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podría pensar que la ministra de trabajo implorase ayuda a la virgen del Rocío o que el ministro del interior pida la intercesión de Santa Teresa? ¿Y qué me dicen del Ayuntamiento de Córdoba, el cual elimina parte del carnaval en periodo de Cuaresma? ¿O el de Cádiz, que ha prohibido el nudismo en sus playas?... Tan solo falta que en las radios se ponga tan solo música clásica y en los cines y televisiones tostones sobre romanos y narraciones bíblicas para sentirme como en las Semanas Santas franquistas. Me dan ganas de ir a «matar judíos4» con los amigos, como se hacía en algunos sitios durante el franquismo. Hoy más que nunca son necesarios actos como el «Seminario Galileo Galilei: primeras actividades de reflexión sobre la laicidad», organizado por la universidad de Granada y del que nos hablan dos de sus responsables. La libertad tiene un precio. Yo puedo creer que unas hierbas me curan de un cáncer pero esas creencias pueden llevarme a la muerte, como ocurrió con el famoso Steve Jobs de Apple, tal como cuenta la crónica de «Los problemas sociales de las pseudociencias», que se impartió en un curso de verano de la Universidad de Alicante. La libertad cambia la ubicación de la responsabilidad. Sin libertad, la responsabilidad es de otros. Con libertad, la responsabilidad es nuestra. Eso muchas veces asusta, pues como no hay un dogma ni sacerdotes o gurús que nos guíen, debemos aprender para poder tomar decisiones correctas. El título del libro de Erich Frömm Miedo a la libertad es sugerente. El título, no hablo del libro. Debemos aprender a perder el miedo a la libertad. En ese sentido la divulgación es importantísima. Hasta el punto de que, sin divulgación científica, es casi imposible que haya una auténtica democracia en el siglo XXI. ¿Cómo podemos votar sobre el modelo energético si no tenemos ni idea de lo que es la energía? ¿Cómo podemos votar sobre el aborto si no sabemos lo que es un ser vivo? ¿Cómo podemos votar sobre transgénicos si no sabemos lo que son los genes? ¿Cómo podemos decir que es mejor ser vegetariano «porque no quiero comer seres vivos5»? Aprender en la era de internet nos obliga a ser capaces de discernir el trigo de la paja en un universo lleno casi exclusivamente de paja. En el curso «Els Juliols», que se celebró en la Universidad de Barcelona, entre otras cosas, se analizaron artículos de periódico para ver cómo habían tratado ciertos temas científicos y ver cómo deberían haberlo hecho. Unas pequeñas herramientas para aprender a navegar por el mar de la super-información. Esa super-información nos obliga a navegar por los procelosos mares de los estafadores de todo género que acechan entre las olas. Un caldo de cultivo para las estafas son las pseudociencias. En el curso de verano de la Universidad de Castilla La Mancha, celebrado en Albacete, con el tema de «Escepticismo y pensamiento crítico» se habló de estos temas y se dijo que, si se trata de defender un beneficio económico, todas las pseudociencias son estafas. Subrayo todas. primavera 2014 Me parece una excelente iniciativa y una excelente «regla del pulgar6»: si hay beneficio económico en una pseudociencia [casi con seguridad que] se trata de una estafa. Estos casos de los que he hablado no son más que unos pocos de los muchos que ha habido en España. Por suerte, el espíritu crítico es más fuerte que nunca. En las universidades españolas se ha aprovechado el verano para defenderlo. Es una gran noticia. El escepticismo ha salido del armario y se está desparramando desde la universidad a los demás ámbitos de la sociedad. Es lamentable que la universidad haya tardado tanto; debería haberlo hecho hace muchos años. Ante una presidenta de la Comunidad de Castilla la Mancha con peineta rogándole a la virgen que nos saque del atolladero económico, que en un curso de verano de su universidad se hable de «escepticismo y pensamiento crítico» es otra escaramuza ganada. Creo que no es exagerado decir que este verano, a base de ganar muchas escaramuzas, hemos ganado una batalla al oscurantismo. Ojalá esté equivocado y no vayamos de victoria en victoria hacia la derrota final. 1- Evans, Bergen. Historia Natural del Disparate. Compañía General Fabril Editora. Buenos Aires, 1962 2- Pérez Fernández, Ismael. El Diseño Inteligente. Colección ¡Vaya Timo! Editorial Laetoli. Pamplona 2014. 3- Entre los que dudan de la irracionalidad de Punset está el magnífico investigador y divulgador Pere Estupinya. Personas como él, listas, bien preparadas y que traguen con las ruedas de molino de Punset me descolocan. 4- En mi época, durante la dictadura franquista, en León, ir a «matar judíos» era juntarse un grupo de amigos e ir de bar en bar tomando un vino tinto. Cada vino era un judío muerto. Ni que decir tiene que en aquellos momentos yo no era consciente del tono anti-judío de estos actos. A todos nos habían enseñado que los judíos eran malos pues habían matado a nuestro dios, un tal Jesucristo. Los judíos eran malos y los «moros» y también todo aquel que no aceptase el pensamiento unificado franquista, que hunde sus raíces en la intolerancia de los «Reyes Católicos». La clave es «intolerancia» 5- ¿Las lechugas y tomates no son seres vivos? 6- cervezascaseras.com.mx/wordpress/la-regla-del-pulgar/ 17 el escéptico