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(y cuya versión fílmica llegó a las pantallas en el año 2012).
La idea de Marte como planeta habitado por una civilización
en decadencia se cimentó en el imaginario popular a partir
de las observaciones de Giovanni V(irginio) Schiaparelli, el
famoso descubridor de los “canales” marcianos (aunque él
nunca se atrevió a afirmar con claridad que se tratase de obras
de ingeniería artificiales) y de astrónomos divulgadores como
el francés Camille Flammarion y el estadounidense Percival
Lowell (millonario que llegó a construirse un observatorio
en Flagstaff –Arizona- para estudiar mejor el planeta rojo).
Frente a las propuestas finiseculares de H.G. Wells y sus
invasores, las ideas de Lowell sobre un planeta agonizante
donde los marcianos colaboraban a escala planetaria por el
bien común, suponían un testimonio envidiable del valor del
progreso tecnológico para un mundo donde los crecientes
nacionalismos nos abocaban a la Gran Guerra.
Casualmente, ambos astrónomos han recibido honores
filatélicos en 2010. Abajo (Fig.3) podemos ver la efigie de
Sciaparelli en esta postal emitida por la república italiana
en 2010 para conmemorar el centenario de su fallecimiento.
En la página siguiente (Fig. 4) aparece el retrato de Percival
Lowell, en una hojita bloque de Guinea Conakry emitida para
conmemorar el descubrimiento de Plutón en 1930 (arriba,
E
n la anterior entrega hablamos de los planetas de
nuestro Sistema Solar como estímulos astronómicos
para algunos avistamientos de ovnis. Pero en su
momento, algunos de estos planetas (y satélites) más
próximos fueron considerados por muchos ufólogos como
posible lugar de origen de todos esos platillos volantes
que llegaban en oleadas a nuestros cielos. Al principio,
defendiendo la habitabilidad de nuestros vecinos más
próximos, gobernados por civilizaciones avanzadas; más
tarde, sirviendo como mínimo de bases alienígenas para
visitantes extrasolares.
Es el caso de Venus, el planeta de los “contactados” por
antonomasia, desde que en 1952 George Adamski proclamó
haberse entrevistado con un venusiano llamado Orthon. En
1965 la actuación conjunta de rusos y americanos (con las
sondas Venera 4 y Mariner 5, que aparecen en esta bella hoja
alegórica de Dahomey –actual república de Benin- puesta en
circulación el 17 de febrero de 1968)(Fig.1), acabaría con
la idea de Venus como planeta habitable. Cuando la Venera
9 se convirtió en la primera sonda humana en alcanzar la
superficie venusina, apenas si sobrevivió 53 minutos a aquel
infierno. Vemos aquí el sello ruso emitió para la ocasión
(Fig.2).
Pero lo cierto es que los “contactos” con Marte son
anteriores, aunque fuesen en la forma de “viajes astrales”
como los de la famosa medium Helene Smith, investigada
por Flournoy en 1900, o los de John Carter, el protagonista
de la saga de ciencia ficción escrita por Edgar R. Burroughs
Un marciano en mi buzón (3.4):
¿Bases alienígenas?
Luis R. González
Fig. 1
Fig. 2
Fig. 3
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en el centro), precisamente desde el observatorio fundado
por Lowell. Como curiosidad, entre las seis personalidades
incluidas en la hojita bloque, al ilustrador se le ha colado un
“simple” escritor de ciencia ficción (abajo, a la derecha). Se
trata de Jack Williamson, y supongo que aparece ahí por su
relato “El terror de Plutón” de 1933.
Naturalmente, para esta emisión, el descubridor de ese
destronado planeta, Clyde W.Tombaugh se merece sello,
hojita y sobre Primer Día propios, con el logo de la misión
“New Horizons”, de la NASA que tiene previsto llegar allí
en 2016. Tombaugh ya ha sido mencionado en esta serie de
ufofilatelia por ser uno de los astrónomos más prestigioso en
reconocer que había visto ovnis y si os fijáis en el dentado del
sello (centro de la parte inferior) aparece un hueco inusual
que nos recuerda al típico platillo. ¿Un guiño del diseñador
Paul Puvilland? (Fig. 5).
Recientemente descubrí que, en fecha tan tardía como
1965, Tombaugh aseguró haber encontrado varios “canales”
en las fotos enviadas por la sonda Mariner 4, aunque los
interpretaba como fisuras o fracturas en el suelo marciano.
Curioso (Fig. 6).
Todos recordamos al astrofísico ruso Shklovsky, quien
en 1958 propuso que las lunas de Marte eran en realidad
satélites artificiales. Desde luego, en esta foto de Deimos que
ilustra uno de los cuatro valores emitidos en 2006 por Togo
(Fig. 7), nos recuerda bastante a la “Estrella de la Muerte”
de la saga Star Wars. Ese enorme cráter recibe el nombre
de Stickney, en memoria de la mujer de Asaph Hall, el
descubridor de los satélites marcianos en 1877.
Aunque algunos iluminados también han defendido
que nuestra Luna es un satélite artificial, lo más habitual
en ufología ha sido limitarse a considerarla como el lugar
ideal para establecer una base alienígena, sobre todo en la
llamada “cara oculta” (como hacen en la reciente película
“Iron Sky”). En los años sesenta del pasado siglo se inició
el reconocimiento fotográfico de los mundos más cercanos,
con ayuda de sondas espaciales. El 7 de octubre de 1959,
las primeras fotos de la cara oculta de la Luna tomadas por
la sonda soviética Lunik 3 no mostraron por ningún lado las
ciudades y campos descritos por Adamski (y otros, como
en el Amazing Stories de Julio 1947, mucho antes) (Fig.
8). Aquí podemos ver la sonda, en uno de los dos sellos
emitidos al año siguiente de la hazaña por la propia Unión
Soviética, y un mapa de la cara oculta en el otro (Fig. 9). Aún
así, y como preludio de futuros debates, ya desde el primer
momento varios ufólogos aseguraron haber identificado
algunos misteriosos edificios en las fotografías recibidas
desde la superficie lunar, en concreto esta “pirámide” que
podemos ver en uno de los sellos de la tira central de un
bloque filatélico emitido por la república africana de Guinea
el 15 de noviembre de 1965 (Fig. 10).
Entre diversos sellos conmemorando las misiones
espaciales de rusos y americanos, se incluyeron tres valores
en bandolera mostrando distintos puntos de nuestro satélite.
La imagen más a la derecha corresponde al cráter lunar
Alphonsus (en referencia a nuestro rey astrónomo Alfonso X
el Sabio), uno de los lugares donde se han observados esos
extraños Transient Lunar Phenomena de los que ya hemos
hablado. La novena y última sonda del programa Ranger
impactó a poca distancia al nordeste de su pico central,
Fig. 4
Fig. 5
Fig. 6
Fig. 7
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el rasgo natural prominente en esta foto tomada pocos
momentos antes del impacto, y que algunos pretendieron
interpretar como una pirámide artificial (Fig. 11).
Casualmente, cuatro meses más tarde, a esos mismos
valores se les añadió una sobrecarga para celebrar las
primeras fotos de la superficie marciana tomadas por el
Mariner 4. Casi podría verse como una premonición de lo
que estaba por llegar con todo el revuelo de la llamada “cara
marciana”, que ya comentamos en su momento.
Precisamente fueron las fotos transmitidas por el
Mariner 4, las que obligaron a descartar la existencia
de una civilización marciana, así que nuestros visitantes
extraterrestres tuvieron que trasladar su base de operaciones
más lejos. Nada mejor para ello que a Ganímedes, uno de los
satélites de Júpiter y el más grande del Sistema Solar (aunque
lo cierto es que tal procedencia ya había sido mencionada
por contactados argentinos en 1952, ¡incluso antes que los
venusianos de Adamski!).
Ganimedes alcanzó fama mundial a mediados de los años
setenta como la base de Antar Sheran gracias a la famosa
“misión Rama”, introducida en nuestro país gracias a los
desvelos de J.J. Benítez. Justo por las mismas fechas, la
sonda norteamericana Pioneer 10 nos enviaba las primeras
fotos de Ganimedes, sin rastro de platillos volantes. Tal
visita aparece plasmada en la esquina inferior derecha de
este bloque filatélico (Fig. 12) emitido por las islas caribeñas
de San Vicente y las Granadinas el 20 de agosto de 2009.
Próxima entrega: OVNIS muy terrestres
El autor desea agradecer la colaboración de Giancarlo
D’Alessandro, ufólogo italiano editor del “PHILCAT. Catalogo di
UFOfilatelia” disponible en la red: web.tiscalinet.it/Giada/
Asimismo, agradecería la colaboración de los lectores, para
ampliar la casuística filatelico-ufológica y pone a su disposición
éstos y muchos otros sellos de temática espacial para todo tipo de
exposiciones.
Fig. 8
Fig. 9
Fig. 10
Fig. 11
Fig. 12