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ste es el nombre de un evento de divulgación
científica que se centró en los conceptos y
prácticas pseudocientíficas que se hacen pasar
por terapéuticas haciéndose llamar medicina alterna-
tiva. Se realizó en el Aula Ortiz Vázquez del Hospital
Universitario de La Paz, en Madrid, el 18 de febrero
de 2017, y contó con un elenco de científicos y pro-
fesionales sanitarios. Estuvo organizado por las aso-
ciaciones Fisioterapia Sin Red y ARP-Sociedad para
el Avance del Pensamiento Crítico. El acto apareció
publicitado en diversos medios de comunicación, y
consiguió ser trending topic el propio día de su ce-
lebración.
La jornada se dividió en cuatro bloques temáti-
cos: Medicina, Fisioterapia, Nutrición/Oncología y
Psicología/Psiquiatría, consistentes en unas cuatro
o cinco ponencias de unos 10 minutos de duración,
seguidas de una mesa redonda en la que se transmi-
tían también a los ponentes preguntas realizadas por
el público asistente. Presentamos a continuación los
resúmenes de la mayor parte de las charlas, ofrecidos
por los propios ponentes, junto con el correspondien-
te enlace a YouTube en el que se puede acceder a la
grabación en vídeo de cada bloque.
1. BLOQUE DE MEDICINA
https://youtu.be/bBosCXSsN80
Moderadora: Inma León Cobos
Creo, creo, creo en las vacunas
Rafael Tímermans del Olmo, médico del traba-
jo y médico de familia. H.U. Fundación Alcorcón.
Es terrible escuchar cómo la gente «no cree en las
vacunas», pero tanto como cuando «creen en las va-
cunas». No se trata de un problema de fe. En los me-
dicamentos no se cree. No hay que creer en el para-
cetamol o en la amoxicilina. Sabemos que funcionan
Terapias
Peligrosas
Parasitando la Salud
Es terrible escuchar cómo la gente «no cree en las
vacunas», pero tanto como cuando «creen en las vacunas».
No se trata de un problema de fe.
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porque la ciencia, los estudios y ensayos en labora-
torio, en animales, y en personas, además del segui-
miento de todo medicamento aprobado, así lo dicen.
Cada medicamento tiene sus indicaciones, que
vienen en su ficha cuando se aprueban por la auto-
ridad correspondiente. Además, en este tipo especial
de medicamentos, las autoridades sanitarias mundia-
les lo recomiendan, lo indican. La OMS, los CDC,
los ECDC, el NHS… todo el que es alguien y sabe
lo dice.
Pero no; hay quien cree que puede dudar. Incluso
que encuentra un estudio en el Dr. Google que habla
de los efectos secundarios. Porque ellos, en la sole-
dad de su móvil o de su ordenador, llegan a donde
todas las autoridades, los comités, las asociaciones,
no son capaces de llegar. Creo que es más peligroso
un médico con Google que un paciente con él, porque
encima cree que sabe de todo solo por ser médico. El
ego médico, apenas importante…
El problema principal no es que haya quien dude,
incluso que existan antivacunas, sino que haya mé-
dicos, sanitarios antivacunas. Que no vacunan a los
grupos en los que está indicado, o que seleccionan
cuál usar y cuál no, sin seguir las indicaciones cien-
tíficas.
Peor aún: que aunque las sociedades científicas
siempre han tenido clara la necesidad de la vacuna-
ción (incluyendo la de los trabajadores sanitarios para
no contagiar a sus pacientes ya sensibles enferme-
dades), las instituciones colegiales y profesionales,
en general, no solo no han animado a la vacunación,
sino que han justificado la no vacunación.
Las vacunas, junto con la potabilización del agua
y las medidas de higiene pública, son las que han pro-
longado y mejorado la vida y la prosperidad de la
población, amenazada por enfermedades que tendían
a la desaparición, y por actitudes irresponsables de
algunos.
Farmaciencia
Jesús Fernández, farmacéutico y miembro fun-
dador de Farmaciencia.
Farmaciencia (farmaciencia.org) la constituimos
un grupo de farmacéuticos que espontáneamente, y
sin pertenecer a ninguna organización que nos agru-
para, decidimos el 25 de septiembre de 2016, coinci-
diendo con el Día Mundial del Farmacéutico, publi-
car una carta abierta dirigida a nuestros representan-
tes para pedirles que la homeopatía saliera del mundo
de la farmacia.
Como falsa terapia que es, sin avales científicos y
aprovechándose de la laxitud de la ley que la intenta
regular, se introduce en nuestro ejercicio a muchos
niveles: farmacias que la dispensan y recomiendan,
universidades que se atreven a enseñarla (pocas afor-
tunadamente); sociedades que se llaman «científi-
De izquierda a derecha, Tania Estapé, Virginia Gómez, Emilio Molina y, en su intervención, Julio Basulto (foto: Inma León)
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cas», como la SEFAC, que la incluyen en sus guías
terapéuticas; y nuestro más importante órgano repre-
sentativo, el Consejo General de Colegios Oficiales
de Farmacéuticos, que la acoge sin pudor y le da una
oficialidad que no debe tener.
Por primera vez, un grupo de profesionales repre-
sentativo, y con el único interés de mejorar nuestro
ejercicio profesional, se pronuncia al respecto de esta
terapia que nunca lo ha sido y pide expresamente a
sus representantes que actúen para que no forme par-
te de nuestro ámbito de trabajo.
Es el inicio de más actividades, en las que se in-
cluirán a otros colectivos como estudiantes, médicos,
fisioterapeutas, matronas, químicos, físicos… y todo
aquel que tenga criterio para confirmar que la homeo-
patía no es más que un engaño que lleva doscientos
años con sus artes, pero que tiene los días contados.
La relación en la consulta médica con el paciente
que utiliza terapias alternativas
Vicente Baos Vicente, médico de familia. Pro-
motor de la iniciativa #NoSinEvidencia. http://vi-
centebaos.blogspot.com.es/
En la mayoría de las consultas médicas de nuestro
país no se habla del uso de terapias no convenciona-
les (TNC). Los pacientes que las utilizan tienden a
ocultar a sus médicos dicho uso, desde las infusiones
más inocuas y las terapias basadas en el efecto pla-
cebo hasta aquellas que contengan un claro riesgo.
Salvo un pequeño porcentaje de personas que usan
exclusivamente la medicina alternativa como aborda-
je de enfermedades graves, la mayoría de los usuarios
de TNC comparten el uso de la medicina con las otras
técnicas.
Es importante que los médicos entendamos que
crear un ambiente adecuado para que el paciente ten-
ga la posibilidad de hablar sobre sus dudas, incluida
la del uso de TNC, es hacer una buena práctica clí-
nica. Cuando se plantean preguntas directas de los
pacientes sobre la posible utilidad de las TNC para
su caso particular, en una relación entre médico y pa-
ciente de confianza y abierta —como pretendo hacer
en mi consulta—, se podrá matizar y explicar lo que
pueden o no pueden ayudar a dicho paciente las TNC.
Debemos conocer las motivaciones, expectativas y
razones que hacen que un paciente desee usar TNC.
Rechazar de plano, con expresiones del tipo «eso no
vale para nada», «usted, o me hace caso o aquí no
vuelva», etc., crean una barrera de comunicación que
impedirá razonar la visión del médico crítico con las
TNC.
El uso de TNC no está relacionado ni con el nivel
de formación académica ni con el acceso a la informa-
ción de calidad; más bien al contrario: las creencias
culturales, la influencia del ambiente o las experien-
cias previas determinan más que otros condicionan-
tes la creencia en la utilidad de las TNC. Escuchar las
razones que potencian el efecto beneficioso percibido
por el paciente sería la mejor manera de aproximarse.
Explicando lo que la ciencia conoce de esas terapias,
explicando cómo nuestro cerebro interpreta hechos
que parecen causales y no lo son; es decir, median-
te un abordaje científico de lo que son o no son las
TNC, podemos explicar porqué las pseudociencias
son simulaciones de tratamientos y no constituyen un
abordaje científico de la enfermedad. Si en la conver-
sación se detecta algún grave riesgo para el paciente
por el uso de TNC, claramente, la actitud debe ser
firme y clara al explicar sus riesgos.
También es posible que en la consulta se presente
una situación extrema: un familiar pide tu ayuda por-
que el enfermo rechaza el tratamiento médico ofre-
cido al creer en un abordaje diferente de la enferme-
dad, y donde se detecta un riesgo muy grave para su
pronóstico. Realmente, estamos ante un dilema ético
importante. Si un paciente con patología psiquiátrica
grave manifiesta pensamientos de realizar activida-
des que sean peligrosas para sí mismo o para otros,
los sanitarios tenemos la capacidad legal de forzar
su ingreso hospitalario. Sin embargo, en una situa-
ción donde el paciente, por voluntad propia, decide
no efectuar un tratamiento con altas posibilidades de
eficacia, no tenemos capacidad para cambiar esa de-
cisión, aunque la familia se manifieste en desacuerdo
y genere un gran sufrimiento. La legislación sobre
la autonomía del paciente es muy clara, y la única
actitud ética posible es la de informarle de las conse-
cuencias de sus actos y ofrecer una ayuda permanen-
te, esté como esté su situación clínica. El rechazo o el
desprecio son, además de inútiles, dañinos. Y puede
ser que dicho paciente se arrepienta de su situación
en la evolución de la enfermedad. Siempre ayudar de
la forma que se pueda.
La lucha contra las pseudociencias, y sobre todo
las que generan creencias peligrosas, está en el
ám-
bito social. A cualquier persona vulnerable, siempre
ayudarla.
Enfermería holística, o: ¿por qué lo llaman
ho-
lismo cuando quieren decir modelo biopsicosocial?
Azucena Santillán, enfermera del H. U. de Bur-
gos y directora del Máster Enfermería Basada en
Evidencias e Investigación. www.ebevidencia.com
Si buscamos en la RAE el adjetivo holístico, nos
lo describe como «perteneciente o relativo al holis-
mo»; y holismo como «doctrina que propugna la con-
cepción de cada realidad como un todo distinto de la
suma de las partes que lo componen».
La concepción holística de los cuidados de enfer-
mería nació hace décadas, y ha habido grandes refe-
rentes en la historia de los cuidados, como Madeleine
Leininger y su teoría de la enfermería transcultural,
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que evidencian la preocupación de las enfermeras
por el enfoque global del ser humano. Otro modelo
de enfermería que muestra el interés por el enfoque
global del cuidado es el que propone Virginia Hen-
derson a través de su teoría de las necesidades, en
la cual describe catorce necesidades del ser humano,
que van desde las más básicas (oxigenación, nutri-
ción, eliminación, sueño…) hasta otras igual de im-
portantes como son «vivir según sus valores y creen-
cias» o «aprender, descubrir y satisfacer curiosidad».
Marjory Gordon ofrece también otro marco de actua-
ción a través de sus once patrones funcionales, que
sirven de guía para hacer valoraciones que abarcan
los aspectos biológicos, psicológicos y sociales. Es
decir, cualquier enfermera actualmente trabaja según
el modelo bio-psico-social. Por tanto, no es ninguna
novedad asegurar que los cuidados de enfermería son
holísticos, porque lo son desde el momento en el que
aceptamos trabajar bajo los actuales modelos
1
.
El modelo biomédico tradicional, hegemónico has-
ta mitad del siglo XX, se caracterizó por el dualismo
cuerpo-mente, la focalización causa-efecto y la rela-
ción clínica basada en la autoridad del profesional. La
OMS ya rechazó este enfoque y apostó por el modelo
holístico, el biopsicosocial, ya que ofrece mejores re-
sultados en salud y es el que actualmente enmarca la
asistencia sanitaria en España. Esto no quita para que
sea necesaria una revisión de la implementación del
modelo biopsicosocial en la práctica, especialmente
cuando se identifican circunstancias que dificultan la
valoración holística individual y grupal, como es en
el caso de la elevada presión asistencial o la excesiva
tecnificación de los procesos
2
.
Pero sucede que el concepto enfermería holística
está sufriendo una suerte de perversión. Desde hace
unos años se asocia lo holístico con lo natural, alter-
nativo o complementario. En la literatura científica
3
se puede leer incluso que el interés por las terapias
complementarias surge en contraposición del men-
cionado modelo biomédico tradicional, cuando es el
modelo biopsicosocial el que ha adoptado este rol.
O que dichas «alternativas» se caracterizan porque
tienen como uno de sus objetivos la atención integral
y la promoción de la salud, cuando estos objetivos los
tiene también la medicina tradicional.
El caso es que, poniendo el foco en las dificultades
que hay para llevar a la práctica el modelo biopsico-
social, se está tratando de justificar prácticas carentes
de evidencia científica. Por ejemplo, con el auge de
la «humanización» de la sanidad parece que se están
prodigando en los centros sanitarios pseudoterapias
como el reiki.
Desgraciadamente, son los propios Colegios Pro-
fesionales, sindicatos de índole sanitaria, etc., los que
ayudan a cimentar este nuevo concepto de la palabra
holístico a través de jornadas científicas y formativas
al respecto. Craso error, ya que para justificar estas
actividades insisten en que las terapias complemen-
tarias mejoran la salud de las personas a través de un
abordaje holístico
4
.
Las palabras construyen la realidad, y parece que
lo que se pretende es convencer a la población de que
estas pseudoterapias sin rigor científico, y muchas
veces sin siquiera plausibilidad biológica, son la so-
lución a un sistema de salud saturado que supuesta-
mente carece de un enfoque integral.
Recordemos pues tres cosas:
1. El sistema sanitario actual apuesta por el enfo-
que integral.
2. Los profesionales sanitarios apostamos por el
modelo biopsicosocial, es decir, por el modelo ho-
lístico.
3. Y además los profesionales sanitarios debemos
apostar por las prácticas basadas en evidencias.
Así pues, llamemos a las cosas por su nombre y
no permitamos que las pseudociencias se infiltren a
través de las grietas que dejan las carencias de nues-
tro sistema; porque esas grietas se pueden solucionar
mejorando la gestión sanitaria, y no con pensamiento
mágico.
Referencias:
1. Hernández Cortina Abdul, Guardado de la Paz Ca-
ridad. La Enfermería como disciplina profesional holís-
tica. Rev Cubana Enfermer [Internet]. 2004 Ago [cita-
Con el auge de la «humanización» de la sanidad parece
que se están prodigando en los centros sanitarios
pseudoterapias como el reiki.
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do 2017 Mar 12] ; 20( 2 ): 1-1. Disponible en: http://
scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0864-
03192004000200007&lng=es.
2. F. Muñoz Cobos. Cambio de modelo de atención sa-
nitaria. Med Fam Andal, 17 (2016), pp. 49-64
3. Ceolin T., Heck R.M., Pereira D.B., Martins A.R.,
Coimbra V.C.C., Silveira D.S.S.. Inserción de terapias
complementarias en el sistema único de salud atendien-
do al cuidado integral en la asistencia. Enferm. glob. [In-
ternet]. 2009 Jun [citado 2017 Mar 12] ; ( 16 ). Dis-
ponible en: http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_
arttext&pid=S1695-61412009000200017&lng=es.
4. La Voz de Talavera. El Sindicato de Enfermería de
Talavera ultima su VI Jornada Nacional [Internet]. 2014
Dic [citado 2017 Mar 12] Disponible en: http://www.la-
vozdetalavera.com/noticia/38792/talavera/el-sindicato-de-
enfermeria-de-talavera-ultima-su-vi-jornada-nacional.html
2. BLOQUE DE FISIOTERAPIA.
https://youtu.be/EYunbJlNYmA
Moderadora: Aurora Araujo
De cráneo
Rubén Tovar, fisioterapeuta. Profesor de la Uni-
versidad Internacional de La Rioja.
La osteopatía craneal (OC) se basa en la asunción
de que los huesos del cráneo se mueven de una ma-
nera rítmica, junto al cerebro, médula, meninges y
hueso sacro debido a las fluctuaciones del líquido ce-
falorraquídeo (LCR). Fue postulada por el osteópata
William Sutherland a finales del siglo XIX, aunque
algunos autores sostienen que Sutherland se basó en
los principios de Swedenborg, un teólogo previo al
propio fundador de la osteopatía, Andrew Taylor Still.
La OC es un auténtico despropósito palpatorio.
Pretender sentir el LCR es como pretender sentir las
pepitas de una sandía sin abrirla. No es más que una
ilusión, una alucinación estereoagnósica. La palpa-
ción del movimiento del LCR bajo el concepto de
movimiento respiratorio primario (MRP) no tiene
fiabilidad ni inter ni intraexaminador. De hecho, la
fiabilidad es aproximadamente cero. Y no solo eso,
sino que tanto la fiabilidad diagnóstica como la efec-
tividad terapéutica son inexistentes.
El movimiento que los osteópatas aseguran perci-
bir de los huesos del cráneo ha sido cifrado, en los
estudios más optimistas, en micras; y en cualquier
caso, los estudios sugieren
flexibilidad en las suturas
craneales, más que movimiento. Percibir un movi-
miento con esas dimensiones mediante el tacto pare-
ce ciencia ficción. Dicha percepción táctil podría ser
un automatismo producido por ellos mismos: el fenó-
meno psicológico conocido como efecto ideomotor,
presente en la ouija, en el péndulo o en la vara de los
zahoríes.
La evidencia científica en contra, junto a la falta
absoluta de plausibilidad biológica y de fundamenta-
ción teórica y la insistencia en mantener su práctica,
hacen encajar la OC en el campo de las pseudocien-
cias. Algunos sectores de la osteopatía han pedido
que la parte craneal sea eliminada de su cuerpo de
conocimiento, pero sigue gozando del beneplácito
del grueso de la profesión.
Terapia inalámbrica
Raúl Ferrer, Fisioterapeuta, Profesor Titular
CSEU La Salle, Univ. Autónoma de Madrid. Pre-
sidente de Fisioterapia Sin Red.
Dentro de las terapias alternativas o complemen-
tarias, como les gusta identificarse, se engloban toda
una serie de falsos principios activos, mecanismos
de actuación de dudosa plausibilidad biológica y
un sinfín de explicaciones mágicas a fenómenos no
tan esotéricos o espectaculares como hacen creer las
personas que defienden sus beneficios para la salud.
Una de las más conocidas por el público general es
el reiki. Esta supuesta terapia basa su actuación en el
principio de transmisión de lo que los «maestros» y
«terapeutas reiki» denominan energía vital universal,
a través de la imposición de manos, con el fin de fa-
cilitar la «autosanación» del receptor.
Su creador, Mikao Usui, a principios del siglo XX,
tras lo que él mismo definió como una experiencia
mística, comenzó a utilizar este ritual de sanación en
el que la energía (supuestamente) entra en el cuerpo
a través del chacra de la corona, situado en el ápex
craneal (punto más alto de la cabeza) y se distribuye
La relajación es el principal motivo de alivio relacionado
con el reiki, y en ningún caso se requiere de un contexto
mágico o energético para su realización.
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por todo el cuerpo del «terapeuta», siendo este ca-
paz de transmitirlo en un primer nivel de aprendizaje
mediante la imposición de manos, tras un ritual de
iniciación en el que «abren» el canal que le capaci-
ta para transmitir la energía universal. Más adelante,
con la incorporación de distintos símbolos al ritual y
avanzando en lo que los practicantes denominan «ni-
veles», se adquiere la supuesta habilidad de «enviar»
esa energía universal a distancia, sin la necesidad de
estar presente el receptor de la técnica físicamente
frente al terapeuta durante la sesión, es decir, una
«Terapia Inalámbrica». Esta técnica no solo puede
dirigirse a personas, sino también a animales u obje-
tos con el fin de «mejorar» su funcionamiento, según
dicen.
En el año 1998 se publicó un estudio en la pres-
tigiosa revista de la Asociación Médica Americana,
JAMA, en la que una niña de 9 años, en un experi-
mento en el colegio, había conseguido demostrar que
la supuesta habilidad de los terapeutas reiki para en-
viar esa energía mediante la imposición de sus manos
era inexistente, y que por tanto la capacidad de estos
para identificar cuándo alguien le está transmitiendo
esa energía no era superior al propio azar (Rosa et al.,
1998). Sin embargo, a pesar de que su principio de
actuación místico fue desmontado tan sencillamente,
esta pseudociencia gana adeptos a nivel internacio-
nal, principalmente por la sencillez de acceso a su
uso y por la ausencia de efectos secundarios en su
aplicación.
Sin embargo, otro motivo importante por el que
esta pseudoterapia sigue ganando adeptos es porque
tanto los terapeutas como los pacientes dicen «notar»
los efectos, y no van del todo desencaminados. De
algunas partes del ritual que se realiza en esta técnica
sí se pueden deducir algunos efectos potencialmen-
te beneficiosos para la salud, pero por explicaciones
biológicas que nada tienen que ver con la transmisión
de la hipotética energía universal, tal y como se ex-
trae de una revisión sistemática publicada por Van-
derVaart et al. (2009). En esta revisión, los autores
concluyen que los estudios que hay sobre los efectos
terapéuticos del reiki son escasos y de calidad baja,
pero a pesar de esa gran limitación, 9 de los 12 traba-
jos analizados referían «efectos terapéuticos».
Algunos de estos efectos ya habían sido analizados
en un estudio de 2001, en el que se observó que todos
los efectos que se producen en el paciente receptor de
la terapia son similares a los producidos por la rela-
jación, y se centran principalmente en la modulación
de variables relacionadas con el sistema nervioso au-
tónomo (SNA) (Wind et al., 2001), que es el principal
encargado de mantener el equilibrio de muchas de las
funciones básicas corporales (homeostasis).
Otra vía de actuación plausible es la activación de
áreas corticales relacionadas con el efecto placebo,
(foto: pxhere.com/en/photo/626294, CC0 Public Domain)
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que se ha relacionado de manera detallada en la li-
teratura con mecanismos de recompensa y con me-
canismos inhibitorios descendentes que modulan la
percepción dolorosa (Lidstone et al., 2005). Estudios
de Benedetti (2012) relacionan la capacidad del pro-
pio ritual terapéutico con la activación de la respuesta
placebo, y estas respuestas placebo son capaces de
modular la actividad del SNA (Meissner, 2011). To-
das estas vías de activación y relación entre el efecto
placebo, el SNA y la percepción de efecto terapéuti-
co se han descrito de igual manera por la acción de
la meditación y la concentración (Tang et al., 2009),
de manera individual, sin la necesidad de la acción
de ningún intercambio de «energía universal» a tra-
vés de un pseudoterapeuta que imponga sus manos
para desencadenar las respuestas descritas. Por tanto,
los posibles efectos asociados a la relajación, la con-
centración y meditación sobre sistemas endógenos
que generan analgesia, y las respuestas de sistemas
de recompensa relacionadas con vías dopaminérgi-
cas y serotoninérgicas, vinculadas a la sensación de
bienestar; no se pueden atribuir a la interacción del
terapeuta más allá del ritual con tintes orientales y
místicos, y por tanto a las propias expectativas del
receptor sobre la técnica en cuestión.
En casos como este en los que el paciente perci-
be un beneficio relacionado con la respuesta place-
bo, los riesgos principales del uso e implementación
en entornos sanitarios de este tipo de pseudoterapias
pueden desencadenar la respuesta sustitutiva de otros
procedimientos que sí han demostrado tener un efec-
to terapéutico sobre condiciones concretas. Al ser
una técnica de fácil acceso para cualquiera que quie-
ra aplicarlo, permite que personas sin ninguna for-
mación sanitaria se crean con la facultad de actuar
sobre procesos de enfermedad, con el evidente riesgo
que conlleva; y la ausencia de efectos secundarios (y
primarios) derivados de su uso puede incidir en un
sesgo de confirmación por parte del pseudoterapeu-
ta, que le lleve a creer que en los casos de mejoría
relacionados con la regresión a la media, o con el
curso normal de la enfermedad, su acción sobre el
paciente ha sido clave para el resultado obtenido, y
que esto le capacite de algún modo para buscar otras
estrategias pseudocientíficas, que tienen riesgos más
directos sobre la salud de las personas, al aplicarse en
contextos de enfermedades más severas, por ejemplo,
en las que una acción sanitaria es imprescindible para
la correcta evolución del problema.
En resumen, la relajación es el principal motivo de
alivio relacionado con el reiki, y sí que ha demostra-
do tener ciertos efectos beneficiosos sobre la salud en
distintas condiciones patológicas, aunque no se man-
tienen en el tiempo (Dunford and Thompson, 2010);
pero en ningún caso se requiere de ningún contexto
mágico o energético para su realización, ni por su-
puesto habilita a nadie para realizar intervenciones
con objetivo terapéutico sin una titulación sanitaria
adecuada, pues pueden generar situaciones de riesgo
para la salud de los pacientes que se someten a ellas.
Referencias:
Benedetti, F., 2012. Placebo-Induced Improvements: How
Therapeutic Rituals Affect the Patient’s Brain. J. Acupunct.
Meridian Stud. 5, 97–103. doi:10.1016/j.jams.2012.03.001
Dunford, E., Thompson, M., 2010. Relaxation and
Mindfulness in Pain: A Review. Br. J. Pain 4, 18–22.
doi:10.1177/204946371000400105
Lidstone, S.C., de la Fuente-Fernandez, R., Stoessl, A.J.,
2005. The placebo response as a reward mechanism. Se-
min. Pain Med. 3, 37–42. doi:10.1016/j.spmd.2005.02.004
Meissner, K., 2011. The placebo effect and the autono-
mic nervous system: evidence for an intimate relationship.
Philos. Trans. R. Soc. Lond. B. Biol. Sci. 366, 1808–17.
doi:10.1098/rstb.2010.0403
Rosa, L., Rosa, E., Sarner, L., Barrett, S., 1998. A Close
Look at Therapeutic Touch. JAMA 279, 1005–1010.
Tang, Y.-Y., Ma, Y., Fan, Y., Feng, H., Wang, J., Feng,
S., Lu, Q., Hu, B., Lin, Y., Li, J., Zhang, Y., Wang, Y., Zhou,
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interaction is altered by short-term meditation. Proc. Natl.
Acad. Sci. 106, 8865–8870. doi:10.1073/pnas.0904031106
Que un paciente acuda a una consulta con un dolor
de hombro y se vaya con la idea de que aparte de un
problema en el hombro tiene un «problema funcional» en
su hígado es engañarlo.
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vanderVaart, S., Gijsen, V.M.G.J., de Wildt, S.N., Koren,
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doi:10.1089/acm.2009.0036
Wind, D., Phd, W., Associate, R., Engebretson, J., Rnc,
D., Wardell, D.W., Engebretson, J., 2001. Biological correla-
tes of Reiki Touch(sm) healing. J Adv Nur 33, 439–45.
Belivers (osteopatía visceral)
Eduardo Fondevila, Fisioterapeuta, MSc. Prof
Asociado EUF Gimbernat-Cantabria (Univ. Can-
tabria).
La víscera, ¿es fuente de dolor y nocicepción?
Sin duda, y es sabido científicamente desde finales
del siglo XIX con los trabajos de Head. Como cual-
quier residente de urgencias comprueba día a día, son
numerosos los cuadros clínicos de dolor somático re-
feridos a una fuente visceral, y suelen estar asociados
a patología severa: litiasis renal, infarto miocárdico,
patología hepática severa, etc.
Existen no obstante, algunas corrientes de terapia
manual que consideran un tipo de «lesión visceral»,
encuadrada en el concepto de «fallo posicional» como
fuente de dolor visceral referido somático, algunos
tan peregrinos como el túnel del carpo o implicacio-
nes espúreas de este «fallo posicional» en cuadros
como el síndrome de estrés postraumático.
No son ni mucho menos todos los fisioterapeutas y
osteópatas que trabajan terapia manual en la zona del
vientre los que operan bajo estos predicados, pero sin
duda constituyen un subgrupo no menor, y este para-
digma goza de indudable arraigo en algunos planes de
estudios universitarios de grado y de postgrado.
No existe evidencia de que el concepto de fallo
posicional visceral exista y, en cualquier caso, estas
pequeñas alteraciones mecánicas en ligamentos o fas-
cias viscerales no son fuente de nocicepción: la no-
cicepción visceral ocurre en fenómenos de isquemia,
inflamación o gran distensión mecánica en el caso de
las vísceras huecas, por lo que estos predicados de
nocicepción víscero-somática por alteraciones posi-
cionales carecen, además, de plausibilidad biológica.
Que un paciente acuda a una consulta con un dolor
de hombro y se vaya con la idea de que aparte de un
problema en el hombro tiene un «problema funcional»
en su hígado es engañar al paciente. Que una paciente
acuda a consulta por un problema de infertilidad y se
le diga que es por la malposición de su útero, es enga-
ñar a la paciente: siga usted probando en los próximos
meses mientras le vamos tratando a ese nivel. En unos
meses, quizá por regresión a la media, la paciente se
haya podido quedar embarazada… para mayor gloria
y ganancia en la cuenta corriente del avispado tera-
peuta visceral que se pone la medalla y se erige en
artífice del «milagro» de la concepción.
Hacemos nuestra la máxima de que afirmaciones
extraordinarias requieren pruebas extraordinarias. Si
la terapia manual visceral puede ser un tratamiento
coadyuvante para cuadros clínicos concomitantes,
como por ejemplo algunos cuadros de dolor lumbar,
etc., puede ser debido a factores de tipo mixto
mecánico neurofisiológico y merecen ser estudiados,
como nos consta que hacen algunos grupos de trabajo,
de una manera seria y científica para brindar la mayor
excelencia en la atención clínica de nuestros pacientes.
3. BLOQUE DE NUTRICIÓN/ONCOLOGÍA
https://youtu.be/goPBZ50hNPk
Moderador: Emilio Molina
Terapeutas ortomoleculares, dieta alcalina y
otros milagros de la nutrición.
Por Virginia Gómez, dietista-nutricionista (Die-
tista Enfurecida, en las redes sociales).
Los temas de nutrición y alimentación son actual-
mente un fértil campo de cultivo para las pseudo-
ciencias; por ello decidí centrar el tema, más incluso
que en nutrición ortomolecular, en la llamada «dieta
alcalina».
Me pareció especialmente grave cuando por prime-
ra vez vi que se recomendó a un paciente con cáncer
de colon desde un famoso hospital público valencia-
no. No lo podía creer, y lo peor es que desde muchos
sitios se sigue recomendando; por desconocimiento,
quiero pensar.
La dieta alcalina propugna, ni más ni menos, la
posibilidad de alterar a nuestro antojo los pH corpo-
rales a través de la alimentación, y se vale de una ex-
plicación que parece científica (es claramente psue-
docientífica, porque sencillamente no funciona así),
pero que para quien no tenga una formación básica
en ciencias puede resultar creíble; de ahí mi sorpresa
cuando veo a profesionales sanitarios recomendán-
dola y quedarse tan anchos.
Y la explicación, a grandes rasgos y con falacia de
autoridad, falsa, pero incluida, es:
El cáncer se desarrolla en un medio ácido, así que
si a través de nuestra alimentación creamos un entorno
alcalino, el cáncer no se desarrollará o tardará más
en hacerlo. Esto nos lo dijo Otto Warburg, que ganó
el Premio Nobel gracias a este gran descubrimiento.
No, mira; ni Otto Warburg ganó el Premio Nobel
por eso, ni dijo eso, ni eso funciona así.
1. Otto Warburg ganó el Premio Nobel en 1931 por
su «descubrimiento de la naturaleza y modo de ac-
ción de la enzima respiratoria»; aunque es cierto que
continuó investigando sobre el metabolismo celular
y tumoral.
2. Respecto a lo de que el cáncer tiende a acidifi-
car su entorno, es cierto; pero
no es la acidificación
del entorno lo que «crea» un cáncer; no es causa, es
consecuencia.
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3. Afortunadamente para quienes creen en esto, no
podemos variar nuestro pH a antojo. Una mínima va-
riación en el pH sanguíneo nos llevaría a la muerte y,
por supuesto, antes de ello se ponen en marcha nues-
tros sistemas de tamponamiento en caso de acidosis o
alcalosis, para que el pH se quede justo donde debe.
Además, variaciones en el pH intestinal o vaginal po-
drían causar una seria disbiosis; no es una buena idea.
A todo esto, siempre puede surgir alguien alegan-
do amimefuncionismo: «¡Pues yo me encuentro mu-
cho mejor desde que hago la dieta alcalina!». Por su-
puesto. La dieta alcalina se basa en el consumo abun-
dante de frutas, verduras, proteína vegetal y grasas
saludables. Claro que es una opción sana; de hecho,
casi cualquier dieta medianamente decente mejoraría
la alimentación de la población. Claro que la salud
puede mejorar, sea con dieta alcalina, con dieta ve-
getariana, con dieta paleo, con dieta mediterránea…
mejorar lo presente es muy fácil. Que funcione para
el cáncer, o que funcione para la salud por el meca-
nismo que se alega, lo siento, pero no.
Mis (descabelladas) recetas anticáncer
Julio Basulto, dietista-nutricionista. www.julio-
basulto.com
Cuanto más éxito tiene un libro que divulga con-
ceptos erróneos relacionados con la salud, mayor es
el peligro de que se produzca un daño poblacional,
especialmente en grupos vulnerables
1
. Es lo que pue-
de suceder, sin duda, al seguir las descabelladas pro-
puestas (más adelante hablamos de algunas de ellas)
que aparecen en el best-seller Mis recetas anticáncer.
El libro está escrito por una médica llamada Odi-
le Fernández, quien sobrevivió a un cáncer. Lo hizo
gracias a los avances médicos, pero ella no duda en
atribuirse el mérito a sí misma
2
. Antes de valorar el
libro es conveniente entrar en la página web de la
autora, donde leemos una entrada titulada «Allan Ta-
ylor, un abuelo de 78 años se cura de un cáncer ter-
minal solo con una dieta anticáncer»
3
. Se trata de una
afirmación peligrosa y rotundamente falsa, que nos
da una idea del rigor científico de una persona que
pretende que sigamos sus «recetas anticáncer» para
hacer frente a esta enfermedad.
Fomentar un método «anticáncer» es engañoso,
pero además vulnera el Real Decreto 1907/1996, de
2 de agosto, sobre publicidad y promoción comercial
de productos, actividades o servicios con pretendida
finalidad sanitaria, que prohíbe «cualquier clase de
publicidad o promociones (directas o indirectas, ma-
sivas o individualizadas), de […] métodos con pre-
tendida finalidad sanitaria […] que se destinen a la
prevención, tratamiento o curación de enfermedades
transmisibles, cáncer y otras enfermedades tumorales
[…]»
4
. El Real Decreto se vulnera tanto en el inte-
rior del libro («Métodos anticáncer para consumir los
alimentos», página 357) como en su contraportada,
donde leemos «[…] tú puedes tomar un papel activo
en la prevención y en la curación de una enfermedad
que, a día de hoy, alcanza las proporciones de epide-
mia». Esta última frase, además, vulnera otro aparta-
do del citado Real Decreto, que prohíbe proporcionar
«seguridades de alivio o curación cierta».
Que las propuestas del libro son descabelladas
(fuera de orden, concierto o razón, según la RAE)
es algo que se puede comprobar simplemente leyen-
do su índice, donde encontramos la referencia a ca-
pítulos como los siguientes:«el ajo: el “curalotodo”»
(página 248), «Las algas, la quimioterapia del mar»
(p. 252), «Las setas invitan a nuestro cuerpo a eli-
minar el cáncer» (p. 261), «El jengibre: la raíz que
acaba con el cáncer» (p. 301), «La leche materna: el
alimento perfecto que mata las células cancerosas»
(p. 306). En todo caso, en las páginas 217 a 219 ha-
llamos afirmaciones no ya descabelladas, sino direc-
tamente abominables:
¿Cómo convertir a nuestra agua en sanadora?
[…] Emoto afirma que el agua puede curarnos (y
también enfermarnos), para ello sólo tenemos que
transmitirle esa intención. ¿Y cómo podemos ha-
cerlo? Compra una botella de cristal transparen-
te, vierte en ella tu agua filtrada o mineral y con
un bolígrafo permanente escribe en la botella tu
mensaje positivo y sanador. […] Después deja tu
botella al sol para que se vitalice, pierda el cloro
y reciba toda la energía lumínica de nuestro gran
astro. Y ya tienes lista tu agua sanadora. […]
¿Has visto qué medicina más barata e inocua?
Efectos secundarios, cero. Efectos positivos…,
inimaginables, no hay límites. El límite lo pones
tú y tus pensamientos.
Dejando de lado los peligros de que un paciente
con cáncer tome agua sin cloro, y dejando de lado la
frustración y culpabilidad que pueden generar las an-
teriores afirmaciones, es necesario citar aquí una co-
nocida frase de David Hume: «Las afirmaciones ex-
traordinarias requieren evidencias extraordinarias».
Porque no existe ninguna clase de prueba científica,
ni ordinaria ni extraordinaria, que sustente tales bar-
baridades
5
.
La autora repite una y otra vez su experiencia,
como que acudió a una dieta vegana para hacer fren-
te a la enfermedad, algo que desaconseja un recien-
te consenso
6
. Sin olvidar que, parafraseando al Dr.
Richard Doll, uno de los epidemiólogos más impor-
tantes del siglo XX, «Los tratamientos médicos que
surgen de la propia experiencia suelen tener “efectos
variables” e ineficaces»
7
.
El libro no se conforma con dar falsas expectativas
con respecto al papel de la dieta en el cáncer, tam-
bién se atreve con las «terapias naturales», del todo
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desaconsejables para abordar esta enfermedad
8-12
. Un
ejemplo lo tenemos en la página 420: «Reiki, terapias
energéticas y su efecto sanador sobre los pacientes
con cáncer». No hallamos ni una sola prueba científi-
ca de la supuesta capacidad de «sanar» el cáncer me-
diante estas terapias
5
. Es más, en palabras del repu-
tado experto Edzard Ernst, los pacientes con cáncer
que utilizan «terapias alternativas» mueren antes
10
.
Es momento de citar algunos de los riesgos que
acompañan a este libro o a otros similares: rechazar
o postergar un tratamiento eficaz para el cáncer, ge-
nerar una falsa sensación de seguridad, exacerbar los
sentimientos de superación, fomentar un descrédito
de la medicina tradicional, generar efectos adversos,
provocar interacciones indeseadas, promover dietas
desequilibradas y hacer perder tiempo, dinero y es-
peranzas
13
.
En suma: afirmar, o incluso sugerir, que existe un
planteamiento dietético que puede curar el cáncer es
falaz, es antiético y, sobre todo, es peligroso.
Referencias:
1. Basulto J, Manera M, Baladia E, Miserachs M, Rodrí-
guez VM, Mielgo-Ayuso J, Amigó P, Blanquer M, Babio N,
Revenga J, Costa A, Lucena-Lara M, Blanco E, Pardos C
(Autores), Sauló A, Sotos M, Roca A (Revisores). «¿Cómo
identificar un producto, un método o una dieta “milagro”?»
Noviembre de 2012 (actualizado: 12 diciembre de 2012).
[Monografía en internet]. Disponible en: www.fedn.es/
docs/grep/docs/dietas_milagro.pdf
2. Fernández O. «Mi cura del cáncer fue un milagro
muy currado». Entrevista en Smoda de El País. 14 de
octubre de 2013. Mis recetas anticáncer (blog). En línea:
http://www.misrecetasanticancer.com/2013/10/mi-cura-
del-cancer-fue-un-milagro-muy.html
3. Fernández O. «Allan Taylor, un abuelo de 78 años se
cura de un cáncer terminal solo con una dieta anticáncer».
21 de septiembre de 2012. Mis recetas anticáncer (blog).
En línea: http://www.misrecetasanticancer.com/2012/09/
allan-taylorun-abuelo-de-78-anos-se.html Nota: Acaba-
mos de comprobar que poco después de la intervención
de Julio Basulto en el evento «Terapias peligrosas: pa-
rasitando la salud», en el que hizo alusión a este texto,
la autora lo retiró de su página web. En todo caso, se
puede consultar en este enlace: https://web.archive.org/
web/20160731160659/http://www.misrecetasanticancer.
com/2012/09/allan-taylorun-abuelo-de-78-anos-se.html
4. Real Decreto 1907/1996, de 2 de agosto, sobre pu-
blicidad y promoción comercial de productos, actividades
o servicios con pretendida finalidad sanitaria.
5. Ernst E. «Patient education: Complementary and al-
ternative medicine treatments (CAM) for cancer (Beyond
the Basics)». UpToDate. 5 de mayo de 2016. En línea:
https://www.uptodate.com/contents/complementary-and-
alternative-medicine-treatments-cam-for-cancer-beyond-
the-basics
6. Ernst E. «Integrative medicine: more than the pro-
motion of unproven treatments?». Med J Aust. 2016 Mar
21;204(5):174-174e1.
7. Basulto J. «Cáncer y terapias alternativas, conceptos
antagónicos». 3 de junio de 2015. Espacio Abierto. En lí-
nea: http://psicologiaynutricion.es/?p=985
8. Ernst E. «Cancer patients who use alternative medi-
cine die sooner». 18 de abril de 2013. Edzard Ernst (Blog).
En línea: http://edzardernst.com/2013/04/cancer-patients-
who-use-alternative-medicine-die-sooner/
9. Yun YH1, Lee MK, Park SM, Kim YA, Lee WJ, Lee
KS, et al. «Effect of complementary and alternative medici-
ne on the survival and health-related quality of life among
terminally ill cancer patients: a prospective cohort study».
Ann Oncol. 2013 Feb;24(2):489-94. doi: 10.1093/annonc/
mds469. Epub 2012 Oct 30.
10. Risberg T, Vickers A, Bremnes RM, Wist EA, Ka-
asa S, Cassileth BR. «Does use of alternative medici-
ne predict survival from cancer?» Eur J Cancer. 2003
Feb;39(3):372-7.
11. Basulto J. «¿Existe una dieta para curar el cáncer?»
13 de agosto de 2013. Consumer. En línea: http://www.
consumer.es/web/es/alimentacion/aprender_a_comer_
bien/enfermedad/2013/08/13/217613.php
12. Caccialanza R, Pedrazzoli P, Cereda E, Gavazzi
C, Pinto C, Paccagnella A, et al. «Nutritional Support in
Cancer Patients: A Position Paper from the Italian Society
of Medical Oncology (AIOM) and the Italian Society of Ar-
tificial Nutrition and Metabolism (SINPE)». J Cancer. 2016
Jan 1;7(2):131-5.
13. Doherty S. «History of evidence-based medici-
ne. Oranges, chloride of lime and leeches: barriers to
teaching old dogs new tricks». Emerg Med Australas.
2005;17:314-21
Afirmar, o incluso sugerir, que existe un planteamiento
dietético que puede curar el cáncer es falaz, es antiético y,
sobre todo, es peligroso.
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Creencias pseudocientíficas frente al cáncer, fac-
tores de riesgo psicosocial
Tania Estapé, Psicóloga clínica y psicoterapeuta,
directora de Psicooncología de la Fundación FE-
FOC y docente en las Universidades de Manresa,
Oberta de Catalunya Barcelona. www.fefoc.org
Hoy en día, la consideración de curación incluye
no solo la erradicación de la enfermedad, sino tam-
bién aspectos de tipo psicosocial que conforman el
bienestar del paciente como persona. Hablamos del
impacto que tiene esta enfermedad en la vida del su-
jeto que la padece, en su familia y en entorno social,
incluido el personal sanitario que le atiende. Este im-
pacto viene dado por dos factores (Estapé, 2013):
1) La consideración del cáncer como enfermedad
tabú.
2) Las repercusiones de la enfermedad cancerosa y
de los tratamientos que requiere en la calidad de vida
del paciente. Este factor no lo desarrollamos aquí,
pues es un tema no central en el desarrollo que pre-
tendemos. No obstante, de forma tangencial tiene una
influencia clara en la tendencia de los pacientes a de-
cidirse por terapias no probadas. La ansiedad genera-
da por la incertidumbre o la desesperación de algunos
enfermos es la puerta de entrada a terapias peligrosas.
Sobre el cáncer como tabú se refiere a la persis-
tencia de miedos y temores en la población que se
prolongan aún en nuestros días. Vienen de cuando
los pacientes, curables o no, recibían tratamientos
con efectos secundarios muy adversos, que, además,
solían dejar secuelas físicas o estéticas. Las fases ter-
minales de los enfermos no curables solían ser largas,
dolorosas y llenas de sufrimiento. Todo ello está en
la base de ese equivalente cáncer=muerte que toda-
vía hoy perdura en el sentir de la población (Estapé,
2013; Holland et al., 2010).
El tabú del cáncer es tal que está rodeado de una
serie de creencias erróneas que comportan determi-
nadas actitudes y conductas. Una de estas creencias
es el considerarla una enfermedad contagiosa, atri-
buir la enfermedad a un castigo divino —lo que a ve-
ces subyace a frases que el propio paciente puede ex-
presar, como «no me lo merezco», «por qué yo...»—.
Esto tiene sus repercusiones a nivel psicológico.
También hay toda una serie de confusiones respecto a
la causa y curación de la enfermedad, rodeada aún en
el siglo XXI de actitudes mágicas y curanderismo. El
broche de oro que cierra este aspecto más social de la
enfermedad es el continuado uso de la palabra cáncer
como adjetivo peyorativo, muestra de la equivalencia
cognitiva de la población sobre el cáncer como algo
horrible (Burton y Watson, 1998; Estapé y Estapé,
2013).
La relación del cáncer con la muerte y el sufri-
miento hace que sea una enfermedad especialmente
temida. El ser humano no tiene explicación para su
causa y a menudo esto puede llevarle a inventarla. La
incertidumbre que provoca el diagnóstico de cáncer
se traduce fácilmente en ansiedad y desesperación,
sobre todo en casos sin curación. Por otro lado, nu-
merosos estudios muestran las barreras de comunica-
ción con el médico al hablar del uso de terapias alter-
nativas. En algunos estudios hemos constatado cómo
los pacientes, aunque han decidido probar terapias no
basadas en la evidencia, no se han atrevido a contarlo
a su oncólogo (Estapé et al., 2015). Ello nos lleva a
enlazar con un aspecto primordial, que es la comu-
nicación con el médico. Los estudios muestran que
la capacidad comunicativa del médico puede inducir
a aceptar un tratamiento; inversamente, una falta de
habilidades comunicativas induce a incertidumbre y
a incrementar la ansiedad por parte de los pacientes y
familiares. Estos buscan alternativas que se salen del
circuito oficial y que, además, están bien dispuestas
a dedicar mucho tiempo y afecto al enfermo. En ab-
soluto es nuestra intención señalar al médico como
culpable, ni siquiera causante, de la búsqueda de tra-
tamientos milagro; pero hay que analizar las cosas
desde diversos puntos de vista: la falta de tiempo,
la presión asistencial y a veces la falta de formación
en habilidades comunicativas son factores señalados
como relacionados con la búsqueda de alternativas
por parte de los pacientes. Algunos autores señalan
que los médicos (como es lógico) sienten incomodi-
Es necesario incorporar en nuestro trabajo cotidiano
recursos que nos ayuden a no enfrentarnos con pacientes
firmemente convencidos de su elección.
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dad ante estos temas y rechazo a la hora de responder
a preguntas relacionadas. En determinados sujetos, lo
que hace es enrocarlos más en su posición (Schofield
et al., 2010).
Creemos que hoy en día hay una crisis muy impor-
tante de lo establecido, y la industria farmacéutica es
uno de estos valores en cuestionamiento. A menudo
la población confunde la gestión económica de estas
empresas con el respaldo científico debido al ensayo
clínico, lo que promociona la huida hacia otras opcio-
nes nada recomendables, pero que se venden como
las verdaderas por estar fuera del «sistema».
Para acabar, tenemos que incluir un riesgo muy
importante, fruto de un recurso muy positivo. Nos
referimos a la navegación por internet. Esta es una
opción muy interesante. Una de las consultas más
frecuentes por internet tiene que ver con el binomio
salud/enfermedad. Y dentro del mismo, sin duda una
de las enfermedades más introducidas en los busca-
dores es el cáncer. Asimismo se calcula que alrede-
dor de un 60 % de pacientes usa internet para buscar
información sobre su enfermedad o el tratamiento
(Bylun & Gueguen, 2010). Este hecho, que puede
ser considerado positivo, ofrece su cara oscura por la
falta de discriminación de los resultados obtenidos y
por la facilidad que ha ofrecido a curanderos y char-
latanes de ampliar sus redes sin prácticamente coste
alguno. Hoy día una web o un grupo de intercambio
de información pueden pasar por «serios» si no se
mira con tiento el contenido. Aunque hay muchos in-
tentos de generar guías de buenas prácticas, la verdad
es que es difícil diferenciar. Retomando el factor an-
terior, veremos que a veces algunos profesionales son
reacios a que sus pacientes les lleven información de
internet. Creemos que la red es un mundo paralelo al
nuestro, por lo que hay que aceptar que está aquí y
usarlo en nuestro favor (Estapé et al., 2014).
Como conclusiones, diremos que el uso de tera-
pias peligrosas es un hecho en Oncología y que es
necesario un análisis profundo de la situación. Hay
diversos factores explicativos y debemos ser caute-
losos y autocríticos con ello. El diálogo seguramente
está siendo a niveles diferentes y está claro que el uso
de cifras y datos no nos sirve para promover cambios
que tienen que ver con aspectos emocionales. Es ne-
cesario incorporar en nuestro trabajo cotidiano recur-
sos que nos ayuden a no enfrentarnos con pacientes
firmemente convencidos de su elección.
Referencias:
Burton, M., & Watson, M. (1998). Counseling people with
cancer (1st. ed.). Chichester, England: John Wiley & sons.
Bylon, C.L., Gueguen, J.A. «The effect of internet use on
the doctor-cancer patient relationship», Kissane, D. (Ed.).
(2011). Handbook of communication in oncology and pallia-
tive care. Oxford University Press.
Cella, D. F., Tulsky, D. S., Gray, G., Sarafian, B., Linn,
(foto: www.flickr.com/photos/arselectronica/)
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validation of the general measure». Journal of Clinical On-
cology, 11(3), 570-579.
Estapé, T. (2004). Estudio de la evolución de la calidad
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tesis doctoral.
Estapé, T;. (2013). «Supportive treatment and palliative
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Estapé, T., & Estapé, J. (1993). Oncología y cuidados
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Estapé, J., & Estapé, T. (2013). 703 preguntas, 703 res-
puestas: La odisea del cáncer de mama (1ª ed.). Terrassa
(Barcelona): Momentum.
Estapé, T., Estapé, J., Soria-Pastor, S., & Díez, A. (2014).
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cientes con cáncer de mama». Psicooncología, 11(2- 3),
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Estapé, T., Estapé, T., Valverde, E. (2016) «Psychologi-
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(2011). Handbook of communication in oncology and pallia-
tive care. Oxford University Press.
Watson, M., & Kissane, D. W. (Eds.). (2011). Handbook
of psychotherapy in cancer care. John Wiley & Sons.
4. BLOQUE DE PSICOLOGÍA/PSIQUIATRÍA
https://youtu.be/JAOlnnraLGc
Moderador: Juan A. Rodríguez
Terapias pseudocientíficas en psicología y su difi-
cultad para distinguirlas
Eparquio Delgado, psicólogo general sanitario.
www.eparquiodelgado.com
Uno de los hitos más importantes en la medicina
del siglo XX ha sido la aparición de la llamada Me-
dicina Basada en la Evidencia (MBE, que más bien
debería llamarse Medicina Basada en las Pruebas).
Los profesionales necesitaban establecer un criterio
para determinar qué terapias son realmente eficaces
y diferenciarlas de aquellas que no lo son, aunque en
ocasiones los pacientes puedan percibir lo contrario.
La propuesta de la MBE ha sido utilizada por otras
disciplinas, dando lugar a la Psicología Basada en la
Evidencia (PBE), la Fisioterapia basada en la Evi-
dencia, etc.
La PBE parece un buen criterio para comenzar a
diferenciar aquellas terapias psicológicas eficaces de
aquellas que no lo son, y su uso ha permitido tanto
a los profesionales como a los pacientes una indica-
ción para elegir qué procedimientos utilizar a la hora
de resolver los problemas psicológicos. Sin embargo,
las propias características de las terapias psicológicas
hacen que los procedimientos para establecer su efec-
tividad sean diferentes a los que se utilizan en me-
dicina, especialmente cuando hablamos de terapias
farmacológicas. Cuando hacemos terapia psicológica
no podemos utilizar una «intervención placebo» en la
mayoría de los casos, ya que la terapia psicológica es
fundamentalmente una interacción entre el paciente y
el profesional. Esto supone una limitación importan-
te para determinar qué elementos de la intervención
son los que realmente resultan eficaces y cuáles no. A
pesar de ello, se han establecido métodos para poder
determinar la eficacia de estas terapias, y hoy en día
contamos con varias publicaciones en las que se re-
sume cuáles son las terapias psicológicas disponibles
que han demostrado eficacia.
Pero el problema no acaba de estar resuelto. Los
criterios para determinar si una terapia psicológica es
eficaz y su concepción de los problemas psicológicos
como trastornos o enfermedades mentales han sido
tomados del modelo biomédico y se apoyan funda-
mentalmente en la concepción de síntomas a reducir
o eliminar. Los investigadores en psicología han uti-
lizado hasta el momento estos criterios de la medici-
na para poder medirse con las terapias farmacológi-
cas siguiendo sus mismas reglas, con resultados muy
favorables para las terapias psicológicas en compara-
ción con las médicas.
Sin embargo, esta forma de concebir los proble-
mas psicológicos y de medir la eficacia de las terapias
ha sido puesta en entredicho en los últimos años, y
han aparecido nuevas propuestas para ambas cues-
tiones, que van desde la propuesta de los RDoC del
NIMH estadounidense hasta la búsqueda de factores
transdiagnósticos en psicología, pasando por la re-
consideración de la eficacia de las terapias bajo otros
modelos no centrados en el síntoma y el debate sobre
«eficacia-efectividad».
Junto a estas circunstancias, es importante tener en
cuenta que los criterios de la PBE no son suficientes
para establecer la cientificidad de una terapia psico-
lógica. Para ello debemos tener en cuenta cómo con-
cibe los fenómenos psicológicos y su explicación de
la mejora terapéutica, ya sea considerada como re-
ducción de síntomas o de otra manera. Podemos en-
contrarnos con terapias psicológicas eficaces cuyas
concepciones de lo psicológico y de los cambios en
determinadas respuestas pueden ser completamente
pseudocientíficas a pesar de que podrían resultar efi-
caces o efectivas.
Todo esto hace que sea especialmente difícil tener
el esc
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un criterio de demarcación que nos sirva para dife-
renciar las terapias psicológicas eficaces de las que
no lo son y aquellas que pueden ser consideradas
científicas de las que consideraríamos como pseudo-
científicas.
Antipsiquiatría, «cuñaos» y pseudociencia
Daniel Orts, médico y divulgador científico so-
bre salud mental, neurociencia y medicina.
La psiquiatría es una especialidad médica con si-
glos de evolución, puesto que la enfermedad mental
como resultado de las deficiencias cerebrales es con-
sustancial al ser humano. Sin embargo, no es hasta
principios del siglo XX cuando se integra de forma
sólida en el cuerpo científico de la Medicina Basada
en la Evidencia, y como doctrina científica, resulta
una disciplina joven y no exenta de errores y aspectos
por mejorar.
Las terapias pseudocientíficas, en su afán por apro-
vecharse de las carencias del sistema y lucrarse de los
pacientes más vulnerables, utilizan los defectos de la
psiquiatría para vender numerosos remedios contra
diversas patologías que los profesionales clínicos en-
cuentran difíciles de manejar, como la ansiedad, el
insomnio o los trastornos del estado del ánimo. Gra-
cias a clásicos y trasnochados argumentos del estilo
«los psiquiatras solo saben arreglar los problemas
con pastillas» o «la industria farmacéutica se inven-
ta enfermedades para luego vender la cura», muchos
charlatanes han erigido todo un movimiento contra-
cultural llamado Antipsiquiatría, que pretende des-
montar y exponer la falsedad de una especialidad mé-
dica con la misma validez y evidencia científica que
cualquier otra. Pero a pesar de su extraña ambición
negacionista, existen numerosos argumentos que se
esgrimen con una sofisticada lógica y unos razona-
mientos certeros. En consonancia con el viejo refrán
de «ten a tus amigos cerca, pero a tus enemigos aún
más cerca», esta charla analiza las grandes críticas
que los charlatanes empuñan contra la Psiquiatría,
para así aprender de ellas, reforzar y mejorar los fun-
damentos científicos de esta especialidad.
Electrosensibilidad, radiestesia y otras chorradas
Víctor Pascual, ingeniero técnico en telecomu-
nicaciones.
El zahorismo es una antigua pseudociencia que
se aplicaba para encontrar pozos de agua. El zaho-
rí, sabiendo que cuanto más caves, más probable
es que encuentres agua, engañaba a los agricultores
diciéndoles que era capaz de encontrar agua usando
una rama o un péndulo. Según ellos, son capaces de
encontrar agua, petróleo y minerales debido a los
campos electromagnéticos y energéticos que emiten.
Ante el suculento negocio de la salud, empezaron a
practicar la pseudomedicina aplicando las mismas
técnicas que usaban para encontrar agua. El zahorí ha
evolucionado, ha inventado lo que se conoce como
geobiología —no confundir con el campo científico
interdisciplinario—, y vende productos y servicios
para protegerse de las ondas electromagnéticas y que
la vivienda absorba las energías «naturales»: un nue-
vo engaño que mezcla el zahorismo y el feng shui con
tintes cientifistas y un nicho de consumidores con un
alto miedo a los campos electromagnéticos (CEM).
La geobiología es una de las principales promoto-
ras del miedo a los CEM y, debido a ello, de un alto
número de personas que sufren electrosensibilidad.
Porque recordemos que la electrosensibilidad no tie-
ne que ver con la exposición a los campos electro-
magnéticos, sino con la percepción del paciente del
posible daño que le estén causando.
Irradiando miedo
Alberto Nájera, Profesor de Radiología y Me-
dicina Física de la Univ. de Castilla-La Mancha.
En las últimas décadas, el desarrollo de la Socie-
dad de la Información y el incremento de las comu-
nicaciones inalámbricas han conllevado un aumento
de la preocupación de la población ante fuentes de
radiación electromagnética de radiofrecuencia como
Podemos encontrarnos con terapias psicológicas eficaces
cuyas concepciones de lo psicológico y de los cambios
en determinadas respuestas pueden ser completamente
pseudocientíficas.
el esc
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antenas de telefonía móvil, wifi, Bluetooth, etc. En
primer lugar debemos conocer el espectro electro-
magnético y los diferentes tipos de radiación elec-
tromagnética a los que estamos sometidos en nuestro
día a día, clasificándolos por su frecuencia/energía.
Asimismo se debe entender cómo afecta a la expo-
sición que recibimos, algunas características de la
radiación como la intensidad de la señal, la distancia
o el tiempo de exposición. En la última década, son
numerosos los estudios que han determinado el nivel
de exposición de la población a estos campos electro-
magnéticos, encontrándose en todos los casos que los
niveles son muy inferiores a los límites que la Agen-
cia Internacional para la protección ante radiación no
ionizante (ICNIRP) recomienda, siendo estos valores
de entre 10.000 y 100.000 veces inferiores a estos
límites a los cuales sabemos que podrían producirse
efectos térmicos. Además, todos los estudios realiza-
dos que buscaban una relación entre antenas de tele-
fonía móvil y salud, en particular especialmente cán-
cer, han concluido que a las intensidades habituales
es prácticamente imposible que exista una relación.
No obstante, y a pesar de lo que dice la ciencia, se
ha desarrollado todo un negocio de empresas, funda-
ciones y supuestos especialistas que han hecho del
desconocimiento y, sobre todo, del miedo, su modus
vivendi. Así, es fácil encontrar «profesionales» que
diagnosticarán enfermedades como la hipersensibi-
lidad electromagnética, achacándola a la presencia
de estos campos no ionizantes (y a pesar de que la
Organización Mundial de la Salud ha indicado que
se trata de un trastorno psicosomático en el que los
afectados achacan sus dolores a un agente que real-
mente no les hace ningún mal). Otros «especialistas»
lucharán en los tribunales para que esta enfermedad
inexistente sea causa de invalidez permanente, o nos
venderán ropa, medidores, pintura o cortinas para
protegernos de un agente que, según ellos, pone en
claro riesgo nuestra salud. Pero como ocurre con los
charlatanes, es fácil desmontar sus mentiras, que en
general usan un lenguaje pseudocientífico, y dejar en
evidencia sus intenciones destacando lo ridículo de
los productos que ofrecen y denunciando el daño que
hacen sobre quienes creen en su charlatanería y caen
en sus garras, pues en la mayor parte de los casos
no son más que vulgares estafadores buscando una
víctima, a poder ser enferma, para aprovecharse mi-
serablemente de su debilidad.
Sectas 2.0. El origen emocional de la enfermedad
María Fernández Muñoz, estudiante de fisiote-
rapia y miembro de RedUNE.
Como introducción, se definirán dos conceptos: el
primero, el de méthodes psychologisantes, empleado
por la Miviludes (Misión Interministerial de Vigilan-
cia y Lucha contra las Derivas Sectarias, Gobierno de
Francia)
1
, resumible en tres premisas:
• Culpabilizar al paciente de su enfermedad o ma-
lestar.
• La angustia causada por la enfermedad.
• La búsqueda del bienestar frente a una sociedad
individualista y materialista.
El segundo, el de grupo de manipulación psico-
lógica (West y Langone, Congreso de Wingspread,
Wisconsin, 1985)
2
según los cuales, un grupo de ma-
nipulación psicológica es aquel
grupo o movimiento que exhibe una gran o ex-
cesiva devoción/dedicación hacia una persona,
idea y objeto y que, mediante el uso de técnicas
de persuasión coercitiva busca perseguir unos fi-
nes que benefician a los líderes del grupo en de-
trimento de los fines de sus miembros, familias y
entorno en el que se mueven.
Este resumen incluye tres movimientos o prácticas
que encajarían con la definición de méthodes psycho-
logisantes, por ser los que cuentan con mayor difu-
sión en España:
1. Germanische Heilkunde (Nueva Medicina Ger-
mánica, NMG). Se basa en varias «leyes», la más
importante de las cuales es la llamada «Ley de hie-
rro»: Las enfermedades graves se originan por un
acontecimiento interno e inesperado, un «conflicto
biológico» que desencadena un foco de actividad en
En la Antipsiquiatría existen numerosos argumentos
que se esgrimen con una sofisticada lógica y unos
razonamientos certeros.
el esc
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el cerebro detectable en un escáner en forma de cir-
cunferencias concéntricas («focos de Hamer»). Ryke
Geerd Hamer, especialista en Medicina Interna, pier-
de la licencia para ejercer la medicina en 1986. En
Alemania, es condenado a 19 meses de prisión por
la muerte de tres pacientes de cáncer. En 2001 será
condenado en Francia a otros 18 meses de prisión por
la muerte de tres enfermos de cáncer. En 2007 huye
a Noruega.
2. Biodescodificación (Descodificación Biológi-
ca Original). Una de las ramificaciones de la NMG,
creada por Claude Sabbah, médico. Integrando di-
versas pseudociencias, con ideas propias, define la
Biología Total. Fue suspendido de la profesión en
Francia en 2007 por la muerte de un paciente con
cáncer. En noviembre de 2015 fue condenado a dos
meses de cárcel y a una cuantiosa multa por publici-
dad engañosa, de nuevo por la muerte de un paciente
con cáncer.
3. Bioneuroemoción (BNE). La Bioneuroemoción
es una marca comercial, registrada por el psicólo-
go Enric Corbera para ejercer una práctica similar
a la Biodescodificación, lo que le ha supuesto una
demanda por plagio. La BNE constituye una amal-
gama de pseudoterapias, entre ellas la Nueva Medi-
cina Germánica, la Biodescodificación, el libro Un
curso de milagros, la Programación Neurolingüística
(PNL), las Constelaciones Familiares y la Hipnosis
Ericksoniana. También incluye herramientas y co-
nocimientos que son considerados válidos, pero con
una visión y una práctica totalmente distorsionadas.
Un somero análisis de sus principales premisas de
«ciencia de vanguardia», deja patentes sus graves
carencias haciendo uso de simples conocimientos de
Bachillerato.
Como conclusión, se propone monitorizar estre-
chamente a aquellas organizaciones que pudieran es-
tar empleándose como tapaderas de las prácticas des-
critas, de acuerdo con el Art. 515.2 del Código Penal:
«Son punibles las asociaciones ilícitas, teniendo tal
consideración: Las que, aun teniendo por objeto un
fin lícito, empleen medios violentos o de alteración
o control de la personalidad para su consecución».
Referencias:
1. www.derives-sectes.gouv.fr/quest-ce-quune-dérive-
sectaire/où-la-déceler/les-dérives-sectaires-dans-le-do-
maine-de-la-santé/quell
2. Almendros, Carmen; Gámez-Guadix, Manuel; Carro-
bles, José Antonio; Rodríguez-Carballeira, Álvaro (2001)
«Abuso psicológico en grupos manipuladores». Psicolo-
gía Conductual, 1: 157-182
(foto: pxhere.com/en/photo/626294, CC0 Public Domain)