El Escéptico Digital - Edición 2013 - Número 268
Javier Armentia Fructuoso
(Artículo publicado originalmente en la bitácora Por la boca muere el pez).
El otro día andaba por aquí en la Navarra Ultramontana en que nos toca vivir la gente hasta contenta con que el Papa este que va de progre hubiera nombrado al anterior obispo foral (quiero decir, Arzobispo etcétera) como cardenal. Cierto que teniendo en cuenta que el actual usufructuario de la plaza episcopal era antes cura castrense y ahora se va de manifestación y acoso a golpe de rosario con los furibundos antiabortistas contra las mujeres que intentan entrar en un centro sanitario, pues mira, mejor que les pongan cardenalicios y se los lleven lejos. A mi, como ya le conocía al arzobispo, me confirmó que eso de la renovación en la iglesia va para largo, y que siguen los mismos de siempre diciendo las mismas barbaridades de siempre y pontificando como siempre mientras hacen de todo como siempre, con la misma impunidad de siempre y el mismo Concordato de siempre.
Pero como las nuevas generaciones son más bien remisas a usar la hemeroteca lo mismo no saben que ni antes ni ahora el Sr. Sebastián es más que un lenguaraz agitador fundamentalista. Leo hoy en EL PAÍS sobre una entrevista en el Diario Sur malagueño en el que asegura que la orientación sexual se puede normalizar con tratamiento. Y no se refiere a la castración química de los obispos y curas pederastas, sino que se permite hablar de la homosexualidad com osi fuera UNA DEFICIENCIA. No es nuevo, ojo, esto de que los homosexuales seamos personas "deficientes" y por lo tanto susceptibles de ser curadas tiene una honda trayectoria religiosa, aunque sea puramente pseudocientífica. Qué ibamos a esperar de un mosén como este... Por supuesto, dado que este Papa Paco tan guay le va a mantener de purpurado (lindo color, para alguien tan amante del boato y el ornato), cabe pensar que las estupideces que dice son perfectamente normales en el seno de la Católica Iglesia. Un asco.
Fernando Sebastián: "Una cosa es manifestar acogida y afecto a una persona homosexual y otra, justificar moralmente el ejercicio de la homosexualidad. A una persona le puedo decir que tiene una deficiencia que es lo que es, pero eso no justifica que deje de estimarla y ayudarla. Creo que esa es la postura del Papa, lo mismo respecto del matrimonio homosexual o los divorcios. Vamos a estar a su lado, pero la Iglesia no puede cambiar las exigencias de la moral"
En este blog (Google dixit) se le ha mencionado al Sr. Sebastián en más de cuarenta ocasiones. En mi defensa diré que le tenía muy a mano y como se dedicaba a colocar semanalmente una carta pastoral muy sembrada, pues eso, que daba alimento para la opinión.
Les recuerdo algunas de las perlas de Fernando Sebastián. En marzo de 2003 escribió una carta al Presidente del Parlamento Navarro, enfurecido porque en una resolución que este parlamento había hecho sobre los asesinatos impunes de la Guerra Civil y posterior dictadura se dijera que "estos actos criminales se llevaron a cabo no sólo con el beneplácito de la jerarquía de la Iglesia Católica, manifestada públicamente a favor del llamado 'Alzamiento', sino en algunos casos con su participación directa". Sebastián decía que "la Iglesia se vio inmersa en esa situación como cualquier otra institución". ¿No es maravilloso? Pretendía el arzobispo que eliminaran esa referencia porque "resulta difícil enjuiciar ahora las responsabilidades de quienes tenían entonces la misión de garantizar el orden público...". Criatura. ("Al Arzobispo No Le Gusta" 4/3/3)
Dejándonos de Cruzadas y demás rojeces, en enero de 2005 Fernando Sebastián escribía una "carta desde la fe" (más bien desde el odio...) en la que alertaba: "es posible que nos encontremos dentro de poco con una verdadera epidemia de homosexualidad, fuente de problemas psicológicos y de frustraciones dolorosas". Lo comentaba yo en mi columna del Diario de Noticias "La Epidemia" 8/1/5. Escribí entonces, y me mantengo: "La extraña idea que de la homosexualidad tiene la Iglesia Católica es algo que nos debería preocupar a todos. Y en general, la forma en que reducen la gran plasticidad del eros humano, la obcecación que demuestran en los últimos tiempos sobre lo que se debe y no se debehacer en la cama, deberían ser miradas con ojo clínico. No vaya a ser que sea una epidemia de estulticia, o una obsesión sexual malsana. Mientras tanto, afortunadamente, una sociedad bastante vacunada contra este mal avanza hacia la equiparación de derechos de todos sus ciudadanos. Mal que le pese al Arzobispo."
Algunos me dicen que no comprenden cómo seguía después trabajando en Navarra, tras escribir públicamente estas opiniones. Más terrible me sigue pareciendo que nadie le exigiera a este homófobo caballerete una explicación por sus barbaridades... y ya ven, sigue en sus trece. Gente que con sus palabras fomenta el odio, lesiona los derechos de ciudadanas y ciudadanos, promueve conductas insalubres que impiden el control de algunas epidemias y, ya ven, recibe el premio de ser ascendido al Consejo de Administración de su multinacional. Deficiente, muy deficiente, Cardenal.
URL: http://javarm.blogalia.com/historias/74248
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