es energía imagina-
ria. (Archivo)
El «reiki» nos pro-
porciona «Energía
Vital Universal». Sea
lo que sea, el libro
parece decirnos que
las enfermedades
son una especie de
problema de carga de
baterias. (Archivo)
Escepticismo en Cuba
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el psicoanálisis ya no se imparte en la mayoría de las
universidades, y es considerado una pseudociencia por
la mayor parte de los especialistas).
Por otra parte, en la ciencia y tecnología contemporáneas
la bioenergía es una energía real, asociada a la producción
energética a partir de fuentes renovables y con valores
numéricos bien defi nidos.
El poder energético de cualquier alimento, o sustancia
vegetal o animal es perfectamente medible y puede ser
expresado en números. Existen incluso dos revistas
científi cas internacionales dedicadas específi camente
a la bioenergía. Sin embargo, en la pseudociencia el
concepto bioenergía se estruja y retuerce hasta darle
un sentido parecido al de la energía orgone; una cierta
energía «especial» asociada exclusivamente a la vida y
los organismos vivos.
Desde luego, tal interpretación de la bioenergía
está divorciada de mediciones, valores numéricos y
expresiones analíticas. Cuando leemos o escuchamos
—con bastante desazón y quizás algo de irritación— lo
que algunos escriben o comentan acerca de la bioenergía,
a menudo resulta difícil diferenciar lo que se argumenta
de alguna propuesta religiosa o mágica. —Cada cual es
libre de creer en lo que quiera, pero no de llamar ciencia
a sus creencias.
Postgrados de pseudociencia
Posiblemente algún lector crítico y racional se muestre
reacio a admitir que hoy día se organizan en algunos
lugares cursos ofi ciales de postgrado sobre estas
«mágicas» energías. Pues bien, hace pocos días un
colega me comentaba que un conocido suyo estaba
asistiendo nada menos que a... ¡un postgrado en energía
piramidal! A este paso, no falta mucho para que dentro
de poco aparezcan ofertas de cursos de tarot o astrología
en alguna institución pública.
Y junto al lector crítico podríamos preguntar: ¿Quién
regula y autoriza estos cursos? ¿Qué supuestos
conocimientos «científi cos» —más bien anticientífi cos—
reciben los desorientados alumnos? ¿Las comisiones
académicas encargadas de normalizar nuestro quehacer
científi co están al tanto de que regularmente se imparten
cursos de pseudociencia en dependencias estatales?
¿Vamos hacia delante... o hacia el lado contrario?
Referencias
(1) Pseudociencia es cualquier conjunto de conocimientos,
metodologías, creencias o prácticas que afi rman ser
científi cas, pero que no siguen el método científi co.
(Oxford American Dictionary).
(2) Revista de la Unión Iberoamericana de Sociedades
de Física 1, No. 2, agosto 2006, reproducido en
«¿Qué es la energía?» www.fi sica.uh.cu/rationalis/
pseudociencia/index.htm
(3) http://en.wikipedia.org/wiki/Orgone#Wilhelm_
Reich.27s_theories
(4) http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Psicoan%C
3%A1lisis&action=history
(5) Determinando, por ejemplo, su calor de combustión.
(6) The journal of Biomass and Bioenergy, en http://
www.elsevier.com/wps/find/journaldescription.cws_
home/986/description#description
(7) Journal of Biobased Materials and Bioenergy, en http://
www.aspbs.com/jbmbe.html
El poder energético de cualquier alimento, o
sustancia vegetal o animal es perfectamente
medible y puede ser expresado en
números”.
Representación «cosmológica» de la bioenergía. (Archivo)