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Terapias
Peligrosas
Parasitando la Salud
E
ste es el nombre de un evento de divulgación
cientÃfica que se centró en los conceptos y
prácticas pseudocientÃficas que se hacen pasar
por terapéuticas haciéndose llamar medicina alternativa. Se realizó en el Aula Ortiz Vázquez del Hospital
Universitario de La Paz, en Madrid, el 18 de febrero
de 2017, y contó con un elenco de cientÃficos y profesionales sanitarios. Estuvo organizado por las asociaciones Fisioterapia Sin Red y ARP-Sociedad para
el Avance del Pensamiento CrÃtico. El acto apareció
publicitado en diversos medios de comunicación, y
consiguió ser trending topic el propio dÃa de su celebración.
La jornada se dividió en cuatro bloques temáticos: Medicina, Fisioterapia, Nutrición/OncologÃa y
PsicologÃa/PsiquiatrÃa, consistentes en unas cuatro
o cinco ponencias de unos 10 minutos de duración,
seguidas de una mesa redonda en la que se transmi-
tÃan también a los ponentes preguntas realizadas por
el público asistente. Presentamos a continuación los
resúmenes de la mayor parte de las charlas, ofrecidos
por los propios ponentes, junto con el correspondiente enlace a YouTube en el que se puede acceder a la
grabación en vÃdeo de cada bloque.
1. BLOQUE DE MEDICINA
https://youtu.be/bBosCXSsN80
Moderadora: Inma León Cobos
Creo, creo, creo en las vacunas
Rafael TÃmermans del Olmo, médico del trabajo y médico de familia. H.U. Fundación Alcorcón.
Es terrible escuchar cómo la gente «no cree en las
vacunas», pero tanto como cuando «creen en las vacunas». No se trata de un problema de fe. En los medicamentos no se cree. No hay que creer en el paracetamol o en la amoxicilina. Sabemos que funcionan
Es terrible escuchar cómo la gente «no cree en las
vacunas», pero tanto como cuando «creen en las vacunas».
No se trata de un problema de fe.
el escéptico 34
Anuario 2017
De izquierda a derecha, Tania Estapé, Virginia Gómez, Emilio Molina y, en su intervención, Julio Basulto (foto: Inma León)
porque la ciencia, los estudios y ensayos en laboratorio, en animales, y en personas, además del seguimiento de todo medicamento aprobado, asà lo dicen.
Cada medicamento tiene sus indicaciones, que
vienen en su ficha cuando se aprueban por la autoridad correspondiente. Además, en este tipo especial
de medicamentos, las autoridades sanitarias mundiales lo recomiendan, lo indican. La OMS, los CDC,
los ECDC, el NHS⦠todo el que es alguien y sabe
lo dice.
Pero no; hay quien cree que puede dudar. Incluso
que encuentra un estudio en el Dr. Google que habla
de los efectos secundarios. Porque ellos, en la soledad de su móvil o de su ordenador, llegan a donde
todas las autoridades, los comités, las asociaciones,
no son capaces de llegar. Creo que es más peligroso
un médico con Google que un paciente con él, porque
encima cree que sabe de todo solo por ser médico. El
ego médico, apenas importanteâ¦
El problema principal no es que haya quien dude,
incluso que existan antivacunas, sino que haya médicos, sanitarios antivacunas. Que no vacunan a los
grupos en los que está indicado, o que seleccionan
cuál usar y cuál no, sin seguir las indicaciones cientÃficas.
Peor aún: que aunque las sociedades cientÃficas
siempre han tenido clara la necesidad de la vacunación (incluyendo la de los trabajadores sanitarios para
Anuario 2017
no contagiar a sus pacientes ya sensibles enfermedades), las instituciones colegiales y profesionales,
en general, no solo no han animado a la vacunación,
sino que han justificado la no vacunación.
Las vacunas, junto con la potabilización del agua
y las medidas de higiene pública, son las que han prolongado y mejorado la vida y la prosperidad de la
población, amenazada por enfermedades que tendÃan
a la desaparición, y por actitudes irresponsables de
algunos.
Farmaciencia
Jesús Fernández, farmacéutico y miembro fundador de Farmaciencia.
Farmaciencia (farmaciencia.org) la constituimos
un grupo de farmacéuticos que espontáneamente, y
sin pertenecer a ninguna organización que nos agrupara, decidimos el 25 de septiembre de 2016, coincidiendo con el DÃa Mundial del Farmacéutico, publicar una carta abierta dirigida a nuestros representantes para pedirles que la homeopatÃa saliera del mundo
de la farmacia.
Como falsa terapia que es, sin avales cientÃficos y
aprovechándose de la laxitud de la ley que la intenta
regular, se introduce en nuestro ejercicio a muchos
niveles: farmacias que la dispensan y recomiendan,
universidades que se atreven a enseñarla (pocas afortunadamente); sociedades que se llaman «cientÃfi35 el escéptico
cas», como la SEFAC, que la incluyen en sus guÃas
terapéuticas; y nuestro más importante órgano representativo, el Consejo General de Colegios Oficiales
de Farmacéuticos, que la acoge sin pudor y le da una
oficialidad que no debe tener.
Por primera vez, un grupo de profesionales representativo, y con el único interés de mejorar nuestro
ejercicio profesional, se pronuncia al respecto de esta
terapia que nunca lo ha sido y pide expresamente a
sus representantes que actúen para que no forme parte de nuestro ámbito de trabajo.
Es el inicio de más actividades, en las que se incluirán a otros colectivos como estudiantes, médicos,
fisioterapeutas, matronas, quÃmicos, fÃsicos⦠y todo
aquel que tenga criterio para confirmar que la homeopatÃa no es más que un engaño que lleva doscientos
años con sus artes, pero que tiene los dÃas contados.
La relación en la consulta médica con el paciente
que utiliza terapias alternativas
Vicente Baos Vicente, médico de familia. Promotor de la iniciativa #NoSinEvidencia. http://vicentebaos.blogspot.com.es/
En la mayorÃa de las consultas médicas de nuestro
paÃs no se habla del uso de terapias no convencionales (TNC). Los pacientes que las utilizan tienden a
ocultar a sus médicos dicho uso, desde las infusiones
más inocuas y las terapias basadas en el efecto placebo hasta aquellas que contengan un claro riesgo.
Salvo un pequeño porcentaje de personas que usan
exclusivamente la medicina alternativa como abordaje de enfermedades graves, la mayorÃa de los usuarios
de TNC comparten el uso de la medicina con las otras
técnicas.
Es importante que los médicos entendamos que
crear un ambiente adecuado para que el paciente tenga la posibilidad de hablar sobre sus dudas, incluida
la del uso de TNC, es hacer una buena práctica clÃnica. Cuando se plantean preguntas directas de los
pacientes sobre la posible utilidad de las TNC para
su caso particular, en una relación entre médico y paciente de confianza y abierta âcomo pretendo hacer
en mi consultaâ, se podrá matizar y explicar lo que
pueden o no pueden ayudar a dicho paciente las TNC.
Debemos conocer las motivaciones, expectativas y
razones que hacen que un paciente desee usar TNC.
Rechazar de plano, con expresiones del tipo «eso no
vale para nada», «usted, o me hace caso o aquà no
vuelva», etc., crean una barrera de comunicación que
impedirá razonar la visión del médico crÃtico con las
TNC.
El uso de TNC no está relacionado ni con el nivel
de formación académica ni con el acceso a la información de calidad; más bien al contrario: las creencias
culturales, la influencia del ambiente o las experiencias previas determinan más que otros condicionanel escéptico 36
tes la creencia en la utilidad de las TNC. Escuchar las
razones que potencian el efecto beneficioso percibido
por el paciente serÃa la mejor manera de aproximarse.
Explicando lo que la ciencia conoce de esas terapias,
explicando cómo nuestro cerebro interpreta hechos
que parecen causales y no lo son; es decir, mediante un abordaje cientÃfico de lo que son o no son las
TNC, podemos explicar porqué las pseudociencias
son simulaciones de tratamientos y no constituyen un
abordaje cientÃfico de la enfermedad. Si en la conversación se detecta algún grave riesgo para el paciente
por el uso de TNC, claramente, la actitud debe ser
firme y clara al explicar sus riesgos.
También es posible que en la consulta se presente
una situación extrema: un familiar pide tu ayuda porque el enfermo rechaza el tratamiento médico ofrecido al creer en un abordaje diferente de la enfermedad, y donde se detecta un riesgo muy grave para su
pronóstico. Realmente, estamos ante un dilema ético
importante. Si un paciente con patologÃa psiquiátrica
grave manifiesta pensamientos de realizar actividades que sean peligrosas para sà mismo o para otros,
los sanitarios tenemos la capacidad legal de forzar
su ingreso hospitalario. Sin embargo, en una situación donde el paciente, por voluntad propia, decide
no efectuar un tratamiento con altas posibilidades de
eficacia, no tenemos capacidad para cambiar esa decisión, aunque la familia se manifieste en desacuerdo
y genere un gran sufrimiento. La legislación sobre
la autonomÃa del paciente es muy clara, y la única
actitud ética posible es la de informarle de las consecuencias de sus actos y ofrecer una ayuda permanente, esté como esté su situación clÃnica. El rechazo o el
desprecio son, además de inútiles, dañinos. Y puede
ser que dicho paciente se arrepienta de su situación
en la evolución de la enfermedad. Siempre ayudar de
la forma que se pueda.
La lucha contra las pseudociencias, y sobre todo
las que generan creencias peligrosas, está en el ámbito social. A cualquier persona vulnerable, siempre
ayudarla.
EnfermerÃa holÃstica, o: ¿por qué lo llaman holismo cuando quieren decir modelo biopsicosocial?
Azucena Santillán, enfermera del H. U. de Burgos y directora del Máster EnfermerÃa Basada en
Evidencias e Investigación. www.ebevidencia.com
Si buscamos en la RAE el adjetivo holÃstico, nos
lo describe como «perteneciente o relativo al holismo»; y holismo como «doctrina que propugna la concepción de cada realidad como un todo distinto de la
suma de las partes que lo componen».
La concepción holÃstica de los cuidados de enfermerÃa nació hace décadas, y ha habido grandes referentes en la historia de los cuidados, como Madeleine
Leininger y su teorÃa de la enfermerÃa transcultural,
Anuario 2017
que evidencian la preocupación de las enfermeras
por el enfoque global del ser humano. Otro modelo
de enfermerÃa que muestra el interés por el enfoque
global del cuidado es el que propone Virginia Henderson a través de su teorÃa de las necesidades, en
la cual describe catorce necesidades del ser humano,
que van desde las más básicas (oxigenación, nutrición, eliminación, sueñoâ¦) hasta otras igual de importantes como son «vivir según sus valores y creencias» o «aprender, descubrir y satisfacer curiosidad».
Marjory Gordon ofrece también otro marco de actuación a través de sus once patrones funcionales, que
sirven de guÃa para hacer valoraciones que abarcan
los aspectos biológicos, psicológicos y sociales. Es
decir, cualquier enfermera actualmente trabaja según
el modelo bio-psico-social. Por tanto, no es ninguna
novedad asegurar que los cuidados de enfermerÃa son
holÃsticos, porque lo son desde el momento en el que
aceptamos trabajar bajo los actuales modelos1.
El modelo biomédico tradicional, hegemónico hasta mitad del siglo XX, se caracterizó por el dualismo
cuerpo-mente, la focalización causa-efecto y la relación clÃnica basada en la autoridad del profesional. La
OMS ya rechazó este enfoque y apostó por el modelo
holÃstico, el biopsicosocial, ya que ofrece mejores resultados en salud y es el que actualmente enmarca la
asistencia sanitaria en España. Esto no quita para que
sea necesaria una revisión de la implementación del
modelo biopsicosocial en la práctica, especialmente
cuando se identifican circunstancias que dificultan la
valoración holÃstica individual y grupal, como es en
el caso de la elevada presión asistencial o la excesiva
tecnificación de los procesos2.
Pero sucede que el concepto enfermerÃa holÃstica
está sufriendo una suerte de perversión. Desde hace
unos años se asocia lo holÃstico con lo natural, alternativo o complementario. En la literatura cientÃfica3
se puede leer incluso que el interés por las terapias
complementarias surge en contraposición del mencionado modelo biomédico tradicional, cuando es el
modelo biopsicosocial el que ha adoptado este rol.
O que dichas «alternativas» se caracterizan porque
tienen como uno de sus objetivos la atención integral
y la promoción de la salud, cuando estos objetivos los
tiene también la medicina tradicional.
El caso es que, poniendo el foco en las dificultades
que hay para llevar a la práctica el modelo biopsicosocial, se está tratando de justificar prácticas carentes
de evidencia cientÃfica. Por ejemplo, con el auge de
la «humanización» de la sanidad parece que se están
prodigando en los centros sanitarios pseudoterapias
como el reiki.
Desgraciadamente, son los propios Colegios Profesionales, sindicatos de Ãndole sanitaria, etc., los que
ayudan a cimentar este nuevo concepto de la palabra
holÃstico a través de jornadas cientÃficas y formativas
al respecto. Craso error, ya que para justificar estas
actividades insisten en que las terapias complementarias mejoran la salud de las personas a través de un
abordaje holÃstico4.
Las palabras construyen la realidad, y parece que
lo que se pretende es convencer a la población de que
estas pseudoterapias sin rigor cientÃfico, y muchas
veces sin siquiera plausibilidad biológica, son la solución a un sistema de salud saturado que supuestamente carece de un enfoque integral.
Recordemos pues tres cosas:
1. El sistema sanitario actual apuesta por el enfoque integral.
2. Los profesionales sanitarios apostamos por el
modelo biopsicosocial, es decir, por el modelo holÃstico.
3. Y además los profesionales sanitarios debemos
apostar por las prácticas basadas en evidencias.
Asà pues, llamemos a las cosas por su nombre y
no permitamos que las pseudociencias se infiltren a
través de las grietas que dejan las carencias de nuestro sistema; porque esas grietas se pueden solucionar
mejorando la gestión sanitaria, y no con pensamiento
mágico.
Referencias:
1. Hernández Cortina Abdul, Guardado de la Paz Caridad. La EnfermerÃa como disciplina profesional holÃstica. Rev Cubana Enfermer [Internet]. 2004 Ago [cita-
Con el auge de la «humanización» de la sanidad parece
que se están prodigando en los centros sanitarios
pseudoterapias como el reiki.
Anuario 2017
37 el escéptico
do 2017 Mar 12] ; 20( 2 ): 1-1. Disponible en: http://
scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S086403192004000200007&lng=es.
2. F. Muñoz Cobos. Cambio de modelo de atención sanitaria. Med Fam Andal, 17 (2016), pp. 49-64
3. Ceolin T., Heck R.M., Pereira D.B., Martins A.R.,
Coimbra V.C.C., Silveira D.S.S.. Inserción de terapias
complementarias en el sistema único de salud atendiendo al cuidado integral en la asistencia. Enferm. glob. [Internet]. 2009 Jun [citado 2017 Mar 12] ; ( 16 ). Disponible en: http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_
arttext&pid=S1695-61412009000200017&lng=es.
4. La Voz de Talavera. El Sindicato de EnfermerÃa de
Talavera ultima su VI Jornada Nacional [Internet]. 2014
Dic [citado 2017 Mar 12] Disponible en: http://www.lavozdetalavera.com/noticia/38792/talavera/el-sindicato-deen…
2. BLOQUE DE FISIOTERAPIA.
https://youtu.be/EYunbJlNYmA
Moderadora: Aurora Araujo
De cráneo
Rubén Tovar, fisioterapeuta. Profesor de la Universidad Internacional de La Rioja.
La osteopatÃa craneal (OC) se basa en la asunción
de que los huesos del cráneo se mueven de una manera rÃtmica, junto al cerebro, médula, meninges y
hueso sacro debido a las fluctuaciones del lÃquido cefalorraquÃdeo (LCR). Fue postulada por el osteópata
William Sutherland a finales del siglo XIX, aunque
algunos autores sostienen que Sutherland se basó en
los principios de Swedenborg, un teólogo previo al
propio fundador de la osteopatÃa, Andrew Taylor Still.
La OC es un auténtico despropósito palpatorio.
Pretender sentir el LCR es como pretender sentir las
pepitas de una sandÃa sin abrirla. No es más que una
ilusión, una alucinación estereoagnósica. La palpación del movimiento del LCR bajo el concepto de
movimiento respiratorio primario (MRP) no tiene
fiabilidad ni inter ni intraexaminador. De hecho, la
fiabilidad es aproximadamente cero. Y no solo eso,
sino que tanto la fiabilidad diagnóstica como la efectividad terapéutica son inexistentes.
El movimiento que los osteópatas aseguran percibir de los huesos del cráneo ha sido cifrado, en los
estudios más optimistas, en micras; y en cualquier
caso, los estudios sugieren flexibilidad en las suturas
craneales, más que movimiento. Percibir un movimiento con esas dimensiones mediante el tacto parece ciencia ficción. Dicha percepción táctil podrÃa ser
un automatismo producido por ellos mismos: el fenómeno psicológico conocido como efecto ideomotor,
presente en la ouija, en el péndulo o en la vara de los
zahorÃes.
La evidencia cientÃfica en contra, junto a la falta
absoluta de plausibilidad biológica y de fundamentación teórica y la insistencia en mantener su práctica,
hacen encajar la OC en el campo de las pseudociencias. Algunos sectores de la osteopatÃa han pedido
que la parte craneal sea eliminada de su cuerpo de
conocimiento, pero sigue gozando del beneplácito
del grueso de la profesión.
Terapia inalámbrica
Raúl Ferrer, Fisioterapeuta, Profesor Titular
CSEU La Salle, Univ. Autónoma de Madrid. Presidente de Fisioterapia Sin Red.
Dentro de las terapias alternativas o complementarias, como les gusta identificarse, se engloban toda
una serie de falsos principios activos, mecanismos
de actuación de dudosa plausibilidad biológica y
un sinfÃn de explicaciones mágicas a fenómenos no
tan esotéricos o espectaculares como hacen creer las
personas que defienden sus beneficios para la salud.
Una de las más conocidas por el público general es
el reiki. Esta supuesta terapia basa su actuación en el
principio de transmisión de lo que los «maestros» y
«terapeutas reiki» denominan energÃa vital universal,
a través de la imposición de manos, con el fin de facilitar la «autosanación» del receptor.
Su creador, Mikao Usui, a principios del siglo XX,
tras lo que él mismo definió como una experiencia
mÃstica, comenzó a utilizar este ritual de sanación en
el que la energÃa (supuestamente) entra en el cuerpo
a través del chacra de la corona, situado en el ápex
craneal (punto más alto de la cabeza) y se distribuye
La relajación es el principal motivo de alivio relacionado
con el reiki, y en ningún caso se requiere de un contexto
mágico o energético para su realización.
el escéptico 38
Anuario 2017
(foto: pxhere.com/en/photo/626294, CC0 Public Domain)
por todo el cuerpo del «terapeuta», siendo este capaz de transmitirlo en un primer nivel de aprendizaje
mediante la imposición de manos, tras un ritual de
iniciación en el que «abren» el canal que le capacita para transmitir la energÃa universal. Más adelante,
con la incorporación de distintos sÃmbolos al ritual y
avanzando en lo que los practicantes denominan «niveles», se adquiere la supuesta habilidad de «enviar»
esa energÃa universal a distancia, sin la necesidad de
estar presente el receptor de la técnica fÃsicamente
frente al terapeuta durante la sesión, es decir, una
«Terapia Inalámbrica». Esta técnica no solo puede
dirigirse a personas, sino también a animales u objetos con el fin de «mejorar» su funcionamiento, según
dicen.
En el año 1998 se publicó un estudio en la prestigiosa revista de la Asociación Médica Americana,
JAMA, en la que una niña de 9 años, en un experimento en el colegio, habÃa conseguido demostrar que
la supuesta habilidad de los terapeutas reiki para enviar esa energÃa mediante la imposición de sus manos
era inexistente, y que por tanto la capacidad de estos
para identificar cuándo alguien le está transmitiendo
esa energÃa no era superior al propio azar (Rosa et al.,
1998). Sin embargo, a pesar de que su principio de
actuación mÃstico fue desmontado tan sencillamente,
esta pseudociencia gana adeptos a nivel internacional, principalmente por la sencillez de acceso a su
Anuario 2017
uso y por la ausencia de efectos secundarios en su
aplicación.
Sin embargo, otro motivo importante por el que
esta pseudoterapia sigue ganando adeptos es porque
tanto los terapeutas como los pacientes dicen «notar»
los efectos, y no van del todo desencaminados. De
algunas partes del ritual que se realiza en esta técnica
sà se pueden deducir algunos efectos potencialmente beneficiosos para la salud, pero por explicaciones
biológicas que nada tienen que ver con la transmisión
de la hipotética energÃa universal, tal y como se extrae de una revisión sistemática publicada por VanderVaart et al. (2009). En esta revisión, los autores
concluyen que los estudios que hay sobre los efectos
terapéuticos del reiki son escasos y de calidad baja,
pero a pesar de esa gran limitación, 9 de los 12 trabajos analizados referÃan «efectos terapéuticos».
Algunos de estos efectos ya habÃan sido analizados
en un estudio de 2001, en el que se observó que todos
los efectos que se producen en el paciente receptor de
la terapia son similares a los producidos por la relajación, y se centran principalmente en la modulación
de variables relacionadas con el sistema nervioso autónomo (SNA) (Wind et al., 2001), que es el principal
encargado de mantener el equilibrio de muchas de las
funciones básicas corporales (homeostasis).
Otra vÃa de actuación plausible es la activación de
áreas corticales relacionadas con el efecto placebo,
39 el escéptico
que se ha relacionado de manera detallada en la literatura con mecanismos de recompensa y con mecanismos inhibitorios descendentes que modulan la
percepción dolorosa (Lidstone et al., 2005). Estudios
de Benedetti (2012) relacionan la capacidad del propio ritual terapéutico con la activación de la respuesta
placebo, y estas respuestas placebo son capaces de
modular la actividad del SNA (Meissner, 2011). Todas estas vÃas de activación y relación entre el efecto
placebo, el SNA y la percepción de efecto terapéutico se han descrito de igual manera por la acción de
la meditación y la concentración (Tang et al., 2009),
de manera individual, sin la necesidad de la acción
de ningún intercambio de «energÃa universal» a través de un pseudoterapeuta que imponga sus manos
para desencadenar las respuestas descritas. Por tanto,
los posibles efectos asociados a la relajación, la concentración y meditación sobre sistemas endógenos
que generan analgesia, y las respuestas de sistemas
de recompensa relacionadas con vÃas dopaminérgicas y serotoninérgicas, vinculadas a la sensación de
bienestar; no se pueden atribuir a la interacción del
terapeuta más allá del ritual con tintes orientales y
mÃsticos, y por tanto a las propias expectativas del
receptor sobre la técnica en cuestión.
En casos como este en los que el paciente percibe un beneficio relacionado con la respuesta placebo, los riesgos principales del uso e implementación
en entornos sanitarios de este tipo de pseudoterapias
pueden desencadenar la respuesta sustitutiva de otros
procedimientos que sà han demostrado tener un efecto terapéutico sobre condiciones concretas. Al ser
una técnica de fácil acceso para cualquiera que quiera aplicarlo, permite que personas sin ninguna formación sanitaria se crean con la facultad de actuar
sobre procesos de enfermedad, con el evidente riesgo
que conlleva; y la ausencia de efectos secundarios (y
primarios) derivados de su uso puede incidir en un
sesgo de confirmación por parte del pseudoterapeuta, que le lleve a creer que en los casos de mejorÃa
relacionados con la regresión a la media, o con el
curso normal de la enfermedad, su acción sobre el
paciente ha sido clave para el resultado obtenido, y
que esto le capacite de algún modo para buscar otras
estrategias pseudocientÃficas, que tienen riesgos más
directos sobre la salud de las personas, al aplicarse en
contextos de enfermedades más severas, por ejemplo,
en las que una acción sanitaria es imprescindible para
la correcta evolución del problema.
En resumen, la relajación es el principal motivo de
alivio relacionado con el reiki, y sà que ha demostrado tener ciertos efectos beneficiosos sobre la salud en
distintas condiciones patológicas, aunque no se mantienen en el tiempo (Dunford and Thompson, 2010);
pero en ningún caso se requiere de ningún contexto
mágico o energético para su realización, ni por supuesto habilita a nadie para realizar intervenciones
con objetivo terapéutico sin una titulación sanitaria
adecuada, pues pueden generar situaciones de riesgo
para la salud de los pacientes que se someten a ellas.
Referencias:
Benedetti, F., 2012. Placebo-Induced Improvements: How
Therapeutic Rituals Affect the Patientâs Brain. J. Acupunct.
Meridian Stud. 5, 97â103. doi:10.1016/j.jams.2012.03.001
Dunford, E., Thompson, M., 2010. Relaxation and
Mindfulness in Pain: A Review. Br. J. Pain 4, 18â22.
doi:10.1177/204946371000400105
Lidstone, S.C., de la Fuente-Fernandez, R., Stoessl, A.J.,
2005. The placebo response as a reward mechanism. Semin. Pain Med. 3, 37â42. doi:10.1016/j.spmd.2005.02.004
Meissner, K., 2011. The placebo effect and the autonomic nervous system: evidence for an intimate relationship.
Philos. Trans. R. Soc. Lond. B. Biol. Sci. 366, 1808â17.
doi:10.1098/rstb.2010.0403
Rosa, L., Rosa, E., Sarner, L., Barrett, S., 1998. A Close
Look at Therapeutic Touch. JAMA 279, 1005â1010.
Tang, Y.-Y., Ma, Y., Fan, Y., Feng, H., Wang, J., Feng,
S., Lu, Q., Hu, B., Lin, Y., Li, J., Zhang, Y., Wang, Y., Zhou,
L., Fan, M., 2009. Central and autonomic nervous system
interaction is altered by short-term meditation. Proc. Natl.
Acad. Sci. 106, 8865â8870. doi:10.1073/pnas.0904031106
Que un paciente acuda a una consulta con un dolor
de hombro y se vaya con la idea de que aparte de un
problema en el hombro tiene un «problema funcional» en
su hÃgado es engañarlo.
el escéptico 40
Anuario 2017
vanderVaart, S., Gijsen, V.M.G.J., de Wildt, S.N., Koren,
G., 2009. A Systematic Review of the Therapeutic Effects
of Reiki. J. Altern. Complement. Med. 15, 1157â1169.
doi:10.1089/acm.2009.0036
Wind, D., Phd, W., Associate, R., Engebretson, J., Rnc,
D., Wardell, D.W., Engebretson, J., 2001. Biological correlates of Reiki Touch(sm) healing. J Adv Nur 33, 439â45.
Belivers (osteopatÃa visceral)
Eduardo Fondevila, Fisioterapeuta, MSc. Prof
Asociado EUF Gimbernat-Cantabria (Univ. Cantabria).
La vÃscera, ¿es fuente de dolor y nocicepción?
Sin duda, y es sabido cientÃficamente desde finales
del siglo XIX con los trabajos de Head. Como cualquier residente de urgencias comprueba dÃa a dÃa, son
numerosos los cuadros clÃnicos de dolor somático referidos a una fuente visceral, y suelen estar asociados
a patologÃa severa: litiasis renal, infarto miocárdico,
patologÃa hepática severa, etc.
Existen no obstante, algunas corrientes de terapia
manual que consideran un tipo de «lesión visceral»,
encuadrada en el concepto de «fallo posicional» como
fuente de dolor visceral referido somático, algunos
tan peregrinos como el túnel del carpo o implicaciones espúreas de este «fallo posicional» en cuadros
como el sÃndrome de estrés postraumático.
No son ni mucho menos todos los fisioterapeutas y
osteópatas que trabajan terapia manual en la zona del
vientre los que operan bajo estos predicados, pero sin
duda constituyen un subgrupo no menor, y este paradigma goza de indudable arraigo en algunos planes de
estudios universitarios de grado y de postgrado.
No existe evidencia de que el concepto de fallo
posicional visceral exista y, en cualquier caso, estas
pequeñas alteraciones mecánicas en ligamentos o fascias viscerales no son fuente de nocicepción: la nocicepción visceral ocurre en fenómenos de isquemia,
inflamación o gran distensión mecánica en el caso de
las vÃsceras huecas, por lo que estos predicados de
nocicepción vÃscero-somática por alteraciones posicionales carecen, además, de plausibilidad biológica.
Que un paciente acuda a una consulta con un dolor
de hombro y se vaya con la idea de que aparte de un
problema en el hombro tiene un «problema funcional»
en su hÃgado es engañar al paciente. Que una paciente
acuda a consulta por un problema de infertilidad y se
le diga que es por la malposición de su útero, es engañar a la paciente: siga usted probando en los próximos
meses mientras le vamos tratando a ese nivel. En unos
meses, quizá por regresión a la media, la paciente se
haya podido quedar embarazada⦠para mayor gloria
y ganancia en la cuenta corriente del avispado terapeuta visceral que se pone la medalla y se erige en
artÃfice del «milagro» de la concepción.
Hacemos nuestra la máxima de que afirmaciones
Anuario 2017
extraordinarias requieren pruebas extraordinarias. Si
la terapia manual visceral puede ser un tratamiento
coadyuvante para cuadros clÃnicos concomitantes,
como por ejemplo algunos cuadros de dolor lumbar,
etc., puede ser debido a factores de tipo mixto
mecánico neurofisiológico y merecen ser estudiados,
como nos consta que hacen algunos grupos de trabajo,
de una manera seria y cientÃfica para brindar la mayor
excelencia en la atención clÃnica de nuestros pacientes.
3. BLOQUE DE NUTRICIÃN/ONCOLOGÃA
https://youtu.be/goPBZ50hNPk
Moderador: Emilio Molina
Terapeutas ortomoleculares, dieta alcalina y
otros milagros de la nutrición.
Por Virginia Gómez, dietista-nutricionista (Dietista Enfurecida, en las redes sociales).
Los temas de nutrición y alimentación son actualmente un fértil campo de cultivo para las pseudociencias; por ello decidà centrar el tema, más incluso
que en nutrición ortomolecular, en la llamada «dieta
alcalina».
Me pareció especialmente grave cuando por primera vez vi que se recomendó a un paciente con cáncer
de colon desde un famoso hospital público valenciano. No lo podÃa creer, y lo peor es que desde muchos
sitios se sigue recomendando; por desconocimiento,
quiero pensar.
La dieta alcalina propugna, ni más ni menos, la
posibilidad de alterar a nuestro antojo los pH corporales a través de la alimentación, y se vale de una explicación que parece cientÃfica (es claramente psuedocientÃfica, porque sencillamente no funciona asÃ),
pero que para quien no tenga una formación básica
en ciencias puede resultar creÃble; de ahà mi sorpresa
cuando veo a profesionales sanitarios recomendándola y quedarse tan anchos.
Y la explicación, a grandes rasgos y con falacia de
autoridad, falsa, pero incluida, es:
El cáncer se desarrolla en un medio ácido, asà que
si a través de nuestra alimentación creamos un entorno
alcalino, el cáncer no se desarrollará o tardará más
en hacerlo. Esto nos lo dijo Otto Warburg, que ganó
el Premio Nobel gracias a este gran descubrimiento.
No, mira; ni Otto Warburg ganó el Premio Nobel
por eso, ni dijo eso, ni eso funciona asÃ.
1. Otto Warburg ganó el Premio Nobel en 1931 por
su «descubrimiento de la naturaleza y modo de acción de la enzima respiratoria»; aunque es cierto que
continuó investigando sobre el metabolismo celular
y tumoral.
2. Respecto a lo de que el cáncer tiende a acidificar su entorno, es cierto; pero no es la acidificación
del entorno lo que «crea» un cáncer; no es causa, es
consecuencia.
41 el escéptico
3. Afortunadamente para quienes creen en esto, no
podemos variar nuestro pH a antojo. Una mÃnima variación en el pH sanguÃneo nos llevarÃa a la muerte y,
por supuesto, antes de ello se ponen en marcha nuestros sistemas de tamponamiento en caso de acidosis o
alcalosis, para que el pH se quede justo donde debe.
Además, variaciones en el pH intestinal o vaginal podrÃan causar una seria disbiosis; no es una buena idea.
A todo esto, siempre puede surgir alguien alegando amimefuncionismo: «¡Pues yo me encuentro mucho mejor desde que hago la dieta alcalina!». Por supuesto. La dieta alcalina se basa en el consumo abundante de frutas, verduras, proteÃna vegetal y grasas
saludables. Claro que es una opción sana; de hecho,
casi cualquier dieta medianamente decente mejorarÃa
la alimentación de la población. Claro que la salud
puede mejorar, sea con dieta alcalina, con dieta vegetariana, con dieta paleo, con dieta mediterráneaâ¦
mejorar lo presente es muy fácil. Que funcione para
el cáncer, o que funcione para la salud por el mecanismo que se alega, lo siento, pero no.
Mis (descabelladas) recetas anticáncer
Julio Basulto, dietista-nutricionista. www.juliobasulto.com
Cuanto más éxito tiene un libro que divulga conceptos erróneos relacionados con la salud, mayor es
el peligro de que se produzca un daño poblacional,
especialmente en grupos vulnerables1. Es lo que puede suceder, sin duda, al seguir las descabelladas propuestas (más adelante hablamos de algunas de ellas)
que aparecen en el best-seller Mis recetas anticáncer.
El libro está escrito por una médica llamada Odile Fernández, quien sobrevivió a un cáncer. Lo hizo
gracias a los avances médicos, pero ella no duda en
atribuirse el mérito a sà misma2. Antes de valorar el
libro es conveniente entrar en la página web de la
autora, donde leemos una entrada titulada «Allan Taylor, un abuelo de 78 años se cura de un cáncer terminal solo con una dieta anticáncer»3. Se trata de una
afirmación peligrosa y rotundamente falsa, que nos
da una idea del rigor cientÃfico de una persona que
pretende que sigamos sus «recetas anticáncer» para
hacer frente a esta enfermedad.
Fomentar un método «anticáncer» es engañoso,
pero además vulnera el Real Decreto 1907/1996, de
2 de agosto, sobre publicidad y promoción comercial
de productos, actividades o servicios con pretendida
finalidad sanitaria, que prohÃbe «cualquier clase de
publicidad o promociones (directas o indirectas, masivas o individualizadas), de [â¦] métodos con pretendida finalidad sanitaria [â¦] que se destinen a la
prevención, tratamiento o curación de enfermedades
transmisibles, cáncer y otras enfermedades tumorales
[â¦]»4. El Real Decreto se vulnera tanto en el interior del libro («Métodos anticáncer para consumir los
el escéptico 42
alimentos», página 357) como en su contraportada,
donde leemos «[â¦] tú puedes tomar un papel activo
en la prevención y en la curación de una enfermedad
que, a dÃa de hoy, alcanza las proporciones de epidemia». Esta última frase, además, vulnera otro apartado del citado Real Decreto, que prohÃbe proporcionar
«seguridades de alivio o curación cierta».
Que las propuestas del libro son descabelladas
(fuera de orden, concierto o razón, según la RAE)
es algo que se puede comprobar simplemente leyendo su Ãndice, donde encontramos la referencia a capÃtulos como los siguientes:«el ajo: el âcuralotodoâ»
(página 248), «Las algas, la quimioterapia del mar»
(p. 252), «Las setas invitan a nuestro cuerpo a eliminar el cáncer» (p. 261), «El jengibre: la raÃz que
acaba con el cáncer» (p. 301), «La leche materna: el
alimento perfecto que mata las células cancerosas»
(p. 306). En todo caso, en las páginas 217 a 219 hallamos afirmaciones no ya descabelladas, sino directamente abominables:
¿Cómo convertir a nuestra agua en sanadora?
[â¦] Emoto afirma que el agua puede curarnos (y
también enfermarnos), para ello sólo tenemos que
transmitirle esa intención. ¿Y cómo podemos hacerlo? Compra una botella de cristal transparente, vierte en ella tu agua filtrada o mineral y con
un bolÃgrafo permanente escribe en la botella tu
mensaje positivo y sanador. [â¦] Después deja tu
botella al sol para que se vitalice, pierda el cloro
y reciba toda la energÃa lumÃnica de nuestro gran
astro. Y ya tienes lista tu agua sanadora. [â¦]
¿Has visto qué medicina más barata e inocua?
Efectos secundarios, cero. Efectos positivosâ¦,
inimaginables, no hay lÃmites. El lÃmite lo pones
tú y tus pensamientos.
Dejando de lado los peligros de que un paciente
con cáncer tome agua sin cloro, y dejando de lado la
frustración y culpabilidad que pueden generar las anteriores afirmaciones, es necesario citar aquà una conocida frase de David Hume: «Las afirmaciones extraordinarias requieren evidencias extraordinarias».
Porque no existe ninguna clase de prueba cientÃfica,
ni ordinaria ni extraordinaria, que sustente tales barbaridades5.
La autora repite una y otra vez su experiencia,
como que acudió a una dieta vegana para hacer frente a la enfermedad, algo que desaconseja un reciente consenso6. Sin olvidar que, parafraseando al Dr.
Richard Doll, uno de los epidemiólogos más importantes del siglo XX, «Los tratamientos médicos que
surgen de la propia experiencia suelen tener âefectos
variablesâ e ineficaces»7.
El libro no se conforma con dar falsas expectativas
con respecto al papel de la dieta en el cáncer, también se atreve con las «terapias naturales», del todo
Anuario 2017
desaconsejables para abordar esta enfermedad8-12. Un
ejemplo lo tenemos en la página 420: «Reiki, terapias
energéticas y su efecto sanador sobre los pacientes
con cáncer». No hallamos ni una sola prueba cientÃfica de la supuesta capacidad de «sanar» el cáncer mediante estas terapias5. Es más, en palabras del reputado experto Edzard Ernst, los pacientes con cáncer
que utilizan «terapias alternativas» mueren antes10.
Es momento de citar algunos de los riesgos que
acompañan a este libro o a otros similares: rechazar
o postergar un tratamiento eficaz para el cáncer, generar una falsa sensación de seguridad, exacerbar los
sentimientos de superación, fomentar un descrédito
de la medicina tradicional, generar efectos adversos,
provocar interacciones indeseadas, promover dietas
desequilibradas y hacer perder tiempo, dinero y esperanzas13.
En suma: afirmar, o incluso sugerir, que existe un
planteamiento dietético que puede curar el cáncer es
falaz, es antiético y, sobre todo, es peligroso.
Referencias:
1. Basulto J, Manera M, Baladia E, Miserachs M, RodrÃguez VM, Mielgo-Ayuso J, Amigó P, Blanquer M, Babio N,
Revenga J, Costa A, Lucena-Lara M, Blanco E, Pardos C
(Autores), Sauló A, Sotos M, Roca A (Revisores). «¿Cómo
identificar un producto, un método o una dieta âmilagroâ?»
Noviembre de 2012 (actualizado: 12 diciembre de 2012).
[MonografÃa en internet]. Disponible en: www.fedn.es/
docs/grep/docs/dietas_milagro.pdf
2. Fernández O. «Mi cura del cáncer fue un milagro
muy currado». Entrevista en Smoda de El PaÃs. 14 de
octubre de 2013. Mis recetas anticáncer (blog). En lÃnea:
http://www.misrecetasanticancer.com/2013/10/mi-curadel-cancer-fue-un-mi…
3. Fernández O. «Allan Taylor, un abuelo de 78 años se
cura de un cáncer terminal solo con una dieta anticáncer».
21 de septiembre de 2012. Mis recetas anticáncer (blog).
En lÃnea: http://www.misrecetasanticancer.com/2012/09/
allan-taylorun-abuelo-de-78-anos-se.html Nota: Acabamos de comprobar que poco después de la intervención
de Julio Basulto en el evento «Terapias peligrosas: parasitando la salud», en el que hizo alusión a este texto,
la autora lo retiró de su página web. En todo caso, se
puede consultar en este enlace: https://web.archive.org/
web/20160731160659/http://www.misrecetasanticancer.
com/2012/09/allan-taylorun-abuelo-de-78-anos-se.html
4. Real Decreto 1907/1996, de 2 de agosto, sobre publicidad y promoción comercial de productos, actividades
o servicios con pretendida finalidad sanitaria.
5. Ernst E. «Patient education: Complementary and alternative medicine treatments (CAM) for cancer (Beyond
the Basics)». UpToDate. 5 de mayo de 2016. En lÃnea:
https://www.uptodate.com/contents/complementary-andalternative-medicine…
6. Ernst E. «Integrative medicine: more than the promotion of unproven treatments?». Med J Aust. 2016 Mar
21;204(5):174-174e1.
7. Basulto J. «Cáncer y terapias alternativas, conceptos
antagónicos». 3 de junio de 2015. Espacio Abierto. En lÃnea: http://psicologiaynutricion.es/?p=985
8. Ernst E. «Cancer patients who use alternative medicine die sooner». 18 de abril de 2013. Edzard Ernst (Blog).
En lÃnea: http://edzardernst.com/2013/04/cancer-patientswho-use-alternative-medic…
9. Yun YH1, Lee MK, Park SM, Kim YA, Lee WJ, Lee
KS, et al. «Effect of complementary and alternative medicine on the survival and health-related quality of life among
terminally ill cancer patients: a prospective cohort study».
Ann Oncol. 2013 Feb;24(2):489-94. doi: 10.1093/annonc/
mds469. Epub 2012 Oct 30.
10. Risberg T, Vickers A, Bremnes RM, Wist EA, Kaasa S, Cassileth BR. «Does use of alternative medicine predict survival from cancer?» Eur J Cancer. 2003
Feb;39(3):372-7.
11. Basulto J. «¿Existe una dieta para curar el cáncer?»
13 de agosto de 2013. Consumer. En lÃnea: http://www.
consumer.es/web/es/alimentacion/aprender_a_comer_
bien/enfermedad/2013/08/13/217613.php
12. Caccialanza R, Pedrazzoli P, Cereda E, Gavazzi
C, Pinto C, Paccagnella A, et al. «Nutritional Support in
Cancer Patients: A Position Paper from the Italian Society
of Medical Oncology (AIOM) and the Italian Society of Artificial Nutrition and Metabolism (SINPE)». J Cancer. 2016
Jan 1;7(2):131-5.
13. Doherty S. «History of evidence-based medicine. Oranges, chloride of lime and leeches: barriers to
teaching old dogs new tricks». Emerg Med Australas.
2005;17:314-21
Afirmar, o incluso sugerir, que existe un planteamiento
dietético que puede curar el cáncer es falaz, es antiético y,
sobre todo, es peligroso.
Anuario 2017
43 el escéptico
Creencias pseudocientÃficas frente al cáncer, factores de riesgo psicosocial
Tania Estapé, Psicóloga clÃnica y psicoterapeuta,
directora de PsicooncologÃa de la Fundación FEFOC y docente en las Universidades de Manresa,
Oberta de Catalunya Barcelona. www.fefoc.org
Hoy en dÃa, la consideración de curación incluye
no solo la erradicación de la enfermedad, sino también aspectos de tipo psicosocial que conforman el
bienestar del paciente como persona. Hablamos del
impacto que tiene esta enfermedad en la vida del sujeto que la padece, en su familia y en entorno social,
incluido el personal sanitario que le atiende. Este impacto viene dado por dos factores (Estapé, 2013):
1) La consideración del cáncer como enfermedad
tabú.
2) Las repercusiones de la enfermedad cancerosa y
de los tratamientos que requiere en la calidad de vida
del paciente. Este factor no lo desarrollamos aquÃ,
pues es un tema no central en el desarrollo que pretendemos. No obstante, de forma tangencial tiene una
influencia clara en la tendencia de los pacientes a decidirse por terapias no probadas. La ansiedad generada por la incertidumbre o la desesperación de algunos
enfermos es la puerta de entrada a terapias peligrosas.
Sobre el cáncer como tabú se refiere a la persistencia de miedos y temores en la población que se
prolongan aún en nuestros dÃas. Vienen de cuando
los pacientes, curables o no, recibÃan tratamientos
con efectos secundarios muy adversos, que, además,
solÃan dejar secuelas fÃsicas o estéticas. Las fases terminales de los enfermos no curables solÃan ser largas,
dolorosas y llenas de sufrimiento. Todo ello está en
la base de ese equivalente cáncer=muerte que todavÃa hoy perdura en el sentir de la población (Estapé,
2013; Holland et al., 2010).
El tabú del cáncer es tal que está rodeado de una
serie de creencias erróneas que comportan determinadas actitudes y conductas. Una de estas creencias
es el considerarla una enfermedad contagiosa, atribuir la enfermedad a un castigo divino âlo que a veces subyace a frases que el propio paciente puede ex-
presar, como «no me lo merezco», «por qué yo...»â.
Esto tiene sus repercusiones a nivel psicológico.
También hay toda una serie de confusiones respecto a
la causa y curación de la enfermedad, rodeada aún en
el siglo XXI de actitudes mágicas y curanderismo. El
broche de oro que cierra este aspecto más social de la
enfermedad es el continuado uso de la palabra cáncer
como adjetivo peyorativo, muestra de la equivalencia
cognitiva de la población sobre el cáncer como algo
horrible (Burton y Watson, 1998; Estapé y Estapé,
2013).
La relación del cáncer con la muerte y el sufrimiento hace que sea una enfermedad especialmente
temida. El ser humano no tiene explicación para su
causa y a menudo esto puede llevarle a inventarla. La
incertidumbre que provoca el diagnóstico de cáncer
se traduce fácilmente en ansiedad y desesperación,
sobre todo en casos sin curación. Por otro lado, numerosos estudios muestran las barreras de comunicación con el médico al hablar del uso de terapias alternativas. En algunos estudios hemos constatado cómo
los pacientes, aunque han decidido probar terapias no
basadas en la evidencia, no se han atrevido a contarlo
a su oncólogo (Estapé et al., 2015). Ello nos lleva a
enlazar con un aspecto primordial, que es la comunicación con el médico. Los estudios muestran que
la capacidad comunicativa del médico puede inducir
a aceptar un tratamiento; inversamente, una falta de
habilidades comunicativas induce a incertidumbre y
a incrementar la ansiedad por parte de los pacientes y
familiares. Estos buscan alternativas que se salen del
circuito oficial y que, además, están bien dispuestas
a dedicar mucho tiempo y afecto al enfermo. En absoluto es nuestra intención señalar al médico como
culpable, ni siquiera causante, de la búsqueda de tratamientos milagro; pero hay que analizar las cosas
desde diversos puntos de vista: la falta de tiempo,
la presión asistencial y a veces la falta de formación
en habilidades comunicativas son factores señalados
como relacionados con la búsqueda de alternativas
por parte de los pacientes. Algunos autores señalan
que los médicos (como es lógico) sienten incomodi-
Es necesario incorporar en nuestro trabajo cotidiano
recursos que nos ayuden a no enfrentarnos con pacientes
firmemente convencidos de su elección.
el escéptico 44
Anuario 2017
(foto: www.flickr.com/photos/arselectronica/)
dad ante estos temas y rechazo a la hora de responder
a preguntas relacionadas. En determinados sujetos, lo
que hace es enrocarlos más en su posición (Schofield
et al., 2010).
Creemos que hoy en dÃa hay una crisis muy importante de lo establecido, y la industria farmacéutica es
uno de estos valores en cuestionamiento. A menudo
la población confunde la gestión económica de estas
empresas con el respaldo cientÃfico debido al ensayo
clÃnico, lo que promociona la huida hacia otras opciones nada recomendables, pero que se venden como
las verdaderas por estar fuera del «sistema».
Para acabar, tenemos que incluir un riesgo muy
importante, fruto de un recurso muy positivo. Nos
referimos a la navegación por internet. Esta es una
opción muy interesante. Una de las consultas más
frecuentes por internet tiene que ver con el binomio
salud/enfermedad. Y dentro del mismo, sin duda una
de las enfermedades más introducidas en los buscadores es el cáncer. Asimismo se calcula que alrededor de un 60 % de pacientes usa internet para buscar
información sobre su enfermedad o el tratamiento
(Bylun & Gueguen, 2010). Este hecho, que puede
ser considerado positivo, ofrece su cara oscura por la
falta de discriminación de los resultados obtenidos y
por la facilidad que ha ofrecido a curanderos y charlatanes de ampliar sus redes sin prácticamente coste
alguno. Hoy dÃa una web o un grupo de intercambio
Anuario 2017
de información pueden pasar por «serios» si no se
mira con tiento el contenido. Aunque hay muchos intentos de generar guÃas de buenas prácticas, la verdad
es que es difÃcil diferenciar. Retomando el factor anterior, veremos que a veces algunos profesionales son
reacios a que sus pacientes les lleven información de
internet. Creemos que la red es un mundo paralelo al
nuestro, por lo que hay que aceptar que está aquà y
usarlo en nuestro favor (Estapé et al., 2014).
Como conclusiones, diremos que el uso de terapias peligrosas es un hecho en OncologÃa y que es
necesario un análisis profundo de la situación. Hay
diversos factores explicativos y debemos ser cautelosos y autocrÃticos con ello. El diálogo seguramente
está siendo a niveles diferentes y está claro que el uso
de cifras y datos no nos sirve para promover cambios
que tienen que ver con aspectos emocionales. Es necesario incorporar en nuestro trabajo cotidiano recursos que nos ayuden a no enfrentarnos con pacientes
firmemente convencidos de su elección.
Referencias:
Burton, M., & Watson, M. (1998). Counseling people with
cancer (1st. ed.). Chichester, England: John Wiley & sons.
Bylon, C.L., Gueguen, J.A. «The effect of internet use on
the doctor-cancer patient relationship», Kissane, D. (Ed.).
(2011). Handbook of communication in oncology and palliative care. Oxford University Press.
Cella, D. F., Tulsky, D. S., Gray, G., Sarafian, B., Linn,
45 el escéptico
E., Bonomi, A., ... & Brannon, J. (1993). «The Functional
Assessment of Cancer Therapy scale: development and
validation of the general measure». Journal of Clinical Oncology, 11(3), 570-579.
Estapé, T. (2004). Estudio de la evolución de la calidad
de vida en pacientes diagnosticadas de cáncer de mama,
tesis doctoral.
Estapé, T;. (2013). «Supportive treatment and palliative
care». Internal Medicine, II, 18, 1173-1176. (Farreras-Rozman, Ed.) Barcelona, Barcelona, Spain: Elsevier.
Estapé, T., & Estapé, J. (1993). OncologÃa y cuidados
paliativos. Controversias en OncologÃa. Barcelona: Doyma.
Estapé, J., & Estapé, T. (2013). 703 preguntas, 703 respuestas: La odisea del cáncer de mama (1ª ed.). Terrassa
(Barcelona): Momentum.
Estapé, T., Estapé, J., Soria-Pastor, S., & DÃez, A. (2014).
«Uso de internet para evaluar el distrés psicológico en pacientes con cáncer de mama». PsicooncologÃa, 11(2- 3),
271- 283.
Estapé, T., Estapé, T., Valverde, E. (2016) «Psychological aspects in prostate cancer patients. Abstracts». PsychoOncology, 25: 3â195. doi: 10.1002/pon.4272.
Holland JC, Breitbart W, Jacobsen PB. (2010), Psychooncology (2nd ed). New York: Oxford University Press.
Osoba, D., Zee, B., Pater, J., Warr, D., Latreille, J., &
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Symptom Control Committees of the National Cancer Institute of Canada Clinical Trials Group». Journal of Clinical
Oncology, 15(1), 116-123.
Schofield, P., Diggens, J., Hegarty, S., Charleson, C.,
Marigliani, R., Nehill, C. Jefford, M. Kissane, D. (Ed.).
(2011). Handbook of communication in oncology and palliative care. Oxford University Press.
Watson, M., & Kissane, D. W. (Eds.). (2011). Handbook
of psychotherapy in cancer care. John Wiley & Sons.
4. BLOQUE DE PSICOLOGÃA/PSIQUIATRÃA
https://youtu.be/JAOlnnraLGc
Moderador: Juan A. RodrÃguez
Terapias pseudocientÃficas en psicologÃa y su dificultad para distinguirlas
Eparquio Delgado, psicólogo general sanitario.
www.eparquiodelgado.com
Uno de los hitos más importantes en la medicina
del siglo XX ha sido la aparición de la llamada Medicina Basada en la Evidencia (MBE, que más bien
deberÃa llamarse Medicina Basada en las Pruebas).
Los profesionales necesitaban establecer un criterio
para determinar qué terapias son realmente eficaces
y diferenciarlas de aquellas que no lo son, aunque en
ocasiones los pacientes puedan percibir lo contrario.
La propuesta de la MBE ha sido utilizada por otras
disciplinas, dando lugar a la PsicologÃa Basada en la
Evidencia (PBE), la Fisioterapia basada en la Evidencia, etc.
La PBE parece un buen criterio para comenzar a
diferenciar aquellas terapias psicológicas eficaces de
el escéptico 46
aquellas que no lo son, y su uso ha permitido tanto
a los profesionales como a los pacientes una indicación para elegir qué procedimientos utilizar a la hora
de resolver los problemas psicológicos. Sin embargo,
las propias caracterÃsticas de las terapias psicológicas
hacen que los procedimientos para establecer su efectividad sean diferentes a los que se utilizan en medicina, especialmente cuando hablamos de terapias
farmacológicas. Cuando hacemos terapia psicológica
no podemos utilizar una «intervención placebo» en la
mayorÃa de los casos, ya que la terapia psicológica es
fundamentalmente una interacción entre el paciente y
el profesional. Esto supone una limitación importante para determinar qué elementos de la intervención
son los que realmente resultan eficaces y cuáles no. A
pesar de ello, se han establecido métodos para poder
determinar la eficacia de estas terapias, y hoy en dÃa
contamos con varias publicaciones en las que se resume cuáles son las terapias psicológicas disponibles
que han demostrado eficacia.
Pero el problema no acaba de estar resuelto. Los
criterios para determinar si una terapia psicológica es
eficaz y su concepción de los problemas psicológicos
como trastornos o enfermedades mentales han sido
tomados del modelo biomédico y se apoyan fundamentalmente en la concepción de sÃntomas a reducir
o eliminar. Los investigadores en psicologÃa han utilizado hasta el momento estos criterios de la medicina para poder medirse con las terapias farmacológicas siguiendo sus mismas reglas, con resultados muy
favorables para las terapias psicológicas en comparación con las médicas.
Sin embargo, esta forma de concebir los problemas psicológicos y de medir la eficacia de las terapias
ha sido puesta en entredicho en los últimos años, y
han aparecido nuevas propuestas para ambas cuestiones, que van desde la propuesta de los RDoC del
NIMH estadounidense hasta la búsqueda de factores
transdiagnósticos en psicologÃa, pasando por la reconsideración de la eficacia de las terapias bajo otros
modelos no centrados en el sÃntoma y el debate sobre
«eficacia-efectividad».
Junto a estas circunstancias, es importante tener en
cuenta que los criterios de la PBE no son suficientes
para establecer la cientificidad de una terapia psicológica. Para ello debemos tener en cuenta cómo concibe los fenómenos psicológicos y su explicación de
la mejora terapéutica, ya sea considerada como reducción de sÃntomas o de otra manera. Podemos encontrarnos con terapias psicológicas eficaces cuyas
concepciones de lo psicológico y de los cambios en
determinadas respuestas pueden ser completamente
pseudocientÃficas a pesar de que podrÃan resultar eficaces o efectivas.
Todo esto hace que sea especialmente difÃcil tener
Anuario 2017
un criterio de demarcación que nos sirva para diferenciar las terapias psicológicas eficaces de las que
no lo son y aquellas que pueden ser consideradas
cientÃficas de las que considerarÃamos como pseudocientÃficas.
AntipsiquiatrÃa, «cuñaos» y pseudociencia
Daniel Orts, médico y divulgador cientÃfico sobre salud mental, neurociencia y medicina.
La psiquiatrÃa es una especialidad médica con siglos de evolución, puesto que la enfermedad mental
como resultado de las deficiencias cerebrales es consustancial al ser humano. Sin embargo, no es hasta
principios del siglo XX cuando se integra de forma
sólida en el cuerpo cientÃfico de la Medicina Basada
en la Evidencia, y como doctrina cientÃfica, resulta
una disciplina joven y no exenta de errores y aspectos
por mejorar.
Las terapias pseudocientÃficas, en su afán por aprovecharse de las carencias del sistema y lucrarse de los
pacientes más vulnerables, utilizan los defectos de la
psiquiatrÃa para vender numerosos remedios contra
diversas patologÃas que los profesionales clÃnicos encuentran difÃciles de manejar, como la ansiedad, el
insomnio o los trastornos del estado del ánimo. Gracias a clásicos y trasnochados argumentos del estilo
«los psiquiatras solo saben arreglar los problemas
con pastillas» o «la industria farmacéutica se inventa enfermedades para luego vender la cura», muchos
charlatanes han erigido todo un movimiento contracultural llamado AntipsiquiatrÃa, que pretende desmontar y exponer la falsedad de una especialidad médica con la misma validez y evidencia cientÃfica que
cualquier otra. Pero a pesar de su extraña ambición
negacionista, existen numerosos argumentos que se
esgrimen con una sofisticada lógica y unos razonamientos certeros. En consonancia con el viejo refrán
de «ten a tus amigos cerca, pero a tus enemigos aún
más cerca», esta charla analiza las grandes crÃticas
que los charlatanes empuñan contra la PsiquiatrÃa,
para asà aprender de ellas, reforzar y mejorar los fundamentos cientÃficos de esta especialidad.
Electrosensibilidad, radiestesia y otras chorradas
VÃctor Pascual, ingeniero técnico en telecomunicaciones.
El zahorismo es una antigua pseudociencia que
se aplicaba para encontrar pozos de agua. El zahorÃ, sabiendo que cuanto más caves, más probable
es que encuentres agua, engañaba a los agricultores
diciéndoles que era capaz de encontrar agua usando
una rama o un péndulo. Según ellos, son capaces de
encontrar agua, petróleo y minerales debido a los
campos electromagnéticos y energéticos que emiten.
Ante el suculento negocio de la salud, empezaron a
practicar la pseudomedicina aplicando las mismas
técnicas que usaban para encontrar agua. El zahorà ha
evolucionado, ha inventado lo que se conoce como
geobiologÃa âno confundir con el campo cientÃfico
interdisciplinarioâ, y vende productos y servicios
para protegerse de las ondas electromagnéticas y que
la vivienda absorba las energÃas «naturales»: un nuevo engaño que mezcla el zahorismo y el feng shui con
tintes cientifistas y un nicho de consumidores con un
alto miedo a los campos electromagnéticos (CEM).
La geobiologÃa es una de las principales promotoras del miedo a los CEM y, debido a ello, de un alto
número de personas que sufren electrosensibilidad.
Porque recordemos que la electrosensibilidad no tiene que ver con la exposición a los campos electromagnéticos, sino con la percepción del paciente del
posible daño que le estén causando.
Irradiando miedo
Alberto Nájera, Profesor de RadiologÃa y Medicina FÃsica de la Univ. de Castilla-La Mancha.
En las últimas décadas, el desarrollo de la Sociedad de la Información y el incremento de las comunicaciones inalámbricas han conllevado un aumento
de la preocupación de la población ante fuentes de
radiación electromagnética de radiofrecuencia como
Podemos encontrarnos con terapias psicológicas eficaces
cuyas concepciones de lo psicológico y de los cambios
en determinadas respuestas pueden ser completamente
pseudocientÃficas.
Anuario 2017
47 el escéptico
antenas de telefonÃa móvil, wifi, Bluetooth, etc. En
primer lugar debemos conocer el espectro electromagnético y los diferentes tipos de radiación electromagnética a los que estamos sometidos en nuestro
dÃa a dÃa, clasificándolos por su frecuencia/energÃa.
Asimismo se debe entender cómo afecta a la exposición que recibimos, algunas caracterÃsticas de la
radiación como la intensidad de la señal, la distancia
o el tiempo de exposición. En la última década, son
numerosos los estudios que han determinado el nivel
de exposición de la población a estos campos electromagnéticos, encontrándose en todos los casos que los
niveles son muy inferiores a los lÃmites que la Agencia Internacional para la protección ante radiación no
ionizante (ICNIRP) recomienda, siendo estos valores
de entre 10.000 y 100.000 veces inferiores a estos
lÃmites a los cuales sabemos que podrÃan producirse
efectos térmicos. Además, todos los estudios realizados que buscaban una relación entre antenas de telefonÃa móvil y salud, en particular especialmente cáncer, han concluido que a las intensidades habituales
es prácticamente imposible que exista una relación.
No obstante, y a pesar de lo que dice la ciencia, se
ha desarrollado todo un negocio de empresas, fundaciones y supuestos especialistas que han hecho del
desconocimiento y, sobre todo, del miedo, su modus
vivendi. AsÃ, es fácil encontrar «profesionales» que
diagnosticarán enfermedades como la hipersensibilidad electromagnética, achacándola a la presencia
de estos campos no ionizantes (y a pesar de que la
Organización Mundial de la Salud ha indicado que
se trata de un trastorno psicosomático en el que los
afectados achacan sus dolores a un agente que realmente no les hace ningún mal). Otros «especialistas»
lucharán en los tribunales para que esta enfermedad
inexistente sea causa de invalidez permanente, o nos
venderán ropa, medidores, pintura o cortinas para
protegernos de un agente que, según ellos, pone en
claro riesgo nuestra salud. Pero como ocurre con los
charlatanes, es fácil desmontar sus mentiras, que en
general usan un lenguaje pseudocientÃfico, y dejar en
evidencia sus intenciones destacando lo ridÃculo de
los productos que ofrecen y denunciando el daño que
hacen sobre quienes creen en su charlatanerÃa y caen
en sus garras, pues en la mayor parte de los casos
no son más que vulgares estafadores buscando una
vÃctima, a poder ser enferma, para aprovecharse miserablemente de su debilidad.
Sectas 2.0. El origen emocional de la enfermedad
MarÃa Fernández Muñoz, estudiante de fisioterapia y miembro de RedUNE.
Como introducción, se definirán dos conceptos: el
primero, el de méthodes psychologisantes, empleado
por la Miviludes (Misión Interministerial de Vigilancia y Lucha contra las Derivas Sectarias, Gobierno de
Francia)1, resumible en tres premisas:
⢠Culpabilizar al paciente de su enfermedad o malestar.
⢠La angustia causada por la enfermedad.
⢠La búsqueda del bienestar frente a una sociedad
individualista y materialista.
El segundo, el de grupo de manipulación psicológica (West y Langone, Congreso de Wingspread,
Wisconsin, 1985)2 según los cuales, un grupo de manipulación psicológica es aquel
grupo o movimiento que exhibe una gran o excesiva devoción/dedicación hacia una persona,
idea y objeto y que, mediante el uso de técnicas
de persuasión coercitiva busca perseguir unos fines que benefician a los lÃderes del grupo en detrimento de los fines de sus miembros, familias y
entorno en el que se mueven.
Este resumen incluye tres movimientos o prácticas
que encajarÃan con la definición de méthodes psychologisantes, por ser los que cuentan con mayor difusión en España:
1. Germanische Heilkunde (Nueva Medicina Germánica, NMG). Se basa en varias «leyes», la más
importante de las cuales es la llamada «Ley de hierro»: Las enfermedades graves se originan por un
acontecimiento interno e inesperado, un «conflicto
biológico» que desencadena un foco de actividad en
En la AntipsiquiatrÃa existen numerosos argumentos
que se esgrimen con una sofisticada lógica y unos
razonamientos certeros.
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(foto: pxhere.com/en/photo/626294, CC0 Public Domain)
el cerebro detectable en un escáner en forma de circunferencias concéntricas («focos de Hamer»). Ryke
Geerd Hamer, especialista en Medicina Interna, pierde la licencia para ejercer la medicina en 1986. En
Alemania, es condenado a 19 meses de prisión por
la muerte de tres pacientes de cáncer. En 2001 será
condenado en Francia a otros 18 meses de prisión por
la muerte de tres enfermos de cáncer. En 2007 huye
a Noruega.
2. Biodescodificación (Descodificación Biológica Original). Una de las ramificaciones de la NMG,
creada por Claude Sabbah, médico. Integrando diversas pseudociencias, con ideas propias, define la
BiologÃa Total. Fue suspendido de la profesión en
Francia en 2007 por la muerte de un paciente con
cáncer. En noviembre de 2015 fue condenado a dos
meses de cárcel y a una cuantiosa multa por publicidad engañosa, de nuevo por la muerte de un paciente
con cáncer.
3. Bioneuroemoción (BNE). La Bioneuroemoción
es una marca comercial, registrada por el psicólogo Enric Corbera para ejercer una práctica similar
a la Biodescodificación, lo que le ha supuesto una
demanda por plagio. La BNE constituye una amalgama de pseudoterapias, entre ellas la Nueva Medicina Germánica, la Biodescodificación, el libro Un
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curso de milagros, la Programación NeurolingüÃstica
(PNL), las Constelaciones Familiares y la Hipnosis
Ericksoniana. También incluye herramientas y conocimientos que son considerados válidos, pero con
una visión y una práctica totalmente distorsionadas.
Un somero análisis de sus principales premisas de
«ciencia de vanguardia», deja patentes sus graves
carencias haciendo uso de simples conocimientos de
Bachillerato.
Como conclusión, se propone monitorizar estrechamente a aquellas organizaciones que pudieran estar empleándose como tapaderas de las prácticas descritas, de acuerdo con el Art. 515.2 del Código Penal:
«Son punibles las asociaciones ilÃcitas, teniendo tal
consideración: Las que, aun teniendo por objeto un
fin lÃcito, empleen medios violentos o de alteración
o control de la personalidad para su consecución».
Referencias:
1. www.derives-sectes.gouv.fr/quest-ce-quune-dérivesectaire/où-la-déceler/les-dérives-sectaires-dans-le-domaine-de-la-santé/quell
2. Almendros, Carmen; Gámez-Guadix, Manuel; Carrobles, José Antonio; RodrÃguez-Carballeira, Ãlvaro (2001)
«Abuso psicológico en grupos manipuladores». PsicologÃa Conductual, 1: 157-182
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