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Artículo LOS ILUMINADOS, O EL VIVO VIVE DEL BOBO Arnaldo González Arias E l 4 de noviembre de 1949 el checo Karel Drbal solicitó la patente de un método para recuperar el filo de las cuchillas de afeitar en la Oficina de Patentes e Invenciones de su país. Su método consistía en colocarlas el mayor tiempo posible en el interior de una pirámide hueca, hecha de material aislante, de dimensiones preferiblemente proporcionales a la gran pirámide de Keops. La patente le fue concedida diez años después. La supuesta «teoría» en que basaba su solicitud --según se lee en el documento-- es que la pirámide concentra en su interior el campo magnético terrestre, quien es realmente el responsable de afilar la cuchilla (¿?). Esta idea «novedosa», al caer en las manos de otros, saltó prontamente de las cuchillas a diferentes objetos inanimados y finalmente a las personas. Y hoy en día es posible encontrar sujetos que afirman que las pirámides pueden curar desde la artritis hasta las cardiopatías... que sirven para restaurar baterías, para que la comida no se descomponga, para energizar el agua... En fin, el total desbordamiento de la imaginación; Scheherazade no lo habría hecho mejor. El procedimiento habitual a seguir por estos nuevos aprendices de brujo es el siguiente: ¿Le duelen las muelas? Pues métase debajo de una pirámide a ver si se le quita el dolor. Así de simple. tienen una característica común; nunca niegan totalmente el conocimiento anterior, sino que lo enriquecen y lo adaptan a la nueva realidad --siempre de acuerdo a la experiencia y a la evidencia experimental generalizada--. Esto último es fundamental. Hoy día se considera que cualquier resultado científico se acercará más a la realidad en la medida en que diferentes investigadores, de diferentes centros de todo el planeta, sean capaces de obtener respuestas similares ante un determinado problema. No es un asunto de opiniones, sino de mostrar pruebas contundentes que convenzan al resto de los que se interesan en el tema --lo que usualmente no resulta nada fácil; a veces las «broncas» científicas son fenomenales--. Así, lo usual es que un nuevo conocimiento se alcance por etapas, mediante diversas aportaciones y la confrontación de resultados en publicaciones y congresos científicos, hasta que lo novedoso termina por consolidarse. Este proceso tiene lugar continuamente en universidades y centros de investigación bajo la forma de publicaciones científicas y tesis de maestría o doctorado. La publicación de artículos en revistas internacionales especializadas, de libre acceso a graduados y no graduados de cualquier país, garantiza que el intercambio sea universal. Allí, los resultados de cualquier investigación se someten a la crítica de árbitros con experiencia en el tema considerado. Su función es la de aceptar o rechazar el artículo según la credibilidad de lo que se exponga, o proponer al autor modificaciones previas a la publicación. Los árbitros evitan la publicación de repeticiones innecesarias, e impiden que diferencias de criterio se conviertan en un interminable dime-que-tediré de descalificaciones personales o de opiniones con escaso fundamento. Cuando el artículo sale finalmente a la luz, cualquier otra persona puede expresar sus criterios a favor o en contra, enviando su propio artículo a la misma revista, o a otra de similar especialidad. El proceso de crítica y confrontación también tiene lugar en los congresos científicos, pero como en los congresos no hay árbitros, aquí siempre es recomendable mantener El procedimiento habitual a seguir por estos nuevos aprendices de brujo es el siguiente: ¿Le duelen las muelas? Pues métase debajo de una pirámide a ver si se le quita el dolor. Así de simple". En realidad, el desarrollo de la ciencia y los conocimientos científicos no ocurre a través de la «iluminación» de algunos elegidos, sino que usualmente sigue un camino complejo y a veces un tanto tortuoso. Verdades aceptadas por todos de pronto dejan de serlo al detectarse algún fenómeno hasta ese momento desconocido. Unas veces los cambios son importantes, otras no tanto. Pero todos el escéptico cierta precaución; no es muy raro encontrar que alguna ponencia supuestamente científica en realidad no lo sea. También existen los congresos «científicos» que de ciencia no tienen nada, fáciles de reconocer porque las referencias a tesis y publicaciones arbitradas brillan por su ausencia o aparecen fuera de contexto. Estas son, de forma aproximada y muy resumida, las reglas actuales del juego para el desarrollo del conocimiento científico. Algo muy diferente tiene lugar cuando aparece algún «iluminado» como Drbal, Libros como éstos publicitan las virtudes de las pirámides para resolver problemas de alegando haber «descubierto» salud. (Revista Futuros). --usualmente sacándoselo de la manga-- un nuevo principio, método o terapia. Han de la solicitud del checo Drbal, no es posible encontrar existido muchos «iluminados»; aún los hay, y de seguro un sólo artículo en alguna revista internacional que de fe del restablecimiento del filo de las cuchillas. Y por los habrá en el futuro. mucho que Vd. busque, tampoco aparecen evidencias acerca de cualquier otra de las virtudes atribuidas a las Una patente no es garantía de avales pirámides por los posteriores «iluminados». Sin embargo, científicos. Cualquiera puede obtener una, evidencias científicas que nieguen esas virtudes sí que desde un abrelatas hasta un método para las hay(1,2) explorar el sistema solar, sin presentar previamente resultados experimentales o teóricos". Es necesario aclarar que poseer una patente no es garantía de avales científicos. Cualquiera puede obtener los derechos de patente acerca de casi cualquier cosa que se le ocurra, desde un abrelatas hasta un método para explorar el sistema solar, sin presentar previamente resultados experimentales o teóricos. Basta con describir lo que se desea proteger como creación propia, y ya está. Hay miles y miles de expedientes acumulando polvo en las oficinas de patentes que nunca fueron ni serán utilizados. ¿Y las pruebas científicas acerca de las virtudes piramidales? Pues resulta que, después de casi 60 años También es posible encontrar «vivos», habituados a vivir de los bobos, que saben aprovecharse muy bien de situaciones como ésta. Venden camas y viviendas "piramidales", organizan excursiones a Egipto y, desde luego, se disgustan monumentalmente, llegando hasta la ofensa, cuando alguien se cuestiona los supuestos poderes de las pirámides bajo bases científicas, --«¡...ño, que me malogran el negocio!--». Ver, por ejemplo, la web alicantina www.piramicasa.com. Ningún médico español se ha prestado a dar sus avales para ese «negocito»; algunos de nuestro patio latino, sí. Y lamentablemente, aún quedan por ahí muchos bobos y bobas (¿o serán «vivos»!) que quizás por desconocimiento, quizás por conveniencia, prefieren la cómoda e ilusoria vía que ofrecen los «iluminados» al complejo y tortuoso --pero real y veraz-- camino de la ciencia. 1) "Ausencia de `efecto piramidal' sobre cardiomicitos aislados de rata" por J. Álvarez González, J. Álvarez Collazo, R. Souto, Y. Santos, L. Galán y C. Díaz, Rev. Cub. Inv. Biomédicas, 26, 3 2007 2) "Una valoración experimental de la energía piramidal. Implicaciones para la práctica médica", por P. L. Hernández, A. Perera y A. Ulloa, Revista de Medicina General Integral, 2007 (en vías de publicación). (Ambos artículos se pueden revisar en www. fisica.uh.cu/rationalis/index.htm). el escéptico