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el esc

é

ptico

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primavera-verano 2013

E

l tiempo es, para nuestra publicación, una auténtica 

espada de Damocles que nos amenaza constante-

mente. Ocurre que, casi sin darnos cuenta, hemos 

llegado a cumplir quince años. Tres lustros que celebrare-

mos debidamente en nuestra próxima entrega. Antes, nos 

queda el presente ejemplar, que es y no es un número cual-

quiera.

Es un número como otro, donde se habla de ovnis, de 

medicinas alternativas, de supercherías y pseudociencia. 

Ignoro cuál ha sido el tema sobre el que más se ha hablado 

en la revista durante toda su vida, pero ha ido también en 

consonancia con las inquietudes de los colaboradores de 

El Escéptico. Las actuales pasan por avanzar en las temá-

ticas que más influencia tienen en la sociedad, como son el 

laicismo, la educación, la política o la economía. En el mo-

mento en el que estoy escribiendo este editorial, un señor 

de la Reserva Federal de los Estados Unidos ha realizado 

una serie de declaraciones que han provocado - según nos 

cuentan los informativos - una caída generalizada en bol-

sas de todo el mundo. Antes, alguien del FMI que nadie 

conoce, parece dar órdenes a nuestro gobierno sobre cómo 

deben ser las políticas para generar más riqueza a costa de 

bajar salarios. Entiendo que estas personas pueden respon-

den a intereses claros, pero mi duda está en si realmente 

saben llegar a ellos de una forma lógica, o simplemente 

actúan como meros brujos o charlatanes. Si algo hemos 

aprendido en estos años de crisis, es que sabíamos muy 

poco de economía, incluidos los políticos y economistas, 

enzarzados en una batalla dialéctica, ideológica e intere-

sada. A ellos les debemos exigir el máximo rigor, claridad 

y responsabilidad para con los ciudadanos, sobre todo los 

más desfavorecidos.

¿Puede una revista como la nuestra, en el contexto de 

una asociación como ARP-Sociedad para el Avance del 

Pensamiento Crítico,  hablar sobre política o economía? 

La respuesta la damos en la introducción a nuestro dossier. 

Entiendo que, al aplicar el pensamiento crítico a la política 

corremos el riesgo de que se politice el mundo del escep-

ticismo – máxime cuando los autores tienen sus propias 

ideas políticas, y hasta carné de algún partido político -. 

Pero ese es un problema, a mi entender, que va más allá de 

esta publicación. Es responsabilidad de autores y lectores 

aplicar todas las herramientas de las que hacemos gala, de-

jar a un lado nuestros sentimientos y afinidades políticas, y 

analizar con objetividad los temas a los que aluden los artí-

culos de nuestro dossier. Quien entienda la economía como 

un combate de boxeo entre dos facciones irreconciliables 

e incompatibles, aquí se va a encontrar en un ring equivo-

cado. En primer lugar, porque no es cierto que solo pueda 

haber dos posturas posibles, irreconciliables, y en segundo, 

porque no tiene por qué haber un ganador. Es más, cabe 

la posibilidad de que los dos contendientes solo se estén 

noqueando inútilmente a sí mismos.

Sin salir del tema, hemos querido dar un hueco de últi-

ma hora a la posición de ARP-SAPC sobre la futura ley de 

educación, la llamada «ley Wert»; junto a la publicación de 

un artículo de opinión de Juan Antonio Aguilera Mochón 

al respecto. Más allá de la polémica sobre la necesidad de 

una ley como ésta, asociada a un conjunto de recortes en 

los presupuestos en educación, la ley Wert pretende dar a la 

asignatura de religión un protagonismo impropio de un país 

como el nuestro. Un paso atrás, sin duda, en las pretensio-

nes de buscar una sociedad laica. 

Sobre los peligros del protagonismo de la religión en los 

poderes de un país recomiendo leer la crónica de la visita de 

Sanal Emadaruku a España. Ha sido un honor traer al pre-

sidente de los racionalistas hindúes para escuchar de viva 

voz las barbaridades que ocurren en su país, donde el delito 

de blasfemia permite encarcelar a los ciudadanos por tiem-

po indefinido de forma «preventiva». También ha sido muy 

gratificante colaborar con las otras dos asociaciones parti-

cipantes, Círculo Escéptico y Europa Laica, pues ninguna 

de las tres hubiéramos podido traer a Sanal a una gira tan 

larga de forma independiente. Es un fabuloso precedente 

que, confío, no se quedará en esta única colaboración. 

E

ditorial

Jorge J. Frías

Vicepresidente de ARP-SAPC