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DE OCA A OCA
AHORA ES DEMASIADO TARDE, PRINCESA
Acabo de leer que el presidente de Estados Unidos ha conseguido una moratoria de cinco años a la investigación sobre clonación de células humanas con fines terapéuticos. ¡Cinco años! Pienso que el principio de precaución es bueno cuando hay algún posible peligro aunque sea remoto. Soy de los que piensan que la seguridad absoluta no existe y que si queremos avanzar tenemos que asumir algún riesgo; pero debe ser un riesgo medido, un riesgo precavido. Sin embargo no entiendo cuál es el peligro de investigar con clones de células humanas para fines terapéuticos. ¿Qué puede ocurrir si me quitan una célula de la piel y con ella intentan fabricar un hígado que sea compatible conmigo? ¿O unas células Beta de Langerhans para curarme la diabetes? ¿Cuál es el peligro misterioso y oculto detrás de estas prácticas? No lo sé. No lo entiendo. Ayer, estaba viajando y en el autobús me sorprendieron con una película de Schwarzenegger titulada The 6th day. En ella se hablaba --mal, por supuesto-- de la clonación de órganos. En una manifestación, los anticlonación decían que había que prohibir la obtención de órganos pues era el primer paso para clonar seres humanos. ¿Es ésa la clave? ¿Es eso lo que piensa el Sr. Bush? ¿Por eso hay que prohibirlo o esperar durante cinco años? ¿Qué tiene que ver el intento éticamente irreprochable de conseguir un órgano con fabricar un ser humano1? ¿Tenemos que prohibir la investigación de todo pues alguna vez se podrá utilizar mal? ¿Prohibiremos la fabricación de bisturíes pues con ellos se puede asesinar?... No sé, no sé. Pero la cosa tiene un tufillo a fundamentalismo bíblico... Mientras tanto, hay millones de diabéticos que van empeorando; tienen que cortarles miembros, se quedan ciegos... y casi con seguridad se podrían curar si se lograran obtener las células que producen la insulina. Miles
de personas que necesitan un trasplante de un órgano: corazón, pulmones, hígado, riñón... mueren porque no encuentran donante y aunque lo consigan, deberán estar con medicación toda la vida para evitar el rechazo; todo ello se podría evitar con órganos clonados... Pero hay que esperar cinco años. Cinco años, ¿Para qué? ¿De qué peligro nos estamos protegiendo? Para muchos enfermos, cuando por fin se autorice la clonación de células humanas con fines terapéuticos ya habrán muerto, o habrán perdido miembros, o estarán paralíticos... Cuando por fin lo autoricen, ellos cantarán con Sabina aquello de "Ahora es demasiado tarde, princesa", o mejor dicho: "ahora es demasiado tarde, Sr. Bush". é
Félix Ares de Blas
NOTA 1.- En este trabajo eludo intencionadamente el tema de si clonar un ser humano es ético o no, pues ahora no se trata de eso, sino de clonar células humanas.
verano 2002
el escéptico
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COREL