Con motivo de la publicación del número 50 de El Escéptico, la revista para el fomento de la razón y la ciencia, que edita ARP - Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico, vamos a hacer un repaso de todos los números, desde que se editara el primero en junio de 1998, hace más de 20 años.
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Las III jornadas sobre ciencia y pseudociencia están coorganizadas por ARP- Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico y CEFIRE- Científic, Tecnològic i Matemàtic de la Comunitat Valenciana.
En 1938,en plena Guerra Civil española, cuatro pueblos de la comarca castellonense de El Maestrazgo (Benassal, Ares, Albocàsser y Vilar de Canes) alejados del frente sufrieron un terrible bombardeo que se saldó con, al menos, 39 muertes. Los vecinos nunca supieron quién estuvo detrás del ataque. Casi 80 años después un vecino, gracias una
carpeta del archivo militar de Friburgo, Alemania, descubre que fueron víctimas de un experimento nazi. Los pilotos que perpetraron el bombardeo pertenecían a la Legión Cóndor, enviada por Hitler para ayudar a Franco. En sus manos, los tres primeros modelos del Junkers 87A, conocidos como ‘Stuka’. Los prototipos entraron en España en secreto y debían calibrar si aguantarían una nueva bomba de 500 kilos. El mortífero éxito del experimento fue determinante en la decisión alemana de construir en masa el Stuka para arrasar con él Europa en la todavía insospechada II Guerra Mundial. Esta es la tesis que defiende el documental “Experimento Stuka”, dirigido por Rafael Molés y Pepe Andreu, y que ganó el Premio al Mejor Documental en los recién celebrados Premios del Audiovisual Valenciano. El problema con esta tesis no es que sea falsa, sino que los que la han defendido lo sabían desde el primer momento.
Nos prometieron coches voladores y todo lo que tenemos es Facebook, pero el futuro del transporte se prevé interesante —desde coches que se conducen solos hasta cápsulas por tubos al vacío o incluso cohetes suborbitales para llegar a cualquier lugar del planeta en menos de dos horas. Sin embargo, no todo lo que se cuenta en unos medios de comunicación deseosos de clics, likes y retuits está basado en realidades técnicas. ¿Le dedicamos una mirada escéptica?
Con motivo del día internacional del laicismo y la libertad de conciencia, que se celebra hoy 9 de diciembre (*), reproducimos el manifiesto "por un estado laico" aprobado en 2012 durante la asamblea general de socios de ARP-Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico, celebrada en Barcelona.
(*) Día internacional auspiciado por la Asociación Internacional de Libre Pensamiento.
MANIFIESTO POR UN ESTADO LAICO
ARP-SAPC
El principal objetivo de ARP-Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico, es difundir el pensamiento crítico en la sociedad. Para que una sociedad sea crítica, es decir, que sus miembros puedan desarrollar y ejercer el pensamiento crítico es indispensable que estos estén libres de coacciones o adoctrinamientos. El más peligroso de los adoctrinamientos es el que puede venir de parte del estado, no faltan ejemplos de estados teocráticos donde el adoctrinamiento se realiza por toda clase de medios, desde la educación a la violencia. Por eso, entendemos que defender y apoyar el laicismo es de vital importancia a la hora de proteger a todos los ciudadanos y su derecho a pensar libremente haciendo uso de su pensamiento crítico.
Hablar de la laicidad suele levantar suspicacias, pero entendemos que eso es porque no se ha hecho el esfuerzo necesario en explicar qué es laicidad. En la obra “Ateísmo y laicidad”, Joan Carles Marset explica en que consiste la laicidad de forma breve, clara y concisa:
“... Laicidad es la garantía de libertad para todos los ciudadanos a profesar sus propias convicciones, sean cuales sean, siempre que éstas sean respetuosas con todos los demás individuos y sus derechos. La laicidad es la única alternativa a la organización clerical y autocrática de la sociedad. En un sentido amplio el concepto de laicidad debe enfrentarse a cualquier forma de comunitarismo dogmático, sea étnico, racial, geográfico, social, político o simplemente circunstancial.
... Para ello el único requisito necesario debe ser el reconocimiento de la tolerancia entendida como “respeto” a la diferencia, como aceptación del hecho diferencial que además de ser plenamente legítimo debe contribuir a enriquecer el debate social, no como algo que hay que sufrir para hacer soportable la convivencia."