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De oca a oca Transgénicos y cáncer: el daño ya está hecho Félix Ares La publicación de un artículo en el que se atribuye al maíz transgénico la aparición de cáncer ha hecho un gran daño, con independencia de que el artículo tenga grandes errores metodológicos. E n 1998 Andrew Wakefield, un gastroenterólogo londinense publicaba un artículo en la revista Lancet, una de las más importantes del mundo en temas de medicina, en el que asociaba la administración de la vacuna triple vírica (MMS en inglés) con el autismo. Con posterioridad se demostró que el estudio estaba mal hecho y no solo era que el investigador se hubiera equivocado es que había falseado intencionadamente los datos, probablemente con motivaciones monetarias. Con posterioridad se publicaron las críticas al trabajo y el resultado final fue que la opinión generalizada de los expertos es que el artículo de Wakefield estaba mal hecho y que la vacunación con la triple vírica no tenía nada que ver con el autismo. Pero el daño ya estaba hecho. A raíz del artículo surgieron primero los movimientos en contra de la vacunación con la triple vírica y después se extendió a todas las vacunas. La mejor herramienta que ha tenido la humanidad para acabar con la enfermedad está en entredicho y la no vacunación ya ha causado muchas muertes. Y lo que es más Andrew Wakefield ante los medios en Londres (Foto: Reuters/Luke MacGregor) el escéptico 14 otoño-invierno 2012 Cada vez estoy más convencido de que introducir el espí- ritu crítico en el público pasa obligatoriamente por explicar lo que es la ciencia y el método científico y poner claros ejemplos de cosas que no lo son aunque estén hechas por científicos de renombre. Lo terrible es que algo tan normal como que un científico publique un artículo erróneo, lo que está en la base misma del método científico, haga daños irreparables debido a la Momento de una protesta contra los organismos genéticamente modificados. (Foto: www.flickr.com/photos/lilyrhoads/) falta de formación del público. grave, enfermedades que ya estaban erradicadas de nuestro país y que estaban a punto de erradicarse del mundo como es el sarampión han vuelto a aparecer. Recientemente, en el número de noviembre de 2012 de la revista Food and Chemical Toxicology, apareció un artículo titulado Long term toxicity of a Roundup herbicide and Roundup-tolerant genetically modified maizeen el que atribuía al maíz transgénico la aparición de cánceres en ratas. Muy pronto vino la crítica; una interesante es la que ha difundido la Academia Mexicana de Ciencias cuya conclusión principal es que «el trabajo del equipo francés debe ser replicado por grupos independientes». Entre los fallos metodológicos graves del artículo están que no se utilizó un grupo de control, que las dosis utilizadas son altísimas el 33% del alimento de las ratas era maíz, además de maíz también suministró a los animales glifosato. El número y tamaño de los tumores no es proporcional a la dosis utilizada, se han detectado errores en las estadísticas utilizadas... A todo ello podríamos añadir que el autor, Seralini, es un conocido activista antitransgénicos. Eso de por sí no tendría que influir en los resultados de sus experimentos, pues si se sigue correctamente el método científico los resultados se producirán con independencia de las creencias del investigador, pero en este caso no lo ha seguido. Una simple búsqueda en internet nos permite ver que el daño ya está hecho. Los antitransgénicos se han apresurado a utilizar este artículo como prueba de que son malos. Y, por supuesto, las críticas a Seralini se deben a los otros científicos que están vendidos a las multinacionales. Cualquiera que conozca medianamente el método cienotoño-invierno 2012 tífico sabe que la publicación de un artículo no es nada más que el primer paso de una serie de ellos. Por un lado, la crítica es fundamental, no es algo que se haga para fastidiar a los autores del estudio; es lo que garantiza que no se ha metido la pata. Por otro lado, al ser un tema con el que la sociedad está tan sensibilizada, pocas dudas hay de que debe exigirse lo que pide Luis Herrera: el estudio hay que replicarlo por grupos independientes. Yo casi me atrevería a pedir algo más, Seralini tendría que haber hecho mucho mejor sus deberes. Si el estudio se repite por dos o tres grupos independientes, corrigiendo los errores metodológicos, y se demuestra que el maíz transgénico produce cáncer, me opondré a él. Pero eso no ha ocurrido todavía y todos los estudios anteriores apuntan a que el maíz transgénico es inofensivo para la salud humana. En mi opinión, si se demostrase que el maíz transgénico produce cáncer lo que es muy improbable condenaría a dicho maíz, no a la tecnología de los Organismos Modificados Genéticamente. No se puede no se debe generalizar. Tanto en el caso de que sean perjudiciales como en el contrario. La falta de formación del público en general sobre cómo funciona el método científico produce estragos como estos que acabo de señalar. La idea de que la crítica es fundamental y que los experimentos deben ser repetidos no llega a calar entre el público. La mayor parte de las veces si el experimento es neutro y no choca con la ideología del lector lo acepta sin más, sin ninguna crítica; pero si está en contra de sus creencias lo rechaza. 15 el escéptico