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MUNDO ESCÉPTICO
´ VECINOS FISICOS ´ E IDEOLOGICOS
te, pues tengo justo delante de mí revistas también de las más diversas procedencias (Nueva Zelanda, Texas, Italia e India, por citar sólo unos ejemplos más o menos distantes) que también utilizan primordialmente el correo ordinario como medio de trasmisión de información. Y teniendo todos estos ejemplares delante, también se me ocurre que me siento mucho más unido a las personas que escriben y reciben estas revistas, que a muchos de los individuos que viven cerca de mi domicilio, incluso en mi misma escalera; que aun siendo éstos mis vecinos físicos, aquéllos son mis vecinos ideológicos, y con quienes me gustaría progresar y colaborar en la difusión del conocimiento. Esta sección trata precisamente de ofrecer un fugaz repaso a algunos de los contenidos de estas revistas y publicaciones, y puedo comprobar, con insatisfacción, que muchas de ellas van dando vueltas a los mismos temas, recurrentemente, quizá con distintos protagonistas, datos o fechas. Artículos como "¿qué es la ciencia?", "confesiones de un investigador psíquico", "una guía crítica a las medicinas alternativas", "el efecto placebo", "El hombre polilla y los platillos volantes", sólo por poner ejemplos que seguro podemos reconocer, aparecen asiduamente. Probablemente algunos de estos artículos aporten un punto de vista interesante o novedoso sobre el tema. Si es así, parece una lástima que el resto de los vecinos ideológicos no podamos gozarlos. Si no es así, parece un lastimoso derroche de esfuerzo. Esto suele suceder incluso en distintos números de la misma revista, que muestra cómo las predicciones de tal o cual adivino (en concreto) no se han visto cumplidas, por ejemplo. Supongo que la presión por editar un número determinado de ejemplares periódicos por personas voluntariosas que no se dedican a jornada completa obliga en alguna de estas revistas de unas pocas páginas a publicar contenidos válidos y rigurosos, aunque los mismos se parezcan como dos gotas de agua a otros publicados poco antes. Todo esto supone demasiado esfuerzo de muchísi-
Este mundo que habitamos se ha vuelto mucho más pequeño, y nos resulta (y probablemente cada vez lo será más) mucho más fácil identificar a aquéllos con quienes queremos (o nos gustaría) convivir y estar en comunicación más o menos frecuente. Antes, no hace mucho, sólo podíamos tener un trato continuado con nuestros vecinos físicos, aquéllos a quienes el azar había puesto en nuestra proximidad. Internet facilita la formación de comunidades de personas con intereses específicos afines, y posibilita una comunicación fluida y la trasmisión de conocimiento entre personas, como pasa por ejemplo en ARP- SAPC gracias a su lista de correo, que está formada por individuos ubicados en muy diversas partes del globo. Sin embargo, y a pesar de la utilidad evidente y la comodidad que supone Internet, y a pesar de que muchos de nosotros somos usuarios frecuentes de la red, seguimos imprimiendo revistas ¡en papel! que enviamos ¡por correo postal! (sí, sí, con sellito y todo). ¿Será tan sólo una cuestión de hábito cultural? ¿Por qué leemos con más agrado (las estadísticas así lo demuestran) una revista impresa y encuadernada con dos grapas que una impresión doméstica (eso sí, generalmente a una sola cara) y grapada por una esquinita? Sea por lo que sea, lo que os puedo asegurar es que esto no sucede aquí solamenMICROSOFT
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mas personas en tiempo y dinero destinado a un público absolutamente cautivo y entregado, ya que estas revistas acaban siendo, en general, "consumidas" únicamente por los propios socios o simpatizantes de las organizaciones escépticas, a los que les llega por suscripción directa, por lo que no se suele cumplir uno de los principales objetivos que figura, seguro, en los estatutos de las respectivas entidades, y que consiste, nada más y nada menos, que en la difusión del espíritu crítico y la cultura entre el público en general. Aunque hemos avanzado mucho y podemos jugar a prever por dónde irán los tiros, aún nos queda un largo camino por recorrer en este trayecto, en el que quizá podamos alguna vez plantearnos evitar ese derroche de tiempo, imaginación, dinero e ideas en tantas iniciativas, muchas de ellas de escaso alcance, y embarcarnos en un proyecto de cooperación global con nuestros vecinos ideológicos, con el fin de optimizar nuestros recursos (que dejarían probablemente de ser escasos) y realmente poder emprender acciones que pudieran abarcar un mayor número de personas, y así poder incrementar nuestro "vecindario". é
Sergio López Borgoñoz
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