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A
pesar de la evidencia científica que niega la influen-
cia astrológica como predictora de eventos futuros
o de la personalidad humana, la creencia en la as-
trología parece ir en aumento. ¿Cómo podemos explicar
esa férrea y extendida fe en algo que para los escépticos son
solo pamplinas?.¿Nos dicen los astrólogos simplemente lo
que queremos oír, o hay algo más cerebral en el asunto?¿Es
la astrología un caso de complicidad cósmica o una confu-
sión cognitiva?
Este artículo repasa algunas de las muchas razones
psicológicas, emocionales y motivacionales por las cua-
les la gente tiene fe en la astrología y cree encontrar
aciertos en sus predicciones, según un estudio reciente que
propone que la creencia en la astrología puede actuar como
una especie de ‘colchón’ frente a los rigores de la vida mo-
derna.
Un foco de atención que ha surgido en los últimos años es
examinar el papel que desempeñan los factores cognitivos
implicados en la creencia, en especial la importancia de los
sesgos cognitivos. Estos sesgos explican por qué comete-
mos errores a la hora de emitir juicios cuando procesamos
información deficiente.
Están, aparentemente, en todas las áreas de la experiencia
humana y son ejemplos de los errores que pueden cometer
el cerebro y la memoria cuando procesamos información
del mundo que nos rodea.
Para explicar la creencia en la astrología son de un es-
pecial interés el sesgo de confirmación, el sesgo de auto-
servicio y el efecto Barnum. El sesgo de confirmación es
un error inferencial, cuando una persona busca e interpreta
información que apoya sus propias creencias o expectativas
(Nickerson, 1998).
Este tipo de sesgo es muy fuerte y tiene mucha influen-
cia, animando a una persona a rechazar o, cuando menos,
a restar importancia a la información que contradice sus
creencias o expectativas actuales. El sesgo de autoservicio
está relacionado con el autoengaño de una persona, que es
fruto de sus éxitos o de sus aciertos, y afecta a como esta ve
la situación y atribuye responsabilidades (Shepperd, Malo-
ne & Sweeny, 2008). De acuerdo con la teoría, una persona
se atribuirá los éxitos y echará la culpa de los fracasos a
factores externos o circunstanciales.
Las investigaciones relativas a la creencia en la astrolo-
gía han mostrado de manera clara que las personas tienden
a aceptar predicciones vagas sobre su personalidad como
si realmente se refieran a ellas (ej. Frech et al., 1991; Ha-
milton, 2001). Esta tendencia, conocida como ‘Efecto Bar-
num’, se da independientemente del origen de la informa-
ción (ej. astrología, lectura de la palma de la mano) o de
la credibilidad de la fuente, y es independiente de factores
tales como los conocimientos sobre psicología, la edad o
el sexo (Rosen, 1975; Dmitruk, Collins & Clinger, 1973).
Forer (1949) presentó a un grupo de personas, sin ad-
vertirles de nada previamente, un perfil acerca de su per-
sonalidad que aparentemente estaba personalizado para
cada una de ellas. Después pidió a cada sujeto que evalua-
ra cuánto revelaba el texto sobre la personalidad (0=muy
mal-5=perfecto) y al final que puntuara cuánto coincidía la
descripción con su propia personalidad con valores de si,
no e indeciso. Al final, alrededor del 75 por ciento de los
participantes puntuó el texto con una nota de 4 o superior.
Además Glick, Gottesman y Jolton (1989) descubrieron
que tanto escépticos como creyentes en la astrología acep-
tan perfiles astrológicos falsos siempre que estos tengan un
carácter positivo, y que ante un perfil falso, ambos grupos
dan medianamente por válida la descripción que haga de
ellos (Rogers & Souler).
Las investigaciones han concluido que las predicciones
de personalidad que aporta la astrología occidental no son
válidas para predecir la personalidad; sin embargo, no han
considerado aún si otro tipo de predicciones dan los mis-
mos resultados. El zodiaco chino es un método oriental de
Caitlin Brain y la Doctora Krissy Wilson
investigan la creencia en la astrología:
¿Complicidad cósmica
o confusión cognitiva?
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interpretar entidades astrológicas y es similar al método
occidental (Lau, 2005).
El zodíaco chino consta de 12 signos, y la pertenencia
a uno u otro la determina el año de nacimiento. Los doce
símbolos están representados por animales, como el buey
por ejemplo, se basan en los meses lunares y aparentemente
están más orientados a la personalidad que los signos sola-
res de la astrología occidental. Utilizando grupos de chinos
y de occidentales, Rogers y Soule (2009) investigaron las
diferencias culturales en las creencias astrológicas y en la
influencia del efecto Barnum sobre éstas. Rechazaron la
teoría de que los sujetos son más vulnerables al efecto Bar-
num cuando las predicciones proceden de su porpia cultura
que cuando vienen de una ajena. Por el contrario, sugirie-
ron que a todos los participantes, independientemente de su
cultura, les afecta por igual el efecto Barnum.Al igual que
la astrología occidental, a los animales del zodiaco chino
se los describe con rasgos de personalidad que se asocian
a cada uno de los doce signos (Arcati, 1995). Estas des-
cripciones personales se parecen a las de la astrología oc-
cidental en que ambas incluyen características positivas y
negativas para cada signo. Por ejemplo, el conejo se supone
que es elegante, amable y sensible, pero también que tiene
mal humor, es distante y superficial (Lau, 2005). Dada la
ubicuidad de las descripciones de la astrología occidental,
puede resultar útil emplear métodos alternativos, como las
predicciones del zodiaco chino, para analizar el sesgo cog-
nitivo. Esto debería evitar que cuando una persona compara
la descripción de su personalidad con lo que sabe de su
signo zodiacal interfirieran los procesos subyacentes de su
memoria. Algunos investigadores sugieren que la creencia
en la astrología y los fenómenos paranormales asociados
puede servir como protección de la autoestima (Llilqvist
& Linderman, 1998). Snyder, Shenkel y Lowery (1977)
estudiaron la realización de tests de personalidad durante
una sesión de terapia, y advirtieron que las personas con
autoestima más baja tienen más tendencia a aceptar infor-
mación en general y a sufrir sesgos cognitivos que quie-
nes tienen mayor autoestima (Rogers & Soule, 2009). Es
decir, uno busca información que le permita consolidar lo
que piensa de sí mismo (Cummins & Nistico, 2002) y eso
puede llevarle a cometer errores en los procesos cognitivos
(como aceptar información vaga y generalizada; Collins,
et al., 1997). Hayman y sus colegas estudiaron el efecto de
la espiritualidad sobre el estrés cotidiano y la autoestima
en un grupo de estudiantes americanos. Sus resultados in-
dicaron que la espiritualidad amortigua los efectos que el
estrés produce en la autoestima. Sugirieron además que la
gente que posee una fuerte espiritualidad, puede recurrir a
actividades espirituales como mecanismo de defensa (por
ejemplo, la meditación) y que creer en un poder superior
puede proporcionar certeza en situaciones de incertidumbre
(Hayman et al., 2007).
Según el sesgo de autoservi-
cio, una persona se atribuirá los
éxitos y echará la culpa de los
fracasos a factores externos o
circunstanciales.
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Además, las investigaciones han mostrado que preferi-
mos las descripciones que nos definen de forma positiva a
las negativas y esta preferencia es mayor en las prediccio-
nes astrológicas (Hamilton, 2001; French et al., 1991). La
preferencia por los datos positivos parece ser también un
mecanismo de protección de nuestra autoestima y funciona
de manera similar al sesgo de confirmación (Cummins &
Nistico, 2002).
Lliqvist y Linderman (1998) estudiaron la creencia en la
astrología y el concepto que uno tiene de sí mismo, para de-
terminar si aquella era una estrategia apta para lidiar contra
el estrés diario. Encontraron que la información astrológica
hacía más solida la opinión que uno tiene de sí mismo y
reduce la incertidumbre en su vida. Los autores indicaron
que este efecto puede deberse a que las descripciones as-
trológicas de la personalidad aparentemente se hacen de
forma individualizada, con información que es aplicable
a muchas personas y que parece reforzar el conocimiento
de uno mismo en tiempo de crisis o de estrés (Lliqvist &
Llinderman).
Presentaremos ahora los resultados de un estudio que
aborda algunos de estos temas.
Ciento sesenta y nueve residentes de Tazmania, 113 mu-
jeres y 56 hombres, participaron en un estudio. Su edad
media era de 35 años (en un rango desde los 18 a los 87),
y tenían niveles educativos y socioeconómicos diferentes.
Se les pidió que valorasen el acierto de perfiles astrológicos
auténticos e inventados, la validez de un perfil de la astro-
logía china y completaron dos medidas de creencia.
Con
cuestionarios sobre signos solares hechos específicamente
para este estudio se investigó hasta qué punto los partici-
pantes estaban de acuerdo con sus perfiles astrológicos.
Estos cuestionarios se crearon empleando las descripcio-
nes de personalidad de Thiessen (2009) obtenidas de www.
astrology-online.com. Las diferentes cuestiones se crearon
compilando descripciones de dos tipos. Había tres descrip-
ciones positivas y tres negativas. Los participantes valora-
ron a qué nivel creían que las afirmaciones coincidían con
su personalidad empleando una escala de 7 puntos al estilo
Likert (1=no se parece en nada; 7=se parece mucho). Los
participantes evaluaron en la misma escala, qué nivel de
predicción, acerca de su personalidad en general, ofrecía el
perfil. Se crearon dos predicciones de la personalidad, una
‘cierta’ y una ‘falsa’. La falsa fue creada usando el signo
anterior al real de la persona (por ejemplo, un perfil para el
signo de escorpio se creó a partir del perfil del signo sagita-
rio, etiquetándolo como escorpio). Las predicciones del zo-
diaco chino se crearon tomando afirmaciones, de dos tipos
también, de Lau (2005). Existían 3 afirmaciones positivas
y 3 negativas por perfil y se pidió a los participantes que las
valoraran empleando la misma escala de 7 puntos.
Se tenía la hipótesis de que el nivel de autoestima fuese
un factor que afectase el nivel de creencia en la astrología;
por lo que los participantes también realizaron un test para
medir su autoestima. Se encontró que los participantes no
puntuaron el perfil ‘verdadero’ por encima del ‘falso’; es
más, los creyentes en la astrología no puntuaron tampoco la
predicción realizada por el zodiaco chino como mejor que
los no creyentes. Sin embargo, los que valoraron la astro-
logía como algo preciso, valoraron también la predicción
realizada por su signo zodiacal solar ‘verdadero’, significa-
tivamente, como más acertado que aquellos que no lo hicie-
ron. En todos los perfiles, la gente mostró mayor tendencia
a aceptar las afirmaciones positivas (por ejemplo, soy amis-
toso y feliz) frente a las negativas (soy egoísta). Finalmen-
te, los niveles de autoestima no fueron mucho mayores en
los creyentes comparados con los no creyentes.
En línea con estudios anteriores (Rogers & Soule, 2009;
Glick et al., 1989), los participantes no valoraron como
más preciso el perfil ‘verdadero’ frente al ‘falso’. Los re-
sultados de este estudio coincidieron con los de Wyman y
Vyse (2008), en el cual los sujetos no fueron capaces de
reconocer la predicción ‘verdadera’ frente a la ‘falsa’. En
el estudio, se pensó que emplear predicciones actuales para
el perfil ‘falso’ ayudaría a investigar la validez de las pre-
dicciones astrológicas de la personalidad. Si estas fuesen
ciertas, la gente tendería a valorar las predicciones ‘ciertas’
por encima de las ‘falsas’ y a su vez, tendería a rechazar,
comparativamente, las predicciones ‘falsas’. Los resulta-
dos indican que el uso de predicciones actuales no afecta a
la susceptibilidad al efecto Barnum, ya que los participan-
tes no prefirieron los perfiles ‘ciertos’ frente a los ‘falsos’.
Esto apoya los resultados de investigaciones anteriores, la
gente muestra buena voluntad para aceptar información
Barnum como descripciones fieles de ellos mismos (Wy-
man & Vyse, 2008).
La confianza en el zodiaco chino no estaba influenciada
por la creencia en lo paranormal, por un conocimiento pre-
vio del signo zodiacal o por que los participantes recibieran
una predicción cierta o falsa. El conocimiento previo del
signo zodiacal chino por parte del sujeto no incrementó el
nivel de confianza por la predicción. Los participantes, en
consecuencia, podían haber experimentado sesgo de confir-
mación. Es decir, que los sujetos que recibieron un perfil
‘falso’ estaban esperando que este se ajustara a su personali-
dad y que por lo tanto aceptaran la información (Nickerson,
1998). La ausencia de discrepancias entre los creyentes y
los no creyentes frente a la confianza en las predicciones del
zodiaco chino sugiere que las personas, independientemente
de sus creencias referentes a lo paranormal, están de igual
manera sujetas al efecto Barnum y al sesgo de confirmación.
Las investigaciones han mos-
trado que preferimos las des-
cripciones que nos definen de
forma positiva a las negativas
y esta preferencia es mayor en
las predicciones astrológicas.
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Los resultados apoyan también a Rogers y a Soule (2009),
quienes sugirieron que el efecto Barnum podía ser demos-
trado a través de las predicciones astrológicas occidentales
y orientales. Tanto los escépticos como los creyentes en lo
paranormal ofrecieron el mismo nivel de confianza para las
predicciones del zodiaco chino (Glick et al., 1989), y este
resultado no se vio influenciado por el conocimiento previo
del sigo zodiacal por parte de la persona.
Por lo tanto, parece ser que un conocimiento previo del
signo zodiacal solar puede incrementar el respaldo de afir-
maciones que se ajusten a este conocimiento previo. Este
respaldo puede después reforzar la creencia en la astrolo-
gía. Parece ser también, que los creyentes tienden a buscar
afirmaciones que apoyen el conocimiento previo que tienen
de ese prefil astrológico, y darán mayor crédito a estas que
las personas que rechazan la astrología.
En la misma línea que otras investigaciones anteriores
(por ejemplo, Collins et al., 1977), la gente se inclinó por la
información positiva a la hora de buscar similitudes con su
personalidad, frente a la información negativa. Este efec-
to se mostró en todos los experimentos realizados, tanto el
perfil verdadero occidental, como el perfil occidental falso,
como la predicción del zodiaco chino. Los resultados, por
lo tanto, confirman las investigaciones de Hamilton (2001)
y de Wyman y Vyse (2008), la gente tiene predisposición a
aceptar afirmaciones astrológicas positivas sobre ellos mis-
mos frente a las negativas. Podemos concluir, no sin cierta
cautela, que, para ciertas personas, la astrología proporcio-
na información positiva que pueden emplear para lograr un
mayor entendimiento de sí mismas, y la creencia en esta
puede, por lo tanto, ser un modo de mejorar el concepto que
tienen de sí mismas.
Esta investigación puede ser la mecha para discusiones
posteriores sobre el entendimiento de la creencia y como
esta está relacionada con la experiencia en la sociedad
moderna. Miller y Thoresen (2001) reconocen el deseo de
muchas personas de tener una mejor salud, sensación de
buscar sentido a la vida y de satisfación. El aumento de
artículos sobre la creencia en lo paranormal puede signifi-
car que la gente está tratando de encontrar ese sentido en
campos no tradicionales (Sparks & Millers, 2001). Miller
y Thoresen reconocen que la investigación científica ha pa-
sado por alto en gran media la satisfación humana y que
futuros estudios deberían considerar que es lo que nos da
esa sensación de sentido, de satisfacción, experiencias po-
sitivas y que nos hace la vida más rica. Las predicciones as-
trológicas poseen, como dijo PT Barnum, “un poco de algo
para todos” lo que podría explicar esa creencia residual en
la astrología cuando el resto de factores están justificados.
Parece ser que si la gente es capaz de ver algo acerca de
ellos mismos en una predicción, se sentirán atraidos a con-
fiar en ella. Esta investigación también remarca el hecho de
que la gente no basa su sistema de creencias en evidencias,
la lógica o la razón.
Traducción de Aitor Pérez Iturri e Inmaculada León