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Antonio Muñoz Molina, escritor y académico Monto en cólera cuando veo un horóscopo en un periódico "No hay término medio: no se pueden usar antibióticos e ir a una curandera. Ése es uno de los problemas más graves que tenemos", sentencia el autor jienense LUIS ALFONSO GÁMEZ e define como un entusiasta decidido del progreso científico. Antonio Muñoz Molina, un apasionado de las nuevas tecnologías, considera que si a alguien ha beneficiado el desarrollo de la ciencia es a las clases humildes. Una afirmación que el académico y escritor apoya en sus recuerdos infantiles del campo andaluz, con hombres arando la tierra de sol a sol a golpe de azada, sin agua corriente en las casas, sin cocinas de gas, sin lavadoras... Recuerdos que parecen lejanos, pero que están a menos de cuatro décadas de distancia, y que fueron el eje de su magistral conferencia en el I Congreso sobre Comunicación Social de la Ciencia celebrado en Granada a finales de marzo. -Usted es un hombre culto. ¿Entiende siempre a su médico cuando le explica las cosas? -No. Hay un problema en nuestra cultura europea, que detectó C.P. Snow hace mucho tiempo y al que dio el nombre ya clásico de las dos culturas, la separación entre la cultura científica y la que se llama humanística. Curiosamente, se considera que alguien es culto cuando tiene cultura humanística, pero no le hace falta tenerla científica. Eso hace que muchas personas de cultura humanística tengamos una falta de conocimiento científico realmente bochornosa. -Hay mucho culto que dice: ¡A mí que me importa la ciencia!. -Eso tiene que ver con el desprecio elitista hacia la ciencia. El intelectual literario siempre ha considerado que aquello que estaba fuera de su ámbito era menos importante y ha tenido una tendencia al desprecio de lo científico, a mirar la ciencia como una amenaza, el progreso como destrucción. Eso se da ahora mucho, por ejemplo, en las reacciones apocalípticas frente a las nuevas tecnologías, cuando alguien dice que éstas van a acabar con el libro, que el ordenador es malo para la literatura. Todo eso es mentira. Ese reflejo oscurantista es muy frecuente en las personas de cul50 (Primavera 1999) el escéptico S En todas partes, el progreso científico y tecnológico ha beneficiado la difusión de la cultura tura literaria y a mí me produce mucha desazón. -Sin embargo, usted es un literato que ha hecho fe pública de su apuesta por la tecnología, por Internet. -Es que es evidente. No se trata tanto de que uno elija ciertas cosas como de mirar lo que tiene alrededor. Tú ves que, en todas partes, el progreso científico y tecnológico ha beneficiado la difusión de la cultura. Hace treinta años, en mi pueblo, conseguir un libro determinado era muy difícil; ahora, vas a un quiosco y encuentras las obras maestras a tu disposición por cuatro duros. Eso ha venido facilitado únicamente por el progreso científico y tecnológico. -Y uno tiene al alcance de la mano Internet, un inmenso archivo de textos. -Dicen que las nuevas tecnologías van a acabar con la palabra, pero la red es el reino de la palabra. Otra cosa son las palabras que haya ahí. Pero yo creo que si miramos históricamente, se puede sacar la conclusión de que el desarrollo científico casi siempre ha sido rechazado por las elites privilegiadas y aceptado con entusiasmo por los pobres. -Porque les mejora más la vida, ¿no? -En mi sociedad, en el mundo en el que yo viví mi niñez, el progreso científico cambió la vida para mejor en la inmensa mayoría de los casos. Fue un cambio tremendo y simple que la persona bien criada, que había nacido con privilegios, no percibió, pero los pobres sí. Al que se había criado en la biblioteca de sus padres, el progreso tecnológico le dijo menos que al que estaba cavando la tierra y de pronto vino un aparato que cavaba. A la mujer que tenía una criada, no le afectaba la lavadora; pero, para la señora que se dejaba las manos en la pila, fue un invento maravilloso. -Y, sin embargo, esas mismas personas que usan lavadoras o viajan en avión sienten miedo o desconfianza hacia la ciencia. -Es un reflejo habitual. Y luego hay una cosa de la que yo creo que son cómplices las autoridades y los medios, que es la can- cha que se le da al oscurantismo y a la pseudociencia. Yo siempre monto en cólera cuando veo un periódico con un horóscopo. -Pues estará encolerizado permanentemente, porque no hay periódico sin horóscopo. -Me parece vergonzoso. Comprendo que un periódico amarillo publique horóscopos, pero que un periódico serio lo haga me parece vergonzoso. Y me parece todavía peor en medios de comunicación públicos, que en televisiones públicas haya brujos, adivinos, sanadores... -¿Qué siente al saber que un político como Joaquín Almunia cree en el horóscopo? -Si eso es verdad... ponsabilidad personal. -Con la astrología, por ejemplo, responsabilizas de todo a las estrellas. -Es la gran industria de la irresponsabilidad.Echarle la culpa a otro, que puede ser el que te ha echado el mal de ojo, el Gobierno central, que conspira continuamente contra ti... -¿Por qué se apoya toda esta industria del engaño desde las televisiones públicas? -Porque yo creo que les interesan más súbditos que ciudadanos, gente ignorante y dócil que pueda creerse los anuncios... -¿Que, por ejemplo, no cuestione al político y le pida cuentas de sus incumplimientos? Cortesía del Parque de las Ciencias de Granada. Muñoz Molina durante su conferencia en el I Congreso sobre Comunicación Social de la Ciencia. A la izquierda, el catedrático de Física Teórica y divulgador científico Cayetano López. -Lo ha dicho recientemente en un entrevista. -Entonces, no me merece ningún crédito. Y lo digo así de claro. No hay término medio: no se pueden usar antibióticos e ir a una curandera. Ése es uno de los problemas más graves que tenemos ahora. -Un problema que tiene su origen en la incultura. -Hay una incultura muy grave: la de aquéllos que pueden ser cultos y prefieren ejercer la incultura. -¿Por intereses crematísticos...? -O por pereza, o por lo que sea. La pseudociencia es más consoladora. La ciencia, contra lo que esta gente piensa, no te da certezas. La ciencia te da preguntas, te da inquietudes, te hace pensar. La vida surge a partir de azares, de determinaciones genéticas, de circunstancias históricas difíciles. Y eso es muy difícil de aceptar. Otra cosa mucho más difícil de aceptar es la res- -Sí, y también por falta de honradez intelectual, por pereza. -¿Hay alguna manera de frenar el avance de la pseudociencia? -Con una labor educativa, de perfeccionamiento de las capacidades de uno para descubrir su sitio en el mundo, enseñar hábitos de pensamiento. La educación científica nos tiene que dar unos conocimientos básicos, pero sobre todo una actitud de racionalidad, de sospecha, de poner en duda las cosas. -¿Antonio Muñoz Molina se lanzó por vocación al mundo literario o fue víctima de profesores que enseñaban la ciencia de mala manera? -Las letras son más fáciles que las ciencias. Digámoslo claro. Efectivamente, no se enseñaba bien, pero hay una parte de irresponsabilidad personal. También tuve excelentes profesores de latín y fui un gaznápiro. Y ahora me arrepiento de no saber latín. el escéptico (Primavera 1999) 51