A finales de primavera de 2002, la alarma social sonó en Argentina: cientos de reses estaban siendo mutiladas, sin aparente motivo. "Misteriólogos" de todo el mundo se apresuraron a explicar dichos sucesos con los más irracionales argumentos. ¿Qué hay de cierto en todo esto?
Informe oficial sobre lesiones y mutilaciones de cadáveres bovinos
El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) difundió hoy el informe encomendado a la Universidad Nacional del Centro (UNICEN), de Tandil, donde se concluye que los estudios efectuados sobre animales muertos y mutilados determinan que los decesos se produjeron por causas naturales y las lesiones fueron provocadas por animales predadores, entre los que se destaca un ratón del género Oxymycterus, conocido como “hocicudo rojizo”, cuya población ha crecido recientemente y ha cambiado sus hábitos alimentarios.
El informe destaca que la muerte de los 20 animales estudiados, procedentes de 15 establecimientos agropecuarios de los partidos bonaerenses de Olavarría, Tandil, Tres Arroyos, Coronel Pringles, Coronel Dorrego y Balcarce responde a “causas naturales y se debió a enfermedades metabólicas o infecciosas de altísima incidencia para la época”, según afirmó el rector de la UNICEN, Dr. Néstor Auza.
Auza participó de una conferencia de prensa en la sede del SENASA encabezada por su presidente, Bernardo Cané, junto a. Alejandro Soraci, decano de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UNICEN; Ofelia Tapia, técnica toxicóloga de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UNICEN, y. Ernesto Odriozola, técnico del Departamento, de Producción Animal del INTA-Balcarce.
Las conclusiones de los estudios descartan el registro de radioactividad en los lugares donde aparecieron los animales estudiados, y la acción de narcóticos sobre los mismos, de acuerdo a informes técnicos de las facultades de Ciencias Exactas y Naturales y de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires (UBA), que también participaron de los análisis.
El informe señala que “por observación directa y bajo lupa estereoscópica se pudo constatar que las lesiones producidas en la piel y órganos de los animales estudiados fueron ocasionadas por depredadores” como roedores y zorros.
Además se demostró mediante estudios histológicos la ausencia de participación en los cortes de elementos especiales (calor-cauterización).
Observaciones en campo demostraron “la presencia de roedores alrededor de los cadáveres, dentro de los mismos y en el momento de ingerir tejido de los animales”. Se atraparon algunos de esos roedores los cuales sometidos a pruebas de laboratorio, demostraron “una especial voracidad por los órganos suministrados” para la experiencia.
Las características de los roedores responden a una especie tradicionalmente poco desarrollada en nuestro ámbito, del género Oxymycterus, pero que ha proliferado significativamente en los últimos tiempos, al igual que los zorros, según datos registrados en anteriores estudios por el grupo de fauna y biología de la UNICEN.
El informe concluye que “es indudable que han existido una serie de factores ambientales, de manejo y producción, que impactan de diferentes maneras en el eco-sistema, con desequilibrios evidentes entre especies, así como en los hábitos de las mismas”.
Las observaciones realizadas por los técnicos permitieron constatar que los animales estudiados presentaban, en términos generales, lesiones con un mismo patrón; una fuerte asociación de las lesiones con aberturas naturales, como boca, orejas, glándulas mamarias, recto, vulva, y, en casos muy excepcionales y generalmente con más tiempo de muertos, en abdomen.
A los efectos de obtener información adicional se colocaron animales recientemente muertos, sin lesiones, en lugares elegidos para observarse la acción de predadores, constatándose que las lesiones producidas fueron exactas a las del resto de los animales estudiados y que habían sido encontrados muertos.
Cané señaló que“en el inicio de los estudios no descartamos la acción humana pero se ha probado que no la hubo porque no hay presencia de elementos narcotizantes; quedó demostrado, en animales muertos recientemente, que los cortes no son tan precisos sino aserrados y los estudios nos indican que los animales murieron por causas naturales y no en forma provocada” al tiempo que aseguró “todos los organismos públicos concluyen en esta afirmación”.
El funcionario agregó que “se analizaron los casos de animales muertos y mutilados más recientes posibles, con la mayor rigurosidad. Esta es una prueba concreta. Esto es lo que se probó”.
Por su parte, la Dra Tapia señaló que “la dieta de los ratones normalmente es de lombrices e insectos, pero evidentemente ha ocurrido un cambio en este hábito ante la falta de insectos y lombrices. Nosotros estamos pensando que hay una modificación en las poblaciones normales de la fauna del hocicudo rojizo, pero la explicación de por qué estos roedores pueden haber cambiado el habito alimenticio mes parte de otro estudio más amplio”.
Los estudios y análisis que contribuyeron a la confección del informe final estuvieron a cargo de un equipo interdisciplinario del que participaron investigadores de entidades científicas y técnicas públicas del ámbito nacional y contaron con la colaboración de profesionales del ámbito privado.
Intervinieron en los estudios las facultades de Veterinarias y de Ciencias Exactas de la UNICEN; el INTA-Balcarce, las facultades de Ciencias Exactas y Naturales y de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires. Además se realizó intercambio de información con las facultades de Ciencias Veterinarias de las Universidades de Río Cuarto, Córdoba, y General Pico, La Pampa.
Buenos Aires, 1º de julio de 2002