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Fantasías animadas de ayer y hoy LUIS ALFONSO GÁMEZ E stá claro que son fantasías. Así respondieron en junio de 1997 desde la Brigada de Información de la Policía Nacional a un reportero de La Voz de Galicia cuando preguntó por unos supuestos asesinatos relacionados con grupos satánicos de los que había hablado Benito Manuel Carballal en un medio de comunicación. Y, para mayor desgracia del divulgador pseudocientífico, apostillaron que no es cierto que sea colaborador de la Policía. Era el segundo mazazo en poco tiempo a la imagen del investigador: el primero había sido físico, lo había recibido en marzo en el Mississippi de Pepe Navarro cuando, tras un rifirrafe con el padre Apeles, éste le asestó un golpe. Aunque gusta disfrazarse de escéptico, Carballal ha dado numerosas muestras de su credulidad y realmente se está especializando en propalar falsos rumores. En un reportaje plagado de errores publicado en Más Allá en junio de 1996, comparó a ARP con Jarrai y grupos neonazis simplemente por haber surgido en el País Vasco, y acabó haciéndose eco de una sorprendente revelación de Juan José Benítez, según la cual seis personas vinculadas a ARP han recibido o reciben fondos reservados por colaborar con el Cesid. Un viaje por el País de las Maravillas, ilustrado con fotos de libros ardiendo y ejemplares de La Alternativa Racional en el inodoro que revelan el auténtico talante de nuestro protagonista. Pero si el artículo de Javier López Molero y el aparecido en La Voz de Galicia constatan que, de asesor policial, nada de nada, tampoco le han ido muy bien las cosas a Carballal como fabricante de conspiraciones. Así, el investigador tinerfeño Ricardo Campo descubrió el año pasado que el ufólogo gallego había puesto en boca de un militar español unas declaraciones más que críticas sobre el proceso de desclasificación de documentación ovni que el interesado niega categóricamente haber hecho. Es decir, que también son fantasías. Algunos hemos tenido, en los últimos meses, la oportunidad de dialogar con Carballal a través de Internet. Incapaz de dar una prueba de que sus acusaciones contra ARP sean algo más que una invención o de que las declaraciones del militar citado se correspondan con lo publicado por él, su respuesta ha sido siempre la misma en ambos casos: eludir la cuestión y acompañar el regate de una ristra de insultos. Así es nuestro hombre. rior a la de todos los demás. En cualquier caso, su disposición a colaborar y facilitar información a la Policía es valorada por ésta como un gesto que le honra. En realidad, todo aquél que actúa de esta forma pasa a ser tratado, por parte de la Policía, con suma amabilidad y respeto, independientemente de su catadura moral. Pero a Carballal le han dado la mano y se ha llevado todo el brazo -y parte del hombro-, porque no hay forma de explicarse el autotítulo de asesor, porque en el argot policial no existe más que el vulgar informador o confidente, y si empleáramos el argot criminal, nuestro admirado autor sería denominado chiva, chivato, chota, confidente, mamona, soplón, etcétera. Parece ser que Manuel Carballal ha encontrado algunas amistades en el cuerpo policial, lo que le ha permitido llegar a escribir un artículo en la revista Policía, en el cual trata de las sectas, pero, ¡oh decepción!, sin mención alguna a fenómeno paranormal o expediente X policial. Resulta curioso que en esta misma revista, donde todos los autores de artículos firman con su nombre y cargo, Carballal sólo firme con su nombre. Se nota que le faltó morro suficiente para endilgar a los lectores -la mayoría, policías- la coletilla de asesor. Sin embargo, en otro artículo del ufólogo gallego que forma parte de una serie de fascículos editados por el Círculo de Amigos de Expediente X -la conocida serie de televisión- se confunde a los lectores con la afirmación de que Carballal es, ¡cómo no!, asesor de la Brigada de Información sobre Sectas y Fenómenos Paranormales de la Policía Nacional. Si bien es cierto que dentro de la Brigada de Información existe un grupo dedicado al estudio y seguimiento de los movimientos sectarios, no existe, ni ha existido jamás, un grupo o brigada con esa denominación -fenómenos paranormales- o con ese propósito, aunque sea bajo otro nombre. El mismo Carballal parece rectificar en la página siguiente al eliminar la referencia a fenómenos paranormales y sustituir a éstos por grupos radicales. Desde aquí, tan sólo me resta dar gracias a Carballal por su buena disposición hacia la Policía y desear que ésta continúe, pero, por favor, Manolo, ¡no seas tan fantasma! Referencias Carballal, Manuel [1997]: ¿Dónde está el Niño Pintor?. Enigmas (Madrid). Monográfico Nº 1. 118-120. López Molero, Javier [1996]: Policías y videntes. En Correo del Lector. La Alternativa Racional (Zaragoza), Nº 40, 43-44. Javier López Molero es funcionario del Cuerpo Nacional de Policía. 80 (Junio 1998) el escéptico