El Escéptico Digital - Edición 2013 - Número 262
Adrián Rebola
(Artículo publicado originalmente en Politikon).
(Artículo publicado originalmente en la bitácora Bitnavegantes).
El matemático Shinichi Mochizuki, de la Universidad de Kioto, en Japón, ha publicado una prueba de la conjetura abc en 500 páginas, donde propone una relación entre los números enteros, un problema 'diofántico'.
Enigma Games anuncia el lanzamiento de su último juego Whiz Racer. No es el típico juego de carreras de coches, éste funciona con el poder de tu cerebro. Los jugadores deben resolver problemas matemáticos para que funcionen sus coches. Las respuestas correctas dan más potencia y mayor velocidad a tu coche.
Las calles del mítico Monopoly tienen un nuevo dueño gracias a una nueva versión del juego de mesa patrocinada por Google. El matemático e ingeniero informático Alan Turing, precursor de la informática moderna, toma el relevo de Mr. Monopoly y se hace dueño del tablero. Esta nueva versión recorre las etapas de la vida de Turing.
Laura Overdock es astrofísica. Trabaja con ONG educacionales y en el Centro Johns Hopkins para Jóvenes Talentosos, en Nueva Jersey. Es una apasionada de las matemáticas desde que sus padres la criaron entre números, para evitarle la ansiedad que sufren muchos niños por este ramo. Tampoco quería traspasársela a sus hijos.
A pesar que puede sonar a ciencia ficción utilizar técnicas de biología molecular para solucionar problemas de matemáticas es algo que lleva años en marcha. El primero que sugirió la implementación de ordenadores moleculares fue Richard Feynman a finales de los 60, pero en aquel momento no había herramientas para llevarlos a cabo. Leonard Adleman en 1994 fue el primero en resolver un problema matemático utilizando ADN y enzimas y demostró que es una herramienta increíble para resolver problemas complejos de combinatoria. Conviene recordar que un fragmento de ADN es una secuencia de caracteres con un alfabeto de 4 letras, mientras que los ordenadores utilizan un código de solo dos letras. La ventaja del ADN es que nos permite generar todas las posibles combinaciones de forma muy sencilla. Un matemático podría argumentar, y con razón, que la matemática utilizada no es elegante, ya que no diseña algoritmos refinados que nos den la solución correcta con el mínimo potencial de cálculo, sino que la solución se obtiene a lo bruto. Lo que hacemos es generar todas las combinaciones posibles a un costo de tiempo y recursos asumibles y utilizando biología molecular aislamos la solución correcta sin necesidad de complejos cálculos u operaciones. Feo matemáticamente, pero tremendamente eficaz. Para entenderlo mejor vamos a fijarnos en como se utilizó la computación con ADN por primera vez.
[*El parecido entre el título del artículo y el de aquel clásico de Frank Capra ("Un gángster para un milagro") no es casual. El lector es libre de buscar equivalencias lógicas y de hacer reglas de tres entre ellos.]
Recientemente se ha anunciado el reconocimiento, por parte de la Iglesia católica, del milagro que le faltaba a Juan Pablo II para hacerlo santo. Se trata de una nueva curación “inexplicable” para la ciencia. Recordemos que su primer milagro fue la desaparición del párkinson de una monja, y ahí dejó claro su altruismo, pues lo mismo que sanó a la monja pudo curarse a sí mismo, y no lo hizo. El nuevo milagro, la curación del aneurisma cerebral de una mujer, también tiene relación con circunstancias personales del propio papa: mientras que este prodigio evitó la rotura fatal de una arteria, otro, llevado a cabo (a decir del mismo papa) por la Virgen de Fátima, evitó que una bala atravesara su aorta en 1981.