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el circo paranormal tes de pequeños electrodomésticos, como por ejemplo planchas, indican que se use solamente agua destilada? Obviamente, porque los minerales y las sustancias que contiene el agua común embotan y corroen el interior del aparato. Y, claro, la siguiente pregunta resulta evidente: ¿qué es más digno de cuidado, nuestro cuerpo o la plancha? Después de esto, no puedo sentirme más avergonzado por haberme reído despiadadamente de la obsesión del general Jack D. Ripper, de Teléfono rojo: volamos hacia Moscú, por mantener puros e intactos sus preciados fluidos corporales. Aunque, bien mirado, su método parece más natural de acuerdo con el espíritu de los tiempos, y en un sitio donde llueve tanto... sale más económico que comprar la maquinilla. B.M. Un enigma ovni inflado ¡Qué cosas! Resulta que fui privilegiado testigo, según Iker Jiménez y Lorenzo Fernández, de uno de los macroavistamientos [de ovnis] de la década y, posiblemente, de los cincuenta años de era ovni en nuestro país y yo sin saberlo. Me enteré de la buena nueva leyendo, en el número de agosto de la revista Enigmas, lo que las manos derecha e izquierda de Jiménez del Oso escribían en su sección 50 años de ovnis en España. Sobra decir que me embargó el gozo: yo también era un elegido de los marcianos. Eso pensé al principio, porque claro, al final, mi gozo acabó en un pozo cuya profundidad es sólo equiparable a la falta de rigor de los escuderos del psiquiatra de lo paranormal. Hace casi cinco años, el 1 de diciembre de 1994, miles de cántabros, vascos y navarros siguieron desde las 17 horas hasta el anochecer las evoluciones de un objeto que, a gran altura, se desplazaba en sentido OesteEste. Fueron numerosísimas las llamadas a la comisarías de Policía y a los medios de comunicación, en los que los periodistas intentaron, contra el reloj, ver qué había de misterioso en el asunto. Al día siguiente, to- ERNESTO J. CARMENA dos los periódicos, citando fuentes diversas, coincidían en que se había tratado de un globo estratosférico. Por mi parte, tuve confirmación directa, y así se publicó, en el diario El Correo el 2 de diciembre, que el ingenio había sido lanzado por el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA). Dado lo avanzado de la tarde, hubo que esperar veinticuatro horas antes de contar con la información concreta sobre el lugar de lanzamiento, el objetivo del mismo, etcétera, que se publicó con pelos y señales en El Correo el 3 de diciembre. Pues bien, ahora vuelven sobre la historia los ufólogos de Enigmas y, en un alarde de profesionalidad, sólo citan la información errónea que pudieron dar otros medios, ignoran la facilitada por el principal diario vasco y afirman falsamente que el 2 de diciembre nadie había dado una explicación y el enigma se extendía por el País Vasco y Cantabria. Sólo a quien no conozca el mundillo de las revistas esotéricas puede sorprender tal desfachatez, tanta manipulación, y que los autores de esta fantasía y otros jóvenes investigadores que hoy desempeñan sus cargos y labores en las revistas nacionales de periodismo de lo insólito argumenten que ese mismo día hubo avistamientos que, en ningún caso, podían tener que ver con el citado globo estratosférico. Conviene recordar que Bruno Cardeñosa, uno de esos investigadores, dedujo la fecha de la segunda venida de Jesucristo tras la estudiar la observación de un bólido en febrero de 1988, y que otro, Josep Guijarro, actual director de Karma.7, habló en su día de un avistamiento masivo ocurrido el 2 de diciembre para referirse al que estamos comentado en estas líneas. Y es que estos profesionales de la pseudociencia ni siquiera saben que el diario de hoy publica lo que ayer fue noticia. ¿Ovni o globo?, se preguntan Iker Jiménez y Lorenzo Fernández en Enigmas. La respuesta es clara: un globo inflado hasta dimensiones cósmicas por quienes han hecho de la creación y el engorde de misterios inexistentes su modus vivendi. Ni más ni menos. L.A.G. el escéptico (Verano 1999) 41