El Escéptico Digital - Edición 2014 - Número 265
Juan José Iruin
(Artículo publicado originalmente en la bitácora el Blog del Búho).
En las últimas semanas, diversas personas responsables de algunas instituciones públicas han decidido promocionar un modelo médico anticientífico y obsoleto: la homeopatía.
Recientemente, el Vicerrectorado de Relaciones Universidad y Sociedad de la Universidad de La Laguna (ULL) y la Consejería de Educación y Cultura del Cabildo de Lanzarote publicaron la convocatoria para la presentación de proyectos de cursos de extensión universitaria, para la programación de la Universidad de Verano de Lanzarote 2014. En la convocatoria se hacía constar que se valorarían “positivamente aquellos proyectos de cursos que aborden, de manera específica, los siguientes temas propuestos (…)”. Uno de ellos, sorprendentemente, era “La Homeopatía: recursos, tratamientos y terapias”.
La resolución apuesta por “la inversión en investigación científica y los procedimientos dirigidos a promover y proteger la salud basados en el conocimiento y la evidencia”, y rechaza “aquellos fundamentados en principios esotéricos o mágicos”.
(Noticia publicada originalmente en el diario El País).
"La orden que regulariza los homeopáticos contiene afirmaciones que atacan a la razón científica: medicamentos sin indicación terapéutica y medicamentos que no tienen que demostrar eficacia. Eso no es un medicamento. Queremos desmontar las pseudociencias en medicina", dice Vicente Baos, médico de familia en Collado Villalba (Madrid) y uno de los tres impulsores de una campaña online que pide al Ministerio de Sanidad que no apruebe ningún medicamento sin haber comprobado antes su eficacia. La campaña 'No sin evidencia', o #nosinevidencia en forma de hashtag de la red social Twitter, se ha lanzado esta noche y ya cuenta con la adhesión de 26 de los blogs sanitarios más leídos de Internet.
La madre optó por medicina tradicional para tratar una infección de su hijo de siete años que habría sido fácilmente controlada con antibióticos.
Una mujer de Calgary (Alberta, Canadá) se enfrenta a cargos criminales por la muerte de su hijo de siete años considerada negligente. El niño, Ryan Alexander Lovett, murió el pasado marzo tras sufrir una infección que lo obligó a estar encamado durante diez días.
La evidencia científica es uno de los pilares sobre los que se asienta la medicina moderna. Esto no siempre ha sido así: durante años, se aplicaron tratamientos médicos sin comprobar previamente su eficacia y seguridad. Algunos fueron efectivos, aunque muchos tuvieron resultados desastrosos.
(Artículo publicado originalmente en la bitácora Hasta el amanecer).
El Ministerio de Sanidad ha informado (digamos) sobre una inminente normativa que “regulará los medicamentos homeopáticos para garantizar su calidad y eficacia”. Es realmente complejo enhebrar una frase tan corta y al tiempo sembrada de necedades como esta. Existe, obviamente, la homeopatía, pero no cosas tales como medicamentos homeopáticos. La homeopatía es una seudociencia y sus engañosos productos no pueden considerarse racional ni empíricamente como medicinas. Sin duda por eso, al Ministerio de Sanidad le bastará, según la normativa a punto de aprobarse, que el fabricante del producto homeopático justifique el uso tradicional del mismo. No puede hacer otra cosa, por supuesto, porque es imposible aportar pruebas clínicas de la eficacia o eficiencia de los tratamientos homeopáticos. Lo que significa, llanamente, que el Gobierno dará cobertura legal a una estafa científica que resulta, sin embargo, un negocio fabuloso que mueve miles de millones de euros anualmente en todo el mundo y que, por esa misma razón, cuenta con complicidades crecientes entre médicos fulleros, farmacéuticos ansiosos y empresarios carentes de escrúpulos, sin olvidar, desgraciadamente, a ciertos profesores, colegios profesionales y departamentos universitarios. La legitimación legal de la homeopatía – como su sinuosa penetración en ámbitos universitarios — es una derrota del pensamiento crítico y de la medicina en este país y llega de la mano de un Gobierno cuya titular de Sanidad ya hizo, el pasado verano, un elogio a los “medicamentos alternativos” para abaratar los costes de la atención farmaceútica. A la modernización del nacionalcatolicismo le viene bien el toque chic que significa promover la magufería en el sistema de salud pública.
(Noticia publicada originalmente en El Periódico de Aragón).
La cátedra de homeopatía, que se imparte en la Universidad de Zaragoza desde hace tres años, podría suprimirse el próximo curso. La decisión no está tomada y todo se encuentra a expensas de lo que decida la comisión de seguimiento que regula el funcionamiento del estudio, pero ni siquiera desde la propia institución académica se descarta la supresión.
(Artículo publicado originalmente en El Diario.es)
Se acaba de hacer público un proyecto de orden ministerial que posibilitará el ahorro de millones de euros a distintas multinacionales, cuyo negocio es lucrarse con la falta de información de la ciudadanía mediante vacíos legales. Si uno cuenta esto así, acuden dos pensamientos: primero, que ya está el gobierno haciendo de las suyas, gobernando para los más ricos; segundo, que menuda desvergüenza permitir que haya empresas que se lucren con desgracias ajenas a través de resquicios legales.