Edición 2012 - Número 257
Javier Armentia Fructuoso
(Artículo publicado originalmente en la bitácora Por la boca muere el pez).
Debe ser que el fin del mundo pasó y estamos extintos, pero sin darnos cuenta. Más por Pamplona, con eso de que anoche dieron por terminadas las fiestas patronales y ahora volverá el marasmo meapilas que es el resto del año. Ya saben, el pacto tácito de las fiestas patronales de las ciudades clasistas y levíticas: esta semana puedes ser un degenerado, pero el resto del año primoroso y ordenado. El descerebramiento se agradece todo el año, así que mejor ni lo pienses.
Pero es que me pongo conectado un ratito, mientras escuchaba el final de trece años de "No es un día cualquiera" (una de esas vergüenzas a las que intentan acostumbrarnos desde este gobierno ultra del "que se jodan") y me encuentro con que Miss Perú 2013 dice lo mismo que los obispos españoles y me sorprendo un poco, porque desde luego la peruana, Cindy Mejía, está razonablemente más buena que el señor ese de Alcalá de Henares, pero comparten un pensamiento que les delata: "Esas cosas se dan cuando falta el padre, cuando se sufre una violación, cuando esa persona vive solo con la madre y las hermanas." Se refería a la homosexualidad de un hijo, qué cosas. Vamos, que si le quitan la corona y le ponen un solideo, lo mismo podría tener plaza episcopal la lumbrera esta. Lo más terrorífico vino cuando ella se dio cuenta de las tonterías que había dicho e intentó pedir perdón a la comunidad ofendida (toda la humanidad, de hecho) y entonces fue cuando la caverna cargó contra la Miss. Y aquí está lo más triste de un domingo soleado...
Hace una semana, los obispos reiteraban su ataque a los derechos ciudadanos y la libertad sexual bajo la excusa de la defensa de la familia. Tras el Orgullo, según contaba El Plulal: "Los obispos alertan de que el matrimonio homosexual conduce a una “cultura de la muerte” y muestra a “una sociedad enferma”". Toma ya: cultura de la muerte y sociedad enferma. Y ellos ahí, alertándolo. Podían presentarse al concurso de Miss España, que en eso de las respuestas estúpidas están más que preparados. En lo del estilo, alguno podría llegar a clasificarse, estoy seguro.
La cuestión es, claro, por qué se permite que haya gentuza diciendo mentiras o agitando la violencia que es la homofobia con semejante impunidad. Algunos dirán que teniendo en cuenta que está todo que se hunde, estas son nimias cuestiones. Vale, por culpa de lo importante, acabaremos no teniendo nada... Pues no, hay que seguir, sigan, por favor, denunciando a las Miss Confe cada vez que delincan. Porque la sociedad enferma es la que permite que estos tipos sean además tratados como autoridades civiles, y se les rinda pleitesía. ¡Pobres de nosotros!
Si revisan el título, tenemos ya cubiertos casi todos los términos de la ecuación, salvo lo de la homeopatía. Pero miren qué bien se hila: me pasan un enlace a Homeopatía On Line donde aparece una noticia con el siguiente titular: Médicos católicos insisten: “la homosexualidad se cura con homeopatía”. La publicación se desmarca de esos católicos alemanes homeópatas que afirman disponer de siete métodos homeopáticos para curar de lo de ser maricón. Claro, desmarcarse también de la homeopatía les dejaría sin trabajo... Lo mejor, la afirmación del representante del Bund Katholischer Ärzte (BKÄ):
“La terapia homeopática para curar la homosexualidad tarda entre un y un año y medio. Primero hay que hacer una anamnesis homeopática. Después hay que tomar entre seis y siete remedios homeopáticos diferentes en intervalos de aproximadamente ocho semanas”
Sin duda, curar la homofobia es más complicado y la homeopatía no funciona. La intolerancia, por lo tanto, es nuestro deber.
Pobre de mi...