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la realidad le importa bien poco lo que pensemos los humanos. Podemos decir que es el sol quien sale o que es la tierra la que gira, pero por más que lo intentemos no podemos parar ese movimiento. Lo curioso del caso es que estas personas, en su vida cotidiana no aplican estos principios. Se despertarán sabiendo que la ducha estará en el mismo sitio que ayer, y que no habrá desaparecido porque alguien se ha olvidado de pensar en ella. Todos aplicamos a diario el método científico, de mejor o peor manera: "La cuestión básica, en mi opinión, es que no existe ninguna diferencia «metafísica» fundamental entre la epistemología de la ciencia y la epistemología de la vida cotidiana. Historiadores, detectives y electricistas --en definitiva, todos los seres humanos-- utilizan los mismos métodos básicos de inducción, deducción y evaluación de los datos que los físicos o los bioquímicos. La ciencia moderna in- tenta llevar a cabo esas operaciones de manera más cuidadosa y sistemática --utilizando controles y ensayos estadísticos, insistiendo en la repetición, etc.--, pero nada más." Por suerte gozamos de más sentido común en el día a día que en nuestras elucubraciones filosóficas. Zenón demostró que el movimiento no existe, pero Diógenes, sencillamente, se levantó y echó a andar. Como dijo Euler, citado en el libro: "Cuando mi cerebro provoca en mi alma la sensación de un árbol o de una casa, yo afirmo, sin dudar, que un árbol o una casa existen realmente fuera de mí, de los cuales conozco la ubicación, el tamaño y otras propiedades. De conformidad, no hay hombre o animal que cuestione esta verdad. Si a un campesino se le metiera en la cabeza concebir una duda tal y dijera, por ejemplo, que no cree que el alguacil existe, aunque lo tuviera delante, lo tomarían por loco, y con razón. Pero cuando un filósofo formula ta- Sobre El mito del cerebro creador Me asombró leer, en el último número de El escéptico, una reseña de El mito del cerebro creador, de Marino Pérez Alvarez. Me asombró por tres razones. La primera es la crítica que hacen a lo que llaman "cerebrocentrismo", como si los procesos cerebrales ocurriesen en todo el cuerpo y, no solamente en el cerebro. (¿Será por esto que la Inquisición quemaba el cuerpo íntegro del hereje que sostenía que el creador es el ser humano y no Dios, en lugar de contentarse con decapitarlo?) La segunda razón es la ausencia de argumentación y, en particular, la ausencia de crítica racional a la neurociencia cognitiva, que es la fase contemporánea de la psicología, como lo sabe quienquiera se moleste en revisar las revistas de psicología científica. La tercera razón es que los comentaristas sostienen que lo que llaman "materialismo filosófico" supera tanto al monismo como al dualismo (psiconeurales). Las historias de la filosofía y de la psicología nos enseñan que, desde el siglo VI a.C., el materialismo filosófico ha sostenido el monismo psiconeural, o sea, la hipótesis de que lo mental es nada más y nada menos que la función específica del cerebro, en particular la creación de ideas nuevas. En resumen, la reseña en cuestión es falsa en el mejor de los casos, confusa en el peor, y en todo caso dogmática. autor de "The Mind-Body Problem" (1980), "Philosophy of Psychology", con R. Ardila (1987) y "Matter and Mind" (2012) Mario Bunge el escéptico 74 primavera-verano 2013