el esc
é
ptico
6
otoño 2016
P
rimer contacto
Marisa Marquina, Antonia de Oñate y Juan A. Rodríguez
ECSO comienza una nueva etapa
La cooperación entre las organizaciones escépticas eu-
ropeas tiene un espacio: el Consejo Europeo de Organiza-
ciones Escépticas, conocido por su nombre inglés, ECSO
(European Council of Skeptical Organisations). ECSO se
revitaliza en una nueva etapa marcada por el trabajo coope-
rativo, bajo la coordinación de Gábor Hraskó y el apoyo de
un grupo de escépticos europeos entusiastas, entre los que
destacamos a Leon Korteweg y a András Gábor Pínter y el
resto del equipo de The Skeptic Podcast UE, un excelente
podcast de difusión de noticias y de encuentro de organiza-
ciones escépticas europeas.
Los fines de ECSO son plenamente coincidentes con los
de ARP-Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico:
investigación crítica de las afirmaciones pseudocientíficas
y paranormales, y difusión pública de esa investigación.
Nuestra asociación contribuirá al trabajo de ECSO parti-
cipando en las iniciativas europeas y aportando noticias de
interés común, canalizadas a través de nuestro socio Nigel
Bax.
Nos alegra contribuir a la construcción de esta red escép-
tica europea y recomendamos a nuestros lectores que estén
atentos a la página www.ecso.org (en inglés).
Antonia de Oñate
Estuvimos en la Feria esotérica y alternativa Madrid
2016
Domingo, 6 de marzo de 2016. Dos escépticos, Elena y
Víctor, se dirigieron a la Feria Esotérica de Atocha ─de in-
cógnito─ con su perra, un cachorro de Yorkshire que les
serviría de gancho, sin saberlo.
Ella (Elena) se encargó del trabajo duro: coger panfletos
y hablar con los dependientes sin que su rostro mostrase el
menor signo de escepticismo. Él estaba un poco alejado,
mirando sin levantar sospechas y sin decir o pedir nada,
como un transeúnte más.
Entre cristales, gemas, astrólogos y practicantes de rei-
ki, fueron pasando por los stands sin llamar la atención.
Pero la perra era demasiado mona, y muchos dependientes
se acercaban a saludarla, hasta que una mujer de mediana
edad le empezó a hacer más carantoñas de la cuenta y se
puso a mover sus manos por encima de ella, sin tocarla.
—¡Uy qué perrita más mona! ¿Quieres que le dé una se-
sión de reiki?
—No, gracias. Ella es muy feliz.
—Que sea feliz no significa que esté sana.
—Lo siento, me tengo que ir, me espera mi novia ─el
pobre escéptico ocultó su cara de «no vuelvas a tocar a mi
perra».
Mientras huía lentamente entre la multitud, pudo oír en
un puesto:
—Mi madre tiene artritis.
—Pues moviéndole los chakras soy capaz sanarla. Tráe-
tela el próximo día.
Entretanto, Elena se adentraba divertida entre la mara-
bunta, buscando nuevos engaños entre los distintos puestos
de la feria y comprobando que este mundo de superchería
estaba fuertemente dirigido al público femenino. Cotillean-
do en conversaciones ajenas, pudo escuchar:
—Mamá, ¿cuál cojo? ─decía una niña de unos nueve
años frente a un puesto de orgonitas.
—Cariño ─respondía la madre comprensiva─, eso no te
lo puedo decir yo, es la piedra la que te elige a ti.
El primer chiste del día; y la tarde prometía más. Una de-
pendienta de mediana edad se acercó a Elena, advirtiendo
su interés al ojear unas tarjetas que anunciaban psicología.
—¿Conoces la psicología regresiva?
—No, pero me ha llamado la atención.
—Verás, se trata de una terapia psicológica que va a ayu-
darte en dos o tres sesiones, cuando un psicólogo conven-
cional tarda un año como mínimo.
—Ah, pues sí que estoy interesada, porque a mí el psicó-
logo no me hace nada. ¿Cómo funciona?
—Pues verás, mi marido es psicólogo y yo terapeuta.
Resulta que todas las dolencias físicas y psicológicas que
tenemos en esta vida vienen de traumas o vivencias del pa-
sado, tanto de esta vida como de vidas pasadas.
—Ah, entiendo ─Elena estaba concentrada en memori-
zar tales chorradas sin perder la sonrisa; estaba siendo más
difícil de lo que creía.
—Mira, un chico nos ha venido hace un rato quejándo-
se de una carraspera recurrente. Hablando con mi marido,
resulta que el chico estuvo a punto de ahogarse cuando era
pequeño. Yo, al verle los puntos de luz, he visto que tenía
un punto negro en la garganta. El trauma le estaba provo-
cando un bloqueo en esa zona. Tras una sesión le hemos
sanado.
Dentro de la gran variedad de puestos, estos se podían
dividir en los siguientes tipos:
• Bisutería de mercadillo a precios altos. Esta no se
anunciaba directamente como mágica, aunque no se pue-
de descartar que el vendedor tirase del comodín de Nepal,
China o la India para hacer la venta.
• Bisutería «buena» a precios desorbitados, y aquí se
incluyen cristales bonitos con referencias a arcángeles, a
Metratón (ángel judeocristiano), a los espíritus... Este pues-
to estaba dirigido claramente a la típica señora mayor ca-
tólica.
• Orgonitas y gemas.
• Plantas, esencias, jabones y minerales. Todo con pro-
piedades mágicas o «naturales».
• Novedades: un lector de manos digital y los Átomos.
Estos últimos son figuras con una funcionalidad similar a
la de las conocidas orgonitas, pero formados por canicas y
cerámicas esféricas. El vendedor promocionaba estos uten-
silios atribuyéndoles tres usos diferentes dependiendo de la
posición de las bolitas: con tres esferas como base, el Áto-
mo funcionaba como un aparato de feng shui, equilibran-
do las energías; con cuatro canicas en la base, funcionaba
como un aparato antirradiación electromagnética; y sobre
una canica (hay que comprar un soporte para ello), servía