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Editorial AÑO DE DARWIN Y DE LA ASTRONOMÍA
Félix Ares de Blas
C
omo todos sabéis éste es el año de Darwin, de la astronomía y de algunas cosas más, como por ejemplo del gorila.
Este número de El Escéptico lo hemos querido dedicar a los dos primeros. Para hablar de la «Evolución» contamos con la muy estimada colaboración de Carlos Chordá que nos habla de «Evolución y su experiencia en el aula». De astronomía estricta no tenemos nada, pero de sus «aledaños», como son las astrobiología y de la llegada del ser humano a la Luna, sí que tenemos cosas muy interesantes. Saúl Blanco Lanza nos habla de «SETI desde la astrobiología: Tres problemas fundamentales» y en la reseña de libros publicados destacamos el de nuestro compañero Eugenio Manuel Fernández Aguilar titulado «La conspiración Lunar, ¡Vaya Timo!». De este último libro quisiera resaltar que para nuestra asociación ha representado una gran presencia mediática; me atrevería a decir, sin tener datos objetivos en la mano, que de todos los libros de la colección ¡Vaya Timo! es el que más repercusión mediática ha tenido. Y su autor siempre que ha podido nos ha dado a conocer. ¡Gracias Eugenio! También contamos con una excelente relación de las últimas conferencias que ha dado nuestro socio de honor Mario Bunge en España en las que nos hace reflexionar, entre otras cosas, sobre Dawkins y el gen egoísta y sobre la pseudociencia de algunos economistas. También quiero señalar el trabajo de Juan Sánchez Ferrer tratando de poner un poco de orden en la epistemología del Cambio Climático. Sin duda es un trabajo que ha sido muy duro de escribir pues no se trata de los lugares comunes y tópicos trillados de los que todos ya estamos un poco hartos. No es para leer en la cama a punto de dormirse, hay que leerlo con mucha atención. Hablando del principio de selección de natural de Dawin/Wallace quisiera señalar que acabo de llegar de Berlín, donde he estado en el campo de concentración (o mejor dicho, de exterminio) de Sachsenhausen en Oranienburgo. Allí a uno no le queda más remedio que pensar en qué fue lo que llevo a un país culto como era Alemania a aquella barbaridad. Me consta que para muchos estadounidenses la culpable fue la «Evolución de
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Imagen del campo de concentración de Sachsenhausen tomada en 1940. (Archivo) Darwin». Y claro, aunque no lo comparto, puedo entender el asco y la prevención que tienen a dicha «teoría». Entiéndaseme bien, no estoy diciendo que ese grupo de estadounidenses lleve razón, lo que digo es que su error, al atribuir a Darwin la razón del nazismo, no me extraña su prevención. Hay más reflexiones que me hice allí, en aquellos barracones grises, mientras el viento soplaba y arrastraba hierbas de un lado para otro; hoy cargamos las tintas contra los alemanes, pero en el resto de los países occidentales también estaban muy imbuidos de ideas del mismo estilo. Y no hablo sólo del «contubernio judeo masónico» de Franco, hablo de perlas como ésta: «Si militan en el marxismo de preferencia psicópatas antisociales, como es nuestra idea, la segregación total de estos sujetos desde la infancia, podría liberar a la sociedad de plaga tan terrible». Antonio Vallejo-Nájera La locura de la guerra. Psicopatología de la guerra española De ahí a los campos de concentración de Sachsenhausen hay una frontera muy tenue. Y no insisto con más ejemplos, por desgracia hay miles. Los creacionistas y los partidarios del «Diseño (designio) Inteligente» usan y abusan de la idea de que esas aberraciones son producto del darvinismo. Nosotros lo tenemos claro, «la supervivencia del más fuerte», que es una de las bases que dan origen al nazismo,
poco o nada tienen que ver con la selección natural. Es una tergiversación de Herbert Spencer. La frase es de Spencer, no de Darwin. La ciencia ha demostrado que todos los humanos somos una sola especie y que somos muy similares, mucho más que los chimpancés o los gorilas. La ciencia ha probado que el altruismo, la colaboración, la ayuda mutua, la protección de los débiles,... son formas de supervivencia. Quien más ha hecho por eliminar el racismo ha sido la ciencia, la ciencia de la evolución, no los creacionistas. Pero todo eso ya lo sabéis. El nazismo era claramente una pseudociencia. Barbaridades arropadas de un ropaje que pretendía ser científico aunque no lo era. Barbaridades que atribuían a Darwin lo que éste nunca dijo y a la selección natural lo que nunca ha sido. Hay una cosa que me ha dejado sorprendido y es la valentía con la que los alemanes afrontan sus errores. No los ocultan, los hacen públicos. Llevan a las últimas consecuencias aquello que ya dijera Jorge Santayana en 1800 y pico, y «el preso de Hiltler» en Sachsenhausen, Martin Niemöller, y después Churchill: «El que no conoce la historia está condenado a repetirla». Me ha sorprendido Berlin; sin duda una de las ciudades más tolerantes del mundo. De Sachsenhausen han pasado a una gran tolerancia. Admirable cambio. Y siguiendo con la misma reflexión, ¿cuándo haremos en España un museo para mostrar las injusticias que cometimos con los judíos o con los de religión islámica? ¿Para cuándo un museo con las barbaridades que la Inquisición hizo en España? Y hablando de Inquisición: ¿Para cuándo un museo vaticano dedicado a las barbaridades que hizo la Inquisición?
Hablando de Inquisición y Galileo, ya que estamos en el año de la astronomía. Me molestó solemnemente el «perdón» de la Iglesia en el que se seguía diciendo que no había obrado del todo mal pues Galileo no tenía pruebas. A mi lo que me molesta es que se exijan pruebas. En mi opinión las dio con creces, pero ese no es el tema. Si Galileo hubiera estado totalmente equivocado tenía derecho a hacerlo y la Iglesia tendría que pedir perdón por ello. Por haber perseguido las ideas. Y que los protestantes no se froten las manos, ¿cuántas veces tendrán que pedir perdón por quemar en la hoguera a personajes como Servet? Quiero acabar con un poema de Nietmöeller, erróneamente atribuido a Bertolt Brecht: Cuando los nazis vinieron a buscar a los comunistas, guardé silencio, porque yo no era comunista, "Cuando los nazis vinieron..."
[He cortado parte el poema para ir al final]
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas, guardé silencio, porque yo no era socialdemócrata, Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas, no protesté, porque yo no era sindicalista, Cuando vinieron a buscar a los judíos, no protesté, porque yo no era judío, Cuando vinieron a buscarme, no había nadie más que pudiera protestar.
La Inquisición Española vista por Francisco de Goya. (Archivo)
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