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El nuevo escepticismo: un movimiento mundial Debemos continuar suministrando explicaciones serias para las afirmaciones paranormales; y, cualesquiera sean nuestras conclusiones, divulgarlas y hacer que el gran público las conozca PAUL KURTZ U n nuevo movimiento escéptico surgió con la fundación del Comité para la Investigación Científica de los Supuestos Hechos Paranormales (CSICOP) en 1976. Este movimiento está creciendo en la actualidad en todo el mundo, proporcionando un muy necesario antídoto contra la persistencia de lo irracional, lo paranormal y los sistemas de creencias ocultistas. Por eso, desde el CSICOP, damos la bienvenida a la nueva revista de los escépticos españoles como una parte importante de este movimiento. Archivo ARP Paul Kurtz durante la conferencia de apertura del VIII Congreso Escéptico Europeo, celebrado en La Coruña en septiembre de 1997. El escepticismo es una antiguo concepto filosófico y científico cuyos orígenes se remontan a Grecia y Roma. Sexto Empírico, Pirro, Carnéades y otros fomentaron el punto de vista escéptico en el antiguo mundo grecorromano. El escepticismo se eclip50 (Junio 1998) el escéptico só en la Europa cristiana durante más de mil años, pero revivió en la época moderna cuando pensadores tan distintos como Descartes, Montaigne, Bayle y Hume empezaron a propugnarlo. Es más, en gran medida, el resurgir del escepticismo moderno condujo al desarrollo de la revolución científica del siglo XVI. El saber científico avanzó rápidamente cuando hombres y mujeres se liberaron del dominio ciego de la autoridad, la fe, la tradición, la revelación, el misticismo, y recurrieron a las pruebas inductivas y a la experimentación para probar hipótesis, y a la lógica deductiva y a las matemáticas para elaborar teorías más completas. Se pueden diferenciar, al menos, tres clases de escepticismo: el primero, en su forma extrema, es negativo y nihilista. Ha tenido defensores tanto clásicos como modernos. Mantiene que no se puede alcanzar ningún conocimiento; y esto lo aplica no sólo a teorías científicas y filosóficas, sino a cualquier clase de principio moral o político. Este tipo de escepticismo no es fiable. Una persona no puede esperar funcionar en el mundo si se encuentra en un estado de absoluta duda e indecisión. Una segunda clase de escepticismo, que surgió en tiempos antiguos y que se concretó en el mundo moderno, fue descrita por David Hume como escepticismo atenuado. Propone que necesitamos formular creencias sobre las bases de acuerdo con las cuales funcionamos en el mundo; aunque todavía subyace en él un escepticismo persistente con respecto a la fiabilidad del conocimiento. Sin embargo, a inicios del siglo XX, aparece en el ámbito filosófico una tercera clase de escepticismo. Charles Peirce y los pragmatistas norteamericanos sostienen que la duda escéptica es una de las fases de todo proceso de investigación, pero que se puede superar cuando las hipótesis se comprueban con suficientes pruebas y razones que las justifiquen. Éste es un escepticismo positivo y constructivo; se limita a las realidades concretas sometidas a investigación. Los científicos saben que sus hipótesis son falibles y que, con el tiempo, pueden ser modificadas por estudios y teorías futuras. No obstante, la ciencia da por cierta la idea de que, con esfuerzos constantes, es posible alcanzar un grado de conocimiento fiable. El movimiento escéptico contemporáneo surgió con el nacimiento del CSICOP. El escepticismo que propugna está en conexión con el del tercer tipo antes mencionado, que podemos calificar de nuevo escepticismo [Kurtz, 1992]. Éste considera que el progreso de la ciencia es el resultado de la aplicación continua del método científico y que el escepticismo es una parte intrínseca de todo proceso de investigación. Permítanme decir algo sobre las razones por las que decidimos crear un movimiento de estas características. Durante mucho tiempo, había sido un crítico de las afirmaciones paranormales (y sobrenaturales) que no pudieran ser respaldadas con pruebas. Y me asombraba de que, incluso aunque hubieran sido refutadas, la mayoría de dichas afirmaciones continuaban disfrutando de un amplio respaldo popular. Además, los medios de comunicación se hacían eco de las afirmaciones paranormales, porque veían que les reportaban buenos beneficios. Uri Geller, Jeane Dixon y otros disfrutaban de muchos partidarios incondicionales. A pesar del hecho de que la investigación científica había examinado sus afirmaciones y las había rechazado por la falta de pruebas. La astrología es un buen ejemplo de lo que estoy hablando, ya que ha sido rebatida por astrónomos, físicos, estadísticos, psicólogos y otros científicos. No hay ninguna base empírica para los horóscopos o la astrología de los signos solares; su cosmología se fundamenta en el desacreditado sistema tolemaico; además, se pueden comprobar sus predicciones y pronósticos, y el resultado es invariablemente negativo. Aún así, sólo una minoría del público está al tanto de estas críticas y, de hecho, con frecuencia, se confunde astronomía con astrología. Con esto en mente, y con la ayuda de Bart Bok, un conocido astrónomo, y Lawrence Jerome, un escritor científico, ayudé a redactar y hacer público un manifiesto: Objeciones a la astrología. El texto, de 1975, fue suscrito por 186 destacados científicos, incluyendo 19 premios Nobel. Y atrajo inmediatamente la atención en todo el mundo, particularmente después que The New York Times publicó un reportaje sobre el tema en su primera página. Me pareció que el éxito de tal esfuerzo y la buena acogida que habida tenido, especialmente dentro de la propia comunidad científica, exigía una respuesta más organizada por parte de sectores académicos y científicos. Así que decidí crear una nueva coalición compuesta de científicos, escépticos, filósofos, ilusionistas y otros. Invité a bastantes críticos de lo paranormal a una conferencia pública en Amherst, Nueva York, con el fin de estudiar la idea de poner los cimientos de una oposición organizada contra el claro aumento de la creencia en lo paranormal. La relación de participantes incluyó a varios críticos bien conocidos por la opinión pública: Martin Gardner, Milbourne Christopher, Marcello Truzzi, Ray Hyman, James Randi y otros. También invité a varios filósofos y científicos distinguidos, como Ernest Nagel, Sidney Hook y W.V. Quine, para que refrendaran la resolución que había redactado. La conferencia se celebró en Amherst, en el nuevo campus de la Universidad de Nueva York en Buffalo. Por aquel entonces, yo dirigía la revista The Humanist, una de las importantes publicaciones críticas de la religión. En la sesión fundacional del CSICOP, en mi discurso de apertura -La postura científica contra la anticiencia y la pseudociencia-, defendí que en la historia de la civilización el conflicto entre religión y ciencia venía ya de antiguo, pero que actualmente, y debido al aumento de las afirmaciones pseudocientíficas y paranor- No tendríamos que dar por sentado que se podrá vencer el pensamiento irracional sencillamente porque la nuestra es una sociedad científico-tecnológica avanzada males, había surgido un nuevo desafío para la ciencia. La manifiesta creencia popular en exorcismos,1 nuevas brujas y satanismo era sintomática de la anunciada conciencia de Acuario. Los medios de comunicación también presentaban como ciertos, y por lo general sin testimonios discordantes, los informes sobre la fotografía Kirlian, las maravillas de la percepción extrasensorial (PES) y la psicoquinesis, los avistamientos de ovnis, el triángulo de las Bermudas, el Bigfoot, los Chariots of the gods de Erich von Däniken,2 etcétera. Había cobrado relevancia un gran número de sectas cuasireligiosas, irracionales, incluidos los Hare Krishna, los moonies y los cienciólogos. Todo esto evidenciaba el surgimiento de una oposición contracultural a la ciencia, a la que, a mi juicio, había de darse una respuesta, ya que la opinión pública tenía el derecho de acceder a la crítica científica 1 La novela El exorcista, de William Peter Blatty, y la película del mismo título potenciaron esta creencia. 2 El autor se refiere a la teoría de los astronautas en la antigüedad, que Erich von Däniken popularizó en Recuerdos del futuro, libro que se publicó en inglés bajo el título de Chariots of the gods. (N. del T.) el escéptico (Junio 1998) 51 a las afirmaciones pseudocientíficas y similares. Formulé la siguiente pregunta: ¿deberíamos suponer que la revolución científica, que comenzó en el siglo XVI, sigue adelante o va a ser arrollada por las fuerzas de la sinrazón? Y contesté: no tendríamos que dar por sentado que se podrá vencer el pensamiento irracional sencillamente porque la nuestra es una sociedad científico-tecnológica avanzada. Las pruebas nos llevan a pensar que esto está bastante lejos de ser así. Es más, siempre existe el peligro de que las fuerzas de la sinrazón sepulten a la misma ciencia [Kurtz; 1976]. Desde entonces, ha surgido el postmodernismo, negando la misma posibilidad de la objetividad científica y considerando a la ciencia como un mito narrativo más. Y, para sorpresa de todos, ha habido un extendido ataque contra la Ilustración y los ideales de la revolución científica. Estas protestas anticientíficas vienen ac- El desafío para la ciencia no procede sólo de los propagandistas de lo paranormal, sino también de los seguidores de muchas religiones tualmente acompañadas de un resurgir de las religiones fundamentalistas. Así que el desafío para la ciencia no procede sólo de los propagandistas de lo paranormal, sino también de los seguidores de muchas religiones. Debería señalar que, aunque personalmente creo que los escépticos tienen que ocuparse de las afirmaciones religiosas al igual que de las paranormales, recomendé que el CSICOP se concentrara en las afirmaciones paranormales y pseudocientíficas. Las sociedades británicas y norteamericanas para la investigación psíquica, fundadas en 1882 y 1885, respectivamente, estaban compuestas básicamente por aquéllos que se declaraban a favor de el punto de vista psíquico, como fue el caso del Laboratorio de J.B. Rhine fundado en la Universidad de Duke en 1927. Así que el CSICOP se concentraría en la investigación de lo paranormal, si bien esperando hacerlo desde un marco imparcial y neutral, y analizaría afirmaciones religiosas sólo en la medida en la que fueran comprobables. (En 1980, fundé Free Inquiry explícitamente para ocuparse de las afirmaciones religiosas, ya que el nuevo escepticismo tiene que aplicarse sin excepciones. Hoy en día, es la más importante revista atea y de humanismo secular de Estados Unidos.) Como es bien sabido, la primera reunión del CSICOP tuvo un gran impacto. Recibió una extensa cobertura periodística desde The Washington Post y The New York Times hasta Le Monde y Pravda, y prácticamente todas las revistas científicas importantes acogieron favorablemente la formación del CSICOP. Habíamos materializado una clara necesidad que tanto la comunidad científica como gran parte de la opinión pública pensaban que se tenía que satisfacer: dar una respuesta al auge de las afirmaciones paranor-males. En un año, lanzamos nuestra revista, en un principio llamada The Zetetic -bajo la dirección de Marcello Truzzi-, y después, The Skeptical Inquirer - bajo la dirección de Kendrick Frazier, quien había sido director de Science News-. Para nuestra satisfacción, se empezaron a formar grupos escépticos por todo el mundo, desde Alemania e Inglaterra hasta China, Rusia, España y México, y hoy en día existen más de 75 de esos grupos. Además, se publican periódicamente unas 50 revistas y boletines, y hemos colaborado estrechamente con grupos nacionales para ayudarles a que puedan poner en marcha sus organizaciones y revistas. Todos estos acontecimientos han contribuido a la formación por todo el mundo de un movimiento del nuevo escepticismo. Actualmente, existe una efervescente y creciente red internacional de organizaciones afiliadas al CSICOP y a The Skeptical Inquirer. Todos estamos comprometidos con el programa científico, siendo escépticos de las afirmaciones de lo paranormal y de las ciencias ocultas, a menos que hayan sido corroboradas y duplicadas por investigadores independientes. Alguien pudiera preguntar: después de más de dos décadas de investigación, ¿qué se puede aprender del fenómeno en su totalidad? En el resto de este artículo, resumiré muchos de los descubrimientos y conclusiones a que el movimiento escéptico ha llegado sobre las afirmaciones y creencias en lo paranormal. II El mismo término paranormal es, en primer lugar, muy discutible. Solamente decidimos emplearlo porque sus defensores -J.B. Rhine, entre otros- lo habían usado. Dudamos de que sea posible encontrar una esfera de lo paranormal separada o independiente de el universo natural. Buscamos explicaciones normales y naturales para los fenómenos. La mejor manera de definir el término paranormal es como anomalías extrañas inesperadas -tal como Charles Fort las describió- que a veces nos encontramos, y que estamos dispuestos a analizar con una mente abierta, no rechazándolas a priori, antes de investigarlas. En una conferencia en la Universidad de Colorado en 1986, Murray Gell-Mann, ganador del premio Nobel y miembro del CSICOP, indicó que, en un sentido, negamos lo paranormal en su totalidad puesto que, una vez que hemos visto que el fenómeno se puede explicar por medio de cau- 52 (Junio 1998) el escéptico sas prosaicas, entonces estas explicaciones se incorporan a la visión del mundo científico natural y no se separan de él. Vuelvo a repetir, tenemos una mente abierta y, siempre que las afirmaciones que hagan los defensores sean serias, estamos dispuestos a analizar las anomalías sin ningún prejuicio. Informes anecdóticos. Lo que hemos hallado es que muchos informes de sucesos anómalos se basan en relatos anecdóticos. Aunque estos informes no se pueden desechar de plano o sin explicación, particularmente si se han propuesto de modo serio, los escépticos mantienen que las investigaciones vayan más allá de las meras anécdotas, a un análisis más sistemático del fenómeno. Muchas historias anecdóticas se basan en experiencias personales de carácter subjetivo e introspectivo, o en recuerdos de sucesos pasados que pueden ser poco fiables, o en habladurías de segunda o tercera mano. Si es posible, es importante que se criben con cuidado todos estos informes antes de que se acepten. Las anécdotas pueden tener una pizca de verdad y ofrecer datos nuevos e importantes, de lo contrario pasados por alto. Por otra parte, pueden estar en juego errores de percepción o fallos de memoria; puede tratarse de historias que se hayan embellecido mucho más que lo que eran originalmente; o de sucesos exagerados desmesuradamente en comparación con lo que realmente ocurrió, o del engaño de los sentidos influidos por la sugestión. Muchas de estas supuestas anécdotas, si son de segunda mano, toman el carácter de chismorreos, cuentos populares o leyendas urbanas. Puede ser que contengan briznas de nueva información o que se haya exagerado su importancia a posteriori. Entre la gente que cree en las ciencias ocultas, existe una propensión a ver matices misteriosos en situaciones normales o a exagerar la importancia de sucesos aleatorios. Esto se ve, por ejemplo, en los informes sobre apariciones de fantasmas, premoniciones de muertes, apariciones de seres extraterrestres, o la exactitud de los vaticinios de los adivinos. Los escépticos preguntan: ¿ocurrió el suceso tal como lo cuenta la persona?, ¿es la interpretación que se hace del suceso la más probable? A menos que un relato anecdótico se pueda corroborar independientemente, los investigadores insisten en que se sea cauteloso con respecto a su autenticidad. Esto no sólo se aplica a la veracidad del supuesto suceso, sino también a la explicación esotérica que se quiere imponer por el desconocimiento de las auténticas razones. Los escépticos dicen que los hechos pueden o no ser ciertos y que, si de veras han ocurrido, pueden existir explicaciones alternativas. ¿Nos enfrentamos a un suceso verdadero o a una percepción errónea, ex- Archivo ARP El carácter fraudulento de las demostraciones psíquicas del israelí Uri Geller fue denunciado públicamente por el CSICOP y el ilusionista James Randi en los años 70. periencia alucinatoria, fantasía y/o una mala interpretación de lo que realmente sucedió? Testimonios de testigos oculares. Recurrir al testimonio de testigos oculares es la base de nuestro conocimiento sobre el mundo y nosotros mismos. Los datos se extraen de una experiencia directa de primera mano. Sin embargo, es importante que tal testimonio no se acepte de buenas a primeras sin un examen cuidadoso. Especialmente en el caso de un testimonio sobre sucesos anómalos, imprevistos o extraños. Si una persona asegura que en la calle está lloviendo mucho y respalda esa afirmación mostrando que está empapada, y si dicho informe no discrepa con lo que todos nosotros sabemos sobre el mundo, no se necesita exigir pruebas más contundentes (aunque podían haberle mojado con una manguera o haberle echado un cubo de agua encima). Es factible corroborar tales el escéptico (Junio 1998) 53 Archivo ARP El divulgador pseudocientífico Brad Steiger (a la izquierda) con Marshall Applewhite y Bonnie Nuttles, líderes de la secta ufológica Puerta del Cielo que llevaron a otras 37 personas a quitarse la vida en California en marzo de 1997. declaraciones mirando por la ventana y/o por informes de otros transeúntes; y/o consultando el barómetro. Si, por el contrario, una persona informa que están lloviendo hadas de color rosa, los investigadores escépticos pedirán que observadores independientes e imparciales corroboren dicha historia increíble. La psicóloga Elizabeth Loftus, de la Universidad de Washington -miembro del CSICOP y uno de los ponentes de apertura en su congreso de 1992-, ha realizado numerosos experimentos a fin de demostrar que, con frecuencia, la naturaleza de los sentidos es falible y engañosa. Descubrió que muchos que han presenciado un robo o un accidente dan informes discrepantes, particularmente si el suceso conlleva una carga emocional. Esta propensión a percibir erróneamente la realidad puede agravarse cuando alguien declara haber visto a una estatua de la Virgen María llorar o una sino que se debe evaluar la interpretación que se le da. Así, los investigadores escépticos piden que, siempre que sea posible, haya dos o más testigos de un suceso, que éstos sean meticulosos observadores y que lo que hayan dicho se pueda corroborar independientemente. Los informes sobre apariciones de ovnis son habituales por todo el mundo y, con frecuencia, llegan en oleadas, dependiendo muchas veces de cómo los exploten los medios de comunicación sensacionalistas. El investigador pregunta: ¿qué vieron realmente estas personas?, ¿se pueden verificar estas interpretaciones? Los investigadores escépticos han intentado facilitar explicaciones normales para los objetos volantes no identificados, que muchas veces se identifican como planetas, meteoritos, globos meteorológicos, cohetes terrestres, aviones u otros fenómenos. Afirmaciones extraordinarias requieren pruebas extraordinarias. Se ha aducido este principio para los informes anómalos. Si se diera el caso de que un suceso paranormal, si se confirmara, pudiera echar por tierra las conocidas leyes de la ciencia, entonces se necesitaría tener pruebas abundantes para aceptarlo. Las pruebas no tendrían que ser escasas o irregulares, sino tan fuertes que su negación requiriera de más credulidad que su aceptación. Los investigadores escépticos coinciden en que no debemos negar las pruebas antes de investigarlas; por otra parte, si una afirmación contradice principios bien estableci- Científicos expertos en sus propias disciplinas no son necesariamente los observadores más cuidadosos en otros campos sanación milagrosa realizada por un curandero. No solamente se debe analizar cuidadosamente el informe de un observador, 54 (Junio 1998) el escéptico dos de la ciencia, entonces tendrá que estar respaldada por pruebas que sean abundantes y no endebles. Un buen ejemplo de esto lo proporciona la psicoquinesis, según la cual la mente puede mover materia sin la intervención de un objeto físico o fuerza material, o la precognición, la presunta capacidad de conocer sucesos futuros antes que ocurran. Para aceptar estas afirmaciones extraordinarias, exigimos pruebas extraordinarias. Helmut Schmidt ha asegurado tener pruebas experimentales de que las personas en el presente pueden influir de forma retrospectiva en sucesos ocurridos en un generador aleatorio. Esta insólita anomalía violaría aparentemente las leyes de la física y/o exigiría que se modificara la física para justificarla. Por eso, antes de aceptarla, precisamos de varios intentos de réplica independientes. El argumento del peso de la prueba . Algunos parapsicólogos, como John Beloff, han alegado que la evidencia más firme de los sucesos paranormales se encuentra en los casos históricos de famosos médiums y psíquicos. Eusapia Palladino fue sometida a pruebas por numerosos equipos científicos.3 Muchos descubrieron que, en algunos casos, había hecho trampas; otros no pudieron hallar prueba alguna de que había hecho trampas: por consiguiente, atribuyeron los hechos a causas paranormales [Fielding y Carrington, 1909]. Igualmente, se dice que D.D. Home, un bien conocido médium, flotó supuestamente a más de 22 metros sobre una calle de Londres y realizó otras extrañas proezas, las cuales no pudieron explicarse desde un punto de vista normal. Beloff sostiene que, a menos que los investigadores escépticos puedan explicar en todos los casos cómo realizaron tales proezas estos médiums, deberían aceptarse cómo ciertas. El investigador escéptico responde que el peso de la prueba recae sobre el que defiende el hecho paranormal. Es él el que tiene que ser capaz de explicar tales casos con suficientes pruebas; si no lo hace, uno debe abstenerse de opinar y permanecer escéptico. Esto es lo que ocurre con respecto a casos paranormales ocurridos en el pasado en los que es difícil reconstruir la situación bajo la cual sucedieron los hechos. Esta es la razón en la que se basan los escépticos para exigir réplicas hechas hoy en día antes de aceptar dicho 3 La italiana Eusapia Palladino (1854-1918) es una de las más conocidas dotadas de la historia. Su principal habilidad consistía en mover objetos con el poder de la mente y, aunque se ganó el respeto de los investigadores parapsicológicos de su época, con los ilusionistas le ocurrió lo mismo que a Uri Geller: la desenmascararon. Hoy en día, los parapsicólogos siguen considerándola una médium auténtica, aunque reconocen que llegó a utilizar en ocasiones todo tipo de trucos para intentar demostrar sus presuntos poderes. (N. del T.) fenómeno. El argumento del peso de la prueba se ha usado en la religión. ¿Tiene derecho un creyente a creer lo que quiera sobre Dios, a menos que el escéptico pueda refutar su existencia o demostrar que las cualidades atribuidas a Él no existen? El escéptico critica la lógica de ese razonamiento de la siguiente manera: si alguien afirma que las sirenas existen, el peso de la prueba recae sobre él; no es el escéptico el que debe rebatir el hecho. Fraude. El recurso al fraude es bien conocido en los asuntos humanos, incluidos ejemplos de la ciencia ortodoxa (por ejemplo, el engaño del Hombre de Piltdown). Y está particularmente extendido en el campo de lo paranormal. Se ha sorprendido a muchos médiums y psíquicos haciendo trampas. Aunque parte del engaño pudiera ser inconsciente, se han descubierto una gran cantidad de artimañas deliberadas. Así que es importante, dice el investigador escéptico, que se tomen todas las precauciones posibles para prevenir el engaño. Cuando se diseña un experimento, se han de habilitar los controles suficientes para que el sujeto bajo estudio, no pueda amañar los datos, sea sin querer o intencionadamente. C.E. Hansel ha señalado que muchos de los primeros experimentos de J.B. Rhine eran de dudosa autenticidad, ya que las condiciones de las pruebas no eran seguras. En el famoso experimento telepático de Pearce y Pratt, este último podía haber echado fácilmente una mirada rápida Si una afirmación contradice principios bien establecidos de la ciencia, entonces tendrá que estar respaldada por pruebas que sean abundantes y no endebles a las cartas Zener bien saliendo a hurtadillas de la biblioteca y dirigiéndose al despacho del emisor, bien recurriendo a un cómplice. Muchos han sido los científicos engañados, en especial, por niños. Por ejemplo, el físico John Taylor, cuando observaba a los niños a través de un espejo cuyo cristal funcionaba como espejo por un lado y como ventana por el otro, vio que podían doblar fácilmente cucharas o tenedores con las manos. Susie Cotrell fue sorprendida usando un truco de cartas -el forzado de Shulein- para engañar a los observadores. En un hábil test sobre sus poderes, llevado a cabo por miembros del CSICOP, se vio con una cámara oculta como hacía un juego de manos cuando barajaba las cartas y cómo las echaba un vistazo cuando creía que nadie la estaba observando. También es importante que no se dé el fraude experimen- el escéptico (Junio 1998) 55 tal. Un ejemplo notable del laboratorio de parapsicología de J.B. Rhine pone de manifiesto el problema. Se ha asegurado que Walter Levy había alterado los resultados de las pruebas sobre la precognición realizadas con chicas corrigiendo los datos. En el campo de los ovnis, ha habido muestras descaradas de engaño; por ejemplo: Billy Meier en Suiza y Ed Walters en Gulf Breeze, Florida.4 Se ha puesto al descubierto el engaño de los círculos en los campos de cereales como prueba de visitas extraterrestres en Gran Bretaña. Lo mismo se puede decir de los desenmascaramientos de cirujanos psíquicos filipinos y sanadores por fe evangélicos realizados por James Randi y el Comité para el Examen Científico de la Religión. Un punto clave que ha quedado demostrado es que científicos expertos en sus propias disciplinas no son necesariamente los problema en prácticamente todos los campos de la ciencia. Con frecuencia, quienes proponen una teoría no son los mejores o más competentes a la hora de evaluar las pruebas que la respaldan. La predisposición por parte del investigador puede ser consciente o inconsciente. Puede aparecer porque haya una disminución involuntaria de las capacidades sensoriales o de las técnicas de corrección. Un buen ejemplo lo ofrece el caso de Michel Gauquelin, a quien muchos aclamaron como el fundador de la nueva ciencia de la astrobiología. Gauquelin declaró haber hallado una correlación entre las configuraciones planetarias y los logros profesionales. Según él, la presencia de Marte en unos sectores clave (1 y 4) se correlacionaba con ser un famoso campeón deportivo. Hay bastantes pruebas de que Gauquelin eligió la muestra de sujetos sabiendo de antemano Archivo ARP El contactado estadounidense Ed Walters afirma haber entrado en contacto con extraterrestres (dibujo superior) en la costa de Florida. observadores más cuidadosos en otros campos y que, con frecuencia, pueden ser engañados por hábiles ilusionistas que se hagan pasar por psíquicos. Predisposición del investigador. La predisposición involuntaria por parte del que realiza un experimento representa un 4 Billy Meier y Ed Walters, suizo y estadounidense, respectivamente, son los autores de algunas de las más famosas fotografías fraudulentas de ovnis de los últimos años. Meier afirma estar en contacto desde mediados de los años 70 con seres procedentes de las Pléyades, que llegaron a la Tierra hace unos mil años; Walters mantiene haber observado, desde noviembre de 1987, diversos platillos volantes en Gulf Breeze, Florida, y dice haber sido abducido. si habían nacido con Marte en dichos sectores clave. Por lo tanto, fue mucho más una predisposición por parte de Gauquelin que una prueba del llamado efecto Marte. Investigaciones hechas por científicos independientes no pudieron reproducir dichos trabajos. La célebre parapsicóloga Gertrude Schmeidler ha dicho que existe una diferencia entre las ovejas (los creyentes) y las cabras (los escépticos); y que los primeros tienen más probabilidades de creer que los segundos. Que las ovejas puedan mostrar sistemáticamente la existencia de la PES es discutible. Sin embargo, se puede dar el caso de que investigadores que son ovejas puedan estar más dispuestos a aceptar como cierto cualquier matiz que ofrezcan 56 (Junio 1998) el escéptico los datos. Mientras que, por otro lado, puede suceder lo contrario, que los investigadores que son cabras desechen la evidencia debido a su anti-predisposición. En un debate con Charles Honorton, Ray Hyman señaló la necesidad de reforzar el diseño experimental de los tests de Ganzfeld con una aleatorización correcta de las pruebas y con técnicas de corrección cuidadosas. Otros han hecho notar las discutibles técnicas de corrección de los tests de visión remota de Targ y Puthoff en el Instituto de Investigación de Stanford. Petición de una réplica. El razonamiento clave de los investigadores escépticos, no sólo en el campo de lo paranormal, sino también en el de las ciencias ortodoxas, es la necesidad de experimentos duplicables. Los escépticos no están convencidos de que exista la PES o la psicoquinesis. Dicen que tienen derecho a ser cautos hasta que los investigadores de la Física puedan precisar las condiciones de laboratorio bajo las que, experimentadores independientes, puedan observar un fenómeno. La gran controversia en la parapsicología se encuentra precisamente en este punto: ¿existe un experimento replicable standard que pueda demostrar la existencia de lo psi al investigador neutral? A menos que se satisfaga esa condición, los escépticos continuarán teniendo reservas sobre la realidad del fenómeno. Pensamiento mágico. Muchos investigadores escépticos se han sentido intrigados por la proclividad que muestra la mayoría de los seres humanos a recurrir al pensamiento mágico, es decir, a aceptar sin suficientes evidencias explicaciones contracausales. Esto incluye la capacidad de adoptar interpretaciones paranormales y/ o querer ver en la naturaleza fuerzas mágicas. Existe una tendencia a atribuir poderes milagrosos a ciertos individuos. Históricamente, se aplica a los profetas que afirmaron haber recibido revelaciones desde las alturas y haber sido dotados de facultades sobrenaturales. También es propio de los gurus, chamanes, hechiceros, psíquicos y sanadores por fe, todos los cuales se cree que poseen poderes mágicos. La persona que recurre al pensamiento mágico tiene mayores probabilidades de aceptar las explicaciones esotéricas y/o parapsicológicas sin aplicar un escepticismo crítico. Al hacedor de milagros se le toma por una autoridad y se fuerzan los hechos para dar validez a las afirmaciones de curación. Interpretaciones psicológicas de lo paranormal. Muchos investigadores escépticos sostienen que la clave para el entendimiento del fenómeno paranormal reside en la psicología humana. Lo que significa que la capacidad de la gente para aceptar sin la suficiente evidencia fenómenos paranormales como ciertos hunde sus raíces en la naturaleza humana. Esto tiene muchas derivaciones: ser susceptible a la sugestión, propenso a la fantasía, dado al pensamiento mágico; y la tendencia general a permitir que las propensiones, deseos e ilusiones personales, coloreen los datos. Ray Hyman ha demostrado el poder de la lectura en frío a la quiromancia. Y ésta puede extenderse a otros campos de lo paranormal. La popularidad de los horóscopos astrológicos suministra un amplio apoyo para una interpretación psicológica. Hay poca o ninguna evidencia que respalde la astrología, que se basa en la antigua cosmología de Ptolomeo y que hoy en día la astronomía ya ha dejado obsoleta. Además, la astrología ha fracasado en prácticamente todas las pruebas que se han realizado para demostrarla [Culver y Ianna, 1988]. Todos los intentos de encontrar una correlación estadística entre el momento y lugar de nacimiento y la posición de los cuerpos celestes han dado resultados negativos. Sin embargo, la gente afirma que los signos solares astrológicos y los horóscopos son verdaderos. Para el escéptico, la explicación más probable es que esa verdad es producto del color del cristal con que se mira. El quiromántico, astrólogo o psíquico es con frecuencia tan poco específico en su interpretación que sus conclusiones o pronósticos pueden ser forzados por el sujeto hasta darles validez. Así que, según mi opinión, la clave de lo paranormal es que todo es según el color del cristal con que se mira. Esto es lo que he denominado el síndrome del calcetín elástico, ya que a éste se le puede estirar para que encaje en cualquier pie. La tentación trascendental. ¿Por qué es esto así? He postulado la existencia de una tentación trascendental en la cultura y naturaleza humanas como posible explicación para la propensión a aceptar un universo paranormal o esotérico [Kurtz, 1986]. Quizá tenga sus raíces en la larga historia de la evolución de las especies e incluso podría tener una base genética. Algunos, como E.O. Wilson, han declarado que la religiosidad tiene raíces sociobiológicas; aunque muchos escépticos han criticado esta teoría por no estar suficientemente comprobada. John Schumaker, un psicólogo australiano, cree que algunas ilusiones son necesarias para estar cuerdos y que la deformación de la realidad es un ingrediente esencial para la salud mental [Schumaker, 1995]. Dice que enfrentarse a la muerte o a la nada existencial es difícil para la mayoría de la gente y que, por lo tanto, logra consuelo buscando significados ocultos en la naturaleza, incluyendo la creencia en la otra vida o la facultad de comunicarse con los muertos. Esta misma explicación se puede aplicar a muchos otros campos de lo paranormal. Así, la credulidad se alimenta por un ansia de trascendencia. Hipnosis. La fiabilidad de la hipnosis como fuente de conocimiento ha suscitado bastante controversia por parte de los escépticos. ¿Es la hipnosis un estado de tranel escéptico (Junio 1998) 57 ce especial provocado en alguien o es sólo una vivencia de las sugestiones causadas por el hipnotizador? Resulta evidente que la hipnosis es una técnica útil en muchos campos. Sin embargo, contiene sus trampas en lo que respecta a un amplio abanico de fenómenos paranormales supuestamente verificados a través de la regresión hipnótica. Tal es el caso de las regresiones de vidas pasadas que algunos investigadores han usado como prueba de la reencarnación. Bud Hopkins, David Jacobs y John Mack han presentado las regresiones hipnóticas como pruebas de abducciones por seres extraterrestres, los cuales, se dice, realizan experimentos genético-sexuales [Klass, 1989]. Los escépticos han aducido que la explicación más probable para relatos tan extraños estriba en que la prueba está contaminada por el hipnoterapeuta, quien, usando la sugestión, tiende a implantar las ideas en la persona y/o ayudar a que la mente genere fantasías. Los escépticos sostienen que, puesto que todavía existen otras explicaciones alternativas, no necesitamos hablar de vidas pasadas o abducciones de seres extraterrestres. Es probable, por ejemplo, que algunos individuos normales, pero por otra parte fantasiosos, puedan imaginar y urdir historias. Con frecuencia, interviene la criptomnesia e ideas o experiencias que han estado profundamente grabadas en el inconsciente se adornan y se toman como reales. El escéptico tiene grandes reservas sobre tales usos de la hipnosis. Pseudociencia contra protociencia. Es importante distinguir entre pseudociencia El punto clave del escepticismo no es la duda, sino la `investigación'; el escepticismo es sólo un elemento dentro del proceso de la investigación y ciencia auténtica. Desafortunadamente, no siempre es posible encontrar una línea de demarcación clara y, algunas veces, lo que se denomina pseudociencia pudiera ser en realidad una nueva protociencia. Marcello Truzzi ha hecho notar que existe el riesgo de que los investigadores escépticos rechacen ideas nuevas -protociencias- porque éstas no encajen en el esquema o modelo actual. Existen ciertos criterios para distinguir una pseudociencia: por ejemplo, ¿están sus conceptos claramente definidos sin contradecirse?, ¿son falsables sus muchas teorías?, ¿hay estudios que nos permitan determinar si las hipótesis y teorías están justificadas? La frenología y los biorritmología fueron dos supuestas ciencias que, tras estudios exhaustivos, se descubrió que merecían ser catalogadas como 58 (Junio 1998) el escéptico pseudociencias. Uno ha de tener mucho cuidado ya que, con frecuencia, muchos campos nuevos de investigación han tenido que librar una dura batalla contra el establishment científico. Lo mismo puede decirse de muchas de las disciplinas ya reconocidas. Los críticos señalan que la psicología, sociología, antropología y las ciencias políticas están llenas de diseños experimentales inadecuados y de estudios discutibles. Lo mejor de la prudencia es que los escépticos no sólo sean escépticos con las pseudociencias, sino también con la ciencia ortodoxa; y que si no salen airosos de una crítica hecha por la comunidad investigadora, estén dispuestos a revisar incluso los principios más reverenciados. El punto clave del escepticismo no es la duda, sino la investigación; el escepticismo es sólo un elemento dentro del proceso de la investigación. La cuestión clave no es la creencia o la incredulidad, sino los hechos, las teorías y los métodos de comprobación. Ridiculización. Muchos de aquéllos a quienes los escépticos han criticado se sienten molestos por lo que ellos consideran ridiculizaciones injustas. Martin Gardner ha hecho notar que una carcajada vale más que mil silogismos, y que los escépticos pueden con justicia ridiculizar o satirizar sobre hechos paranormales descabellados. En la esfera pública, particularmente en los medios de comunicación, las afirmaciones de lo paranormal se exageran desmesuradamente en relación a la prueba existente. El suceso se presenta de modo sensacionalista y se hace creer a la gente que ha sido verificado o documentado por científicos, cuando éste pudiera no ser el caso. En tales situaciones, una aproximación objetiva, desapasionada, puede no atraer la atención del público y puede ser oportuno por parte de los escépticos desinflar la afirmación estrafalaria mediante la demolición humorística. En ese momento, los escépticos se habrán adentrado en el terreno de la retórica y la persuasión. Está claro que la mofa no es un sustituto de la investigación auténtica y que sólo se debe recurrir a ella tras un proceso de investigación exhaustivo. La responsabilidad de los investigadores escépticos pasa por establecer criterios objetivos para una investigación seria. Cómo convencer a la gente de que las pruebas de algún hecho son insuficientes y/o que no deberían ser tan rápidos en llegar a conclusiones es un asunto importante para aquéllos que se han declarado firmemente a favor del avance de la ciencia. Todos los escépticos reconocen que su primera obligación es investigar y que todo desenmascaramiento debe ser consecuencia de sus pesquisas. Explicaciones causales alternativas. El objetivo final de toda investigación científica no es solamente describir lo que ha estado o está sucediendo -conocimiento descriptivo-, sino dar una interpretación al fe- nómeno mediante explicaciones causales. Aquí es donde se tienen que centrar la capacidad y la genialidad creativa de los investigadores. Con frecuencia, sucede que una anomalía se puede explicar mejor en términos prosaicos. Que un suceso parezca inexplicable, puede deberse a coincidencias; una cura milagrosa puede tener su razón de ser en el poder de la sugestión o el efecto placebo; una correlación estadística puede ser solamente un artificio de los datos, etcétera. El programa de la ciencia únicamente puede desarrollarse cuando se es consciente de los hechos malditos . No hay necesidad de negar que las anomalías existen; el desafío está en profundizar más en busca de correlaciones causales a fin de explicar por qué ocurren. A este respecto, existe un constante éxito científico, ya que lo que una vez pareció misterioso o inexplicable se podría explicar haciendo referencia a principios generales o a circunstancias históricas únicas. Así, la investigación escéptica está relacionada con el fin último de toda investigación científica: describir y justificar adecuadamente los hechos a partir de los datos y explicar, donde sea posible, cómo y por qué han ocurrido. El síndrome del pato de goma insumergible. Después de más de dos décadas de estudio por parte de investigadores escépticos, no deja de asombrarnos el hecho de que, por más que critiquemos las afirmaciones de creencias paranormales, éstas todavía persistan. De hecho, aunque hayan sido analizadas a conciencia y hayan sido refutadas en un momento determinado, parece que vuelven a surgir con el paso del tiempo y la gente continua creyendo en ellas a pesar de la evidencia contraria. A esto lo he denominado el síndrome del pato de goma insumergible. Sin duda, muchos conocerán las barracas de tiro al blanco, donde se anima a la gente a derribar patos metálicos móviles y en las que, aunque se derriben los patos, éstos se vuelven a poner rectos otra vez. Dada la tendencia al pensamiento mágico, la tentación trascendental y la credulidad, los escépticos tienen una labor hecha a su medida. Una vez que hemos investigado y echado abajo una afirmación descabellada, no podemos escabullirnos sigilosamente. La sociedad siempre tendrá necesidad de la investigación escéptica. No sólo precisan respuestas los viejos mitos que reaparecen para seducir a las nuevas generaciones, sino que, con frecuencia surgen y se ponen de moda más afirmaciones extravagantes. Por eso, me permito decir que hay una constante necesidad de investi- Mientras persista la credulidad, habrá necesidad de que los escépticos planteen preguntas inquietantes gación escéptica; y que los escépticos siempre habrán de actuar como las avispas de la sociedad. Permaneciendo entre los bastidores del teatro de la vida, incapaces de aceptar las estupideces reinantes en el escenario, el papel del escéptico es mantener vivo el espíritu de la investigación libre y plantear preguntas sagaces: incluso si los criticados se sienten muy ofendidos; y/o a pesar de la calumnia de que pueden ser objeto los escépticos por sus críticas. El movimiento del nuevo escepticismo tiene que una tarea positiva y constructiva en la sociedad; mientras persista la credulidad humana, habrá necesidad de que los escépticos planteen preguntas inquietantes. Debemos continuar suministrando explicaciones serias para las afirmaciones esotéricas y paranormales; y, cualesquiera sean nuestras conclusiones, divulgarlas y hacer que el gran público las conozca. No tenemos que desesperarnos ante la oleada de creencias irracionales a la que a veces nos enfrentamos. Estamos dedicados a la búsqueda del conocimiento y la verdad. A fin de cuentas, nuestra principal objetivo es la investigación , no el escepticismo. Y, en este sentido, el movimiento escéptico siempre jugará un papel fundamental en la cultura humana. Referencias Culver, Roger B. ; y Ianna, Philip A. [1988]: Astrology: true or false? Prometheus Books. Amherst (New York). Fielding, E.; Baggally, W.W.; y Carrington, H. [1909]: Report on a series of sittings with Eusapia Palladino. Proceedings of the SPR, 306-569. Klass, Philip J. [1989]: UFO abductions: a dangerous game. Prometheus Books. Amherst (Nueva York). Kurtz, Paul [1976]:The scientific attitude vs. pseudoscience and antiscience. The Humanist (Buffalo), Vol. 36, nº 4 (Julio-Agosto), 131. Kurtz, Paul [1986]: The transcendental temptation. Prometheus Books. Amherst (New York). Kurtz, Paul [1992]: The new skepticism: inquiry and reliable knowledge. Prometheus Books. Amherst (New York). Schumaker, J. [1995]: The corruption of reality. Prometheus Books. Amherst (Nueva York). Paul Kurtz es profesor emérito de Filosofía de la Universidad de Nueva York en Buffalo, y presidente y fundador del Comité para la Investigación Científica de los Supuestos Hechos Paranormales (CSICOP). Versión española de Iñaki Camiruaga. el escéptico (Junio 1998) 59