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El Museo de Ciencias de Londres abre sus puertas a la pseudociencia Mario Bunge D eberíamos felicitar al Museo de Ciencias de Londres por preparar una exposición para celebrar el psicoanálisis como tratamiento y como una parte del conocimiento. De hecho, la exposición a la pseudociencia ayuda en gran manera a entender la ciencia genuina, de la misma manera que saber acerca de la tiranía ayuda a conocer la democracia. Durante los últimos tres decenios la psicología científica ha ido desplazando silenciosamente al psicoanálisis (así como al conductismo) en los medios académicos. Pero este último aún se mantiene en la cultura popular, además de como una profesión lucrativa: es la psicología de aquellos que no se han preocupado de estudiar psicología, y la psicoterapia elegida por quienes todavía creen en el poder de la mente inmaterial frente al cuerpo. Confío en que el Museo de Ciencias de Londres mostrará que el psicoanálisis es una ciencia falsa, ya que ni sus seguidores ni sus practicantes hacen lo que sólo los científicos hacen, investigación científica. Cuando el psicoanálisis cumplió 100 años, Susan C. Vaugham y cinco de sus colegas psicoanalistas en Nueva York admitieron y lamentaron este hueco, e intentaron rellenarlo (Vaughan et al. 2000). Anunciaron haber realizado el primer experimento mostrando que la mayor parte de los miembros de un grupo de pacientes habían salido beneficiados de su tratamiento psicoanalítico. Lamentablemente, los autores no incluyeron un grupo de control y no contemplaron la posibilidad de efectos placebo. Por lo tanto, su anuncio aún está sin probar. Sencillamente, aunque los psicoanalistas de todo el mundo están bien organizados, en 110 años no han montado un solo laboratorio de psicoanálisis; no participan en congresos científicos; y no envían sus investigaciones a revistas científicas. Resumiendo, los psicoanalistas son extraños para la comunidad científica - una marginalidad que es típica de la pseudociencia. Esto no significa que las hipótesis del psicoanálisis no hayan sido nunca puestas a prueba. Cierto, son tan vagas, que es muy dificil probarlas; y algunas de ellas, particularmente la teoría de la represión, son irrefutables, según el propio el escéptico 34 Freud admitió. Aún así, la mayor parte de las conjeturas del psicoanálisis que pueden ser sometidas a prueba, lo han sido por psicólogos experimentales y psicólogos sociales, y han sido claramente refutadas (e.g., Crews 1998, Wolf 1995). Por ejemplo, se ha encontrado que la agresividad tiene más de aprendido que de innato; que no existe correlación entre el tipo de personalidad y el proceso de aprendizaje de ir al baño en edades tempranas; que la mayoría de los sueños no tienen contenido erótico; que el complejo de Edipo es un mito; que los niños pequeños no odian a sus padres por que estos quieran practicar sexo con sus madre; que el orgasmo vaginal no existe; que el placer sexual tiene lugar en el cerebro, no en los genitales; y que la raíz de los conflictos sociales no está en las relaciones padre-hijo. Sobre la eficacia terapéutica del psicoanálisis, se sabe bien poco, ya que el psicoanálisis no realiza experimentos clínicos típicos de doble ciego. Tampoco realizan estudios longitudinales (o progresivos). Los psiquiatras tienen información fidedigna sobre la suerte de pacientes provenientes del psicoanálisis, pero se muestran reacios a su publicación debido a que muchos de sus propios pacientes han sido remitidos a sus consultas por psicoanalistas que no sabían que hacer con sus clientes. Este es particularmente el caso de pacientes depresivos y bipolares, algunos de los cuales pueden llegar al suicidio si no son tratados con pastillas antidepresivas - cuya mera existencia es contraria a la creencia antigua, compartida por el psicoanálisis, de que la mente es algo inmaterial. En todos los campos, la psiquiatría biológica ha triunfado finalmente sobre el psicoanálisis, teniendo en cuenta que la primera aún está lejos de haber logrado la madurez tanto en el diagnóstico como en el tratamiento. La alianza formada por la neurociencia y la industria farmacológica han probado ser más útiles que el chamanismo (ver Shorter 1997). Es de esperar que la exhibición del Museo incluya un panel comparando el psicoanálisis con la psicología científica y la psiquiatría. Particularmente, deberían de ser remarcados los siguientes rasgos (ver Bunge y Ardila 1987). 1/ El psicoanálisis es conceptualmente impreciso: ningu- no de sus conceptos clave es una variable en el sentido de la psicología experimental. Por consiguiente, no pueden ser relacionados funcionalmente entre ellos de una manera precisa, por lo que cualquier variación en uno de ellos resultará en una alteración de los otros - lo que dificulta su experimentación. 2/ Los psicoanalistas tienden a considerar sus conjeturas como axiomas incuestionables sin necesidad de ser probados - es por esto que no existen laboratorios de psicoanálisis. Ciertamente, existen discusiones entre ellos y tienen a formar sectas rivales. Pero sus controversias, al igual que sucedía con los estudiosos durante el medievo, son infructuosas: nunca terminan en pruebas experimentales. Una de las consecuencias de tal dogmatismo es que el psicoanálisis se ha mantenido estancado durante más de un siglo - en claro contraste con la psicología científica, que está actualmente prosperando. 3/ El psicoanálisis no le debe nada a la neurociencia ni a la psicología experimental. El mismo Freud (1929, p. 16) demandaba tal independencia. Esta independencia es típica de las pseudociencias, y explica por qué es posible aprender todo sobre el psicoanálisis en unas pocas semanas, mientras que a los aspirantes a investigadores en cualquier ciencia les toma al menos una década hacerlo. 4/ El legado de Freud se reduce a dos ideas: que algunos procesos mentales son inconscientes, y que algunos presentan manifestaciones somáticas. Pero la primera idea no fue algo original y la última sobrevive actualmente de forma muy diferente. De hecho, el inconsciente era conocido por Hume, Tolstoi, Dostoievski, Helmholtz, William James, Pavlov, y otros antes que Freud. Es más, era el tema principal de la obra de Eduard von Hartmann: Philosophie des Unbewusten (Filosofía del Inconsciente), un bestseller en varias lenguas cuando Freud tenía 14 años. No sólo Freud no descubrió el inconsciente, sino que se dedicó a fantasear de manera salvaje con él, en lugar de investigarlo. Afortunadamente, ahora es un tópico en la psicología experimental (Morris et al. 1998). Sobre la medicina psicosomática, ha derivado anecdóticamente en la psiconeuroendocrinoinmunología. Esta síntesis, a la que el psicoanálisis se resiste, es completamente experimental. Además, lejos de implicar el mito de la mente frente a la materia, supone que diferentes componentes del sistema material en cuestión interactúan entre ellos - por ejemplo, que una actitud optimista (una función cortical) ayuda al sistema inmune a enfrentarse a una enfermedad, y la falta de control sobre las propias acciones lo debilitan. (Kemeny 2009). 5/ La filosofía de la mente inherente al psicoanálisis es el dualismo cartesiano de la interacción - la tesis de que mente y cuerpo son substancias separadas pero que interactúan. Tal dualismo es perpendicular al monismo materialista que motiva la neurociencia cognitiva. De acuerdo a esta, los procesos mentales son procesos del cerebro (ver Bunge 2010). Por lo tanto, el voluminoso trabajo de Freud sobre el Seele (alma) dividida entre ego, id y superego, pertenece al mito, no a la ciencia. En resumen, bienvenida sea la exposición sobre psicoanálisis del Museo de Ciencias de Londres, ya que puede mostrar lo que no es ciencia. Y dejarnos pensar que en próximos años el Museo organizará exposiciones sobre otras pseudociencias populares, tales como parapsiconología, homeopatía o diseño inteligente. Traducción de Aitor Pérez Iturri _________________________________________________ Referencias Bunge, Mario. 2010. Matter and Mind. Boston Studies in the Philosophy of Science. Boston: Springer. Bunge, Mario, and Rubén Ardila. 1987. Philosophy of Psychology. New York: Springer-Verlag. Crews, Frederick, ed. 1998. Unauthorized Freud: Doubters Confront a Legend. New York, London: Penguin Books. Freud, Sigmund. 1929. Introductory Lectures on Psychoanalysis, 2nd ed. London: Allen & Unwin. Kemeny, Margaret E. 2209. "Psychobiological responses to social threat: Evolution of a psychological model in psychneuroimmunology". Brain, Behavior, and Immunity 23: 1-9. Morris, J. S., A. öhman, and R. J. Dolan. 1998. "Conscious and unconscious emotional learning in the human amygdala". Nature 393:467-470. Shorter, Edward. 1997. A History of Psychiatry. New York: John Wiley & Sons. Vaughan, Susan C., Randall D. Marshall, Roger A. McKinnon, Roger Vaughan, Lisa Mellman, and Steven P. Roose. 2000. "Can we do psychoanalytic outcome research? A feasibiliy study". International Journal of Psychoanalysis 81: 513-27. Wolf, Arthur P. 1995. Sexual Attraction and Childhood Association. Stanford, CA: Stanford University Press. En 110 años no han montado un solo laboratorio de psicoanálisis; no participan en congresos científicos; y no envían sus investigaciones a revistas científicas 35 el escéptico