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MONSTRUOS Eduardo Angulo 451 Editores, 2007. 248 páginas. Aquí hay monstruos Desde que el hombre es hombre ha encontrado monstruos en todas partes. Los relatos de viajeros aparecían salpicados de descripciones de bestias extrañas y maravillosas. Ahora que el mundo está totalmente explorado ¿hay lugar para la sorpresa? Pues sí, porque la criptozoología se dedica al estudio de animales desconocidos para la ciencia pero presentes en la mitología y el folclore. No son pocos. Desde el monstruo del lago Ness hasta el Yeti pasando por el chupacabras los mitos se resisten a morir. El autor analiza cada uno de los casos a la luz de la ciencia y saca a flote lo que hay en realidad: nada. Muchas veces se ha visto y fotografiado a Nessie, pero cuando se ha explorado el lago con instrumentos modernos no se ha encontrado ningún animal, mucho menos la pequeña población que sería necesaria para mantenerse en el tiempo. Tampoco hay pruebas de la existencia del Yeti, pero en Estados Unidos mucha gente cree en la existencia del BigFoot, un pariente. Las pruebas son escasas y en muchos casos son fraudes declarados, pero el BigFoot Research Project sigue investigando. Los criptozoólogos no desisten ¿Acaso no se encontró al Celacanto, que se creía extinguido? ¿No se admitió al hombre de Piltdown, que era un fraude? También da respuesta el autor a estas preguntas. En el caso de animales como el Celacanto o el Okapí, su descubrimiento, aunque inesperado, siguió los cauces de la ciencia normal, sin ningún tipo de misterio. En el caso de Piltdown el fraude se mantuvo un tiempo, pero al final se descubrió. Porque el funcionamiento de la ciencia hace que tenga la capacidad de corregirse cuando las pruebas así lo indican. Algo que no pasa en la investigación de animales fabulosos; por muchas pruebas que haya en contra nunca pierden la esperanza. Como dice el autor: ¿Qué necesidad de asombro escondemos que no deja morir una leyenda? Y para que la leyenda perdure, hay que torturar la ciencia y retorcer hasta límites inaguantables el método científico; al final, el método se rompe y la criptozoología se convierte en una pseudociencia. Después de destrozar la metodología de la ciencia tradicional, solo queda un simulacro de ciencia, una verborrea Portada original (Editorial 451) circular y por ello sin fin, un humor amargo, la descalificación del desacuerdo, un sentimiento de persecución sin fin, una meta que nunca se alcanza pues no existe. Lo que más desea un criptozoólogo, y lo que más le repele es el reconocimiento de la ciencia oficial. Si la aceptación llega será porque su ciencia ya no existe, pues se incluiría en la ciencia oficial. Si alguna vez ocurriera, la criptozoología perdería la base principal de su existencia. Pero nunca llega; es su destino, la periferia, siempre la periferia de lo tolerable, bordear la obsesión, a veces rozar la locura. El libro pasa la prueba del algodón escéptico. Los temas están tratados con rigor científico y no se deja ninguna puerta abierta al pensamiento mágico del tipo esto queda sin explicación. El autor es biólogo, conoce el tema, y sabe poner el dedo en la llaga. Con todo, al contrario que en otros libros de divulgación escéptica, no es agresivo; se limita a exponer los hechos y a explicar por qué las pruebas que tenemos de estos animales fabulosos no son suficientes para creer en su existencia. Algo que es de agradecer y que sin duda conseguirá convencer a mucha gente. El único defecto es que los textos que acompañan a las ilustraciones están en un lado en vez de debajo. Queda muy bonito, pero es muy incómodo de leer; tienes que estar girando el libro a cada rato. Dada la escasez de libros con este talante solo podemos felicitar a la editorial 451. Podía haber publicado un libro al uso, lleno de cosas misteriosas pero se ha decantado por la ciencia. Gracias. Juan Pablo Fuentes 77 el escéptico