El Escéptico Digital - Edición 2013 - Número 263
Javier Armentia Fructuoso
Pablo Jáuregui, responsable de la sección de ciencia de El Mundo, entrevistó el mes pasado a Peter Higgs (una entrevista muy interesante en si misma y por lo que cuentan, pero que aparecía además en un suplemento "generalista", de esos en los que raras veces suele hacerse una entrevista a un científico... cosa que le otorga un valor añadido). En uno de los momentos, cuando una vez más explica qué poco le gusta la cosa de que al bosón que lleva su apellido le llamen "la partícula de Dios", Peter Higgs se declara no creyente, pero admite que la ciencia y la religión "pueden ser compatibles". Y comenta que el posicionamiento público de ateos como Richard Dawkins es otra forma de fundamentalismo. (La entrevista está en la red, pero vía Orbyt)
Aquí (quiero decir en esta España tan de marca) un periodista publica esto y no tiene mayor eco, pero en el Reino Unido es otra cosa, y Higgs y Dawkins son valorados y conocidos, y lo que dicen, en este caso lo que diga uno del otro, es siempre objeto de interés. Así pasó, y en The Guardian el 26 de diciembre titulaban: Peter Higgs criticises Richard Dawkins over anti-religious 'fundamentalism' /
Higgs boson theorist says he agrees with those who find Dawkins' approach to dealing with believers 'embarrassing'.
Pablo me llamó (le di la enhorabuena, evidentemente, no solo por la entrevista sino por ese extraño fenómeno de que algo producido por el periodismo español sea recogido por un medio inglés... el camino de las noticias científicas suele ser al contrario, bien lo sabemos) y me comentó el debate suscitado, y que explicaba en la misma sección de ciencia del diario, en un artículo que -este si- pueden leer gratuitamente: Peter Higgs: 'No soy creyente, pero la ciencia y la religión pueden ser compatibles'. Para completar la pieza en el papel, quería incluir un par de columnitas de opinión, una pro-Dawkins, otra pro-Higgs... o algo así. Y me propuso hacer yo la que defendiera la postura de Richad Dawkins (esto es: que la ciencia no es tan compatible con la religión, especialmente cuando hablamos del mundo de verdad y de lo que pasa de verdad, no meramente de conceptos intelectuales).
Lo gracioso es que todo esto salió publicado el 28 de diciembre, con toda la inocencia encima ;)
Bueno, aquí dejo mi opinión (nada nuevo) sobre el tema:
Sostiene Higgs...
Coincido con Dawkins en que el debate actual entre ciencia y religión es muy diferente del que se ha planteado a lo largo de la historia, porque ahora tenemos elementos de juicio y conocimientos que antes dejaban siempre un hueco a los dioses o las magias. Coincido con quien es presentado a menudo como “fundamentalista ateo” en que en el fondo estamos ante la lucha por una sociedad basada en derechos y deberes establecidos entre iguales, y no emanados de entidades imaginarias que son interpretadas por agrupaciones que se autoproclaman poseedoras de la verdad. Si en un plano teórico uno puede optar por especulaciones con seres sobrenaturales o por aparcar la ciencia a la hora de evaluar algo, es decir, uno puede separar ambos magisterios, como proponía por ejemplo Stephen Jay Gould, en el mundo de verdad el fundamentalismo está del lado de las religiones, y la libertad y el progreso, a menudo venidos de la mano de la ciencia, han tenido que abrirse paso frente a esos dogmas tan poco respetuosos con quienes no comulgamos con ellos.
Pero el debate está servido, ahora con Higgs y Dawkins en el cartel. En la entrevista de Pablo Jáuregui encuentro más interesante al Higgs que avisa que hay que seguir investigando porque eso no es un derroche sino una apuesta de futuro, o al que reconoce la fuerza del equipo, de la experimentación, del método de la ciencia para desentrañar sus misterios. Su opinión de que ciencia y religión no son incompatibles, que una persona puede ser a la vez científica y religiosa “con tal que de sus creencias no sean dogmáticas” es realmente una contradicción en sus términos. Por supuesto un científico puede tener creencias religiosas, pero no en su trabajo, porque entonces estará anteponiendo su deseo (o el dogma que profesa) a la realidad. Si Higgs hubiera afirmado que “su” bosón era un ente necesario emanado de un cierto dios, acaso anunciado en un libro judío o en un calendario maya, no se habrían invertido esfuerzos durante decenios para estudiar la física subyacente. La ciencia surge, precisamente, cuando no se cree el dogma, sino que se exige la comprobación.
Estoy casi convencido de que a Higgs lo que le resulta embarazoso es la imagen que han querido crear de Richard Dawkins de ateo intransigente y quemacuras. Algo interesado, el típico ataque ad hominem. Aquí hicieron lo mismo con una de las personas más bondadosas que conozco, el filósofo Gonzalo Puente Ojea, a quien casi colocaban cuernos y rabo de diablo. Pero el debate no es ese.