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solicitado permiso para investigar con seres humanos a la
Junta de Revisión Institucional (JRI), requisito fundamen-
tal a la hora de realizar cualquier investigación legítima en
EE.UU. Los requisitos de la Junta a la hora de investigar
con sujetos humanos son muy estrictos, y los investigadores
deben informar a la JRI de cualquier descubrimiento”.
El extenso y revelador artículo de Carol Rainey puede en-
contrarse online en www.paratopia.net/paratopia_magazine/
mag_preview_final.pdf. Su página web es www.carolrainey.
com/home.html.
En retrospectiva, este desenlace era inevitable. Como
cualquiera que haya intentado mantener una conversación
racional con Hopkins o Jacobs puede corroborar, ambos
hombres son tremendamente testarudos y pedantes. Ellos
tienen razón. Tú no, probablemente porque eres estúpido. Es
así de simple. (Aparte de un rápido “hola, ¿qué tal?” de pasa-
da, nunca conseguí hablar con Mack. Los círculos en los que
se movía eran demasiado raros para poder entrar en ellos).
En sus propios círculos, cada uno de estos hombres es
considerado prácticamente una deidad, y ya se sabe que na-
die puede cuestionar a los dioses. Recordemos el dicho bí-
blico: “el orgullo precede a la caída”. Cuando uno cree de
forma tan arrogante que tiene razón, sin importar lo absurdo
de sus argumentos (me viene a la cabeza Sylvia Browne a
este respecto), más pronto o más tarde el absurdo se hará
tan grande que ni siquiera los más sumisos sicofantes serán
capaces de ignorarlo.
La abductología se desvanece. John Mack fue atropellado
por un coche y murió en 2004. Budd Hopkins ha sido humi-
llado públicamente por las revelaciones de su exmujer y an-
tigua colaboradora sobre sus tonterías y prácticas engañosas.
En cuando a David Jacobs, si existiese un premio para “las
declaraciones más estúpidas y embarazosas”, sería un claro
aspirante a la victoria. No hay duda de que seguirá existien-
do un lento goteo de relatos de abducciones, pero está claro
que la abductología, tal y como la entendían y practicaban
los miembros de la troika en sus mejores momentos, ha que-
dado relegada a lo que realmente es: un vergonzoso capítulo
en la historia de la ufología que debería ser olvidado lo antes
posible.
Traducido por Diego Esteban Sánchez
Sexo, Mentiras y Archivos Digitales
Luis R. González Manso
L
as afirmaciones de Robert Sheaffer en su artículo so-
bre la “implosión” de la abductología son algo preci-
pitadas, y las noticias sobre tal debacle han resultado
ser desgraciadamente prematuras.
Por un lado, aunque es cierto que la segunda exmujer de
Budd Hopkins denunció la falta de honestidad profesional
de este investigador, apenas si ha aportado pruebas claras de
que el pintor metido a ufólogo haya tenido intencionalidad
manifiesta de engañar al público. El prometido documental
todavía no ha visto la luz a principios de 2012, y el resto
de sus afirmaciones solo dejan a Hopkins como un crédu-
lo capaz de creerse cualquier milonga. Tras el fallecimiento
del investigador en el verano de 2012 se desconoce quién
ha heredado sus abundantes archivos y por tanto, una vez
más, material valioso (aunque solo sea para documentar una
creencia popular contemporánea) corre el riesgo de haberse
perdido para siempre. Me gustaría añadir que yo mismo di-
seccioné a fondo el caso de Linda “Cortile” en las páginas
de la revista de la recientemente desaparecida Fundación
Anomalía
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.
Y sin embargo, inasequibles al desaliento, a principios de
2012 la propia Linda “Cortile” ha montado en Internet su pá-
gina electrónica personal, con la habitual defensa de este tipo
de personajes: el ataque. Véase: www.lindacortilecase.com
Por otro lado, Jacobs parece haberse retirado de sus clases
en la universidad de Temple, Aunque ya ha cumplido setenta
años, desconozco si las denuncias de “Emma Woods” han
tenido algo que ver. Lo cierto es que, tras la alharaca inicial,
no parecen haber ido más allá, y la propia página electrónica
de “Woods” hace meses que no se actualiza. Y, desde luego,
en las filas de los creyentes, nadie parece haberlas tenido
en cuenta. No obstante, existe un detalle en todo lo anterior
que ha pasado casi desapercibido y al que quisiera dedicar el
resto de esta nota.
El desencadenante de todo este embrollo es ya de por
sí curioso. En Febrero de 2007, Jacobs, confesó a “Emma
Woods” haber recibido (vía AOL Instant Messenger) una
advertencia de un “híbrido humano-alienígena” para que de-
jase de trabajar con ella, porque era vigilada por otros híbri-
dos muy preocupados por la seguridad. Curiosamente, dicho
mensaje había sido enviado desde el ordenador del webmas-
ter del propio Jacobs, una mujer que también era sujeto de
sus investigaciones por haber sufrido abducciones (descritas
Robert Sheaffer en enero de 2012 (Foto: Susan Gerbic, Wikimedia Commons)
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bajo el pseudónimo de “Becky”, en alguno de sus trabajos).
Todo había empezado varios años antes (en 2002) cuan-
do Jacobs inició una investigación transatlántica, empleando
técnicas hipnóticas ¡por teléfono!, para profundizar en los
sucesos denunciados por una supuesta abducida conocida
bajo el pseudónimo de “Emma Woods”. En total serían no-
venta y dos regresiones hipnóticas, en 37 sesiones de unas
cinco horas de duración en promedio, entre diciembre 2004
y febrero 2007, sin nadie más presente. Según el propio Ja-
cobs, con sus regresiones consiguió aflorar unos ¡cincuenta!
incidentes de abducción.
En la actualidad “Emma Woods”, aunque sigue insistien-
do en el carácter anómalo de alguna de sus experiencias, ase-
gura que mucho de lo relatado bajo hipnosis fueron fantasías
implantadas “agresivamente” por Jacobs en su mente. Gran
notoriedad alcanzó la supuesta sugerencia de que la testigo
llevase un “cinturón de castidad” con clavos protegiendo su
vagina, para dificultar las violaciones a las que era sometida
por supuestos “híbridos”.
Excepto para los más implicados, se desconoce cualquier
dato personal sobre “Emma Woods”, salvo que no vive en
Estados Unidos y es mujer. Parece ser neozelandesa y tener
unos 40 años, pero ni siquiera esto está contrastado. Jacobs
solo dice; “Cuando comencé a trabajar con ella en diciembre
de 2004, me dijo que tenia 43 años, estaba divorciada, sin
hijos y con pocos amigos, viviendo sola en un apartamen-
to de dos habitaciones. No trabajaba y estaba de baja por
“alergías”. “Woods” ha respondido negando carecer de vida
social y asegurando que tiene una familia que la apoya (in-
cluso su ex).
Según cuenta “Woods” (todo lo que se recoge a continua-
ción está basado exclusivamente en material aportado por
“Emma Woods” –ha sido imposible conseguir la versión de
las partes contrarias- y, por tanto, sujeto a un recomendable
escepticismo por muy coherente que nos parezca), a finales
de 2005, Jacobs le sugirió publicar en la página electrónica
del ICAR (International Center for Abduction Research -
www.ufoabduction.com) detalles de sus incidentes, siempre
de forma anónima. Sin embargo, no dudó en facilitar esos
datos personales a su webmaster. Y entonces, comenzaron
los “problemas”.
Jacobs empezó a recibir mensajes en su cuenta particular,
procedentes del ordenador de su webmaster, pero que ella
negaba haber escrito, culpando de los mismos a dos híbridos
extraterrestres con los que estaba involucrada: “Jay” y “El
castigador”.
Por lo visto, varios meses antes (en agosto de 2005, justo
cuando Jacobs había establecido con “Woods” un programa
intensivo quincenal de sesiones hipnóticas telefónicas), las
experiencias de “Becky” cambiaron de repente (¿celos?).
Hasta entonces, según confesión propia, había podido co-
mentarlas sin problemas durante años con Jacobs. Pero algo
le impedía seguir haciéndolo, y convenció a Jacobs para tra-
tar de superar dicho bloqueo mediante una nueva sesión de
regresión hipnótica (no está claro si en persona o vía correo
electrónico).
Durante dicha regresión se descubrió que “Becky” había
conocido un híbrido nuevo, “que parecía y actuaba total-
mente como un humano”. Y no solo eso, vivía en la Tierra,
entre nosotros. De hecho, en un apartamento alquilado en su
misma localidad. La misión de “Becky” era reunirse asidua-
mente con él para ayudarle a encajar en nuestra sociedad sin
llamar demasiado la atención….
Como no podía ser de otra manera, esa íntima relación
acabo volviéndose sexual, aunque “Becky” asegura mante-
ner un fuerte vínculo matrimonial con su esposo terrestre.
Todo ello, dice, le provocaba fuertes conflictos emocionales.
Lo importante para nosotros es que tanto ella como Jacobs
lograron descubrir la dirección exacta donde vivía el supues-
to extraterrestre.
Merece la pena remarcarlo: un ufólogo de prestigio, con-
vencido de que los alienígenas llevan a cabo un plan de hi-
bridación para conquistar nuestro planeta, consigue por fin
identificar a uno de esos infiltrados y saber donde vive. La
prueba definitiva. Y además, merece la pena recordarlo, en
unos Estados Unidos post 11-S, donde es un acto de patrio-
tismo denunciar cualquier posible riesgo de seguridad, por
darle otra vuelta de tuerca a aquella famosa propuesta de
Philip Klass para que los abducidos denunciaran sus casos
ante el FBI. ¿Qué haríamos nosotros si estuviésemos en sus
zapatos?
Parece ser que Jacobs no hizo nada, ni siquiera contratar
un detective privado y sacar algunas fotos de la pareja. Po-
dríamos pensar que quizá aquello era demasiado increíble,
hasta para él. Pero nos equivocaríamos.
En Mayo de 2006, Jacobs recibió un mensaje de “Becky”
diciendo que todo había sido una gran mentira. ¿Respiro de
alivio? Eso sería no conocer la lógica platillista. Jacobs, in-
crédulo cundo no correspondía, le preguntó si era cierto que
había estado engañándolo durante meses, y “Becky” aparen-
temente se arrepintió de su confesión y optó por decir que
ella no había escrito la confesión. La subsiguiente regresión
hipnótica “confirmó” que los híbridos la habían obligado a
falsificar ese mensaje. Esta rocambolesca escena volvió a
repetirse en Junio, aunque esta vez “Becky” dijo que había
conseguido resistirse y había sido el propio híbrido el autor
de la nueva confesión falsa. A partir de ese momento, se-
ría el propio híbrido quien, sin tapujos, escribiría a Jacobs
por correo electrónico (pero siempre desde el ordenador de
“Becky”).
Y no solo eso. Unos extraterrestres que se pasean por
nuestra atmósfera a placer y han secuestrado e implantado a
millones de personas, tienen que recurrir al absurdo truco de
provocar un encuentro personal entre una abducida y su tera-
peuta para poder localizar donde vive y trabaja su peor ene-
migo, que ya ha publicado dos libros revelando sus siniestros
planes y da clase todos los días a decenas de alumnos (varios
de los cuales serían también abducidos y estarían colaboran-
Unos extraterrestres que se pasean
y secuestran a placer tienen que re-
currir al absurdo truco de provocar
un encuentro personal entre una
abducida y su terapeuta para poder
localizar a su peor enemigo.
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do en sus investigaciones). Incluso aceptando tan peregrino
plan, ¿cómo es que no se les ha ocurrido antes (el primer
libro de Jacobs es de 1992)? Además, basta saber moverse
por Internet para localizar a Jacobs de forma mucho menos
complicada (por ejemplo, en alguna de esas conferencias a
las que es asiduamente invitado). Porque además, no se limi-
tan a secuestrar a su “esclava” una vez más e implantarle una
orden posthipnótica, sino que “obligan” al marido de “Bec-
ky” para que, algo nada habitual en él, intente convencerla
de que acuda a una sesión en persona con Jacobs, incluso si
para ello tiene que viajar 200 kilómetros.
Por suerte para Jacobs, éste decide actuar de forma re-
conocidamente paranoica e interrumpir temporalmente todo
contacto con su webmaster. Eso le salvó (se supone) de ser
abducido y controlado, pero hizo que “Becky” cayese en una
profunda depresión, y fuese castigada duramente por su falta
de cooperación. Las terribles represalias de los híbridos se
limitaron a amenazarla de muerte… en vez de hacerlo pare-
cer un accidente.
Sin embargo, esta situación no puede prolongarse indefi-
nidamente. De hecho, ni dos semanas. Los contactos entre
abducida e investigador se retoman. Jacobs parece creer que
basta ese tiempo para que los híbridos pierdan interés en cap-
turar al único que se interpone en su camino. Iluso.
Como era de esperar, los híbridos vuelven a tomar el man-
do de su abducida (cuyo papel como la única persona que
ha conseguido salvaguardar la vida del héroe no debe caer
en el olvido), pero ahora su estrategia parece ser otra. Dicen
haber renunciado a un control mental directo a cambio de
que Jacobs traicione a la humanidad y les mantenga infor-
mados de cómo utiliza la información que descubre en sus
investigaciones y a quién se la cuenta. Pero no contaban con
su astucia… Jacobs sabe dónde viven.
Abrumados por el terrible chantaje al que se ven enfren-
tados, los híbridos dan marcha atrás en sus intenciones de
abducir a Jacobs (a diferencia de lo que han hecho con otros
ufólogos – Sprinkle, Fowler, etc.- como hemos podido leer
en varios libros autobiográficos) y a cambio de su silencio,
se conforman que tenerlo vigilado mediante conversaciones
periódicas a través de Internet. Este argumento no se atreve-
ría a firmarlo ni el peor novelista.
La situación parece haber vuelto a su cauce, aunque el
problema subyacente permanece: Jacobs sigue interesado en
trabajar con “Emma Woods”. Por ello, a nadie le extrañará
que “Becky” asegure recibir presiones de los híbridos para
no incluir más episodios de las andanzas de “Emma” en la
página electrónica de Jacobs, y para que éste no proteste, sus
“amos” dejan caer la no tan velada amenaza de que podrían
pasarles a otros grupos de híbridos sus datos particulares
(dando a suponer la existencia de facciones distintas en el
plan de invasión alienígena, y que otros no serían tan com-
prensivos o pacientes).
Pero a este juego pueden jugar dos. Jacobs empieza a re-
cibir mensajes y llamadas telefónicas silenciosas proceden-
tes en apariencia de “Emma Woods”, aunque ella niega todo
conocimiento. Y antes de que podamos darnos cuenta tene-
mos todo un lío de intercambios: los dos grupos de híbridos
parece estar hablando entre ellos por este medio (en vez de
hacerlo en persona en su nave, o por su propia versión alie-
nígena de Internet), Jacobs se dedica a mandar mensajes a la
dirección de correo de “Emma” para que ésta los deje a la
vista de “sus” híbridos, etc.
Al final, según Jacobs, intervienen “los de arriba” y pro-
híben a los híbridos de “Emma” mandar más mensajes.
“Emma” empieza a darle vueltas a todo el asunto y acaba
admitiendo que quizá fue ella misma la que mando los men-
sajes de “sus” híbridos, supuestamente en un estado altera-
do de consciencia por problemas de sueño. Jacobs se niega
a admitirlo. Ella insiste, e incluso llega a sugerir que algo
parecido podría ocurrir con los mensajes de “Becky”. Se
produce así la ruptura definitiva y, a principios de 2007, el
peculiar trío deja de trabajar en común y acaban enfrentán-
dose públicamente por toda la Red.
En la documentación consultada se aporta un detalle in-
teresante y que puede ayudarnos a entender este complicado
entramado: parece ser que “Becky” es madre de varios hijos,
uno de ellos deficiente mental (para ser exacto, el eufemis-
mo utilizado es “special needs child”). Ello conlleva que la
llamen frecuentemente de la escuela, pero parece que en mu-
chas ocasiones “Becky” no acude a esas llamadas de emer-
gencia porque ha sido “abducida” (naturalmente, al colegio
tiene que darles otra excusa más creíble, aunque ya se le es-
tán acabando, y corre el peligro de que intervengan los servi-
cios sociales). Por suerte para ella, Jacobs sí la cree cuando
le asegura por activa y por pasiva (bajo hipnosis vía AOL) no
recordar nada durante esos episodios. La duda que me queda
es cómo su marido tiene también tan amplias tragaderas.
Cada uno que piense lo que quiera. En las novelas malas,
siempre que un ama de casa no responde a las llamadas de
su móvil es porque le está poniendo los cuernos a su marido.
Y la idea de que éstos sean no humanos, tampoco es nada
original, recordemos las míticas escapadas de Zeus, por no
hablar de otras más sacrílegas para los cristianos.
¿Será “Becky” la Linda Cortile de David Jacobs? El tiem-
po lo dirá, aunque de momento todo ha quedado como una
tempestad en un vaso de agua. Jacobs sigue dando confe-
rencias como experto en abducciones e incluso asegura que
escribirá un libro contando su versión. La publicidad se la
han hecho gratis. En Abril 2012, el autor de este blog (ufo-
trail.blogspot.com.es) nos cuenta su más reciente aparición
pública y, aunque esté en inglés, merece la pena ojearlo para
entender el carisma de este tipo de personas.
1. Luis R. González, “El problema de las abducciones múltiples (4
ejemplos)”, CUADERNOS DE UFOLOGIA (3ª Época) nº 4 (Abril
2000). pp. 55-86. Y Luis R. González, “¿Posible base literaria del
relato de Linda Cortile? : Nighteyes de Garfield Reeves-Stevens”,
ADDENDA nº 4 a CUADERNOS DE UFOLOGÏA (3ª Época). pp. 1-3
¿Será “Becky” la Linda Cortile de
David Jacobs? El tiempo lo dirá,
aunque de momento todo ha queda-
do como una tempestad en un vaso
de agua.