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El regreso de los visionarios
JULIO ARRIETA
En 1931, unos niños afirmaron haber visto a la Virgen María en una campa de un pueblo guipuzcoano que entonces se llamaba Ezquioga. La noticia generó un movimiento religioso-político que muchos vieron como un ataque reaccionario contra el laicismo republicano recién instaurado. A los primeros videntes siguieron otros y los mensajes celestiales se politizaron. Mientras, las multitudes se congregaban en ese campo que vio nacer un santuario improvisado, con intenciones de convertirse en un templo análogo a los de Fátima o La Salette. Las apariciones, que se sucedieron durante todo ese año, fueron perseguidas por los poderes políticos y condenadas por la Iglesia. En 2002, un grupo de devotos se reúne todos los meses en esa misma campa, en el mismo pueblo, que ahora se llama Ezkio-Itsaso. Hoy, en pleno siglo XXI, una vidente ha recogido el testigo de aquellos niños y sigue transmitiendo mensajes que afirma recibir de la Virgen. Las multitudes se han transformado en un grupo reducido pero fiel, aunque las intenciones de crear una versión guipuzcoana de Lourdes permanecen firmes. Ya se han levantado los planos de un pequeño templo y el ayuntamiento está dispuesto a permitir la obra si los habitantes del municipio están de acuerdo. Mientras, la Iglesia sigue considerando que las apariciones originales, y por tanto las de ahora, no son legítimas.
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La campa de Anduaga, justo detrás de la casa consistorial de Ezkio-Itsaso, donde siempre han tenido lugar las reuniones de los `visionarios', en un día de culto.
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Ezkio-Itsaso está formado por dos núcleos de población, Ezkio e Itsaso (este segundo en la imagen) y se ubica en el centro de la comarca del Goierri (Guipúzcoa). Limita con los municipios de Beasain, Ormaiztegi, Gabiria, Azpeitia y Zumárraga.
mado por caseríos dispersos entre pinares y colinas con toda la gama de verdes. El lugar cuenta con varios atractivos turísticos, además del paisaje, como el caserío Igartubeiti, del siglo XVI, que acoge una exposición etnográfica, o la iglesia de San Miguel, del siglo XV. La memoria histórica suele ser débil y, con un poco de ayuda, es fácil olvidar hechos que en otra época abrieron portadas de periódicos y fueron tema de discusión parlamentaria. Ezkio-Itsaso es objeto de uno de esos olvidos históricos. Nadie recuerda que, para miles de creyentes, aquí se apareció la Virgen durante la II República y predijo toda suerte de catástrofes, causando tal conmoción que obligó a tomar cartas en el asunto a las autoridades civiles y religiosas. Ezkio-Itsaso, entonces Ezquioga, pudo haber acabado siendo un Lourdes o una Fátima. El fenómeno fue perseguido y, con el tiempo, abandonado en el laberinto de la memoria. El periodista Jesús Torbado ha escrito que en EzkioItsaso existe un cierto tabú que ha protegido con una armadura de silencio el asunto de las apariciones. La apreciación no es del todo cierta: en el ayuntamiento, en la página web, en el bar del pueblo, el visitante curioso recibirá todo tipo de indicaciones sobre el lugar de las visiones y le confirmarán que, todavía hoy, allí se reúnen los devotos. Y allí Se ha escrito que en Ezkio-Itsaso existe un dicen seguir recibiendo mensajes de la Virgen. cierto tabú que ha protegido con una armadura
Sólo los antropólogos y estudiosos de la religiosidad popular recordaban lo sucedido en Ezquioga. Aún menos eran los que sabían que un grupo de devotos ha mantenido vivo un culto doméstico, que había sobrevivido en la clandestinidad, dedicado a la Virgen aparecida en 1931. Los fieles actuales ya no se cuentan por miles, ni salen en los periódicos, ni son objeto de persecución o destierro. De hecho, si se pregunta en los pueblos de los alrededores, como Zumárraga o Urretxu, es muy difícil encontrarse con alguna persona que sepa lo que ocurre los segundos domingos de cada mes en la campa de Anduaga, justo detrás de la casa consistorial de Ezkio-Itsaso. La película Visionarios, dirigida por Manuel Gutiérrez Aragón, que narra de forma no muy fiel a la historia lo ocurrido aquí en tiempos de la II República, no ha servido para despertar el recuerdo. Aquellos lugareños que la han visto se han sentido decepcionados, sobre todo porque fue rodada en Lekunberri y los paisajes recogidos en el film no son reconocibles. El filme no ha conseguido que la campa de las apariciones vuelva a recibir multitudes y el fenómeno sigue siendo ignorado por casi todo el mundo. Si alguien tuviera que señalar en un mapa un lugar que reflejase a la perfección el arquetipo de la Euskadi rural, Ezkio-Itsaso podría ser el sitio perfecto. Situado casi en el centro geográfico de Guipúzcoa, este disperso municipio que reúne varios barrios en torno a dos núcleos importantes --Ezkio e Itsaso--, es un apacible lugar for-
El filme sobre Ezquioga de Gutiérrez Aragón no ha conseguido que la campa de las apariciones vuelva a recibir multitudes y el fenómeno sigue siendo ignorado por casi todo el mundo
de silencio el asunto de las apariciones. La apreciación no es del todo cierta: en el ayuntamiento, en la página web, en el bar del pueblo, el visitante curioso recibirá todo tipo de indicaciones sobre el lugar de las visiones y le confirmarán que, todavía hoy, allí se reúnen los devotos
ANDUAGA La casa consistorial de Ezkio-Itsaso es un feo edificio moderno, funcional, que más parece un bloque de apartamentos que un ayuntamiento. Situada a pie de la carretera que une Zumárraga con Beasain, sólo la ikurriña y el cartel de `euskal presoak euskal herrira' indican su naturaleza y la orientación política de
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Cartel indicando los días de `función'.
sus gestores. Justo detrás del consistorio está la campa de Anduaga, que ofrece el aspecto de un pinar talado no hace demasiado tiempo. Un camino serpenteante asciende desde el aparcamiento hasta una gran cruz que señala el lugar donde ocurrieron los acontecimientos de 1931. Apenas un centenar de metros separan el sitio del Salón de Plenos del ayuntamiento. La cruz se levanta sobre un muro, cimientos abortados de lo que iba a ser una iglesia. Crucifijos, estampas e imágenes de la Virgen entre las que destaca una, muy llamativa, de estilo ortodoxo, decoran la pared. Hay una fuente e improvisados bancos de madera. Una litografía muestra a la Virgen tal como afirmaron haberla contemplado los videntes en tiempo de la II República, con un manto negro y un puñal en el pecho. Un cartel avisa a los visitantes desinformados de que "todos los segundos domingos de mes habrá función a las 3'30 h". El texto está escrito sólo en castellano, lo que resulta llamativo en una zona en la que el uso del euskara es mayoritario.
En cualquier día que no sea el indicado en el aviso, el lugar ofrece un aspecto frío y desolado, aunque el visitante observador puede apreciar los indicios de la presencia regular de los devotos: flores recientes y velas encendidas. El cuadro cambia al llegar el día y la hora indicados. Los fieles aparecen con una puntualidad admirable y aparcan sus vehículos junto al ayuntamiento. Los asistentes no son muy numerosos, quizá unas treinta personas. La mayoría son matrimonios de edad avanzada que se saludan y charlan en euskara. En pocos minutos el grupo se ha reunido frente a la cruz y se organiza la liturgia de todos los meses: se rezarán tres rosarios y, si el tiempo acompaña, habrá un via crucis. A veces aparece algún curioso o algún visitante ocasional. Las cámaras fotográficas no son bienvenidas. Un fotógrafo que ha acudido al lugar movido por la curiosidad es amonestado por uno de los asistentes: "Aquí no se admiten cámaras, esto es un acto religioso privado que no se debe fotografiar para evitar malas interpretaciones". El tono del aviso es cortante y deja claro que el asunto de las fotografías no está sujeto a negociación. El primer rosario transcurre en un tono de devoción absoluta, seguido por los presentes que rezan en euskara, y en algún caso, incluso en latín. Nada ocurre hasta llegar al cuarto misterio del segundo rosario. En ese momento, la mujer que dirige la oración cae fulminada. Poco antes, otras dos señoras se han situado a sus flancos, en el lugar idóneo para recogerla en su caída. La mujer desmayada es recostada en el suelo mojado por la lluvia, sobre el regazo de una cuarta persona que coloca el micrófono de una grabadora en la solapa de aquélla. Los asistentes no reaccionan con sorpresa. Todo indica que el desmayo forma parte habitual de la `función'. Todos se acercan con calma y rodean a la vidente en un ambiente que, en todo caso, desprende cierto aire de rutina. A la primera grabadora le hacen compañía tres o cuatro más que han surgido de los anoraks de algunos asistentes. Los menos preparados se disponen a tomar notas con papel y bolígrafo. Todo el mundo está listo para el mensaje.
Vista del aspecto actual del lugar donde se apareció la Virgen y donde algunos dicen que se continúa apareciendo actualmente.
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"Vendrán a reírse de vosotros --empieza a musitar la mujer entre ahogos, con vocecilla casi inaudible-- pero no os preocupéis, todos aquellos incrédulos que vengan aquí volverán convertidos a sus casas". El discurso es una llamada a la fidelidad y al ánimo de los devotos de la Virgen de Ezquioga. No hay vaticinios de catástrofes ni grandes profecías. La mujer sigue susurrando: "Dios es juez de cielos y tierra, y juzgará". El mensaje es difícil de seguir a causa del bajo tono de voz y el continuo tráfico de la carretera, situada a poca distancia, colina abajo. La mujer habla despacio, en castellano, vocalizando bien las palabras: "Vendrán a destruir este lugar pero no lo conseguirán", muy al contrario "aquí tendréis siempre un refugio, pequeños míos". El trance concluye con una bendición a los asistentes y una nueva exhortación: "Rezad por los que no creen en Dios porque sin Dios no hay nada". Al acabar el mensaje, que a diferencia del resto del acto ha sido en castellano, la vidente se incorpora y prosigue el rosario interrumpido. Los demás asistentes vuelven a sus posiciones y continúan orando como si nada hubiera pasado. Un tercer rosario sigue al del intermedio místico y da paso a un via crucis. Casi la mitad de los fieles ya han tenido suficiente y abandonan discretamente el lugar. Los más devotos continúan con su liturgia particular cuando ya está anocheciendo. LA CUIDADORA El caso de Vicenta Larrañaga roza el entusiasmo. Ella es una de las mujeres que recogen a la vidente en su caída, durante las visiones. Como ella dice, "si es por la Virgen, lo que sea". Esta vergaresa de 71 años lleva veintidós dedicándose a cuidar el pequeño santuario de Anduaga y a mantener vivo el culto a la Virgen que se apareció entonces y que, siempre según ella, se aparece ahora. Cuando todo ocurrió, antes de la guerra, era una recién nacida, así que no conoció Ezquioga hasta que el gran revuelo había pasado. Vicenta Larrañaga fue introducida en el culto ezquiogano mucho más adelante, en 1975, de la mano de un hombre llamado Luis Irurzun. Larrañaga es el elemento más activo del grupo que se convoca en Anduaga, del que detalla los proyectos más
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Detalle de la cruz en el lugar en que apareció la Virgen.
inmediatos: "Queremos fundar una asociación dedicada a la Virgen de Ezquioga y a San Miguel. Por ahora nos reunimos los segundos domingos del mes, a veces hasta sesenta personas. Rezamos el rosario y recibimos los mensajes a través de Nelia Salazar, la vidente. Viene gente de San Sebastián, Irún... de muchos sitios, aunque en el 31 venían muchos más, incluso desde Barcelona". Esta voluntariosa mujer fue la encargada de colocar la placa que indica el día y la hora de las funciones religiosas en Anduaga. Según cuenta, la mismísima María se lo pidió en un mensaje a través de la vidente. Ella no ha recibido directamente ninguno, aunque comenta que ha Vicenta Larrañaga no ha recibido visto a la Virgen en sueños: "Es una sendirectamente ningún mensaje de la Virgen, sación muy bonita, es como soñar que vuelas", comenta con ingenuidad. aunque comenta que la ha visto en sueños: La construcción de una capilla tam"Es una sensación muy bonita, es como soñar bién está entre las prioridades de Vicenta Larrañaga: "la Virgen pidió que la que vuelas", comenta con ingenuidad
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El lugar de culto, mientras era visitado por el autor y un acompañante para sacar estas fotos.
da a que le pregunten por su peculiar actividad y, según dice, sabe que "los periodistas van a ridiculizar". Aún así, colecciona los recortes de los artículos que hablan de las apariciones y en algún caso no le ha hecho ascos a la televisión, pues participó en un programa de ETB presentado por Patricia Gaztañaga. Nelia Salazar está dispuesta a contar su historia, levantáramos aquí, el sitio es el mismo donde apareció por primera vez". Sobre el sentido de las revelaciones pues así se lo ha pedido la Virgen: "Que se haga mucha que transmite su amiga, Larrañaga afirma convencida propaganda de Ezquioga", aunque eso le pueda costar que "la idea principal es que sin Dios hay poca cosa, no un disgusto. De hecho, una entrevista publicada en un hay nada. Los mensajes no son de castigo, son de con- periódico le valió un encontronazo con su párroco: "Vino suelo. La Virgen pide que recemos mucho, porque la de muy malos modos, al salir de misa, preguntando que gente ya no reza. Es un mensaje de misericordia y per- quién era Nelia Salazar y a ver qué era eso que hacíadón. Invita a orar". Sobre la actitud de la Iglesia, la cui- mos allí arriba, yo le dije que rezar el rosario, él decía dadora del santuario es bastante optimista: "La Virgen que su madre también rezaba el rosario pero que no sapredijo en 1931 que la Iglesia admitiría estas aparicio- lía en el periódico". La vidente no recuerda con precisión cuántos años nes cien años después de la primera visión. Yo ya no lo veré, pero ocurrirá, lo verán los jóvenes, entonces esto lleva recibiendo visiones. Duda y comenta que pueden ser quince o más. Pero sí recuerda cómo empezó todo, será como Lourdes". De la legión de videntes que tuvo Ezquioga en tiem- y todo empezó en Umbe, el equivalente vizcaíno de Ezpos de la República sólo sobrevive una mujer, Antonia quioga. En este monte cercano a Bilbao, en 1941 una Etxezarreta. De edad muy avanzada, vive apartada de la mujer llamada Felisa Sistiaga afirmó ver a la Virgen Mahistoria de la que formó parte y arropada por sus fami- ría en su casa. La visión volvió en 1969 generando un liares. La vidente actual recogió el testigo que muchos culto que ha corrido mejor suerte que el de Ezquioga, devotos mantuvieron en la clandestinidad tras la perse- como así lo atestigua la correspondiente página web o las numerosas visitas que recibe el lugar. El santuario de cución que tuvo lugar a partir de 1936. la Virgen de Umbe es el destino de autobuses repletos de peregrinos que rezan en la casa transformada en caLA VIDENTE Se llama Nelia Salazar, aunque los devotos se dirigen a pilla, un caminito por el que, según Felisa Sistiaga, paella como `Neli'. Es una mujer mayor, menuda, con ga- seó la Virgen y un pozo que da agua supuestamente mifas de marcos gruesos. Como casi todos los seguidores lagrosa. Fue en ese pozo donde Nelia Salazar tuvo su primera de la Virgen de Ezquioga, no es del propio pueblo, sino que viene desde Placencia-Soraluze. Está acostumbra- visión. Hasta entonces, afirma que vivía en el descreimiento y no sentía la más mínima atracción por la figura de Santa María. Pero en una de estas excursiones vio a la Virgen Nelia, la vidente, asegura comprender a los junto al pozo. A esta primera visión suescépticos y sabe que muchos la pueden tildar de cedieron otras, que tenían lugar en una ermita de Esozia, en Placencia-Soraluze, loca. Comenta que más de una vez le han dicho a la que empezó a acudir para rezar el roque debería visitar a un psicólogo. Sin embargo, su sario. Según cuenta, tenía visiones de la convicción es firme: "¿A qué psicólogos voy a ir? campa de Anduaga: "Yo cerraba los ojos y veía lo que es Ezquioga, pero como no Las pruebas que se me han dado son suficientes había estado no sabía lo que era. No veía para mí, comprendo que haya quien no crea, yo el pueblo, veía el lugar de las apariciones. tampoco creería si no viera lo que he visto" Luego conocí a Vicenta Larrañaga, que es
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la cuidadora del santuario y me convenció para que la acompañara a una de las reuniones que organizaba". Cuando llegó al lugar, lo reconoció como el objeto de sus visiones. A partir de ese momento se convirtió en la vidente de Ezquioga. Nelia Salazar asegura comprender a los escépticos y sabe que muchos la pueden tildar de loca. Comenta que más de una vez le han dicho que debería visitar a un psicólogo. Sin embargo, su convicción es firme: "¿A qué psicólogos voy a ir? Las pruebas que se me han dado son suficientes para mí, comprendo que haya quien no crea, yo tampoco creería si no viera lo que he visto". Prefiere hablar del mensaje que se le transmite. Es necesario creer en Dios, rezar y sobre todo, es imprescindible construir un oratorio, un "refugio" en el lugar de las apariciones. Hasta que ese deseo expreso de la Virgen María no se cumpla, no habrá paz en el mundo y, sobre todo, no la habrá en Euskadi. A la vidente no le preocupan las reticencias de la Iglesia. De hecho, a diferencia de su amiga Vicenta Larrañaga, no es nada optimista sobre un futuro reconocimiento de estas apariciones. Conoce la historia de lo ocurrido durante los años treinta y está convencida de que si en su día la jerarquía rechazó el fenómeno, ello se debió a la existencia de intereses creados: "No querían nada que desmereciese santuarios como los de Aranzazu o Loiola. Hoy también hay sacerdotes que nos admiten y otros no, el rifirrafe de siempre". La recepción de los supuestos mensajes celestiales que vive Nelia Salazar carece del folklore aparicionista al uso, tal como puede observarse en lugares como El Escorial o El Higuerón. La mujer no muestra estigmas, ni convulsiones. Sus visiones carecen de detalles barrocos y ella elude las descripciones de lo que afirma ver: "No se puede explicar el aspecto que tiene la Virgen, hay que verla. Y la ha visto mucha gente pero muchos se callan de vergüenza, porque te toman por loco. Pero ella nos va uniendo, nos une a todos los locos. La visión es indescriptible, los ojos de Jesús, que a veces también se aparece, es que no se pueden expresar, te dice todo, es amor, es piedad, es comprensión, es que es todo". El momento en el que transmite el mensaje es descrito como una posesión celestial, la vidente siente que alguien penetra en su cuerpo y habla por su boca. En cuanto a los mensajes, su contenido dista mucho de los abundantes textos apocalípticos que se recogieron en 1931. Entonces, según los creyentes, la Dolorosa predijo la llegada de la Guerra Civil. Nelia Salazar cree a pies juntillas que así fue. Ahora no se predicen catástrofes, aunque a veces las visiones le dan indicios de lo que está ocurriendo: "Ella profetizó la Guerra Civil, y aquí tampoco va a haber paz mientras no se cons-
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Página web de Ezkio-Itsaso.
truya el refugio. No anuncia castigos, pero también da a entender cosas, como que habrá un virus que no conocerán los médicos. O esto de las vacas locas, nos lo dijo dos o tres años antes de que ocurriera, aunque ella no se refiere a estas cosas directamente, no utiliza expresiones como vacas locas". Los mensajes son siempre en castellano, aunque Nelia Salazar no tiene un porqué para esto. Simplemente comenta que los de las visiones originales también lo eran, así como los que recibía Felisa Sistiaga en Umbe, a pesar de que, como comenta, aquella vidente tenía un conocimiento muy limitado de esta lengua. Nelia Salazar no tiene ningún reparo en comentar su experiencia, pero se vuelve muy reservada a la hora de hablar del grupo de devotos que recogen sus mensajes, prefiere no dar nombres. Tampoco le gusta hablar de dinero. "No quiero saber nada de dinero. Esto no es un negocio ni un fraude, como esas apariciones del Higuerón. Aquí, dinero, nada, yo digo que no quiero saber nada. Aquí ni dinero, ni cofradías, ni historias..." EL ALCALDE Si en Ezkio-Itsaso existe un tabú sobre lo que ocurre en Anduaga, no afecta al alcalde del lugar. Iñaki Idiakez, de Batasuna, es el primer edil del municipio. Accesible y directo, explica la situación de la campa y su punto de vista sobre su futuro. "El terreno era de propiedad privada hasta que la Diputación se hizo con él y nos lo cedió. Se decidió acondicionar el lugar, los accesos, y convertirlo en un pequeño parque botánico". Sobre el pasado del sitio y sobre los devotos actuales, Idiakez opina que "es algo que no se debe ocultar. Si se aparecía la Virgen o no es una cuestión de las creencias de cada uno, que cada cual crea lo que quiera. Ahora está este pequeño grupo que viene los domingos". El alcalde comenta que Vicenta Larrañaga pasa a menudo por el ayuntamiento: "Quieren construir una especie de capilla, aunque el pueblo no ha decidido qué hacer todavía... La opinión generalizada es que en Ezkio-Itsaso ya hay muchas igle-
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El alcalde se muestra crítico con la película Visionarios: "Todos los que la vieron dijeron que no contaba la historia tal como fue"
sias y siempre están vacías", comenta con cierta ironía. Por contra, el alcalde se muestra crítico con la película Visionarios, que fue presentada en la pasada edición del Festival de Cine de San Sebastián: "Todos los que la vieron dijeron que no contaba la historia tal como fue. La película se inventa que los del pueblo mataron al maestro republicano y eso no es cierto". El ayuntamiento
estuvo contemplando la posibilidad de publicar un escrito de protesta, "pero al final se decidió dejarlo correr, no merecía la pena". Mientras el consistorio que preside Idiakez debate y considera si procede autorizar la construcción del oratorio, Vicenta Larrañaga, Nelia Salazar y los suyos continúan con las reuniones de todos los meses. Entretanto, los camioneros y conductores que circulan por la carretera siguen preguntándose qué es esa gran cruz que se vislumbra en lo alto de la campa, escondida detrás del ayuntamiento de Ezkio-Itsaso, camino de Beasain. é
EN EL PRINCIPIO... FUE LA II REPÚBLICA
J. A. Todo empezó el 30 de junio de 1931. La II República española acababa de instaurarse y ni siquiera contaba tres meses de edad. Esa tarde, ya de anochecida, Andrés y Antonia Bereciartúa, de 7 y 11 años respectivamente, conducían unas vacas al establo, campa abajo. Según su relato, al llegar al pie de la colina Antonia se giró para observar con sorpresa una extraña luz que se encontraba entre los cuatro árboles que coronaban la ladera. Sobre la luz, la niña quiso adivinar la silueta de la Virgen. Su hermano Andrés también afirmaría haberla visto. La descripción se ajustaba a la ortodoxia en estos casos: una mujer hermosa y triste, cubierta con un velo blanco y coronada de estrellas. La visión desapareció después de saludar a los niños. Los dos hermanos contaron lo sucedido en casa. La noticia saltó de caserío en caserío hasta llegar a la capital, donde fue recogida por un diario. Los periódicos de San Sebastián cubrieron el hecho y en pocos días Ezkio, entonces Ezquioga, se convirtió en asunto de moda, a razón de dos reseñas diarias por periódico. En cuestión de semanas, la campa donde tuvo lugar la primera visión fue invadida por más de 60.000 devotos, curiosos y periodistas. Los hermanos Bereciartúa se vieron pronto acompañados por otros videntes, que llegaron a sumar más de 200 supuestos destinatarios de comunicaciones celestiales. No hay ningún otro caso igual en toda la historia del aparicionismo. De entre todos, destacaron por su locuacidad Evarista Galdós, Benita Aguirre, Jesús Elcoro --un obrero de Bilbao--, Ramona Olázabal, Aurelio Cabezón --fotógrafo, de San Sebastián-- y Dolores Ayestarán. Muchos de ellos se convirtieron al furor visionario después de una visita ocasional a la campa de Anduaga. De entre todos despuntó Francisco Goikoetxea, `Patxiku Saindu', un carpintero de Ataun de veinticuatro años, que ascendía al lugar de las visiones escolta-
do siempre por activistas de Acción Católica. Otros videntes fueron patrocinados por aristócratas, como la vasco-andaluza Carmen Medina Garvey, que los acercaban en coche al lugar de las visiones. Pronto aparecieron los directores espirituales que `orientaban' a los visionarios, a los que la prensa progresista tachaba de pobres desequilibrados. Entre ellos destacaba un cura ultramontano llamado Antonio Amundaráin. Al mes de iniciarse el fenómeno llegaron las excursiones organizadas y las visitas de ilustres, como el obispo de Barcelona, Manuel Irurita, al que se puede ver de paisano en varias fotografías del momento. Se comentaba que muchos políticos acudían al lugar de incógnito. Un fotógrafo, Joaquín Sicart, montó su estudio a los pies de la campa y se convirtió en el `fotógrafo oficial', dedicándose a vender postales y reportajes de encargo. El clérigo valenciano Amado de Cristo Burguera se autonombró director religioso de las apariciones y publicó una Historia divina universal, inconclusa --en diez tomos--, sobre los milagros de Ezquioga. La obra acabaría censurada y sus ejemplares quemados cuando llegó la persecución y la condena eclesiástica. Los árboles sobre los que flotó la primera visión fueron desbrozados por los coleccionistas de reliquias y la campa arrasada por la multitud, de tal forma que Walter Starkie, un hispanista y viajero irlandés que visitó el lugar, la comparó con el aspecto de los campos de batalla de la I Guerra Mundial. Pronto se construyó un estrado, una especie de plataforma de madera sobre la que los visionarios pudieran escenificar sus éxtasis. Los videntes caían de rodillas o de espaldas, brazos en cruz y los ojos en blanco. Hubo quien mostró estigmas con las heridas de la Pasión. Se dieron por primera vez actos y actitudes que luego se repetirían en otros lugares aparicionistas: los videntes acercaban medallas o rosarios a la invisible Virgen para que los bendijera o los besara. A cambio, recibían flores invisibles de manos de su visión.
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Andrés y Antonia Bereciartúa.
EL FIN DEL MUNDO La advocación, el aspecto del personaje aparecido, variaba. La mayor parte de las veces era la Dolorosa, con manto blanco y negro. Pero en otras ocasiones se trataba de la Inmaculada, o la Virgen de Lourdes, o la vecina Virgen de Aránzazu. Los contenidos de los mensajes eran terribles. La Dolorosa no hacía más que vaticinar castigos y catástrofes. En 1932, Evarista Galdós, una de las visionarias más prolíficas, recibió una revelación que auguraba el fin del mundo para 1958. Pero antes se anunciaba una guerra que iba a enfrentar a católicos con no creyentes y se pedía por la salvación de España, perdida en la impiedad del laicismo republicano. Las visiones insistían en que se construyera un templo en el lugar. Enseguida se montó una especie de templete de madera al que siguieron los cimientos y el muro que se observa todavía hoy, brotes de lo que quiso ser una basílica. Las apariciones eran nocturnas en un principio, aunque algunos videntes no tuvieron dificultad en alterar el programa para facilitar la labor de los fotógrafos y del padre Laburu, un jesuita que filmaba las escenas en cinematógrafo para estudiar el fenómeno por encargo de la diócesis. Así lo hizo Evarista Galdós, que ajustó el horario de sus contactos celestiales para favorecer la iluminación de la escena, siendo imitada meses después por Benita Aguirre. Muchos grupos de creyentes acudían desde Cataluña. Buena parte de ellos se agrupaban en torno al industrial Rafael García Cascón. Pronto `adoptaron' y patrocinaron a los videntes María Recalde, Benita Aguirre y José Garmendia, apodado `Belmonte' porque obsequiaba a la Virgen con rumbosos pases toreros, lo que era muy agradecido por la numerosa concurrencia. Este patrocinio hizo que en los mensajes transmitidos a través de estos visionarios la Virgen mostrara una predilección especial por Cataluña. De hecho `Belmonte' fue recibido por Francesc Macià, presidente de la Generalitat, para el que había conseguido un exclusivo comunicado celestial. Las visiones se extendieron y, en un efecto dominó, florecieron los videntes en Bakaiku, Irurzun, Lekunberri, Ormáiztegui y Zumárraga. Se les aparecía la Virgen, pero también San Miguel, Santa Teresa, el niño Jesús y, en ocasiones, el mismísimo Diablo con intenciones de sabotaje. Walter Starkie, el irlandés que visitó Ezquioga en el momento de mayor furor, describió así el lugar: "Había una extraordinaria concentración de gente. Vi toda clase de tipos, había jóvenes y viejos, feos y hermosos, aristócratas y campesinos, ricos y pobres. Vi un buen contingente de inválidos; cerca de mí había un paralítico que
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había sido transportado a los pies de la colina por sus parientes que ahora ayudaban al pobre hombre a ascender el camino que había intentado subir a tientas. Había un ejército de ciegos, con largos palos en sus manos". PERSECUCIÓN Y CONDENA Múgica Urrestarazu, obispo de Vitoria, diócesis de la que entonces dependía la Iglesia guipuzcoana, rechazó las visiones porque observó que los videntes estaban controlados por intereses políticos o eran unos desequilibrados. Por su parte el gobernador civil republicano, Pedro del Pozo, consiguió que buena parte de los iluminados pasara por el juzgado. La fiesta iba a concluir con una persecución, tanto civil como eclesiástica. El 20 de abril de 1932, el jesuita padre Laburu dio una conferencia para más de un millar de sacerdotes en el Seminario de Vitoria, en la que calificaba a los videntes como enfermos mentales. El obispo Múgica emprendió una serie de medidas con el fin de desactivar el fenómeno. El 10 de junio de 1933 se prohibió la construcción de la basílica, cuyas obras ya se habían iniciado. En septiembre llegó la condena eclesiástica en la que Múgica subrayaba `la ausencia de factor sobrenatural'. Se conminó a los videntes a dejar sus actividades so pena de excomunión. A finales de año el Santo Oficio pronuncia la condena definitiva. Hubo detenciones, destierros e ingresos en manicomios. La República persiguió a los visionarios para ser sustituida en su papel represor por Franco, que no fue menos severo. A partir de 1941 el culto de la Dolorosa de Ezquioga entró en la clandestinidad y ha sobrevivido hasta hoy en capillas y reuniones privadas. é
BAROJA Y EZQUIOGA En una entrevista de Francisco Lucientes a Pío Baroja (en la imagen), aparecida en el diario El Sol, de 11 de noviembre de 1931, el periodista le preguntó al escritor si había ido a Ezquioga, a lo que D. Pío contestó que "No,... Quería ir; pero no pude a última hora. Yo ya les he dicho que lo que aparece en Ezquioga es un diablillo vasco o varios diablillos... Podría ser aquella Mari que se aparecía en la Peña de Amboto... El obispo de Vitoria piensa como yo, y ha quitado a las apariciones importancia. Pero lo maravilloso en el sentido práctico que tienen mis paisanos. ¡Eso está muy bien! Se va allí, se reza el rosario, se dejan los cuartos... y ¡adelante! A eso de Ezquioga le digo yo el aprovechamiento de las fuerzas vivas... La Diputación recauda miles de pesetas diarias, los `taxis' se enriquecen... Da gusto el sentido comercial de los vascos; les quitan el juego, pues a sustituirlo. Un verano es Asuero, otro Ezquioga...". (Redacción)
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