El Escéptico Digital - Edición 2013 - Número 272
Fidel Muñoz Villafranca
CARTA ABIERTA SOBRE LA FILOSOFÍA EN LA EDUCACIÓN
“[D]ado que entre las cosas singulares no conocemos nada más excelente que un hombre guiado por la razón, nadie puede probar cuánto vale su habilidad y talento mejor que educando a los hombres de tal modo que acaben por vivir bajo el propio imperio de la razón.” (Spinoza)
La educación no marcha bien. Cualquiera que se acerque a un aula de educación secundaria o de bachillerato puede constatar que ha llegado a convertirse en excepcional aquel estudiante que es capaz de expresarse por escrito no ya con soltura, sino con simple corrección gramatical, o de entender textos de una mínima complejidad. Tanto es así que hasta las autoridades educativas se han percatado de la gravedad de la situación. Para enmendar el entuerto, se propone una nueva reforma educativa. No dudamos de que un gobierno –sea este o cualquier otro- que toma tal iniciativa lo hace para mejorar la formación de los futuros ciudadanos. Lejos de nosotros las pueriles teorías conspirativas que sospechan que tras las reformas educativas se esconden aviesas intenciones de desarmar intelectualmente a los ciudadanos alevines a fin de hacerlos dóciles y manejables. Aunque a este respecto, al menos sea de pasada, hemos de decir que un auténtico interés por la educación debería empezar por considerarla un asunto de Estado, ajeno a la lucha partidista, cosa que desgraciadamente no ha hecho ningún gobierno en la ya no tan corta historia de nuestra maltrecha democracia.