el escéptico
40
Artículo
MENSAJES OCULTOS EN
«—¿Los ceros y los unos por último se interrumpen y se vuelve a la secuencia de números al azar? – Al ver una expresión
de aliento en el rostro masculino, ella se apresuró a seguir. – Y la cantidad de ceros y de unos, ¿es producto de los números
primos?
— Sí, de once de ellos.
— ¿Sugieres que existe un mensaje en once dimensiones oculto en lo más profundo del número pi, que alguien del universo se
comunica mediante... la matemática? Explícame más, porque me cuesta comprender. La matemática no es arbitraria, o sea
que pi debe tener el mismo valor en cualquier parte. ¿Cómo es posible esconder un mensaje dentro de pi? Está inserto en la
trama del universo.
— Exacto».
Carl Sagan,
Contact
Jesús M. Landart Ercilla
Q
ue yo sepa, Carl Sagan fue el primero en imaginar
que dentro de la infi nita ristra de decimales de π
(pi) podían existir mensajes ocultos, colocados
por alguien lo sufi cientemente poderoso como para
«diseñar» de alguna manera esta constante básica del
universo de forma que porte interiormente un mensaje.
Por supuesto, la idea de Sagan era parte de la trama de
una novela de ciencia fi cción, sin pretensión alguna de
realidad.
Estamos hablando de una relativamente buena novela de
ciencia fi cción. Si mucha gente confunde la realidad con la
fantasía incluso en las malas novelas, como «El código da
Vinci», qué no pasará con las buenas. Actualmente existe
gente buscando mensajes extraterrestres en el interior de
π, o incluso mensajes de Dios. Lo curioso es que estos
mensajes realmente existen dentro de π. Vamos a explicar
por qué. Y para ello, necesitaremos un poco de teoría.
Un número trascendente es un número real que no es raíz
de ningún polinomio de coefi cientes enteros, entendien-
Los que sí son raíces de polinomios se denominan
algebraicos, y pueden ser tanto racionales como
irracionales. Es curioso que siendo tan grande el número
de polinomios posibles (de cualquier grado), casi todos
los reales son trascendentes.
Esta último frase parece vaga y fuera del rigor matemático
(«casi todos»), pero no lo es en absoluto. Cuando decimos
que «casi todos» los reales cumplen una propiedad,
cuando decimos que una propiedad se cumple casi por
doquier, o cuando decimos que un suceso se producirá
casi seguro estamos afi rmando que tal cosa se cumple,
o se produce para todo número, en todo punto o en todo
caso excepto en un conjunto de medida cero. Y es que
una vez más, la teoría de la medida está detrás de este
asunto.
El motivo por el que casi todo número real es trascendente
es que el conjunto de todos los polinomios es numerable,
y como cada polinomio tiene una cantidad numerable
de raíces, el conjunto de éstas también lo es. Dado que
el conjunto de los reales NO es numerable, la potencia
El símbolo griego PI repre-
senta a uno de los más fas-
cinantes números de las
matemáticas (Archivo).
El número π se compone de infi nitos dígitos distribuidos al
azar (Archivo).
π
do por raíz de un polinomio a
cualquier valor que sustituido
por la variable del polinomio,
lo anula.
Por ejemplo, el 3 es raíz del
polinomio siguiente:
P(x)= 6x-18
Pues si sustituimos el 3 por la
x, obtenemos que
P(3)=0
el escéptico
41
de los trascendentes es mayor, y de hecho, copa toda la
medida de R. Los algebraicos son humo fractal dentro de
los reales.
Nuestro protagonista, π, además de trascendente parece
ser que es normal, lo que quiere decir que en su expansión
decimal, los diez dígitos aparecen con igual frecuencia
1
.
Esto es una conjetura pendiente de demostrar. Demostrar
la normalidad de un número no es cuestión sencilla. No
obstante, el número de decimales conocido (muchos
millones de ellos) demuestra que la truncación de π a
esos decimales es normal. La verdadera sorpresa sería la
demostración futura de la no normalidad de π.
Admitamos la conjetura de normalidad en π. La infi nita
ristra de dígitos de la expansión decimal es aleatoria, en el
sentido de que tiene las mismas propiedades que una ristra
conseguida al azar. Imaginemos que estamos buscando
una secuencia concreta de n dígitos en π. Tomada una
secuencia cualquiera de n dígitos, la probabilidad de
que coincida con la que buscamos es de una entre 10
elevado a n. Probabilidad pequeña para n grande, pero
mayor que cero. Es muy fácil demostrar que un suceso
de probabilidad mayor que cero llega a producirse si
se efectúan sufi cientes pruebas, de hecho, se produce
infi nitas veces si las pruebas son infi nitas.
Sea p la probabilidad de un suceso cualquiera. Calculemos
la probabilidad P(n) de que dicho suceso se produzca al
menos una vez en n intentos.
P(n)=1-(1-p)
n
Esto es: la probabilidad pedida es uno menos la
probabilidad de que no se produzca en ninguno de los
n intentos, y esta última vale (1-p)
n
(No se produce la
primera, con probabilidad (1-p), ni la segunda, con la
misma probabilidad, y así n veces).
Por muy pequeño que sea p, si n es sufi cientemente
grande, (1-p)
n
se acercará a cero todo lo que queramos, y
P(n) por lo tanto a la unidad, a la certeza absoluta.
Así pues, podemos asegurar que tal secuencia existe
realmente en algún sitio dentro de π. Lo extraordinario
sería que no existiera, suponiendo la normalidad de π.
Así pues, la codifi cación completa de «Lo que el viento
se llevó» en estéreo y en idioma bantú está dentro de π,
además está infi nitas veces, incluso con fi nales espurios
en los que los protagonistas se quedan juntos. También
está el número de la lotería de la semana que viene, la
historia universal del siglo XXII, y este mismo artículo
que estoy escribiendo ahora. Así como todas las historias,
novelas y poemas producidos por la humanidad, que no
son sino ristras de n dígitos en algún código.
El gran Kolmogorov postuló como defi nición de
complejidad de un objeto matemático la longitud de
mínimo algoritmo necesario para producirlo. Pi puede
generarse con programas muy cortitos, luego encierra muy
poca complejidad, y por tanto poca información. ¿Cómo
podemos conjugar ambas visiones tan contrapuestas en
apariencia?
Se me ocurre una forma muy sencilla de verlo. Hace poco
vi en la red un archivo con el primer millón de cifras de π.
Busqué en su interior mi número de teléfono (sin prefi jo)
usando Edición/buscar con el Word de Microsoft, y ¡allí
estaba!
Puedo dar mi teléfono de dos formas: comunicando las seis
cifras del mismo, o diciendo el puesto del primer dígito
del mismo en el desarrollo de π. Pero para ambas cosas
necesito el mismo número de cifras, puesto que mi teléfono
se encontraba hacia la mitad del primer millón de dígitos,
luego no ahorro cantidad de dígitos. La codifi cación de la
película mencionada más arriba comenzará en un puesto
tal que necesitaré aproximadamente la misma cantidad
de dígitos para expresar el puesto del decimal a partir del
cual «comienza la película» que para tener la película
codifi cada por otro medio. Ahora es más fácil comprender
que π no encierra mucha información. Al estar TODO
en π, no hay nada en π. Es posible (de hecho, hemos
demostrado que es matemáticamente seguro) que en un
número sin estructura, ni información neta alguna existan
tramos que porten cualquier cantidad de información. La
solución de la aparente paradoja reside en el hecho de
que «ir a mirar» a partir de un dígito concreto ¡aporta una
cantidad de información similar al contenido que vamos
a hallar!
Decididamente, π es fascinante, pero no es en la
posible existencia de mensajes ocultos donde reside la
fascinación.
Lo preocupante es que algún día alguien encontrará el
puesto en el que comienza alguna codifi cación de la frase
«Yo soy el camino, la verdad y la vida» en hebreo, y
entonces, a ver quien es el guapo que consigue convencer
a la gente que nosotros ya sabíamos que esa frase estaba
dentro de π, pero que no signifi ca nada.
(1) Esto requiere un poco más de explicación. Más exactamente: un número es normal en una base b si en su expansión decimal en base b todos los
dígitos aparecen con la misma frecuencia, y todas las ristras posibles de n dígitos lo hacen. Podríamos hablan tan sólo de las ristras de n dígitos, pues
el caso de cada dígito se daría para n=1. Un número es normal cuando lo es en cualquier base.