el esc
é
ptico
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primavera 2014
podría pensar que la ministra de trabajo implorase ayuda
a la virgen del Rocío o que el ministro del interior pida la
intercesión de Santa Teresa? ¿Y qué me dicen del Ayunta-
miento de Córdoba, el cual elimina parte del carnaval en
periodo de Cuaresma? ¿O el de Cádiz, que ha prohibido el
nudismo en sus playas?... Tan solo falta que en las radios se
ponga tan solo música clásica y en los cines y televisiones
tostones sobre romanos y narraciones bíblicas para sentirme
como en las Semanas Santas franquistas. Me dan ganas de ir
a «matar judíos
4
» con los amigos, como se hacía en algunos
sitios durante el franquismo.
Hoy más que nunca son necesarios actos como el «Semi-
nario Galileo Galilei: primeras actividades de reflexión so-
bre la laicidad», organizado por la universidad de Granada y
del que nos hablan dos de sus responsables.
La libertad tiene un precio. Yo puedo creer que unas hier-
bas me curan de un cáncer pero esas creencias pueden lle-
varme a la muerte, como ocurrió con el famoso Steve Jobs
de Apple, tal como cuenta la crónica de «Los problemas so-
ciales de las pseudociencias», que se impartió en un curso
de verano de la Universidad de Alicante. La libertad cambia
la ubicación de la responsabilidad. Sin libertad, la responsa-
bilidad es de otros. Con libertad, la responsabilidad es nues-
tra. Eso muchas veces asusta, pues como no hay un dogma
ni sacerdotes o gurús que nos guíen, debemos aprender para
poder tomar decisiones correctas. El título del libro de Erich
Frömm Miedo a la libertad es sugerente. El título, no hablo
del libro. Debemos aprender a perder el miedo a la libertad.
En ese sentido la divulgación es importantísima. Hasta el
punto de que, sin divulgación científica, es casi imposible
que haya una auténtica democracia en el siglo XXI. ¿Cómo
podemos votar sobre el modelo energético si no tenemos ni
idea de lo que es la energía? ¿Cómo podemos votar sobre el
aborto si no sabemos lo que es un ser vivo? ¿Cómo pode-
mos votar sobre transgénicos si no sabemos lo que son los
genes? ¿Cómo podemos decir que es mejor
ser vegetariano «porque no quiero comer
seres vivos
5
»? Aprender en la era de inter-
net nos obliga a ser capaces de discernir el
trigo de la paja en un universo lleno casi ex-
clusivamente de paja. En el curso «Els Ju-
liols», que se celebró en la Universidad de
Barcelona, entre otras cosas, se analizaron
artículos de periódico para ver cómo habían
tratado ciertos temas científicos y ver cómo
deberían haberlo hecho. Unas pequeñas he-
rramientas para aprender a navegar por el
mar de la super-información.
Esa super-información nos obliga a nave-
gar por los procelosos mares de los estafa-
dores de todo género que acechan entre las
olas. Un caldo de cultivo para las estafas son
las pseudociencias. En el curso de verano
de la Universidad de Castilla La Mancha,
celebrado en Albacete, con el tema de «Es-
cepticismo y pensamiento crítico» se habló
de estos temas y se dijo que, si se trata de
defender un beneficio económico, todas las
pseudociencias son estafas. Subrayo todas.
Me parece una excelente iniciativa y una excelente «regla
del pulgar
6
»: si hay beneficio económico en una pseudo-
ciencia [casi con seguridad que] se trata de una estafa.
Estos casos de los que he hablado no son más que unos
pocos de los muchos que ha habido en España. Por suerte, el
espíritu crítico es más fuerte que nunca. En las universida-
des españolas se ha aprovechado el verano para defenderlo.
Es una gran noticia. El escepticismo ha salido del armario y
se está desparramando desde la universidad a los demás ám-
bitos de la sociedad. Es lamentable que la universidad haya
tardado tanto; debería haberlo hecho hace muchos años.
Ante una presidenta de la Comunidad de Castilla la Man-
cha con peineta rogándole a la virgen que nos saque del ato-
lladero económico, que en un curso de verano de su univer-
sidad se hable de «escepticismo y pensamiento crítico» es
otra escaramuza ganada.
Creo que no es exagerado decir que este verano, a base
de ganar muchas escaramuzas, hemos ganado una batalla
al oscurantismo. Ojalá esté equivocado y no vayamos de
victoria en victoria hacia la derrota final.
1- Evans, Bergen. Historia Natural del Disparate. Compañía General
Fabril Editora. Buenos Aires, 1962
2- Pérez Fernández, Ismael. El Diseño Inteligente. Colección ¡Vaya
Timo! Editorial Laetoli. Pamplona 2014.
3- Entre los que dudan de la irracionalidad de Punset está el magní-
fico investigador y divulgador Pere Estupinya. Personas como él, listas,
bien preparadas y que traguen con las ruedas de molino de Punset me
descolocan.
4- En mi época, durante la dictadura franquista, en León, ir a «matar
judíos» era juntarse un grupo de amigos e ir de bar en bar tomando un
vino tinto. Cada vino era un judío muerto. Ni que decir tiene que en aque-
llos momentos yo no era consciente del tono anti-judío de estos actos.
A todos nos habían enseñado que los judíos eran malos pues habían
matado a nuestro dios, un tal Jesucristo. Los judíos eran malos y los
«moros» y también todo aquel que no aceptase el pensamiento unificado
franquista, que hunde sus raíces en la intolerancia de los «Reyes Católi-
cos». La clave es «intolerancia»
5- ¿Las lechugas y tomates no son seres vivos?
6- cervezascaseras.com.mx/wordpress/la-regla-del-pulgar/