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primavera 2014
tivos entre un 20 y un 40 por ciento de los casos tratados.
Al menos así lo confirman Norman y Ann Macaskill, de los
Servicios Comunitarios y de Salud Mental de Leeds y de la
Universidad de Sheffield Hallam, respectivamente… Entre
las consecuencias no deseadas destacaban los problemas
matrimoniales y los episodios depresivos. […]
En todas las modalidades de psicoterapia se encuentran
efectos no deseados y nocivos. Estos van desde agrava-
mientos de los síntomas hasta cambios persistentes en la
personalidad.
Está claro, pues, que existen efectos secundarios o em-
peoramiento de los síntomas en un buen porcentaje de ca-
sos (los datos oscilan -según el estudio considerado- entre
el 10 y el 25 por ciento de los casos tratados), algunos de los
cuales son serios. Los terapeutas, sin embargo, infravaloran
esa cantidad de fracasos, de hecho, rara vez se preocupan
del problema. En el colmo del cinismo, los psicoanalistas
consideran el agravamiento de los síntomas como parte del
proceso de curación.
Por último, según los autores del artículo, resulta difícil
saber por qué fracasa un tratamiento. Después de analizar
varios estudios, concluyen que los problemas de los pacien-
tes y las aptitudes de los terapeutas no constituyen las úni-
cas piezas clave: también influye la «química», el feeling
entre ambos.
Pero aún hay más. En todo este estudio, se pasa por alto
una cuestión fundamental: el hecho de que evaluar el riesgo
de un tratamiento en términos absolutos posee un valor li-
mitado. El riesgo -que evidentemente existe, como ha que-
dado claro- debe ser evaluado en relación a sus potenciales
beneficios. El beneficio en el psicoanálisis está tan débil-
mente probado que puede considerarse nulo. De lo que se
deduce que cualquier complicación o cualquier efecto se-
cundario, por raros que puedan ser, influyen significativa-
mente en la relación riesgo/beneficio.
CONCLUSIÓN
El psicoanálisis, por mucho que lo publicite descarada-
mente la revista Mente y Cerebro, sigue siendo pseudocien-
tífico (en sus teorías), ineficaz (en la clínica) y peligroso
(en su práctica); en consecuencia, debe erradicarse de la
práctica médica científica.
Puedo estar de acuerdo en
que la psicoterapia, como
cualquier otra actividad, pue-
de «ayudar» a las personas. El
problema es que no es lo mis-
mo «ayudar» que curar.